dissabte, 23 de desembre del 2017

NAVIDAD FRAUDULENTA

<B>La Navidad tradicional es una parodia de la Natividad en Belén</b>
La Navidad que hemos creado con la Tradición es una mentira y lo más grave es que desde la cuna acostumbramos a los niños a vivir en la farsa. Hemos envuelto a los infantes con algodón en el intento de mantenerlos en una inocencia de la que carecen.  Por fecundación son concebidos pecadores por lo que necesitan conocer la verdad para conseguir deshacerse de la Navidad tradicional que no les aporta la felicidad que los padres desean para sus hijos.
La Navidad mentira ilusiona a los niños con una alegría perecedera que les proporcionan los regalos que reciben. Estos excitan sus  sentidos que es la consecuencia de que la glándula de la felicidad segregue la hormona que produce la sensación de placer.
La Navidad tradicional es una media verdad que se transforma en una gran mentira, por esto necesita la fanfarria que le acompaña. La verdadera Navidad no necesita embellecedores externos. La Verdad  posee luz propia y no necesita el  glamur externo con que se cubre la gran mentira de desviar del propósito central de anunciar la encarnación del Hijo de Dios en la persona de Jesús con el propósito de morir en la cruz para el perdón de los pecados. La Navidad tradicional es una festividad pagana recubierta de un barniz  cristiano que se convierte en una celebración religiosa vacía de contenido, siendo una exaltación  a la sensualidad, invitando a niños y adultos al consumismo compulsivo. Esta Navidad sensual y consumista es una invitación  a agravar la situación de los ancianos que se lo pasan mal debido a la soledad en que se encuentran y por las dificultades económicas por las que atraviesan que les impide participar del torbellino del despilfarro. La Navidad que celebran las masas es contraria al espíritu evangélico de dar sin esperar nada a cambio. Los regalos navideños tienen contraprestación, Yo regalo, tú me regalas. Doy porque espero algo a cambio. También alienta el espíritu narcisista  porque despierta una carrera para ver quien hace el regalo más ostentoso
La Navidad que se celebra envuelta de lucecitas chispeantes, de muchedumbres que dan la bienvenida a los reyes Magos de Oriente cargados de regalos para repartir, no es cristiana. Satanás que se disfraza de ángel de luz para engañar a los incautos se preocupa de que el Hijo de Dios que en Belén se encarna en la persona de Jesús no sea conocido integralmente. Se pronuncia el nombre Jesús, sí, pero se ignora su significado. Una verdad a medias es peor que una mentira al descubierto.
La Natividad de hace 2000 años, excepto la apariencia, no tiene nada en común con la Navidad actual. Alguien es el responsable de su deterioro. La documentación histórica se encarga de demostrar que la Navidad actual es una cristianización de las Saturnales paganas que empezó en el momento en que el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio romano. La mejor manera de atraer a las masas paganas hacia la iglesia fue aceptar sus divinidades y bautizándolas con nombres cristianos. Esta mentira cobra un fuerte peaje al convertir al Jesús histórico en un Jesús mitológico, un ser mágico en el panteón de los mitos paganos.
La iglesia cristiana en general pierde influencia en la sociedad pagana actual porque se ha despojado de la Verdad que debería transmitir. Los mitos, las fábulas, no satisfacen porque son mentira. La iglesia con su tolerancia, sin enunciar en voz alta el paganismo que se ha infiltrado en su interior, devalúa su testimonio. El mensaje que predica no es el adecuado para despertar a las personas del sueño mortal en que se encuentran.
Pienso que <b>David Arosa</b> hace diana cuando refiriéndose a la degradación a que ha llegado la Iglesia católica en concreto, pero que es aplicable a las iglesias en general, a pesar de que puede ser que no sea consciente de ello, cuando dice: “Hoy se desconfía, se siente rechazo de cualquiera que hable en nombre de una autoridad externa. Incluyendo a quien habla de Dios. Por esto a la Iglesia le cuesta hablar el  mensaje en la sociedad. El testimonio da más credibilidad que la doctrina. Es importante, por esto, el giro en las formas que ha hecho Francisco, aun cuando la doctrina básica no cambie, ni puede hacerlo”. de la Cierva opina que la gente no se fija en la belleza de la doctrina salvadora, sino que comprueba si quien la propone merece  ser escuchado”.
Indiscutiblemente el portador del Evangelio debe ser persona de buena reputación entre los incrédulos. A la vez debe ser portador de la sana doctrina sin la cual no se puede conseguir la conversión a Cristo. La confusión que la iglesia crea en la sociedad actual se debe a que la doctrina que enseña no es genuinamente cristiana. Esconde la verdad bíblica que únicamente en Jesús se encuentra la salvación y la vida eterna.
<b>David Arosa</b> ve con buenos ojos que las formas papales cambien en la persona de Francisco, “aun cuando la doctrina básica no cambie, ni pueda hacerlo”. Aquí se encuentra la causa de que la iglesia pierda credibilidad en el mundo. La doctrina que proclama es una mezcla de Evangelio y humanismo. El resultado es un mensaje que no salva. Si algún poder tiene es que convierte a las personas a una religión, pero no a Jesús que salva.
He dicho que la Navidad actual s una gran mentira. Lo digo porque la Verdad del Evangelio no se encuentra en ella. La renovación de la iglesia no Se consigue  mientras en su seno no se encuentren personas convertidas en imagen y semejanza de Jesús por su conversión a Él. Solamente con personas de esta clase se podrá restablecer la credibilidad que la iglesia ha perdido por su transitar por el camino ancho del sincretismo religioso. “Volveos a mí y yo me volveré a vosotros, dice el Señor
Octavi Pereña i Cortina




PROVERBIOS 22:6

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”
Una noticia que me produjo escalofríos y que me recordó el salmo 119:37: “Aparta mis ojos que no vean la vanidad, avívame en tu camino”, fue leer en el periódico el título: “Bendición en la catedral de Lleida de los “jesusitos” que forman parte de los belenes”. El artículo va acompañado de una fotografía en la que padres y niños portadores de imágenes que supuestamente representan al niño Jesús frente al obispo bendiciendo a las imágenes.
El primer pensamiento que pasó por mi cabeza fue: Ya que para la Iglesia católica las imágenes representan a alguien, en el momento en que el obispo bendice a los “jesusitos” lo está haciendo al Jesús que las figuras representan. ¿No es una usurpación de autoridad? La Biblia enseña que el mayor es quien bendice al menor. Dios bendice a Abraham. Melquisedec, este personaje que de súbito aparece en la vida de Abraham a quien el patriarca ofreció el diezmo del botín, “bendijo al que tenía la promesa. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” (Hebreos 7: 6,7). ¿El obispo se atreve a bendecir a Jesús a quien según él la imagen representa? Con su proceder se hace mayor que Jesús.
El otro tema que aparece en la bendición episcopal de “jesusitos” es el de la idolatría. A pesar de que la Iglesia católica no lo vea así porque no adora a la imagen sino lo que esta representa, la Biblia no le da su bendición: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra, no te inclinarás ante ellas, ni las adorarás…”(Éxodo 20: 4,5). Prohibición clara que el obispo transgrede.
¿Qué enseña el obispo con la bendición de “jesusitos”? Educa a los niños que asisten a la ceremonia de bendición a ser idólatras. El texto que comentamos enseña la trascendencia que tiene la educación de los niños: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. El obispo no hace lo que dice el dicho popular: “La letra con sangre entra”. No utiliza ni el azote ni la mano dura. Emplea la dulzura. De forma inconsciente introduce en las almas infantiles que lo que están haciendo es algo bueno. Cuando sean adultos estos niños tal vez serán “creyentes no practicantes”, pero de manera inconsciente verán como algo normal la práctica idolátrica y tal vez consideren a los ídolos como patrimonio cultural cuando la Biblia enseña que deben ser destruidos. Los padres que acompañan a sus hijos a la bendición de “jesusitos” de sus belenes familiares les están enseñando a ser idólatras. Las palabras blandas que penetran con la suavidad del aceite no quitarán  valor a lo que representa la idolatría. La idolatría no deja de ser idolatría
La bendición de “jesusitos” esconde algo muy grave.  Se encamina a los niños que asisten a la ceremonia a la condenación eterna, a no ser que previo al fallecimiento, por la misericordia del Señor se conviertan a Él y la sangre de Jesús les limpie todos sus pecados. De no ser así, “los idólatras…tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 24:8).

2 SAMUEL 11: 9

“Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su Señor, y no descendió a su casa”
¿Por qué Urías se comportó de la manera que describe el texto que comentamos? Todo empezó en un atardecer cuando el rey David se levantó de la cama y salió al balcón a echar una ojeada a la ciudad. Mientras sus ojos giraban para contemplar a la Jerusalén que tenía bajo sus pies, sus ojos se inmovilizaron para fijarse en una mujer: Betsabé, que se estaba bañando. La deseó. La hizo traer a palacio. Cohabitó con ella. Le llega la noticia que la mujer estaba embarazada. De hacerse público la deshonra caería sobre el monarca. El pecado debe esconderse debajo de la alfombra. Urías, el marido de la mujer ultrajada se encontraba en el campo de batalla. David lo hace venir con urgencia. El soldado se presenta ante el rey que le pregunta sobre la guerra y el estado en que se encontraba la tropa. El interés por la situación bélica era pura hipocresía. Finalizada la entrevista le dice al soldado: “Desciende a tu casa y lava los pies” (v.8). El deseo del rey no se cumplió. Urías durmió con la guardia de palacio. David persistió, sin resultado, en que Urías fuese a su casa. Visto el éxito lo envía de nuevo a reunirse con el ejército con una carta en la que se ordena a Joab, el general, que ponga a Urías en un lugar de peligro para que muera en combate. Dicho y hecho. Urías murió en el asalto a la ciudad,
La hipocresía no sirve para esconder el pecado. Dios envía a David al profeta Natán para que le diga que conoce su pecado. Que no ha podido evitar que sus ojos lo hayan visto. ¿Cómo reacciona David al saberse descubierto? “Pequé contra el Señor. Y Natán le dijo a David: también el Señor ha redimido tu pecado, no morirás” (12:13). El pecado aun cuando sea perdonado tiene sus consecuencias temporales. En este sentido es útil la lectura del capítulo 12 de 2 Samuel.

