diumenge, 29 de desembre del 2024

 

¿PORQUÉ FRACASAN LOS POLÍTICOS?

De una sociedad de incrédulos no pueden salir políticos creyentes

Fernando Ónega finaliza su escrito “Una pequeña propuesta”, así: “Me limito a hacer una modestísima proposición: ¿sería mucho pedir del ejecutivo de quien depende la solvencia de las decisiones oficiales de que se sometan a una prueba de idoneidad? No se hará porque no interesa a los compromisos de esta máquina de colocación que son los partidos. No tengo ninguna duda: si lo hiciese se devolvería la confianza a la sociedad”. El mismo Ónega escribe: “La guerra entre partidos que dice mucho de su ansia de poder y muy poco de la voluntad desinteresada  de servir. Y quien habla de la frivolidad en el nombramiento de los cargos públicos”. La Dana valenciana se ha encargado de descubrir la incompetencia de algunos cargos públicos.

¿Por qué fracasan los dirigentes políticos escogidos democráticamente?

Los israelitas  acudieron al profeta Samuel a decirle que querían un rey como tenían las naciones vecinas. La petición disgustó al profeta. Dios le dijo a su triste siervo: “No te han rechazado a ti, sino a mí me han desechado para que no reine sobre ellos” (1 Samuel 8: 7). Dios ordena a Samuel que unja como rey a Saúl que era “un joven hermoso, entre los hijos de Israel no había otro más perfecto que él, de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo” (1 Samuel 9: 2).

En un principio el monarca escogido democráticamente cumplía las expectativas puestas en él. ¡Ay! “El Espíritu del Señor se apartó de él” (1 Samuel 16: 14). El Señor Jesús explica la parábola del espíritu inmundo que regresa a casa. El espíritu inmundo, por lo que sea, sale del hombre. Transcurre un tiempo y desea regresar a la casa que había abandonado. La encuentra desocupada, limpiada y adornada. Sale a buscar siete espíritus peores que él para morar en ella. Coletilla: “Entonces va, y trae consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí, y el postrer estado de aquel hombre vino a ser peor que el primero” (Mateo 12: 43-45). Esto es lo que le sucedió a Saúl: “El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del Señor” (1 Samuel 16: 14). Por haberse apartado del Señor Samuel le dice a Saúl: “El Señor ha rasgado de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo que es mejor que tú” (1 Samuel 15: 28). Por haber perdido el favor del Señor Saúl va de Herodes a Pilato. Carece de consejeros que le adviertan.

Se acerca un enfrentamiento con los filisteos. En su desesperación dice a sus siervos: “Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte” (1 Samuel 28: 7). Dicho y hecho. Consulta a la nigromántica y regresa al campamento a reunirse con sus tropas. La aniquilación de su ejército fue total. Saúl se suicidió dejándose caer sobre su espada. El epitafio es muy revelador: “Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra el Señor, contra la palabra del Señor, la cual  no guardó, y porque consultó con una adivina. Y no consultó al Señor, por esta causa el Señor lo mató y traspasó el reino a David, hijo de Isaí.

Volvamos atrás: “Dijo el Señor a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndole yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey” (1 Samuel 12: 1). Sin pensárselo dos veces Samuel llena el cuerno de aceite y sale disparado hacia Belén para cumplir el encargo que le ha mandado el Señor de ungir como rey a uno de los hijos de Isaí. ¿Cuál de ellos? A pesar de que Samuel es un ferviente siervo del Señor, duda. ¿Qué señal verá que le permita identificar al hijo de Isaí que tendrá que ungir como rey de Israel? Al presentarse los hijos de Isaí ante él se fijó en Eliab. Se dijo: “De cierto delante del Señor está su ungido” (1 Samuel  16: 6). El Señor tuvo que pararle los pies y decirle. “No mires a su persona, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho, porque el Señor no mira lo que mira el hombre, porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (v. 7). Cuando al final se presentó David, el hijo pequeño de Isaí. “Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos y desde aquel día en adelante el Espíritu del Señor vino sobre David” (v. 13). A pesar de que David fue escogido por Dios por ser un hombre de su propio corazón y que “el Señor le hubiese mandado que fuese príncipe sobre su pueblo” (1 Samuel 13: 14), no dejó de ser un pecador. En las páginas de la Biblia han quedado registrados sus muchos  pecados, todos ellos perdonados cuando se arrepentía   y pedía perdón al Señor. Dios trabaja por  medio de vasos de barro que son muy frágiles y no deja de hacerlo mientras sigan siendo conscientes de su fragilidad. El Señor le dijo al apóstol Pablo. “Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en la debilidad, por tanto, de buena gana me gloriaré mas ben en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12: 9).

Saúl fracasó como rey al no resistir al diablo y permitir que un espíritu maligno de parte del Señor le atormentase (1 Samuel 16: 14), y no se arrepintiese de sus desobediencias. La trayectoria religiosa de David como rey queda reflejada en el salmo 51: “Ten  piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia, conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mi” (vv. 1-3).

Saúl rey incrédulo se dejó guiar por un espíritu malvado y murió suicidándose, dejando el reino  hecho ciscos. David, hombre humilde ante el Señor, no escondió su pecado ante Él. Dejó el reino en su su máximo esplendor. Su epitafio dice: “Y murió de buena vejez, lleno de días y de gloria” (1Crónicas 29: 28).

Octavi Pereña Cortina

 

MATEO 7: 7, 8

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque  todo aquel que pide, recibe; y el que  busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”

Jesús cita una parábola para ilustrar la bondad de prestar ayuda a quien se la pide. Jesús explica: “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente?” Basándonos  en el bien que hacen los voluntarios que hacen tareas de ayuda a los necesitados, a estos individuos se les considera buenas personas. En las relaciones sociales se efectúan muchas obras buenas. Ceder a un anciano o a una persona minusválida el asiento en el autobús. Recoger alguna cosa que se le caído a alguien. En el día a día se hacen muchas pequeñas acciones bondadosas. Decimos  que quienes hacen estas buenas obras son buenas personas. Aparentemente, sí. Si se nos presenta la oportunidad de observar detenidamente a estas “buenas personas” descubriremos que de buenas poco tienen. Ello se debe a que por ser descendencia de Adán han heredado de él su naturaleza pecadora que les incita a hacer el mal. La gracia de Dios  que se manifiesta por medio de su Hijo Jesucristo es un freno que impide que la maldad que se esconde en lo profundo del corazón se manifieste en toda su virulencia.

