ENDEMONIADOS LIBERADOS
<b>Las
religiones practican exorcismos porque creen en la existencia de Satanás.
¿Liberan o esclavizan todavía más a los exorcizados?</b>
El
hecho de la adolescente de Burgos que ha sido exorcizada, rito al que por
cierto ha ido seguido de intervención judicial ha puesto en la palestra esta
actividad sacerdotal que normalmente no trasciende. El dominico <b>Juan
José Gallego</b>, doctor en Teología, desde el año 2007 tiene la
encomienda del arzobispo de Barcelona, <b>Lluís Martínez Sistach</b>,
de ser el exorcista oficial de la iglesia catalana. Este religioso recuerda que
el primero en practicar exorcismos fue Jesús. Los exorcismos que practican los
exorcistas oficiales de la Iglesia católica tienen unas peculiaridades que los distinguen
del modelo de Jesús.
<b>Félix
María Arocena</b>, profesor de Teología Litúrgica de la Universidad de
Navarra, dice: “El ritual, jamás ha admitido la violencia”. El caso de la
adolescente de Burgos que se ha hecho público gracias a la denuncia interpuesta
por la adolescente ya mayor de edad
juntamente con seis de sus tíos maternos, el 13 de agosto de 2012 ante el
Servicio de Atención a la Familia ha hecho que el Juzgado de Instrucción número
2 de Burgos abriese una investigación.
<b>Andrea
Noguera Calver</b> en su escrito <i>Exorcismos, nuestro pan de cada
día</i> (14/12/2014), dice: “La protagonista de esta historia empezó a
tener anorexia en el 2012, cuando aún no había cumplido los 18 años. La
enfermedad la llevó a sufrir una angustia – con intento de suicidio incluido –
que, de la mano de sus padres se incrementó más allá de sus aflicciones
habituales. La fuerte religiosidad que envolvía a esta familia la indujo a
creer fervientemente a creer en la posesión de su hija. La joven decía “que
tenía un demonio dentro que la castigaba”. Entonces decidieron someterla a unas
sesiones d’exorcismo.
En
mayo de 2012 la joven declaró ante la
policía que empezó con “unos problemas de anorexia acompañados de dificultades
nerviosas de ansiedad”, que dejó de comer “para hacer penitencia”, el mismo
motivo que la indujo a “cortarse las muñecas”. ¿Quién la indujo a hacerlo?
Confesó que fue su madre y el grupo religiosos la Milicia de Santa María. Según
detalles que han trascendido la celebración del rito no estuvo exento de malos
tratos físicos.
<b>Félix
María Arocena se refiere al caso
evangélico de posesión satánica que se conoce con el nombre del
<i>Endemoniado Gadareno</i>. El evangelio de Lucas hace esta
descripción: “Un hombre poseído por un espíritu impuro que vivía en los
sepulcros, ni con cadenas nadie podía sujetarle. Porque muchos lo había atado
con grillos y cadenas y había roto las cadenas y troceado los grillos, y nadie
le podía dominar.…” Este hombre tan violento que le decía a Jesús que no le
atormentase porque le decía: “Sal de este hombre espíritu impuro”. Los hombres
de aquella comarca avisados por los porqueros al llegar al escenario del hecho
encontraron al hombre violento “sentado a los pies de Jesús vestido y en sus
cabales” (Lucas 8:27-39). Sólo con la palabra de Jesús este hombre
terriblemente endemoniado fue liberado de la esclavitud satánica.
También
es muy aleccionador el caso de la mujer siro fenicia, una pagana que suplicaba
a Jesús que expulsase el diablo que perturbaba a su hija. El relato evangélico
pone de manifiesto la fe de la mujer y
es muy significativo que basándose exclusivamente en la fe de la madre, Jesús
le diga: “Por la palabra que has dicho, ve, el demonio ya ha salido de tu
hija”. Al llegar a casa “encontró que el demonio había salido, y a su hija
acostada en la cama” (Marcos 7:24-30).
Los
exorcismos practicados por Jesús y sus discípulos relatados en el Nuevo
Testamento no se parecen en nada a los que practican los exorcistas oficiales
de la Iglesia católica porque en aquellos la palabra de fe iba acompañada del
poder de Dios. Eran espontáneos. No iban acompañados de normas estrictas
conservadas en un manual de instrucciones. La liberación se producía escuchando
con fe la palabra de los apóstoles. No
necesitaban manuales esclavizadores, bastaba con predicar con fe el mensaje de
la cruz que habían recibido, el resto lo hacía Dios según su voluntad.
Una
recomendación que el apóstol Pable le hace a su discípulo Timoteo que por el
hecho de constar en el Nuevo Testamento, que es Palabra de Dios, se hace
extensiva a todas las generaciones: “Un siervo del Señor no debe ser
contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, que
corrija con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que
se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que
están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:24-26)
Octavi Pereña i Cortina