Arrepentido David de su pecado el profeta le dice al rey: “No morirás”. Lo cierto es que David murió anciano, en la cama y acompañado de Betsabé. David por el hecho de ser un hijo de Dios no podía perder su condición de hijo. Su salvación eterna estaba garantizada. El “no morirás” de Natán nos abre la puerta a una cuestión de capital importancia: ¿Qué ocurre a  quienes mueren sin recibir el perdón de Dios? Ya que estamos tratando el pecado de un monarca, ¿qué les aguarda a los reyes, a los presidentes de gobierno, a las altas jefaturas del Estado que fallecen sin haber recibido el perdón de los pecados que únicamente concede Dios? Mueren,  se los entierra recibiendo honores de Estado. Asemejándose a David mueren físicamente. A diferencia de él: la muerte espiritual. Toda la eternidad alejados de la presencia de Dios abrasándose en el fuego infernal que quema pero que no consume. Hoy el sol sale para justos e injustos. La ventana de la misericordia de Dios permanece abierta. Si se desaprovecha el período de gracia, los grandes de la tierra por muchos honores que reciban en los funerales, por obispos, arzobispos cubiertos con sus ornamentos pontificales que impartan sus bendiciones,  su destino es la condenación eterna.  La sentencia del Juez supremo es inapelable.

dilluns, 18 de desembre del 2017

HACER AMIGOS

<b>Los amigos nos sacan de la soledad social que tantos estragos ocasiona</b>
¿Qué clase de persona llama?, le pregunta Víctor-M. Amela a María Rosa Buxarrais, presidenta del Teléfono de la Esperanza. La respuesta que recibe el periodista es: “De más de 45 años (un 80%) y hombres y mujeres (ellas el 70%), llaman por lo mismo: La desesperación por la soledad, el paro, una separación o desamor, conflictos con la pareja, los hijos, los padres, los jefes…” ¿Por qué llaman?, Pregunta Amela. La respuesta que da Buxarrais: “Para hablar”. ¿De qué?, prosigue el periodista. La respuesta es muy esclarecedora: “”De lo que sea. La desesperación por no tener a nadie que te escuche es muy angustiosa…Y muchas personas la sienten…”
Lo que reproduzco es el extracto de la entrevista. Es suficiente para poner de manifiesto la necesidad que tienen las personas de hablar. De vaciar el  buche. ¿Con quién? Este es el problema. ¿Quién está dispuesto a escuchar nuestros lamentos? Lo cierto es que son muy pocas las personas que tengan oídos para escuchar las frustraciones del otro. Ante esta evidencia, lo que hacen estas  personas que como María Rosa Buxarrais toman la decisión de poner sus orejas al servicio de aquellos que no tienen a nadie con quien hablar, es algo muy encomiable.
La soledad traumática está muy extendida. La pregunta que debemos hacernos al respecto es: ¿Por qué se da en una sociedad que dispone de tantos elementos electrónicos que en pocos segundos nos permiten comunicar con alguien que se encuentre en la antípoda? La causa del problema se encuentra en el hecho de que el pecado ha cortado la comunicación, en primer lugar con Dios y, en consecuencia, con el prójimo. No se puede recuperar un verdadera comunicación con las personas si en primer lugar no se restablece la comunicación con Dios. El pecado, no sólo el inconsciente que todo el mundo comete por el mero hecho de ser pecador, también el voluntario que se comete con pleno conocimiento de causa, tapa los oídos de Dios, lo que le impide oírnos. El corte de la línea se debe exclusivamente a nuestra responsabilidad.
En infinidad de ocasiones Dios le dice al antiguo pueblo de Israel: He intentado hablar con vosotros, pero no habéis querido escuchar. Debido a ello las cosas no os van bien porque no puedo daros mi bendición. No puedo solventar vuestros problemas que no sabéis solucionar porque no queréis que intervenga en vuestras vidas para vuestro bien. ¡Cuándo dejareis de ser tan tozudos y pueda ayudaros!
La comunicación es bidireccional. La comunicación unidireccional es monólogo, uno habla consigo mismo.  El otro no existe. ¿Para qué hablar con Dios si no existe? Con esta filosofía no debe extrañarnos que la soledad existencial sea tanta y que no se le encuentre remedio.
La sociedad actual está lanzada al materialismo. Todo gira alrededor de poseer, cuanto más mejor. Dicha filosofía estimula a deshacerse de objetes que sirven para substituirlos por otros del último modelo que tiene más prestaciones de las que podemos utilizar. El materialismo es una insatisfacción que jamás queda satisfecha. Incluso festividades que poseen un sabor netamente cristianas la tradición les ha quitado su sentido original lo cual les ha quitado su poder curativo para el alma. Por el hecho de haber sido despojadas de su sabor, los solitarios crónico prefieren ir a esquiar, viajar, asistir a espectáculos, distraerse, pero no hacen ningún movimiento para descubrir si dichas festividades religiosas que han perdido interés porque la tradición las ha devaluado, tienen sentido. En tanto buscamos relacionarnos  con personas para no sentirnos solos, la realidad es que nos encontramos más solos que la una. Se fracasa cuando se intenta vencer la soledad con lo material.
Para superar la soledad que nos destruye debemos imponnos la soledad voluntaria. No una soledad enfermiza porque queremos alejarnos de las relaciones sociales que dañan y nos recluimos en nuestra habitación para establecer relaciones virtuales  que perjudican. Esta no es una soledad sana. El eremitismo cristiano fracasó porque cuando los hombres se retiraron a lugares desérticos  para huir del mundanal ruido para permanecer  a solas con Dios, perdieron su amistad. El anacoreta que se recluía para llevar una vida contemplativa se equivocaba porque le faltaba la otra cara de la moneda. Perdía el principio cristiano de amar a Dios  sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Era una actitud budista, no cristiana.
La soledad voluntaria que aporta salud emocional la enseña Jesús cuando dice: “Mas tu cuando ores entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que está en lo secreto   te recompensará en público” (Mateo 6:6). Jesús da ejemplo de lo que enseña cuando retirándose en lugares apartaos para orar al Pare, finalizado el tiempo de soledad voluntaria salía a la calle a anunciar las buenas noticias de la salvación de Dios y ayudar a la personas en sus achaques. Tal vez las palabras del salmista: “Dios hace habitar en familia a los solitarios” (Salmo 68:6), tienen que ver con la plegaria que el creyente dirige al Padre de nuestro señor Jesucristo que sale del aposento lleno del amor de Dios dispuesto a compartirlo con las personas de su entorno.
Octavi Pereña i Cortina
                                                                                          




DEUTERONOMIO 5: 12, 15

“Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios te ha mandado…Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó  de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual el señor tu Dios te ha mandado que guardes el día e reposo”
El día de reposo semanal no lo instituyó Dios a la salida de Israel de Egipto al darles los Diez Mandamientos. El descanso semanal era precepto de Dios para el hombre cuando este no había pecado todavía: “Y bendijo Dios el séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”                          (Génesis 2: 3).
El texto que sirve de base a nuestra meditación nos dice que Dios ordena a Israel a guardar el día de reposo porque “el Señor tu Dios te sacó de allá (Egipto) con mano fuerte y brazo extendido”. Para los israelitas de aquel tiempo el día de reposo era un recuerdo de la liberación de la esclavitud egipcia por su Dios. La liberación de Egipto significaba mucho más que una liberación  de la opresión física, significaba también liberación del dominio de los dioses egipcios, servidumbre de la cual muchos no fueron liberados. Al hacer Aarón un becerro de fundición, al verlo dijeron: “Israel estos son tus dioses que te sacaron  de la tierra de Egipto” (Éxodo 32.4). Durante la larga travesía por el desierto muchas veces pusieron la mirada en las “comodidades” en Egipto, lo cual indicaba que espiritualmente no habían sido redimidos.
La liberación de Egipto miraba hacia la futura liberación que haría el Hijo de Dios a su pueblo muriendo en el Calvario, siendo su sangre el detergente que limpia todos los pecados del verdadero pueblo de Dios. La muerte del Hijo de Dios libera al pecador de su pecado: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado esclavo es del pecado…Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 34,36).
El cristianismo apostólico empezó a congregarse el primer día de la semana. En nuestros calendarios debería modificarse el orden de los días de la semana que debería empezar por domingo, Nuestro día de descanso no es el séptimo sino el primero. Hoy, el día del Señor ha dejado de ser un día de regocijo para la cristiandad. Holdhoake, ateo inglés escribió respecto al domingo: “Sea que los ingleses lo sepan o no, es el domingo que ha engrandecido Inglaterra. Si quieres acabar con el cristianismo primero tienes que acabar con el domingo”. Esta profecía anunciada por un ateo se cumple en nuestros días. Para la mayoría de la población el domingo ha dejado de ser el día del Señor para convertirse en una jornada de ocio semanal. La sociedad actual está pagando las consecuencias de haber consentido convertir el día del Señor en jornada de jolgorio. Abandonar al Señor tiene sus consecuencias nefastas. Nadie puede abandonar a Dios y vivir en paz.