Jesús finaliza la parábola diciendo: “Pero si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las piden? (v. 11).

Momentáneamente olvidemos del prójimo  y ciñámonos a nosotros mismos. Cuando nos miramos en el espejo, ¿cómo  nos vemos? Si somos narcisos veremos la paja en el ojo del vecino pero no la biga en el propio. Si reflexionamos en lo que el espejo nos muestra nos daremos cuenta de que somos personas muy necesitadas. Apliquémonos las palabras de Jesús: “Si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las pidan”. ¿Cuánto tiempo hace que el lector no ha acudido a Jesús que es el brazo ejecutor de la misericordia divina para humildemente hacer caso de su oferta: “Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque  a todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.

El lector, como las demás personas que son malas sabe dar buenas obras en momentos puntuales, pídale al Señor que le dé fuerzas para hacer aquellas buenas obras que glorifican su Nombre y que son realmente gratificantes.

 

   


 

1 REYES 11: 1

“”Vive el Señor Dios de Israel en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra”  

El reino de Israel atravesaba una grave crisis económica debido a una larga sequía que el profeta Elías había anunciado al rey: “Vive el Señor Dios de Israel en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra”  (1 Reyes 17: 1). Recientemente hemos estado atravesando una dura sequía que ha afectado duramente al campesinado. ¿Quién es el culpable de las graves sequías  que castigan duramente a la economía? El texto que sirve de base a este comentario dice que es Dios y el profeta es el encargado de comunicar al monarca su decisión.

¿Qué es lo que motivó a Dios castigar a Israel con una sequía tan dura? La respuesta nos llega cuando Dios determinó que la sequía estaba a punto de finalizar la Palabra de Dios vino al profeta Elías diciendo: “Ve, preséntate a Acab y yo haré llover sobre la tierra” (1 Reyes 11: 1). “Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Elías le responde: “Yo no he turbado  a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del Señor y siguiendo a los baales” (vv. 17, 18). Durante la sequía algunas parroquias han organizado procesiones presididas por santos y vírgenes, que son los baales de nuestros días.. Pero no se han arrepentido de sus peados.

El texto que sirve de base a esta meditación nos dice que la sequía nada tiene  que  ver con alguna causa atmosférica. Acab acusó al profeta Elías de ser el causante de la sequía. El profeta responde que es el monarca de la catástrofe por haber abandonado el Dios de Israel y seguir a los falsos dioses. En esta época de tanto  desconcierto culpabilizamos a los políticos por la mala administración de los asuntos públicos. Sí que son malos administradores, pero detrás de ellos se encuentra la ciudadanía en general que ha abandonado a Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo dándole la espalda. En el caso de que se encuentre alguna muestra de religiosidad  se vuelca hacia los ídolos de santos y vírgenes que tienen ojos que no ven; oídos que no oyen; pies que no andan y que tienen que ser levados a cuestas. La respuesta que el profeta Elías le da al rey Acab es la que tenemos que hacernos nuestra: “Yo no he turbado  a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del Señor y siguiendo a los baales”. Todos los males que acaecen a nuestro país no son culpa de unos pocos sino responsabilidad de todos por haber abandonado a Dios.

diumenge, 22 de desembre del 2024

 

¿CÉLIBES O CASADOS?

¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente  y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI siendo papa Gregorio VII y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II, en el capítulo 2, punto 16 en donde se lee: “Por medio de la virginidad o el celibato por causa del reino de los cielos los sacerdotes son consagrados a Cristo de una manera especial y distinguida”.

¿Qué tiene prioridad: la ley humana o la divina? Indiscutiblemente la divina. ¿Qué nos dice dicha Ley? “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañosos y a doctrina de demonios, por la hipocresía de mentirosos que teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Timoteo 4: 1-3a).

Parece ser que en plena actividad apostólica y posiblemente por la influencia que habían recibido algunos cristianos procedentes del paganismo, eran partidarios del celibato de sus pastores. Del judaísmo no puede extraerse la doctrina del celibato de los ancianos que pastoreaban a las iglesias. Los profetas eran hombres casados y desconocían que era el celibato profético.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Corintio, redacta: “¿No tenemos derecho de llevar con nosotros a una hermana por esposa como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas (Pedro)?” (1 Corintios 9: 5). La cuestión del celibato no se planteó a la hora de elegir a los ancianos que tenían que pastorear las iglesias

Escribiendo a su discípulo Timoteo el apóstol Pablo le dice; “Palabra fiel: si alguien desea  ser pastor buena obra desea, Pero es necesario que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer…” (1 Timoteo 3: 1-7). Monogamia estricta, no celibato.

Jesús dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre” (Mateo 19: 12).  De manera natural no necesitan mujer. Esta excepción de la regla no excluye a los auténticos eunucos, si son verdaderos cristianos y hayan recibido el don del ministerio de pastorear una iglesia del Señor. El principio general es “que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer"

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 15 de desembre del 2024

 

CATASTROFES IMPREVISTAS

Las catástrofes no son azarosas sino el designio divino que nos avisa que tenemos que arrepentirnos y andar en novedad de vida

La Dana valenciana ha producido cuantiosos daños materiales  y numerosas muertes. Los familiares y amigos de los desaparecidos sufren al ignorar qué ha sido de ellos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sobrepasan a los que La Dana ha producido en tierras valencianas. Uno es el Diluvio Universal que como bien dice el titulo abrazó a toda la Tierra, El otro se refiere a la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos, antes de producirse las catástrofes las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, vendían, plantaban, construían” (Lucas 11: 27, 28). Nadie sospechaba lo que iba a ocurrir.

Jesús también se refiere a dos hechos luctuosos que no son de la envergadura de los previamente mencionados que también se produjeron en un abrir y cerrar de ojos. Uno trata “del caso de los galileos la sangre de los cuales Pilato  había mezclado con los sacrificios”. Jesús dijo a sus oyentes: “¿Pensáis que estos galileos fueron más pecadores que los otros galileos porque han sufrido estas cosas?” (Lucas 13: 1, 2). El otro caso que Jesús cita se refiere a “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé. Pensáis que eran más culpables que todos aquellos hombres  que Vivian en Jerusalén ¿” (Lucas 13: 1, 2). La coletilla que les acompaña dice: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (v. 3).

