dilluns, 29 de desembre del 2014


ENDEMONIADOS LIBERADOS


<b>Las religiones practican exorcismos porque creen en la existencia de Satanás. ¿Liberan o esclavizan todavía más a los exorcizados?</b>

El hecho de la adolescente de Burgos que ha sido exorcizada, rito al que por cierto ha ido seguido de intervención judicial ha puesto en la palestra esta actividad sacerdotal que normalmente no trasciende. El dominico <b>Juan José Gallego</b>, doctor en Teología, desde el año 2007 tiene la encomienda del arzobispo de Barcelona, <b>Lluís Martínez Sistach</b>, de ser el exorcista oficial de la iglesia catalana. Este religioso recuerda que el primero en practicar exorcismos fue Jesús. Los exorcismos que practican los exorcistas oficiales de la Iglesia católica tienen unas peculiaridades que los distinguen del modelo de Jesús.

<b>Félix María Arocena</b>, profesor de Teología Litúrgica de la Universidad de Navarra, dice: “El ritual, jamás ha admitido la violencia”. El caso de la adolescente de Burgos que se ha hecho público gracias a la denuncia interpuesta por la adolescente  ya mayor de edad juntamente con seis de sus tíos maternos, el 13 de agosto de 2012 ante el Servicio de Atención a la Familia ha hecho que el Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos abriese una investigación.

<b>Andrea Noguera Calver</b> en su escrito <i>Exorcismos, nuestro pan de cada día</i> (14/12/2014), dice: “La protagonista de esta historia empezó a tener anorexia en el 2012, cuando aún no había cumplido los 18 años. La enfermedad la llevó a sufrir una angustia – con intento de suicidio incluido – que, de la mano de sus padres se incrementó más allá de sus aflicciones habituales. La fuerte religiosidad que envolvía a esta familia la indujo a creer fervientemente a creer en la posesión de su hija. La joven decía “que tenía un demonio dentro que la castigaba”. Entonces decidieron someterla a unas sesiones d’exorcismo.

En mayo de 2012 la joven declaró  ante la policía que empezó con “unos problemas de anorexia acompañados de dificultades nerviosas de ansiedad”, que dejó de comer “para hacer penitencia”, el mismo motivo que la indujo a “cortarse las muñecas”. ¿Quién la indujo a hacerlo? Confesó que fue su madre y el grupo religiosos la Milicia de Santa María. Según detalles que han trascendido la celebración del rito no estuvo exento de malos tratos físicos.

<b>Félix María Arocena  se refiere al caso evangélico de posesión satánica que se conoce con el nombre del <i>Endemoniado Gadareno</i>. El evangelio de Lucas hace esta descripción: “Un hombre poseído por un espíritu impuro que vivía en los sepulcros, ni con cadenas nadie podía sujetarle. Porque muchos lo había atado con grillos y cadenas y había roto las cadenas y troceado los grillos, y nadie le podía dominar.…” Este hombre tan violento que le decía a Jesús que no le atormentase porque le decía: “Sal de este hombre espíritu impuro”. Los hombres de aquella comarca avisados por los porqueros al llegar al escenario del hecho encontraron al hombre violento “sentado a los pies de Jesús vestido y en sus cabales” (Lucas 8:27-39). Sólo con la palabra de Jesús este hombre terriblemente endemoniado fue liberado de la esclavitud satánica.

También es muy aleccionador el caso de la mujer siro fenicia, una pagana que suplicaba a Jesús que expulsase el diablo que perturbaba a su hija. El relato evangélico pone de manifiesto la fe de la mujer  y es muy significativo que basándose exclusivamente en la fe de la madre, Jesús le diga: “Por la palabra que has dicho, ve, el demonio ya ha salido de tu hija”. Al llegar a casa “encontró que el demonio había salido, y a su hija acostada en la cama” (Marcos 7:24-30).

Los exorcismos practicados por Jesús y sus discípulos relatados en el Nuevo Testamento no se parecen en nada a los que practican los exorcistas oficiales de la Iglesia católica porque en aquellos la palabra de fe iba acompañada del poder de Dios. Eran espontáneos. No iban acompañados de normas estrictas conservadas en un manual de instrucciones. La liberación se producía escuchando con fe la palabra de  los apóstoles. No necesitaban manuales esclavizadores, bastaba con predicar con fe el mensaje de la cruz que habían recibido, el resto lo hacía Dios según su voluntad.

Una recomendación que el apóstol Pable le hace a su discípulo Timoteo que por el hecho de constar en el Nuevo Testamento, que es Palabra de Dios, se hace extensiva a todas las generaciones: “Un siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, que corrija con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:24-26)

Octavi Pereña i Cortina

 

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