PROVERBIOS 28: 15

“León rugiente y oso hambriento, es el príncipe impío sobre el pueblo pobre”
Salomón utiliza la figura de dos animales salvajes para describir la crueldad de un gobernante que oprime a un pueblo pobre. Todos los dictadores que oprimen  a sus pueblos se rodean de enjambres de aduladores que entonan alabanzas a las “bondades” del opresor. A los aduladores que no  critican sus maldades les recompensa con suculentas prebendas.
Los gobernantes perversos y las cortes de aduladores nunca tienen bastante. Oprimen a sus pueblos chupando todo el jugo que pueden de ellos. Cuando los han exprimido del todo, si el pueblo empobrecido y hambriento se atreve a protestar no tienen ningún reparo en hacer caer sobre ellos todo el peso de “su ley”, que no es ley, sino injusticia elevada al máximo rigor.
A los opresores les gusta que se les llame “benefactores”. Un ejemplo bíblico de la hipocresía de los aduladores  lo encontramos en el caso del orador Tértulo que cuando compareció ante el gobernador Félix para acusar al apóstol Pablo no tuvo reparo alguno para dirigirse al oficial romano es estos términos: “Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son  bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud” (Hechos 24: 2,3).
Son muchos los textos que tratan de la opresión que los poderosos ejercen sobre los pobres. También son muchos los textos que condenan el soborno que aceptan los jueces que deben administrar justicia.  El desánimo se presenta en los oprimidos, muchos de los cuales alzan sus voces acusando a Dios de injusto por permitir que tales desafueros se cometan. Lo cierto es que hay un Juez justo que dicta sentencia justa contra los opresores. En algunos abreviando el disfrute de los honores y prebendas. En otros anticipando el fallecimiento. En otros, aun cuando nos pueda parecer injusto, permitiéndoles  vivir en la opulencia  durante largos años y en su fallecimiento ser enterrados recibiendo magníficos honores por sus servicios “desinteresados” a la patria. Que la carcoma del odio no nos destruya. Dejemos que sea el Juez justo que proceda según su sabio proceder. No debemos olvidar nunca que cuando los opresores fallecen y sus cuerpos inertes depositados en majestuosos panteones, al acto sus almas salen disparadas hacia la condenación eterna. Sus cuerpos yaciendo en la oscuridad esperan el día del juicio final cuando sus cuerpos y almas reunidos serán lanzados al lago de fuego que quema pro que no consume. El sufrimientos que los opresores causan a los pobres es temporal, pero el dolor que tendrán que sufrir los opresores será eterno.



dilluns, 11 de desembre del 2017

MIQUEAS 5:2

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti saldrá el que será Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”
“La imagen que era muy grane, y cuya gloria era muy sublime” (Daniel 2:31) que soñó Nabucodonosor y que representaba cuatro imperios fue destruida por “una piedra cortada no con mano” (v.34). “Mas la piedra que hirió la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (v.35). Esta profecía nos está señalando que todos los reinos de este mundo que se irán  levantando uno detrás de otro, así como aparezcan irán desapareciendo sucesivamente  hasta que quedará únicamente un solo reino que es el eterno Reino de Dios.
La piedra cortada no con mano que llena toda la tierra empieza a tomar cuerpo en la profecía de Miqueas. El rey del Reino de Dios nos dice que es un Ser eterno y que llegado el cumplimiento del tiempo se encarnará en la simiente de la mujer  que heriría a la serpiente en la cabeza que gobierna por medio de sus hijos todos los reinos de este mundo. El lugar en que se producirá tan maravilloso acontecimiento será el pequeño pueblo de Belén, dando a entender el profeta que el Rey, en cumplimiento de la promesa a David, será descendiente del rey de Israel (Mateo 1: 6).
Las naciones que han existido, existen y existirán en el futuro, todas ella nacen en la confusión de lenguas que provoco Dios y que causó la dispersión de la humanidad para llenar toda la tierra. Las naciones son el resultado de la desobediencia del hombre a Dios. La humanidad en vez de extenderse por toda la tierra como era el mandato de Dios pretende concentrarse en una gran ciudad. Proyecto que Dios impide al obligarlos a dispersarse con el agravante que por la diversidad de lenguas que hablaban no se entenderían.
En tanto el Reino de Dios no se manifieste de forma visible al final del tiempo, quienes somos hijos de Abraham por poseer su misma fe tenemos que vivir en uno de los reinos que son resultado de la confusión de lenguas, dando testimonio del Rey Jesús, y mientras no llegue el día señalado debemos buscar el bien del reino en donde el Rey nos haya colocado temporalmente.
Nos encontramos en período navideño. La Navidad pagana que se celebra no es la nuestra. Pero la auténtica Navidad que es la encarnación  del Rey   efectuada en Belén Efrata significa que Dios cumple su promesa. El Hijo humillándose haciéndose hombre para salvar al pueblo de Dios de sus pecados es la garantía que en su día reinará glorioso en el Reino de Dios en donde prevalecerá la justicia inmaculada. El pueblo de Dios no anda por vista sino por fe, con la esperanza que no se marchita: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11: 15).



GÉNESIS 3: 7

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hijas de higuera y se hicieron delantales”
David McCosland en su escrito “Carácter o reputación” cita al entrenador de baloncesto  John Wooden que creía que el carácter era más importante que la reputación al decir: “La reputación es lo que las otras personas piensan de ti”. El entrenador a menudo decía a sus jugadores: “El carácter es lo que realmente sois. Solamente vosotros conocéis vuestro carácter. Podéis engañar a las otras personas, pero no podéis engañaros a vosotros mismos”.
Encabezo este comentario con el texto Génesis 3: 7 porque describe a la perfección lo que David McCosland decía a sus jugadores. El texto sitúa a Adán y Eva en su condición de pecadores. Fuera de ellos solamente existía Dios. Antes del pecado todo funcionaba a la perfección porque estaban en paz con Dios. Su carácter estaba en armonía con la santidad de Dios. Tan pronto pecaron su carácter se hizo impuro. Fueron conscientes de la fealdad que su alma había adquirido. Dios era el único testigo de la transformación y pensaron engañarle vistiéndose con los delantales que habían cosido con hojas de higuera. Pero no lo consiguieron porque Dios contemplaba las profundidades de sus almas. Si a su alrededor hubiesen habido otras personas a estas las hubieran engañado porque su representación les hubiera hecho pensar que eran personas de buena reputación: una matrimonio feliz, trabajadores, excelentes personas, fiables y un largo etcétera de buenas cualidades A Dios no le dan gato por liebre y no le engaña su aparente buena reputación.

El ser humano en su ceguera prescinde de Dios. Únicamente tiene en cuenta al prójimo y la opinión que este pueda tener de él. Es por ello que adaptando los delantales confeccionados con hojas de higuera los transforma en trajes de Maximo Duchi, corbata de seda, zapatos de marca. Con ello piensa adquirir una buena reputación. A veces lo consigue por un tiempo. Pero Dios prescinde de su aparente buena reputación y con su mirada penetrante atraviesa nuestro vestuario de marca y contempla la fealdad de nuestro carácter. Adán y Eva no se opusieron a que Dios cubriera su desnudez con las pieles de unos animales sacrificados por el mismo Dios cuya sangre simbolizaba la de Jesús que siglos más tarde sería derramada en la cruz del Gólgota. El carácter malo de nuestros primeros padres se hizo bueno en proceso de perfeccionamiento. Por ello, el verdadero creyente en Jesús no esconde ante Dios la maldad de su carácter. Lo reconoce. Confiesa al Señor su pecado, se arrepiente y pide perdón por ello. Su carácter se va perfeccionando hasta que en el día de la resurrección será perfecto como lo es el Padre celestial  