La existencia aquí en la Tierra va acompañada de accidentes dolorosos que no avisan: Un escalador cae al vacío, una roca se desprende en el momento que pasa un vehículo, un jabalí enviste un coche…La lista de accidentes mortales que no avisan es interminable. A menudo pensamos que si alguien muere  accidentalmente  es porque se lo merecía. Nos quedamos tan panchos con nuestra sentencia infalible. Un rurrú corroe nuestra conciencia.

A veces pensamos que la muerte es algo que les ocurre a los otros, sin pensar que un día llamará a nuestra puerta. Los medios se encargan de recordarnos una y otra vez la tragedia de La Duna valenciana. Viendo los destrozos ocasionados por televisión no nos quita ni el sueño ni el apetito. Es una noticia más de las muchas que difunden los medios. Estamos vacunados de tanto oír malas noticias. La coletilla de Jesús debería sacudir nuestras conciencias que por ser un hecho que más pronto o más tarde también nos tocará a nosotros, tiene consecuencias eternas: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. ¿Qué significa perecer en este texto? En la Biblia encontramos dos significados: Muerte espiritual, ya nacemos así. La consecuencia de ello es que somos totalmente insensibles a la verdadera espiritualidad. Cuando Jesús se refiere a la muerte eterna, el cadáver espiritual no es consciente de que exista. Todos sin excepción cuando fuimos engendrados en el vientre de nuestras madres nos engendraron como cadáveres espirituales por haber heredado el pecado de Adán, del cual todos tenemos que arrepentirnos, como dice Jesús. Si decimos que esto es injusto, ello no nos exime de ser pecadores: “Por cuanto todos pecaron, y están excluidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). Si no nos arrepentimos nuestro pataleo en señal de protesta no impedirá que llegado el día no tengamos que comparecer ante el tribunal de Cristo, en donde el Juez Justo dictará la sentencia de condenación eterna.  No la aniquilación como algunos desearían que fuese para escaparse del juicio divino, si con la muerte se convierten en polvo cósmico impersonal. El apóstol Pablo muy brevemente describe la existencia después de la muerte física de los cadáveres espirituales: “En llamas de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecieron el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder”           (2 Tesalonicenses 1: 8,9).

Sea una muerte inesperada o el resultado de una enfermedad de larga duración, lo cierto es que, querámoslo o no, por el hecho de ser pecadores, si previamente no reconocemos nuestro pecado y lo confesamos a Cristo para que lo perdone “estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El lector que lee este escrito tiene la oportunidad escoger dónde pasar la eternidad cuando la muerte blandiendo la guadaña llame a su puerta. Con la muerte física se sella para siempre el destino eterno, sea para vida o para condenación. La falacia del Purgatorio es un engaña bobos satánico pues cuando se atraviesa la puerta que nos introduce a la eternidad no da lugar al arrepentimiento.

Octavi Pereña Cortina

 

1 TIMOTEO 3: 1

“Palabra fiel: si alguien desea ser pastor buena obra desea”

¿Por qué un obispo como Xavier Novell que según la prensa es un hombre inteligente  y posible candidato al cardenalato no puede casarse? El celibato del clero no tiene base bíblica. Se introdujo en el siglo XI siendo papa Gregorio VII y reformado durante el pontificado de Pablo VI en el Concilio Vaticano II, en el capítulo 2, punto 16 en donde se lee: “Por medio de la virginidad o el celibato por causa del reino de los cielos los sacerdotes son consagrados a Cristo de una manera especial y distinguida”.

¿Qué tiene prioridad: la ley humana o la divina? Indiscutiblemente la divina. ¿Qué nos dice dicha Ley? “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañosos y a doctrina de demonios, por la hipocresía de mentirosos que teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Timoteo 4: 1-3a).

Parece ser que en plena actividad apostólica y posiblemente por la influencia que habían recibido algunos cristianos procedentes del paganismo, eran partidarios del celibato de sus pastores. Del judaísmo no puede extraerse la doctrina del celibato de los ancianos que pastoreaban a las iglesias. Los profetas eran hombres casados y desconocían que era el celibato profético.

El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia de Corintio, redacta: “¿No tenemos derecho de llevar con nosotros a una hermana por esposa como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas (Pedro)?” (1 Corintios 9: 5). La cuestión del celibato no se planteó a la hora de elegir a los ancianos que tenían que pastorear las iglesias

Escribiendo a su discípulo Timoteo el apóstol Pablo le dice; “Palabra fiel: si alguien desea  ser pastor buena obra desea, Pero es necesario que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer…” (1 Timoteo 3: 1-7). Monogamia estricta, no celibato.

Jesús dice: “Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre” (Mateo 19: 12).  De manera natural no necesitan mujer. Esta excepción de la regla no excluye a los auténticos eunucos, si son verdaderos cristianos y hayan recibido el don del ministerio de pastorear una iglesia del Señor. El principio general es “que el pastor sea irreprensiblemente marido de una sola mujer"


 

1 REYES 10: 7

“Pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aún se me dijo la mitad, es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído”

El rey Salomón en los momentos de su mayor esplendor alcanzó fama mundial. La reina de Sabá cuando oyó “la fama que Salomón había alcanzado por el Nombre del Señor, vino a probarlo con preguntas difíciles” (v. 1). “Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón…se quedó asombrada” (vv. 4, 5). Nada más se sabe de esta misteriosa reina. Hollywood ha sacado tajada de esta reina fantaseando con ella en sus películas.

La mítica reina no ha quedado en el olvido. Su nombre no solo ha quedado  registrado en las páginas del Antiguo Testamento. Jesús la saca del cajón del olvido y la pone como ejemplo para los cristianos  y para los hombres en general. Las palabras encomiadoras que Jesús dijo de ella merecen que sean reproducidas en este escrito para que sirvan de repulsivo que nos saque de la modorra espiritual en que hemos caído los cristianos. Debería entristecernos ver como multitudes se rinden a los ídolos del espectáculo y del deporte y que no les importan las inclemencias del tiempo con tal de poder conseguir un autógrafo de sus ídolos. He aquí las encomiadoras palabras que Jesús dijo, para vergüenza nuestra, a la mítica y misteriosa reina de Sabá: “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar” (Lucas 11: 31). ¿Cómo alcanzó Salomón la sabiduría que le hizo famoso? Al inicio de su reinado, comprendiendo la dificultad que comporta reinar para bien de los súbditos, se dirigió  al Señor en estos términos: “Da pues a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo, porqué, ¿quién podrá gobernar este pueblo tan grande? Y el Señor le respondió: Porque has demandado esto, y no has pedido para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí te he dado conforme a tus palabras, he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú” (1 Reyes 3: 11,12).