EL MOTÍN DEL BOUNTY

<b>El machismo es un problema que no se arregla con parches, debe extirparse en su origen</b>
<b>Josep Espinàs</b> en su escrito <i>La violencia que se instala en casa</i>, que trata de la violencia machista contra la mujer, escribe: “Terrible. ¿Qué está pasando? Después del ataque, uno de los hombres se tiró por el balcón de casa. Es difícil de entender estos hechos, así como la reacción de los agresores. Los psicólogos o los psiquiatras nos lo deberían explicar. Porque no se trata de algún hecho ocasional. Es una barbaridad que va creciendo”.
El periodista nos transporta a los psicólogos y psiquiatras para que nos expliquen los hechos que son difíciles de entender. Los especialistas en salud mental pueden analizar la violencia humana en general y la que se perpetra contra la mujer en concreto.  Llegado el momento de diagnosticar su origen, enmudecen. No saben que decir.  Estudian la problemática desde la visión que dan eminentes doctores que llegado el momento de aportar solución al misterio de la violencia humana, no saben que decir.
Pienso que muchos estarán de acuerdo con Espinàs cuando escribe: “<i>Violencia doméstica</i>, lo llaman. Los perros y los gatos son calificados de animales domésticos, pero es cierto que hay animales humanos que no están adecuadamente domesticados. Hay salvajismo masculino y familiar que a veces estalla. Como la violencia de una tempestad de viento”. El escritor con pocas palabras describe muy bien lo que está pasando. Se queda en una brillante descripción que no aporta solución.
Un relato histórico que desvela el misterio de la violencia. En el año 1787 el capitán <b>Bligh</b> al mando del barco <i>Bounty</i> zarpa de Haití para regresar a Inglaterra. Durante la travesía la tripulación se amotina capitaneada por <b>Fletcher Chrstian</b>. Después de abandonar al capitán <b>Bligh</b>, a los oficiales y a algunos miembros de la tripulación que no se unieron a los amotinados en un bote, el <i>Bounty</i> regresa a Haití en donde la tripulación convence a alguna mujeres que se unan a ellos. Zarpan sin rumbo fijo. Después de muchos días de navegación llegaron a la desconocida isla de Pitcairn que no constaba en la cartografía marina de la época. La isla les pareció un paraíso terrenal en donde dieron rienda suelta a sus pasiones. Debido a que el corazón humano es pecaminoso el paraíso hallado pronto se convirtió en un infierno. Comenzaron  destilar alcohol. Las borracheras hicieron acto d presencia. Con ellas se presentaron las bregas, saliendo a relucir los cuchillos y a continuación los asesinatos. Al final la tripulación desembarcada del <i>Bounty</i> se redujo a dos: <b>Edward Young i Alexander Smith</b>. Las mujeres hartas de ser maltratadas se apoderaron de las armas y junto con los niños se atrincheraron en un lugar de la isla. No querían saber nada de aquellos bribones.
Entre las pertenencias desembarcadas del <i>Bounty</i> se encontraba una Biblia. Young que sabía leer la lee y enseña a hacerlo a Smith, Young fallece i Smith al quedarse solo sigue leyéndola. Explica: “Me había estado esforzando como un topo durante años, de repente como si se abrieran de par en par las puertas, encontré a Dios y la carga de mi pecado me abandonó y encontré una nueva vida. De la lectura privada de la Biblia pasó a hacerlo en voz alta con los niños y las mujeres. En el año 1823 un navío llegó a Pitcairn en donde los recién llegados encontraron una comunidad de  personas piadosas en donde existía una paz y un amor que no habían visto nunca. Cuando el barco zarpó para regresar a Boston el capitán informó que en todos sus viajes jamás se había encontrado como ahora con personas tan buenas y generosas.
Smith un camorrista y dado al vino hizo que las mujeres le rehuyeran. La transformación que le produjo la lectura de la Biblia se hizo visible. Ponía de manifiesto que las tinieblas del pecado desaparecían viviendo en la luz del Señor. Empezando por los niños las mujeres también se le acercaron. El testimonio de una vida cambiada y la lectura de la Biblia hicieron posible que la pequeña población en Pitcairn estuviese formada por una comunidad de personas redimidas por la sangre de Jesús.
Las proclamas, las manifestaciones, los escritos denuncia, no hacen nada más que denunciar un hecho: la mujer maltratada y convertida en objeto sexual desde muy joven, también asediada por adolescentes cada vez más jóvenes. El problema que se denuncia seguirá existiendo porque la naturaleza humana no cambia, La relación hombre mujer no puede seguir siendo de amo a esclava, de fuerte a débil. El hombre tiene que ver a la mujer “como ayuda idónea” (Génesis 2.20). Esta visión no se materializará en tanto toda la Biblia no se convierta en el libro de lectura diaria  y su contenido gravado en el corazón.
Octavi Pereña i Cortina



divendres, 24 de novembre del 2017

MARCOS 9: 47,48

“Y si tu ojo te fuese ocasión de caer, sácalo, mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, en donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”
En Lucas 11: 33.36 el Señor habla de la luz, no de la luz física que nos permite ir por la calle de noche sin tropezar, sino de la luz espiritual que ilumina el alma. Nos alerta con estas palabras: “Mira pues, no suceda que la luz que hay en ti, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”. El Señor nos transporta de los ojos que tenemos en la cabeza a los ojos espirituales que permiten que se introduzca en nuestra alma la luz que irradia Jesús que es la luz del mundo o las tinieblas espirituales que desprende Satanás, el dios de este mundo.
El Señor de manera simbólica nos dice que si el ojo es la puerta por la que entra la tentación en el alma, debemos arrancarlo para que la tentación no nos destruya. Los ojos que tenemos en la cara permitirán que entre luz o tinieblas espirituales según sea la naturaleza de nuestro corazón. Si en verdad somos hijos de Dios y el Espíritu Santo ilumina nuestra alma hace que nuestro ojo sea bueno lo cual lo convierte en un filtro que impide que las tinieblas espirituales entren en el alma. Al contrario, si somos hijos del diablo. el filtro del ojo está saturado de suciedad lo cual impide que la luz de Dios entre en el corazón. El ojo sucio por el pecado hace que los anhelos del corazón sean pecaminosos.
He escogido el texto que cito al principio de esta reflexión por el  hecho de que las autoridades sanitarias alertan del incremento del Sida y de las enfermedades de transmisión sexual. El uso inadecuado del sexo no lo frenarán los avisos de peligro de muerte que hacen los médicos. Pueden más las pasiones libertinas que brotan de los corazones no convertidos a Jesús, que controla Satanás, el dios de este mundo, que es homicida, que los consejos de los médicos que llegan a oídos sordos.
Tenemos que conseguir que los ojos malos que permiten la libre entrada de las tinieblas en nuestra alma y hacerlos buenos para que la luz de Dios ponga freno a las pasiones deshonestas que si no se las frena causan daños irreparables. Una de las maneras de conseguirlo es que desde los púlpitos de las iglesias se predique con el poder de Dios la perversidad del ser humano y el perdón de Dios por medio de su Hijo Jesús muerto en la cruz  para perdonar el pecado y resucitado para hacer justo al pecador. En el momento en que la justicia de Dios cubre al pecador entonces el ojo malo se hace bueno con lo que desaparecen las tinieblas existentes en el alma dando paso a la luz de Dios que es vida. El ojo iluminado por la luz de Jesús hace que se instale en él un filtro que no  permite penetrar las imágenes que despiertan pasiones que conducen a la muerte eterna.



SALMO 48: 9

“Nos acordamos de tus misericordias, oh Dios, en medio de tu templo”
Las personas, por lo general somos muy desmemoriadas. En los asuntos intrascendentes no es ningún problema olvidar. Debemos ser muy selectivos a la hora de almacenar datos en nuestro cerebro, no se dé  el caso de que de tanto almacenar se colapse el cerebro y rechace la entrada de información valiosa para nuestro porvenir. ¿Cuál es la información que debemos almacenar? En el quehacer diario aquellas que atañen a nuestras responsabilidades. Si olvidamos nuestras responsabilidades creamos un colapso en nuestro entorno.
Por encima de todas las cosas que nos afectan prevalece Dios por ser nuestro Creador y Salvador. Por ser nuestro Creador y Sustentador todo lo que poseemos es de Él: Nos da la vida y la sostiene. Nos da salud y la retiene. En la hora establecida por Él nos la quita.  Nos da dones que nos capacitan para salir adelante. Las misericordias de Dios en lo que atañe la vida diaria son incontables. El texto que comentamos nos dice que debemos acordarnos de ellas para agradecer a quien nos las da. El agradecimiento es un sentimiento que desgraciadamente se resiente en nuestro vivir diario. Tenemos que hacer un esfuerzo para recuperarlo en nuestro día a día. Las relaciones sociales serían mucho más agradecidas.
El texto que comentamos nos insta a pasar de lo pasajero, de lo caduco, a lo que no perece porque es eterno: Dios. “Nos acordamos de las misericordias de Dios”. Como previamente hemos dicho las misericordias de Dios hacia nosotros son tantas que no se pueden describir todas ellas. A pesar de ello debemos darle gracias, con un añadido: Gracias, Señor, por tus misericordias que ignoro. ¿Cuál es el lugar en donde debe expresare el agradecimiento a Dios? ·En medio de tu templo”. A diferencia del salmista que consideraba el templo en Jerusalén como morada de Dios, los cristianos que conocemos muchas más cosas que él, y con más claridad, la morada de Dios no es un templo construido con bloques de piedras. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3: 16). Es en lo más profundo del corazón donde debemos acordarnos de las misericordias de Dios. Si nacen del corazón, el recuerdo es grato a los ojos de Dios. Si el recuerdo no es nada más que el formalismo de una liturgia, si no es nada más que una representación pública de una piedad que no existe, el recuerdo de las misericordias no sobrepasa el techo del recinto en donde se produce. Un motivo de reflexión: ¿En dónde se produce en nosotros el recuerdo de las misericordias de Dios?



dilluns, 20 de novembre del 2017


LA EPIDEMIA DE LA DESESPERACIÓN


<b>Un pueblo desesperado es un pueblo sin futuro</b>

“La epidemia de la desesperación. La mortalidad de blancos sin estudios en los Estados Unidos se dispara por el consumo de medicamentos opiáceos, drogas y alcohol, y a esto se debe sumar el aumento de los suicidios” ,<b>Andy Robinson </b>. El sueño americano ha llevado a la muerte de la esperanza. El sentido de la vida se ha convertido en un absurdo para un creciente sector de la población que al no conseguir  que los medicamentos que consume curen el dolor del alma  opta por el suicidio. La paradoja que se da es que los países que se considera más felices por el bienestar que proporciona la prosperidad económica es en donde se dan más suicidios. La luz roja se enciende alertándonos de que “la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 a 29 años sea el suicidio y duplica el número de víctimas mortales por accidente de tránsito desde hace varios años”.