La reina de Sabá emprendió un largo viaje acompañado de muchas incomodidades para ver a un hombre a quien Dios llenó de sabiduría. ¿Qué esfuerzo ponemos de nuestra parte para encontrarnos con Jesús  que es quien dio sabiduría a Salomón porque se la pidió? Tengamos presente que cuando compareceremos ante el tribunal presidido por Jesús para dar cuenta de lo bueno y lo malo que hagamos hecho durante nuestro peregrinaje por la Tierra “La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará, porque ella vino de los confines de la Tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”

 

 

CATASTROFES IMPREVISTAS

Las catástrofes no son azarosas sino el designio divino que nos avisa que tenemos que arrepentirnos y andar en novedad de vida

La Dana valenciana ha producido cuantiosos daños materiales  y numerosas muertes. Los familiares y amigos de los desaparecidos sufren al ignorar qué ha sido de ellos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sobrepasan a los que La Dana ha producido en tierras valencianas. Uno es el Diluvio Universal que como bien dice el titulo abrazó a toda la Tierra, El otro se refiere a la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos, antes de producirse las catástrofes las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, vendían, plantaban, construían” (Lucas 11: 27, 28). Nadie sospechaba lo que iba a ocurrir.

Jesús también se refiere a dos hechos luctuosos que no son de la envergadura de los previamente mencionados que también se produjeron en un abrir y cerrar de ojos. Uno trata “del caso de los galileos la sangre de los cuales Pilato  había mezclado con los sacrificios”. Jesús dijo a sus oyentes: “¿Pensáis que estos galileos fueron más pecadores que los otros galileos porque han sufrido estas cosas?” (Lucas 13: 1, 2). El otro caso que Jesús cita se refiere a “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé. Pensáis que eran más culpables que todos aquellos hombres  que Vivian en Jerusalén ¿” (Lucas 13: 1, 2). La coletilla que les acompaña dice: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (v. 3).

La existencia aquí en la Tierra va acompañada de accidentes dolorosos que no avisan: Un escalador cae al vacío, una roca se desprende en el momento que pasa un vehículo, un jabalí enviste un coche…La lista de accidentes mortales que no avisan es interminable. A menudo pensamos que si alguien muere  accidentalmente  es porque se lo merecía. Nos quedamos tan panchos con nuestra sentencia infalible. Un rurrú corroe nuestra conciencia.

A veces pensamos que la muerte es algo que les ocurre a los otros, sin pensar que un día llamará a nuestra puerta. Los medios se encargan de recordarnos una y otra vez la tragedia de La Duna valenciana. Viendo los destrozos ocasionados por televisión no nos quita ni el sueño ni el apetito. Es una noticia más de las muchas que difunden los medios. Estamos vacunados de tanto oír malas noticias. La coletilla de Jesús debería sacudir nuestras conciencias que por ser un hecho que más pronto o más tarde también nos tocará a nosotros, tiene consecuencias eternas: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. ¿Qué significa perecer en este texto? En la Biblia encontramos dos significados: Muerte espiritual, ya nacemos así. La consecuencia de ello es que somos totalmente insensibles a la verdadera espiritualidad. Cuando Jesús se refiere a la muerte eterna, el cadáver espiritual no es consciente de que exista. Todos sin excepción cuando fuimos engendrados en el vientre de nuestras madres nos engendraron como cadáveres espirituales por haber heredado el pecado de Adán, del cual todos tenemos que arrepentirnos, como dice Jesús. Si decimos que esto es injusto, ello no nos exime de ser pecadores: “Por cuanto todos pecaron, y están excluidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). Si no nos arrepentimos nuestro pataleo en señal de protesta no impedirá que llegado el día no tengamos que comparecer ante el tribunal de Cristo, en donde el Juez Justo dictará la sentencia de condenación eterna.  No la aniquilación como algunos desearían que fuese para escaparse del juicio divino, si con la muerte se convierten en polvo cósmico impersonal. El apóstol Pablo muy brevemente describe la existencia después de la muerte física de los cadáveres espirituales: “En llamas de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecieron el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder”           (2 Tesalonicenses 1: 8,9).

Sea una muerte inesperada o el resultado de una enfermedad de larga duración, lo cierto es que, querámoslo o no, por el hecho de ser pecadores, si previamente no reconocemos nuestro pecado y lo confesamos a Cristo para que lo perdone “estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El lector que lee este escrito tiene la oportunidad escoger dónde pasar la eternidad cuando la muerte blandiendo la guadaña llame a su puerta. Con la muerte física se sella para siempre el destino eterno, sea para vida o para condenación. La falacia del Purgatorio es un engaña bobos satánico pues cuando se atraviesa la puerta que nos introduce a la eternidad no da lugar al arrepentimiento.

Octavi Pereña Cortina

diumenge, 8 de desembre del 2024

 

GÉNESIS 3: 19

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás”

El concepto mayoritario que se tiene del hombre es que es fruto de una célula que apareció espontáneamente, que evolucionó, se  convirtió en un  homínido y de ahí en “homo sapiens”. El homínido aunque se suponga que evolucionó hasta convertirse en un animal racional no deja de ser “semejante a las bestias que perecen”.

El hombre tiene en común con  los animales irracionales  que tiene cuerpo, pero no desciende de los homínidos porque Dios lo creó independientemente de los animales. Dios después de haber creado a los “animales de la tierra según su género” (Génesis 1: 25), “entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, y conforme a nuestra semejanza  (v. 26). A continuación específica “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y hembra los creó” (v. 27). “Puso Dios al hombre en el huerto de Edén…y mandó el Señor Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2: 15, 16). Este texto enseña que Dios creó al hombre inmortal y que la muerte hizo acto de presencia cuando Adán desobedeció  la prohibición de su Creador. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (3: 6). El resultado de la degustación: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos, entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron taparrabos” (v. 7). La muerte espiritual hizo acto de presencia. La vergüenza que sintieron al verse desnudos, es muestra de ello. Los años que vivió Adán quedan registrados: “novecientos treinta años, y murió” (5: 4). Dios no creó mortal al hombre. Fue la consecuencia de la desobediencia.

Dios no se inhibe del hombre. Le ofrece la oportunidad de recuperar la inmortalidad y la vida eterna al anunciarles la venida del Mesías que se haría cargo de su pecado (Génesis 3: 13-15)

El 1 y 2 de noviembre la Iglesia Católica celebra las fiestas de Todos los Santos y la de los Fieles difuntos, en memoria de los familiares fallecidos. Se engalanan los cementerios como si los finados pudiesen ver lo que sus parientes hacen por ellos. Los vivos se preocupan por los fallecidos sin prestar atención a sus propias necesidades. Un día más o menos lejano tendrán que comparecer ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus hechos. ¿Qué espera el lector oír de los labios de Jesús: absolución o condenación. Vida eterna o muerte eterna. Es una decisión que tiene que tomar hoy porque mañana tal vez no tenga la oportunidad de pedir perdón a Jesús, el Mesías anunciado para perdón de los pecados.


 

1 SAMUEL 25: 21

“Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de lo que es suyo, y él me ha vuelto mal por bien”

David, el rey escogido por el Señor pero todavía sin reinar, es perseguido por su suegro el rey Saúl, como un galgo a su presa. Durante el tiempo de caería  David  busca escondrijos donde guarecerse. Encontrándose en Maón acompañó a los pastores de Nabal. Oyó David que Nabal trasquilaba las ovejas  y envió a diez de sus hombres a pedirle ayuda con la recomendación de que todo el tiempo que estuvo con sus pastores “no los tratamos mal, ni les faltó nada todo el tiempo que han estado en Carmel” (v.7). Nabal despide de malas maneras a los mensajeros de David. En su despecho, al ver que se le pagaba el bien con el mal, jura “que de aquí a mañana, de que todo lo que fuese suyo no he de deja con vida ni un varón” (v. 22).

Abigail esposa de Nabal “mujer de buen entendimiento” (v. 3), al saber las malas maneras con las que su esposo había despedido a los mensajeros de David, recogió abundante comida y al frene de la comitiva salió al encuentro de David. Al encontrarse cara a cara la mujer le dijo: “No haga caso mi señor de este hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su nombre así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está en él, mas yo,  tu sierva, no vi a los hombres que tú enviaste” (v. 25).

Haciendo honor a su entendimiento, las suaves palabas que Abigail dijo a David ablandaron la ira de su corazón (Proverbios 15: 1), “Y dijo David a Abigail: Bendito sea el Dios de Israel, que te envió para que me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano. Porque vive el Señor Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si tú no te hubieses dado prisa a venir a mi encuentro, de aquí a mañana no habría quedado con vida a Nabal ni un varón” (vv. 32-34).

   Un conjunto de factores intervinieron para que una historia que parecía que tenía que acabar en un baño de sangre  tuviese un final feliz. Por un lado las suaves palabras de Abigail que fueron dulces como la miel que suavizaron la ira que provocó en David la desafortunada reacción de Nabal a la petición de ayuda que le hicieron los mensajeros que envió David. Por el otro, David era un verdadero hijo de Dios que reconoció que Abigail fue una enviada de Dios para impedir que cometiese asesinatos que empañarían su honor cuando muerto Saúl fuese coronado como el rey ungido del Señor. Y, como director de orquestra, Dios guió todos los pasos que se dieron en el evento.

 

 

¿QUIÉN VENCERÁ?

Entre el bien y el mal, la victoria del bien está garantizada desde hace más de dos mil años

El panorama político es muy desolador. Si se tira de la manta se descubre mucha mierda. Las cloacas de los partidos políticos ya no pueden absorber más estiércol. No existe efecto sin causa. La causa del descalabro político se encuentra en el hecho de que se actúa de manera horizontal. La política es cosa exclusivamente nuestra y somos nosotros quienes tenemos que levantarla de su caída  en picado. Los políticos son demasiado orgullosos para reconocer su fracaso y que tienen que abandonar su mirada horizontal para dirigirla hacia el cielo.

Gracias a los avances tecnológicos y con la relativa facilidad con que se investiga el espacio sideral nos hace creer que somos dioses. Si lo somos lo somos con pies de barro. A pesar de que Dios hizo al hombre “un poco menor que los ángeles, y le coronaste de gloria y honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos” (Hebreos 2: 7, 8) seguimos siendo hombres que debido al pecado de Adán nos encontramos en una situación muy inferior a la que teníamos antes de que el pecado ocasionase  la ruptura de la relación directa con Dios.

He aquí el dilema. Debido al pecado nacemos ciegos espiritualmente. Exclusivamente creemos en lo que los ojos ven y lo que los dedos palpan. Fuera de lo material nada existe. Todo son fábulas. Esta es la gran tragedia de la humanidad: No quiere reconocer la dimensión espiritual existente. El apóstol Pablo nos alerta para que la dimensión  espiritual olvidada no se convierta en un agujero negro que se nos engulla y nos destruya. Prestemos atención a las palabras del apóstol: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6: 11-13).

Ernest Maragall, refiriéndose a los carteles que le relacionaban con el Alzheimer de su hermano Pascual, que tenían el propósito de desprestigiarle políticamente,  ha dicho: “Siento horror y vergüenza por pertenecer a un pedazo de sociedad capaz de realizar actuaciones tan indecentes”. La indecencia política ha llegado a tales extremos que si no prestamos atención a las palabras del apóstol nos cubriremos de mierda.

Ya es hora que se pongan sobre la mesa las intenciones ocultas que trabajan entre bastidores. Los fariseos los eternos enemigos de Jesús querían deshacerse de Él costase lo que costase. Le dicen: “Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es verídico” (Juan 8: 13). Esto da pie a una controversia que nos llevará hasta Abraham y su descendencia. A nosotros los occidentales la historia de Abraham que tiene más de cuatro mil años de antigüedad puede parecernos algo irrelevante. Pero es de capital importancia para dar respuesta a la pregunta: “¿Quién vencerá?”, que es el título de este escrito. Los fariseos creían que por ser descendencia carnal de Abraham se consideraban ser genuina descendencia del patriarca. Carnalmente nadie se lo discute. Espiritualmente no: “Sabed por tanto, que los que son de la fe, éstos son hijos de Abraham” (Gálatas 3: 7). Los fariseos defienden a capa y espada su descendencia abrahámica. Jesús no discute su descendencia según la carne, pero niega que lo sean espiritualmente: “sé que sois descendencia de Abraham” (Juan 8: 37). Si fueseis   verdaderos hijos de Abraham “haríais las obras de Abraham” (v. 39). La traca final estalla cuando les dice: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (v. 44).