La sociedad gira alrededor del bienestar material. El espíritu <b>Scrooge</b>, el viejo avaro y codicioso que sólo vivía para poder finalizar el día para contar los beneficios obtenidos, personaje que <b>Charles Dickens</b> describe en <i>Cuento de Navidad</i>, persiste en nuestros días. Todo gira alrededor de “la puta peseta”. Conseguir dinero sea como sea: Corrupción política. Trabajadores sisando a las empresas.  Hijos robando a sus padres. Muchísimas personas intentando conseguir algunas monedas de donde sea. Debe estarse a la altura social: ¿Qué dirá la gente si no vamos de vacaciones? ¡Qué vergüenza si siempre llevo el mismo vestido! Quedamos muy mal si no permitimos que nuestros hijos hagan viajes extraescolares. El coche tiene tres años y tengo que cambiarlo. He de substituir el Smartphonde o el iPhone o la Tablet porque carecen de las prestaciones que ofrecen las novedades. Se firman créditos personales hipotecando el salario para ir de vacaciones, la primera comunión del hijo, la boda de la hija…

La apariencia pesa mucho. Cuando se vive pensando en lo que la gente pueda decir de nosotros, sin darnos cuenta nos convertimos en sus esclavos. No somos libres de ir a nuestro aire. Las cadenas del que dirán hacen mucho daño. El orgullo puede más que la propia satisfacción. La situación da la impresión que funciona bien en tanto los ingresos sigan engordando la cuenta bancaria. Sin pedir permiso se presenta la crisis económica. La situación laboral es precaria. Las empresas reducen plantillas. Los ingresos disminuyen o desaparecen. El crédito adquirido para poder llevar un estilo de vida superior a las posibilidades no se puede devolver. El desastre se cierne con fuerza sobre la familia endeudada. La medicación del estrés, de la angustia, del insomnio se puede neutralizar hasta cierto punto con pastillas multicolores. Pero, ¿qué debe hacerse con el dolor del alma?

Mientras se ha estado viviendo pensando en lo que dirá la gente, para complacerlos, en cuanto llegue la hora de las vacas flacas, ¿dónde estarán todas estas personas que reían tus gracias, que presumían ser tus amigos? Te han abandonado. Te has quedado solo. No tienes a nadie que te escuche. Huyen de ti como si fueses un poseso. Durante todos los años de prosperidad que has gozado has vivido como si Dios no existiese. Creías que podías vivir sin Él. Ahora que la crisis económica enviada por Él porque la humanidad en general no hemos seguido sus instrucciones, nos ha cogido por sorpresa, ¿a dónde vas en busca de apoyo? ¿En qué regazo apoyas tu cabeza en busca de consuelo? Te encuentras muy solo en medio de un desierto a pesar  de que estás rodeado de personas.

A pesar de que has pasado tu vida dando la espalda a Dios, tal vez burlándote de Él y menospreciando su Nombre con tu lenguaje soez, viviendo en una falsa opulencia. Ahora que no tienes a nadie que alargue su mano para ayudarte, a tu alcance tienes la mano que te tiende Dios. El problema radica en ti: ¿Quieres cogerla? A pesar de que el rechazo puede ser tu respuesta, el Padre celestial sigue esperando para que vuelva en sí y dejes de darle la espalda. El profeta Isaías escribiendo en Nombre de Dios que lo ha enviado para alertar a las personas, escribe: “A todos los sedientos: Venid a las aguas, y a los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí, oíd y vivirá vuestra alma, y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David” (Isaías 55: 1-3). Pero Dios no tiene bastante con hablarte por medio del profeta. Llegado el cumplimiento del tiempo Dios, por medio de su Hijo que se encarna en la persona de Jesús que muriendo en la cruz por ti salda la deuda que tienes con Él,  te dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11: 28). Si al lector le afecta la epidemia de la desesperación Jesús es el remedio a la enfermedad de tu alma.

Octavi Pereña i Cortina

 

LEVÍTICO 20:23


“Y no andéis en las prácticas de la naciones que yo echaré de delante de vosotros, porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación”

¿ ¿Cuáles son las cosas que el Señor abomina? El lector debería leer todo el capítulo 20 de Levítico porque las detalla.  Deberían ser rechazadas por todos los cristianos que verdaderamente desean glorificar a Dios viviendo en santidad. Todos los cristianos sin excepción alguna tenemos la obligación de andar en santidad. ¿Cómo lo conseguiremos?  Ayudará a conseguirlo si tenemos presente este texto: “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor pesa los espíritus”. (Proverbios 16:2).

No conseguiremos andar en santidad si somos nosotros, quienes nos consideramos cristianos quienes redactamos los reglas de conducta. El texto de Proverbios es clarísimo en este sentido: Creemos que nuestros razonamientos son correctos, los defendemos a capa y espada, pero, “el Señor pesa los espíritus”, es decir, el Señor es quien avala la validez de nuestras opiniones.

Si somos verdaderos creyentes en Cristo, si hemos nacido de nuevo, somos ciudadanos del reino de Dios. A la vez, pero, somos ciudadanos de un reino de este mundo, lo cual implica que debemos convivir con personas que no lo son, lo cual implica que tienen conceptos distintos en lo que respecta a la moral y la ética. La convivencia con ciudadanos que desde el punto de vista humanos se los puede considerar excelentes personas, en el fondo pertenecen al reino de las tinieblas cuyo rey es Satanás. Mientras andaremos aquí en la tierra en las circunstancias actuales es inevitable que la luz y las tinieblas convivan. Ahí está el peligro. Juntos pero no revueltos. El aviso del Señor: “No andaréis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros, porque ellos hicieron todas estas cosas, y yo los tuve en abominaciin”. ¿Cuáles son las cosas que el Señor abomina y que no desea que sus hijos las practiquen?

Gracias a la misericordia de Dios se nos permite vivir en un país de influencia cristiana. El problema de sacrificar niños a los dioses, de momento no nos afecta. No nos detendremos en ello. El incesto, las relaciones sexuales con familiares próximos, de momento es una conducta sexual prohibida por Dios que por ser poco practicada de momento parece ser que no va a perjudicar a nuestra santidad. Lo que sí debe preocuparnos como cristianos que aspiramos a vivir santamente es el ocultismo en sus diversas ramas. La adivinación, consultar a los muertos con las diversas técnicas, horóscopo y otras, son prácticas muy habituales en nuestro entorno. Ello sí ejerce influencia en nosotros y si no queremos que nos habituemos a ellas debemos rechazarlas del todo. El texto de Levítico que sirve de base de esta meditación también se refiere a la homosexualidad, práctica sexual muy extendida en nuestro entorno y que por su amplia difusión por haber sido legalizada se ha llegado a considerar sexo legítimo.  Puede hacernos pensar que Dios la aprueba. Pero no. Los homosexuales no entrarán en el reino de los cielos. Es muy peligroso jugar con la santidad: “Seguid… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).


GÉNESIS 3: 8


“Y oyeron la voz del Señor que se paseaba en el huerto, al aire del día, y el hombre y la mujer se  escondieron de la presencia del Señor

Génesis, el libro que trata de los orígenes, comienza con esta dogmática declaración: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Esclarece los enigmas que el hombre es incapaz de develar. Uno de ellos: ¿Cómo se formó el universo y todo lo que se encuentra en él? Por la palabra de Dios existe todo lo que hay visible e invisible. Génesis también nos ayuda a entender la Filosofía humana. El nihilismo con su negación a toda creencia, toda autoridad y toda organización social. El texto que comentamos creo que sirve para dar respuesta a una pegunta tan vital cómo saber el origen y el destino del ser humano.

Lo que describe el texto que comentamos  sigue a la caída en pecado de Adán. Génesis 3: 8 por deducción entendemos cómo era la relación de Adán y Eva con Dios. El Señor se paseaba por el huerto y conversaba  con ellos. Pero desobedecieron a Dios y la amistad con Él se rompió. Se abrieron sus ojos y se dieron cuenta de que iban desnudos. Se avergonzaron de su desnudez y se hicieron unos delantales con hojas de higuera. Siguieron avergonzándose de su fealdad, tanto física como moral. Física porque percibieron que la gloria de Dios que los cubría había desaparecido y moral porque la santidad de sus pensamientos la habían perdido. Los delantales que se hicieron con hojas de higuera no les devolvieron la gloria perdida. La vergüenza se había apoderado de ellos.

Vayamos a nuestro texto. Al oír Adán  y Eva los pasos del Señor que se acercaban hacia ellos “se escondieron de su presencia”. ¿Qué es el nihilismo sino un esconderse de la presencia de Dios porque los vestidos que cosen con sus filosofías no sirven para tapar su desnudez. Se avergüenzan de ello. Su ateísmo, escepticismo, religiosidad, no sirve para recuperar la gloria que perdieron en Edén cuando en Adán pecaron. Las obras no sirven para esconder la fealdad de la desnudez que les provoco el pecado. Pero Dios no deja lanzados en la cuneta a sus hijos rebeldes.

“Y el Señor Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles y los vistió” (Génesis 3:21). Es el Ofendido quien toma la iniciativa para restaurar la virginidad  perdida extramatrimonialmente. Las túnicas de piel anuncian la primera profecía que sin derramamiento de sangre no hay perdón de los pecados. No miraban a los sacrificios descritos en la ley de Moisés. Miraban a la sangre de Jesús que de hecho limpia todos los pecados. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Cuando una persona es cubierta con la sangre de Jesús no se esconde de la presencia de Dios. Se gira hacia Él para salir a su encuentro. Lo busca con anhelo para agradecerle el perdón de sus pecados.