Jesús, “que es el esplendor de a gloria” (del Padre), “la expresión exacta de su esencia” (la del Padre) (Hebreos 1: 3), se las tiene que ver con los fariseos que son hijos de Satanás. Si el  combate contra Satanás hubiese terminado en tablas la lucha contra el mal, solamente nos quedaría el derecho al pataleo. Desde el momento que Lucifer y los ángeles que le siguieron se rebelaron contra Dios con el propósito de destronarlo, la lucha entre Dios y Satanás se ha convertido en una guerra sin cuartel. Desconocemos como pudo producirse el mal cuando no existía. Lo que sí sabemos es que Dios sigue controlando la situación y que Satanás no puede extralimitarse de los límites que le impone Dios. Lo que sí se sabe y es porque la Biblia lo enseña es que Satanás se propone destruir el plan de Dios diseñado para salvación del pueblo de Dios de sus pecados. El Maligno lo intentó  procurando matar a Jesús, que tenía dos años,  por la espada del rey Herodes. Fracasó. Los judíos intentaron matar a Jesús en diversas ocasiones. Tampoco lo consiguió porque todavía no había llegado la hora.

Al acercase el día D y la hora H para que se cumpla el plan de Dios para salvación de su pueblo, Jesús dijo: “Por  eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10: 17, 18). Un segundo antes de morir Jesús exclamó: “Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19: 30). Los fariseos, secuaces de Satanás, se frotaban las manos de satisfacción creyendo que habían conseguido destruir a su enemigo. La alegría les duró poco porque Jesús resucitó al tercer día. Para desmentir el hecho la casta sacerdotal sobornó a los guardias romanos para que dijesen que los discípulos de Jesús habían robado el cuerpo de Jesús mientras ellos dormían. Jesús ha ganado la partida. Satanás ha perdido la guerra. Jesús que es la VIDA ha vencido a Satanás que es el autor de la muerte. Mientras tanto, los cristianos que lo son de verdad, no de boquilla, esperan expectantes la venida gloriosa de Jesús para introducir el Reino Eterno de Dios.

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 1 de desembre del 2024

 

ADOLESCÈNCIA EXTRAVIADA

El Roto en una de les seves vinyetes descriu un jove amb característiques punk que es diu: “m’he apuntat a una penya i ja no penso com jo”. Algú ha descrit aquesta joventut així: “Impulsius, inconscients, capritxosos impunes. Reietons que arrosseguen el grup o serfs que segueixen el líder sense importar-os el dany i el dolor que poden causar, entre altres motius perquè cap d’ells és capaç de posar-se en el lloc de la víctima”. L’autor d’aquesta citació considera els components de les bandes del carrer, antisocials, persones mancades d’empatia, dit de manera més clara, mancades d’autèntic amor per les persones. Aquesta mancança es reflecteix en el tracte que donen als sense sostre, als grups socials  marginals, als afins polític d’un altre signe, les minories religioses, per les que es decideixen per una altra sexualitat. No es pot deixar de banda la violència contra la dona. “La Manada” ha donat nom a aquests grups de jovent que gaudeixen vexant les dones.

Una ressenya de fa un parell o tres danys. La data no importa perquè encaixa perfectament amb alguns esdeveniments d’avui: “Sis menors d’edat van ferir amb una ampolla de vidre un indigent que dormia al carrer, en el barri d’Horta de Barcelona, durant la matinada d’ahir”. Notícies semblants es repeteixen sovint i s’intenta neutralitzar-les encenent espelmes, guardant minuts de silencia, amb parlaments denunciant els vils fets. Les bandes d’adolescents incívics segueixen protagonitzant excessos antisocials perquè les protestes pacífiques no serveixen per canviar la manera de ser violenta d’aquests adolescents que desconeixen què és l’amor de Déu i que puguin fer el que vulguin amb aquells col·lectius o persones que no els cauen bé.

Tota la Paraula de Déu és útil per a instruir en justícia perquè les persones s’estimin les unes a les altres i es busquin mútuament el seu bé. Amor, ingredient tant necessari per aconseguir una societat pacifica en la que desaparegui la por a que un indigent sigui maltractat o assassinat per dormir al carrer, o que una persona que hagi escollit una sexualitat distinta de la normal sigui ultratjada o que una dona que camini sola sigui assaltada per una manada de depredadors sexuals que són incapaços de controlar les seves passions. Ens ajudarà a trobar solució el llibre de Proverbis.

El text que necessitem comentar que aporti llum al comportament punk que El Roto mostra en la seva vinyeta, el tenim a Proverbis 1. El propòsit de Déu per escriure Proverbis per la mà de Salomó “és donar prudència als inexperts: al jove coneixement i discreció” (1:4). El Pare celestial que sent un amor profund vers el seu fill díscol en la paràbola del “Fill pròdig”, cada dia en fer-se clar surt al camí esperant veure en la llunyania el retorn del fill que se n’havia anat a un país llunyà on havia malgastat la hisenda   vivint en permanent xerinola. Un dia el veu venir, s’avança corrent vers ell. Es llença damunt d’ell i l’abraça amb força i li perdona el pecat del seu fill retrobat. El Pare celestial es dirigeix vers cadascun dels fills pròdigs i ens diu: “Escolta, fill meu la instrucció del teu pare, i no rebutgis l`ensenyament de la teva mare, perquè seran una diadema de gràcia per al teu cap, i collars al voltant del teu coll” (vv. 8,9). De moment pot ser possible que  no se’n faci cas del consell patern, que no sigui ben rebut. Mes tard pot ser possible que el cor compungit es digui: “Si hagués fet cas al que em deia el pare!” Aquelles paraules que semblava havien caigut en sac foradat, que s’havien quedat endormiscades en el fons de l’ànima, un dia es desperten i fan reflexionar el fill rebec que creia que els consells paterns no tenien cap altre propòsit que fer-li la guitza.