 

dilluns, 13 de novembre del 2017

GENERACIÓN Y

<b>La adolescencia controlada por los Smartphones y otros dispositivos electrónicos necesita ayuda</b>
Athena, adolescente de 13 años, el nombre es ficticio, es una experta en desconectar de sus padres y conversar con sus amigos sobre mensajes o “Snapchat”, dijo: “He estado con mi móvil más de lo que he estado con personas reales…Mi cama ha cogido la forma de mi cuerpo”.
El escrito “¿Han destruido los Smartphones a una generación?” de <b>Jean H. Twenge</b>, expone con todo detalle los efectos perniciosos que los dispositivos electrónicos generan en la infancia y adolescencia actual. Se venden estos dispositivos de comunicación como medios para hacer amigos y para ser felices. Las personas que se hacen adictos a ellos, los estudios que se hacen al respecto indican todo lo contrario. Los adolescentes que se enganchan al mundo virtual son más solitarios, más estresados y más dados al suicidio.
¿¿Qué es lo que los lleva a esta situación tan desastrosa? Utilizaré la parábola del hijo pródigo (Lucas 15: 11-32) para explicarlo. El relato comienza presentando el escenario y los protagonistas principales: Un hacendado con dos hijos. Comparo este escenario con la situación óptima en que se encontraban Adán y Eva en el paraíso. No carecía de nada. Se daba una relación óptima entre el matrimonio y el entorno. Gozaban del privilegio de mantener con el Padre, el Creador, una relación de profunda amistad que nada la perturbaba. Pero un peligro se cernía sobre ellos. El ángel que se rebeló contra Dios y que se convirtió en Satanás no veía con buenos ojos la felicidad que gozaban nuestros primeros padres. Con astucia maligna les despertó la sensualidad perversa.  Se fijaron en el fruto del árbol que Dios les había prohibido comer y vieron “que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría” (Génesis 3: 6). Ya no les bastaba con lo que tenían. Quisieron conocer el mundo prescindiendo de Dios. Comieron el fruto prohibido y “entonces les fueron abiertos los ojos, y conocieron que estaban desnudos” (v.7).
El hijo más joven llegó un día en que se cansó de seguir en casa de su padre, y le dijo: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponden” (Lucas 15:12). El padre repartió la herencia entre sus hijos. “No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una región apartada, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (v.13). Vivir sin Dios el mundo no da lo que promete. Vende felicidad pero da espinos y cardos. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” (Génesis 3:19).
En la región apartada a la que fue a parar el hijo pródigo “deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba” (Lucas 15:16). A los adolescentes de hoy que no encuentran lo que buscan en los cachivaches electrónicos y que se dejan atrapar por ellos, el vivir se les hace insoportable. En vez de placer, los cardos que crecen lozanos a su alrededor les dan punzadas que les hacen la vida insoportable. Así no se puede vivir, piensan.
El joven de la parábola, harto de pasar necesidades ”y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como uno de tus jornaleros” (vv. 17,18). El joven está descontento con el resultado de haber abandonado la casa de su padre. Había tomado una decisión equivocada que le cobraba un peaje muy oneroso. Se arrepiente de su error. El arrepentimiento es el primer paso que debe tomarse si es que se desea salir del trance en que le ha colocado el haber abandonado la casa del padre. El lector que se encuentra en una situación parecida a la del hijo prodigo podrá pensar: “Dios no puede perdonar a un malvado como yo”. Pero Dios le susurra al oído: “Yo te manifiesto misericordia por medio de mi Hijo. Este vino al mundo en la persona de Jesús y murió en la cruz para saldar la deuda que tienes conmigo. Mi Hijo te dice: “No he venido a llamar justos (personas buenas) sino pecadores al arrepentimiento” (Mateo 9:13).  ¿Te reconoces pecador?
Dicho y hecho. El joven emprende el camino de regreso a casa. El padre, desde el día que su hijo abandonó el hogar otea el camino y viéndolo en la lejanía, movido por la misericordia sale corriendo hacia él, se lanza sobre el hijo, lo abraza y lo besa. El hijo arrepentido le dice a su padre: “Padre he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo” (v.21). Si el lector es uno de estos adolescentes que como Athena deja impresa la forma de su cuerpo en la cama, vivir no te gusta nada. Los cachivaches electrónicos no te proporcionan lo que deseas. El padre de la parábola representa el Padre celestial y el hijo pródigo eres tú. En vez de recriminar tu huída, te abraza, te besa y dice a sus sirvientes: “Sacad el mejor vestido, y vestidle, y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo muerto era, y ha revivido, se había perdido y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (vv.22-24).Los vestidos con que visten al joven representan las túnicas de lino blanco que llevan todos los que sus pecados han sido lavados por la sangre de Jesús. Sin ellos no se puede acceder  al banquete de bodas preparado para todos los hijos de Dios el Padre.
Octavi Pereña i Cortina


PROVERBIOS 11: 4

“No aprovecharán las riquezas en el día de la ira, mas la justicia librará de muerte”
Ingentes cantidades de dinero se han invertido a lo largo de los siglos en la construcción de las majestuosas cardenales que salpican el mundo cristiano. La causa de tanto derroche se debe a la doctrina católica del Purgatorio que enseña que los fieles que mueren insuficientemente purificados, antes de poder gozar de la gloria eterna, deben pasar un tiempo en él purgando con duros sufrimientos los pecados para que el pecador se libre de la “pena temporal”  que debe expiar por sí mismo. Con las oraciones a favor de los difuntos y especialmente con las aportaciones económicas, la Iglesia católica  por medio de sus ministros se auto confiere el poder de acortar la estancia de las almas en tan lúgubre lugar. Los miles de majestuosos y emblemáticos edificios que posee la Iglesia católica, el vaticano es uno de ellos, se han construido gracias a las aportaciones pecuniarias ofrendadas por los fieles por el miedo por el miedo que les produce de ir a parar a tan siniestro lugar, que no existe. Ahora que tanto se habla del quinto aniversario de la Reforma Protestante, debe recordarse que uno de los motivos por los que Lutero se separó de la Iglesia católica fue el de las indulgencias que Tetzel, el legado papal en Alemania, vendía  y que decía que a cada sonido que las monedas producían al caer dentro del cofre, una alma salía de Purgatorio. Quienes han confiado en el engaño del Purgatorio, al despertar en el más allá se encontrarán en el lugar al que fue a parar el potentado de la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16: 19-31): “Y murió también el rico, y fue sepultado. I en el infierno alzó sus ojos estando en tormentos”. Y viendo de lejos a Abraham y a Lázaro, el pordiosero que “ansiaba saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico”, se dirigió a Abraham, diciéndole: “Padre Abraham ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”. Esta es la primera parte de la condenación eterna, El alma despojada del cuerpo que yace bajo tierra y sufre la condenación hasta el dia de la resurrección de los muertos. Llegado este día el alma y el cuerpo reunidos “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor  y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9),
“Mas la justícia librará de muerte”, sigue diciendo el texto que es la base de nuestra meditación. Por cuanto todos hemos pecado todos moriremos a no ser que antes venga el Señor en su gloria a buscarnos. Para el verdadero creyente en Cristo la muerte del cuerpo no significa el fin, sino el inicio de una gloria que alcanzará plena perfección el día de la resurrección en que cuerpo glorificado y alma reunidos gozarán de la presencia de Dios. El deseo de ser felices actual se gozará plenamente en aquel día y por toda la eternidad futura.



SALMO 130: 3,4

“Señor, si miras a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado”
El salmo comienza con un in tenso y profundo clamor del poeta al señor. “De lo profundo, oh Señor, a ti clamo. Señor oye mi voz, estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica” (vv. 1,2). Sin el sincero reconocimiento de la existencia de Dios y de que el señor es mucho más que un mero formalismo intelectual de su existencia, no se busca a Dios. Es la expresión de fe que inspira el Espíritu Santo morando en el corazón de su autor. Sin la fe que es regalo de Dios  el salmista, ni nadie,  podrían haber escrito lo que dice en el texto que encabeza este comentario.
Son muchas las personas que en cierta manera tienen conciencia de que algo no funciona bien es sus vidas. Sus conciencias les acusan de haber hecho cosa que no están bien. Pero por la mala información recibida acuden al confesor para que les perdone sus pecados o que se les diga que para redimir sus transgresiones tienen que hacer buenas obras: Poner una X en la casilla Iglesia. Hacerse socio de una ONG católica que ayuda a los necesitados. Ayudar a la misiones, Todo ello y mucho más está bien, pero con ello no se consigue el perdón de los pecados. Nadie puede pagar el pecio de la salvación de su alma. Sólo Jesús puede conseguirlo.
El salmista sabe en quien ha creído. Sabe con certeza quien es su Salvador. No existe la más mínima duda. Edifica su vida sobre la Roca: “Esperé yo en el Señor, esperó mi alma, en su palabra he esperado, mi alma espera en el Señor” (vv. 5, 6a). No existen fisuras en la fe del salmista. Cree firmemente: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser la cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay  otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos sr salvos” (Hechos 4: 11,12).
¿De qué manera espera al Señor el alma del salmista?: “Más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana”  (v.6b). Sobre todo en tiempo de guerra los soldados que les toca hacer guardia de noche esperan con ansia el amanecer porque así desaparecerán los fantasmas nocturnos. La intensidad con la que el centinela espera la salida del sol ilustra la intensidad con que el creyente espera en el Señor. “Espera Israel en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y abundante redención con Él, y Él redimirá a Israel de todos sus pecados”  (vv.7,8)



dilluns, 6 de novembre del 2017

PROVERBIOS 8:36

“Mas el que peca contra mí, defrauda su alma, todos los que me aborrecen aman la muerte”