Un consell als adolescents: Pel fet de robar-se Proverbis en la Bíblia les recomanacions que dóna són atemporals, no envelleixen, no caduquen, són oportunes pels joves d’avui: “Fill meu, si els pecadors et volen seduir, no hi consentis. Si et diuen: vine amb nosaltres, estiguem-nos a l’aguait per vessar sang, parem una emboscada a l’innocent sense motiu, engolim-nos vius com el sepulcre, i sensers, com els qui baixen a la fossa” (vv. 10-12). El pare engoixat perquè el fill es pugui veure atrapat per una “manada” d’adolescents incívics que no tenen manies de cometre actes delictius, li diu: “Fill meu no vagis pel camí d’ells, guarda el teu peu del d’ells, perquè els seus peus corren cap el mal, i s’apressen a vessar sang. Veritablement és decebedor de parar la xarxa  davant dels ulls de qualsevol ocell, i ells es posen a l’aguait de la seva pròpia sang, posen una emboscada contra les seves pròpies ànimes. Així són els camins de tots els que cobegen el guany injust, que pren la vida dels seus posseïdors” (vv. 15-19).

Salomó inspirat per l’Esperit Sant concedeix més saviesa a les aus que als adolescents infatuats. Els ocells si veuen que es prepara un llaç no s’hi deixaran enganxar. Els adolescents que no creuen que hi hagi una Llei superior que regula les seves vides recorren el camí ample que els porta a la perdició “a la seva pròpia sang, posen una emboscada contra les seves pròpies ànimes” (v.18). Al no tenir temor de Déu els adolescents que viuen com si no hi hagués Llei es converteixen en necis que no s’adonen que posen en el camí trampes que són la seva perdició. Pare meu que ets en el cel he pecat contra tu. Perdona’m.

Octavi Pereña i Cortina

 

diumenge, 24 de novembre del 2024

 

COLOSENSES 3: 23

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”

El cuidado del jardín de Edén que en un principio Adán y Eva lo hacían  sin dificultad, con la desobediencia de Adán  la cosa cambió: “Maldita será la Tierra por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinas y cardos te producirá…Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste formado, pues polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3: 11-19). Con la desobediencia el trabajo ha dejado de ser algo placentero para convertirse en algo duro y hastioso como muy bien lo indica que el hombre ganará el pan de cada día con el sudor de la frente hasta  que el Señor lo llame a su presencia. Se dan trabajos físicamente unos más duros que otros. Los de cuello blanco que se realizan en oficinas  provistas de todas las comodidades, físicamente no se suda. Pero el sudor espiritual que le acompaña indica que nadie puede escaparse de la maldición divina. Ni los creyentes en Cristo que por la fe en su Nombre se han convertido en hijos de Dios por adopción, en el tiempo presente no se escapan de la maldición de Dios. A pesar que todos sus pecados han sido perdonados porque Jesús se los hizo  suyos en la cruz, continúan siendo pecadores y lo serán hasta que Jesús en su gloria al fin del tiempo venga a buscarlos porque hasta aquel entonces la maldición permanecerá.

La diferencia entre el creyente en Cristo y el incrédulo es que el primero puede descargar los pesares que acompañan al trabajo en Alguien que le dice: “Ven a mí tú que estás trabajado y cargado y yo te haré descansar. Lleva mi yugo sobre tus espaldas y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón, y tu alma encontrará descanso” (Mateo 11: 28, 29).

El incrédulo, ¿dónde encuentra el descanso para su alma? En ninguna parte. Los ayudadores en los que busca soporte están tanto o más necesitados que él del descanso de sus almas, ¿cómo pretenden ayudarlo? Ni el descanso semanal instituido por Dios, si en él no está Jesús que es el dador de la paz (Juan 14: 27), las actividades que en este día se practican para satisfacer la sensualidad no sirven para tranquilizar el desasosiego del alma.

El secreto para encontrar la paz que se escurre como el agua entre los dedos nos lo revela el texto que comentamos: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”

Si el trabajo que hace el lector lo hace como para el Señor descubrirá que Jesús suplanta al empresario que le ha contratado. Tal encuentro te manifestará lo saludable que es trabajar para un Empresario que es amor puro porque en esencia es Amor.


 

1 SANUEL 15: 22

Y Samuel dijo: ¿Se complacerá el Señor tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se le obedezca a las palabras del Señor. Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de carneros”

El profeta Samuel obedeciendo la orden dada por el Señor le dice al rey Saúl: “Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, e hiere a Amalec, y destruye lo que tiene…” (vv. 1-3). Saúl emprende la guerra y vence a Amalec, pero no lo destruye del todo. El profeta Samuel se acerca al monarca  y le dice: “¿Por qué, pues, no has oído la voz del Señor sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos del Señor?” (v. 19). Saúl le da al profeta la excusa del mal pagador.

A nosotros el Señor no va a encargarnos que destruyamos a los enemigos de nuestro pueblo. Como a individuos sí que nos ordena el Señor que cumplamos a rajatabla los mandamientos que se encuentran en la Biblia. Cuando alguien nos reprende por no obedecerlos damos mil y una excusas para justificar lo injustificable: nuestra desobediencia.   Diciendo, si somos católicos, que vamos a misa todos los domingos. Si somos evangélicos,  afirmando que vamos al culto en el día del Señor. No basta con ser practicantes del precepto dominical. Al Señor no le complace que seamos únicamente obedientes al precepto dominical. El Señor se agrada de nosotros si somos obedientes a su Palabra.

El versículo que sigue al que hemos tomado como base de esta meditación dice: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” (v. 23a). La adivinación y la idolatría  son dos pecados que conducen directamente a la condenación eterna. Los falsos pastores que se presentan ante nosotros como si fuesen ángeles de luz, nos dicen que si confesamos nuestros pecados a un sacerdote la absolución que nos da certifica que nuestros pecados han sido perdonados. Si nos hemos olvidado de alguno o no lo hemos querido confesar por vergüenza, no os preocupéis por ello. Pasareis una temporada en el Purgatorio de donde saldréis más blancos que la nieve. Si no basta con el Purgatorio, no os inquietéis: Las oraciones y las misas que se hagan a vuestro favor acortarán el tiempo de purgación y entraremos en la gloria celestial. Estas falsas doctrinas son las que enseñan los falsos pastores que encubiertamente se han infiltrado en las filas cristianas.