El libro de Proverbios es un cántico a la sabiduría de Dios. Es el mismo Señor que para nuestro bien se manifiesta en la forma de Sabiduría. ¿Cómo lo hace? Haciéndose suyas las costumbres de la época, situándose junto al camino, en las encrucijadas de las veredas, en las  puertas de la ciudad, dando voces para atraer la atención de los transeúntes: “Oh hombres, a vosotros clamo, dirijo mi voz a los hijos de los hombres. Entended, oh simples, discreción, y vosotros necios, entrad en cordura” (vv. 4,5). Dios se dirige a los simples, a los necios, a los faltos de cordura, no a los sabios de este mundo, que son quienes en ellos hay más disposición al arrepentimiento. Los hombres nacidos de mujer  y por línea genealógica de Adán,  nacen siendo hijos del diablo, por lo que desean hacer las obras malas de su padre. En tanto la mayoría de personas persistan en querer ser hijos del diablo no existe solución a los graves problemas sociales que nos angustian.
“Oíd porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para cosas rectas. Porque  mi boca hablará verdad (vv. 6,7). Dios que es la Verdad, sus labios hablarán Verdad. El diablo que es padre de la mentira, sus labios hablan mentira. La primera vez que abrió sus labios para dirigirse a los hombres fue en el Edén para engañar a Eva, haciéndole creer que Dios no era bueno. Engaño que persiste hasta nuestros días haciendo creer a sus hijos que Dios es el causante de todos los males que les afligen. No quiere de ninguna de las maneras que crean en Jesús que es la encarnación de la Sabiduría divina: “La impiedad aborrecen mis labios” (v. 7). No hagáis como Eva que no atendió a mis palabras y así fue que de sabia se convirtió en necia, falta de cordura. Perdió la prudencia que le condujo a comer el fruto del árbol prohibido. A partir de entonces ella y su descendencia son conocedores del mal por experiencia.
¿Por qué Adán comió el fruto prohibido que le ofreció Eva? Porque por el mero hecho de hacer caso al ofrecimiento perdió el temor del Señor y lo sustituyó por la arrogancia y la soberbia que le inclinaron a desobedecer a Dios.
De lo que dice Proverbios 8 he dejado muchas cosas en el tintero. Vale la pena leer todo el capítulo. El resumen el v. 36: “Mas el que peca contra mí, defrauda su alma, todos los que me aborrecen aman la muerte”. Una gran mayoría de nuestra sociedad peca contra la sabiduría divina y los que la aborrecen “aman la muerte”. El caos mundial indica que lo que dice la Biblia no son palabras que se lleva el viento. Son palabras de duración eterna que anuncian la gloria para los justos y la condenación para los que aborrecen a Dios.



SALMO 50: 19

“Abres la boca para el mal, y tu lengua trama en gaño”
Una declaración de Jesús que no nos gusta oír: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:44). “De tal palo tal estilla”, dice el refrán popular. Es decir, tal como es el padre así son los hijos. Si, los que no son hijos de Dios por adopción porque no han creído en Jesús como a su Salvador personal, son hijos del diablo, ¿qué es lo que les asemeja a él? En primer lugar debemos saber las características del diablo. Jesús las describe. Para no apartarnos del  guión que nos marca el texto que comentamos nos quedaremos con una: “Y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en  él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). No se precisa ser demasiado avispado para darse cuenta de que la mentira abunda por doquier. Tanto las personas bien educadas, que tienen títulos universitarios y diplomas que dispensan las mejores universidades del mundo, como los iletrados o analfabetos que se amontonan en los guetos más miserables del mundo, todos son mentirosos. Todo ello confirma quien es el padre de la mayoría de los hombres. La Palabra  de Dios no miente. El mandamiento es claro: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20: 16).
“Abres tu boca para el mal, y tu lengua trama engaño”, nos dice el texto que comentamos. La facilidad con que se abre la boca y se mueve la lengua para vomitar engaño se debe a que el espíritu de Satanás está bien afincado en el corazón. Con tan innoble huésped en el alma es inevitable que la mentira fluya impetuosa, rugiendo como río desbordado, derramando por doquier su veneno mortal.
La mentira no es una forma de hablar inocua: “Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano, contra el hijo de tu madre ponías infamia” (v.20). No solamente el desconocido es el blanco de las palabras mentirosas del poseso del diablo. Los íntimos también son diana del veneno escupido. El mentiroso como no ve a corto plazo el efecto bumerang de la falsedad de sus palabras, piensa que puede seguir vomitando engaño impunemente. No es así. Dios es paciente esperando que el mentiroso se arrepienta de su pecado para ser perdonado. Llegado el momento, si persiste en mentir, oirá de los labios del señor esta sentencia: “Estas cosas hiciste, y yo he callado. Pensabas que de cierto sería como tú, pero te reprenderé delante de tus ojos” (v.21). El Señor reprende. Si no hay respuesta castiga de manera proporcionada  a la mentira cometida. Y si no escarmienta y persiste en abrir la boca para mal, será excluido de la Jerusalén celestial: “Mas los perros (los adoradores de divinidades paganas), estarán fuera…y todo aquel que ama y hace mentira” (Apocalipsis 22:15).



HOY ESTARÁS EN EL PARAISO

<b>Si la Biblia no es la luz que ilumina, la Iglesia no puede reformarse</b>
Existe un parecido entre la disciplina de los partidos políticos y la autoridad eclesiástica. En ambos casos se roba  a las personas el sentido crítico que les permite discernir entre el bien y el mal. En  el caso de los partidos políticos se prohíbe a los cargos electos ejercer libremente el  uso de la razón iluminada por el contraste entre puntos de vista dispares y por la conciencia que dicta que las cosas no son como las dictamina la cúpula de los partidos. La disciplina de partido elimina la discrepancia  con lo  cual se impide la entrada de aire fresco lo cual marchita la lozanía del partido produciendo su decadencia por falta de renovación de pensamiento.
Por lo que atañe a las iglesias cristianas, la autoridad jerárquica representada por el magisterio docente censura la discrepancia aplicando el cortafuegos:<i>doctores tiene la iglesia</i> que menosprecia a los feligreses que piensan, asemejándose al comportamiento de los fariseos con aquellos que se ponían al lado de Jesús. Las iglesias cristianas que oficialmente consideran la Biblia como la autoridad suprema, en la práctica la desautorizan  sometiéndola a la autoridad de los magisterios docentes. Esta actitud es contraria a la  autoridad de las Sagradas Escrituras que estimulan a los creyentes a meditar diariamente su contenido, interpretándolas a la luz que difunde el Espíritu Santo. Las autoridades religiosas judías expulsaban de las sinagogas a las personas que tenían la desfachatez de cuestionar su autoridad. Algo parecido ocurre en las iglesias cristianas. El resultado es su decadencia, al hacerse mundanas. En vez de iluminar al mundo con la luz de la Palabra de Dios que deben ser portadoras, abren las ventanas para que las doctrinas erróneas que circulan por el mundo entren en su interior. En vez de luz, tinieblas.
Un problema que afecta a mucha gente es el de la muerte. Es un misterio para muchos. Según la Biblia un misterio no es un tema indescifrable, sino algo que desvela. La luz de la Palabra alumbra y lo que es oscuro se esclarece. En días previos a Todos los Santos, comentarios de obispos sobre el más allá aportan más oscuridad que luz porque lo que afirman no está basado en la doctrina bíblica, sino en tradiciones procedentes de religiones paganas.
Uno de los dichos que se enseña y que hacer errar el camino a quienes los creen en <i>rezar por los difuntos</i>, doctrina que está fundamentada en los libros apócrifos, que  como su nombre indica, no forman parte del Canon de las Sagrada Escrituras cristianas. En estas no se encuentra ningún indicio que autorice su práctica. “Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto” (Hebreos 3: 8,9, porque es tiempo de misericordia. Producido el deceso es imposible cambiar el estado en que se encuentra la persona. Si se muere en la condenación, las plegarias por los difuntos para lo único que sirven es para infundir una esperanza vana. Una esperanza sin fundamento. Además, rezar por los difuntos está relacionado con la práctica de consultar a los muertos, claramente prohibida en la Biblia. Un caso bien evidente de tal prohibición se encuentra en la muerte del rey Saúl, entre otras cosas por haber consultado a  la adivina de Endor. Una práctica frecuente es implorar a los difuntos en busca de ayuda. “Supongo que os habrá pasado como a mí cuando escucháis a alguien una frase explicativa  de la muerte de un ser amado: “Allá en donde estés…míranos, acompaña nuestras vidas, no te olvidaremos nunca” (Salvaor Giménez, obispo de Lleida).
El obispo Giménez cita el catecismo de la Iglesia católica: “Quienes mueren en la gracia de Dios, pero imperfectamente purificados, todo y estar seguros de su salvación eterna, sufren una purificación después de su muere, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios”. Esto es lo que dice el catecismo católico. ¿Qué dice la Biblia al respecto? En Romanos 7: 20-25 el apóstol Pablo no se avergüenza de su incapacidad de hacer el bien de manera absoluta: Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí… ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará  de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas en la carne a la ley del pecado (vv. 21, 24, 25). Según el catecismo de la Iglesia católica el apóstol Pablo  tiene que sufrir “una purificación después de su muerte”. Para quienes mueren imperfectamente purificados, ¿qué significa “sufrir una purificación después de la muerte”? Según la doctrina, aunque hoy, matizada: El Purgatorio, en donde sus huéspedes “imperfectamente purificados”, sus pecados son purgados con sufrimiento. El arzobispo de Barcelona Joan Josep Omella dice que con la plegaria por los difuntos “los confiamos a la misericordia de Dios…Por el otro lado podemos ser de ayuda para los difuntos que se encuentran todavía en fase de purificación”. Esta  doctrina es contraria a la enseñanza bíblica que afirma que “la sangre de Jesucristo su Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Un ejemplo bíblico de la perfecta purificación que hace la sangre de Jesús se encuentra en el ladrón que encontrándose colgando en la cruz, le dice a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” ¿Qué le responde Jesús? “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23: 42,43). El ladrón era un delincuente. Tal vez tenía las manos manchadas de sangre. La fe en Jesús le llevó después de morir a la presencia de la gloria de Dios. No necesitó pasar por una fase de purificación de larga duración que puede acortarse con las oraciones de los vivos. Al instante llegó a su destino.
Antes hemos dicho que el apóstol Pablo, a pesar que era santo porque la sangre de Jesús le había limpiado todos sus pecados, a pesar de la imperfección que confiesa tener estando aquí en la tierra, confiesa: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces que escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros” (Filipenses 1: 21-24).
Octavi Pereña i Cortina



dilluns, 30 d’octubre del 2017

EL ARTE DE GOBERNAR

<b>La justicia divina es el ingrediente necesario para que el gobernante rija con justicia para bien  del pueblo</b>
La actual Unión Europea nació como Comunidad Europea del Acero y del Carbón con el Tratado de París el 18 de abril de 1951. Los firmantes del Tratado fueron los gobiernos de la República Federal de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Tenía el propósito de evitar el estallido de nuevas guerras que destruyesen Europa de nuevo. Han transcurrido 66 años  y efectivamente no se ha vuelto a oír el ruido de sables. La Unión Europea, pero, es deficitaria en justicia, que es la base de la fortaleza de una unión de  naciones. Con ello La Unión Europea no se edifica sobre sobre la roca sino sobre unos cimientos de arena que no le dan estabilidad y con ello la amenaza constante de su destrucción.
La carta que <b>Martin Luter King, Jr.</b> escribió desde la prisión de Birmagham no tiene desperdicio: “Entonces comprenderéis porque me cuesta esperar. Llega un día cuando la copa de esperar vierte y entonces llega la hora en que los hombres no quieren vivir en un abismo de injusticia en donde experimentas la desolación del desespero que corree. Espero señores que podrán comprender nuestra legítima e inevitable impaciencia.
Mostráis muchísima preocupación por nuestro deseo de romper leyes. Este es un interés legítimo. Con mucha diligencia insistimos  que las personas obedezcan la decisión de la Corte Suprema de 1954 ilegalizando la segregación en las escuelas públicas, es bastante extraño  y paradójico que nos encontremos conscientemente rompiendo leyes. Alguien se puede peguntar: ¿Cómo puedes ser partidario de romper algunas leyes y obedecer otras. La respuesta se encuentra en que existen dos tipos de leyes: Hay leyes justas y las hay injustas. Coincido con san Agustín: <i>Una ley injusta de ninguna de las maneras es una ley/i>. Se dan dos tipos de leyes. Existen leyes justas y leyes injustas. ¿Cuál es la diferencia entre las dos? Una ley justa es un código hecho por el hombre que  encaja con la ley moral, o la ley de Dios. Una ley injusta es un código que no está en harmonía con la ley moral. Diciéndolo con el pensamiento de santo Tomás de Aquino, una ley injusta es una ley humana que no está enraizada en la ley eterna y moral. Cualquier ley que edifique a la persona humana es justa. Cualquier ley que degrada a la persona humana es injusta. Todas las leyes que segregan son injustas porque la segregación deforma el alma y perjudica a la persona…”
La única ley que no necesita enmendarse es la Ley de Dios porque es la Verdad. Las leyes humanas a pesar de que puedan ser redactadas por personas piadosas, contienen defectos. Son útiles durante un cierto tiempo. Nuevas generaciones aparecen en el escenario social. ¿Qué debe hacerse con las leyes envejecidas, desfasadas? Maimónides, el filósofo judío nacido en Córdoba en el año 1135 se expresa con claridad meridiana: “Por el otro lado si una ley vigente desde hacía mucho tiempo y en el transcurso de los años resulta ser anacrónica, debe derogarse automáticamente. En términos jurídicos la cuestión debe resolverse así: “Se sancionó una ley en Israel que siguió vigente durante muchos años, y en determinado momento apareció un nuevo tribunal y comprobó que aquella ley no satisfacía las exigencias del momento, en este caso debe anularse, aunque el tribunal sea inferior en sabiduría y autoridad original”.
Una perla del jurista holandés Hugo Grotius: “No sabe gobernar  un reino quien no sabe dirigir una provincia, no puede dirigir una provincia quien no sabe ordenar una ciudad, no sabe administrar una ciudad quien no sabe conducir un pueblo, tampoco un pueblo quien no sabe guiar una familia, este hombre tampoco puede gobernar bien una familia si no sabe como gobernarse a sí mismo, tampoco se puede gobernar a sí mismo a no ser que su razón sea señor, la voluntad y sus deseos, sus vasallos. Nadie puede gobernar a la razón a no ser que la gobierne Dios y le sea obediente”. Corolario: Sin la conversión a Cristo que es el camino para encontrar a Dios, el ser humano no puede amar la justicia que enaltece a la nación.
Octavi Pereña i Cortina



GÉNESIS 25: 8

“Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo”
Por cuanto todos hemos pecado, todos moriremos. ¿Estamos preparados para cuando llegue este evento? No todos moriremos de buena vejez, pero todos falleceremos a no ser que antes venga el Señor en su gloria a buscar a su pueblo que está bregando en las diversas circunstancias que impone este mundo manchado por el pecado. La tierra por haber sido maldecida por el pecado de Adán produce cardos y espinas.  Con el sudor de la frente nos ganamos el pan diario
Damos por asumido que todos moriremos. Ahora bien, ¿de qué manera lo hemos?
El texto nos dice que cuando Abraham falleció fue unido a su pueblo. Su cuerpo quedó en el lugar en que fue sepultado. Si hoy se encontrase el sepulcro donde fue enterrado es muy posible que no encontraríamos rastro de él. Pero el texto nos dice que Abraham fue unido a todos sus antepasados por la línea de Set que forman parte de verdadero pueblo de Dios. Junto con ellos Abraham vive acompañado de todos los hijos de Dios que en el transcurso de los siglos se han unido a él y con los que se unirán hasta que venga el Señor glorioso.
Por todos los santos los cementerios se engalanan. Los frontales de los nichos espontáneamente se ven cubiertos de flores de plástico. Rostros tristes  y lágrimas descendiendo por las mejillas inundan los cementerios. Pero los difuntos ignoran todo lo que sucede a su alrededor porque la comunicación con los vivos está cortada. Las oraciones por los difuntos no sirven de nada. Ni para aquellos  que nos escuchen ni para que nos ayuden en nuestras necesidades. Un muro de silencio separa el mundo de los vivos del de los muertos.
Pero Abraham y todos los que profesan su fe en el Dios vivo y verdadero, antes  y después de él forman un pueblo de vivientes. Yo soy su Dios dice el Señor. Sus cuerpos reposan en el sepulcro esperando el día de la resurrección. Dios no es un Dios de muertos sino de vivos.
“Y  cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15: 54-57).



PROVERBIOS 16: 33

“La suerte se echa en el regazo, mas del Señor depende todo aquello que determinará”
El azar no existe. La aparición de unos átomos que se auto crearon y que por infinidad de coincidencias se agruparon  y evolucionaron hasta formar la creación, es un mito. Los  juegos de azar se han multiplicado recientemente por su presencia en línea. La suerte siempre está echada a favor del promotor del juego. El texto que comentamos nos dice con claridad meridiana que la suerte no existe. Lo que llamamos azar es la providencia divina. La posibilidad de que un número de lotería toque no depende del azar sino de la voluntad de Dios que lo determina.
El amor al dinero es la base sobre la que se asienta el auge de los jugos de azar. Si las personas estuviésemos satisfechas con lo que el Señor nos proporciona, la infinidad de loterías desaparecerían porque no existirían jugadores. Es más, los jugadores tendrían más dinero porque no invertirían en operaciones improductivas. Pero el gusanillo del deseo agazapado en lo profundo del alma incita a jugar a sabiendas de que se va a perder. La duda: ¿Y si toca? Ante la duda se echa mano a la cartera y se compra el décimo a pesar de que sea muy poca la posibilidad de que toque el gordo de  Navidad.
La realidad es que el hombre sin Dios nunca está satisfecho con lo que tiene. Si posees un euro quieres tener dos. Si tienes dos quieres tener cuatro. Si tienes cuatro, quieres tener dieciséis, Si tienes dieciséis deseas poseer 256. Y así sucesivamente. Un corazón vacío jamás está satisfecho con lo que tiene. Los bienes materiales jamás gratifican. Cuanto más se tiene más se desea.
“La codicia rompe el saco”, dice el refrán popular. Quien lo desea todo lo pierde todo. He aquí la importancia de recordar las palabras de Jesús: “No os hagáis tesoros en la tierra…Porque donde estés vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6: 19-21). En el momento  en que nuestro corazón esté puesto en el dinero y en los bienes materiales, ello se convierte en un dios que nos esclaviza y nos destruye. Lo hace individualmente robándonos la vida eterna que da Jesucristo convirtiendo nuestra vida en un infierno. En el aspecto colectivo en un dios que destruye socialmente arruinando la nación. La mayoría de los males que padece la sociedad se debe a que su dios es el dinero. La Biblia enfatiza: “Porque  raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”    (1 Timoteo 6:10).