 

 

 

ESPIRITISMO CRISTIANO

“Conseguí quedarme (entrar en la redacción), haciendo horóscopos. Por eso no los leo. Sé cómo se hacen, ha, ha” (Jon Sistiaga, periodista)

El profeta Jeremías hace sonar la alarma cuando escribe: “No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían, yo no les hablé, pero ellos profetizaban. Pero si ellos hubiesen entrado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (23: 21, 22).

Jesús afirma: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24: 11). El apóstol Pedro ratifica las palabras del Señor: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructivas, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los cuales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2: 1-3).

El sonido de la siena debería oírse durante la solemnidad de Todos los Santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos. El purpurado barcelonés escribe: “Por otro lado, el 2 de noviembre día de los fieles difuntos rogamos por todos aquellos que nos han dejado y que han finalizado su camino aquí en la Tierra. Los recordamos con afecto, los llevamos en el corazón. Por eso rogamos a Dios Padre misericordioso, por intercesión de santa María i de todos los santos para que puedan gozar de la vida eterna en el cielo”. El prelado en su escrito “La llama de la esperanza” (La Vanguardia 3/11/2024), deja entrever que los vivos pueden comunicarse con los difuntos. Esta filosofía es pagana se opone radicalmente a las enseñanzas de la Biblia. He aquí algunos textos como muestra: “Porque como pecado de adivinación es la rebelión”                    (1  Samuel 15: 23). “Que no se encuentre en ti…quien practique la adivinación, agorero, sortílego, hechicero, mago, y quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que haga estas cosas, y por estas abominaciones el Señor tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Deuteronomio 18: 10-14).

Tanto el apóstol Pedro como el profeta Jeremías nos avisan que la Iglesia de Cristo aquí en la Tierra no está formada por personas totalmente santas. Jesús lo enseña en la parábola de la cizaña y del trigo (Mateo 13: 24-30). Jesús termina el relato diciendo a aquellos que querían arrancar la cizaña antes de tiempo: “No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Pero recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla, pero recoged el trigo en mi granero”.

El arzobispo barcelonés en el escrito mencionado no se comporta como sembrador de trigo al no enseñar conforme a la Palabra de Dios. Mas bien lo hace comportándose como “un enemigo” (v.28) que se infiltra furtivamente dentro de la viña del  Señor. ¿Quién es el enemigo? El apóstol Juan lo desenmascara  cuando escribe: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de la mentira” (Juan 8: 44). Para no llevarnos a engaño, la Biblia nos transporta en el tiempo hasta situarnos en el Edén para poder contemplar al padre de la mentira en acción: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor Dios había creado” (Génesis 3: 1), seduciendo a Eva impulsándola a desconfiar de la bondad de Dios. Del “enemigo” que furtivamente entra en el campo para sembrarlo con  cizaña el apóstol Pablo lo describe: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin será conforme  sus obras” (2 Corintios 11: 13-15)

Satanás no se infiltra en las iglesias a cara descubierta. La cubre con la máscara de la hipocresía. Se la cambia según las circunstancias. Eso sí, siempre lo hace aparentando ser un apóstol de Jesucristo. El engaño para no ser descubierto siempre va acompañado de medias verdades. La mentira no puede plantar cara abiertamente a la verdad. La Palabra de Dios es la verdad. El primer objetivo de Satanás es desvirtuar la verdad de la Biblia.  Si consigue que las personas consideren la Biblia como obra literaria como Don Quijote, por ejemplo, habrá ganado la partida. Hará creer a quienes son cristianos de labios pero no de corazón cualquier sandez que se proponga.

Leemos en el escrito del purpurado barcelonés: “En esta época en que rogamos por los difuntos y los dejamos en la paz de Dios, para que puedan llegar al gozo pleno el cielo…Vivamos el verdadero sentido de las celebraciones con las que iniciamos el mes de noviembre tan arraigadas en nuestra historia y cultura, y llenas de esperanza cristiana” (?). El escrito que comentamos del purpurado de rezuma espiritismo. Cierto, no es un espiritismo grosero como el pagano porque el enemigo, Satanás, el padre de la mentira lo ha maquillado con el tinte cristiano que esconde su fealdad. A la mutación externa   se le puede aplicar el dicho: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Octavi Pereña Cortina

diumenge, 17 de novembre del 2024

LA GUERRA TIENE SENTIDO

“Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, pero un pecador destruye mucho bien” (Eclesiastés 9: 18)

En uno de sus apuntes al natural   JL Martin se refiere a la guerra. En la parte alta de la viñeta y a su izquierda un breve texto: “Oriente Medio”. Debajo del texto múltiples estallidos de bombas. A la derecha y en la parte alta del dibujo una nube oscura acompañada de un corto texto: “Dios habla”. Dentro de la nube oscura otro texto: “Muchos elevan oraciones para la paz pero no las oye por las explosiones”.

“¡Ay guerra! Me pregunto si es necesario que las personas civilizadas se dediquen a la guerra. No solo te digo que no es necesaria, sino que nunca será necesaria, y que siempre, no solo en algunas ocasiones, destruye el desarrollo normal de la humanidad, destruye la justicia y para el progreso” (Galton Mohk).

“La guerra es una matanza de personas que no se conocen, en provecho de personas que sí se conocen pero que no se matan” (Paul Valeri).

“Si un caníbal utiliza el tenedor y el cuchillo para comer, ¿es progreso? Hoy o mañana unos caníbales que comen con tenedor y cuchillo bombardean mi ciudad en nombre de la libertad y la democracia, ¿es civilización?” (Anónimo).

Se podría alargar hasta el infinito la lista de citas que tratan la guerra. Como escribe el profeta Isaías: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus agua arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (57: 20, 21).

Por mucho que se repita hasta la saciedad que se tiene que tener memoria histórica para que el pasado luctuoso no se repita, lo cierto es que no aprenden la lección. “Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego, mas no os volvisteis a mí, dice el Señor” (Amós 4: 11). A pesar de las advertencias muchos son quienes no hacen caso a Dios. Ahora bien, a menudo  se encuentra un tizón que se escapa del fuego. Basándose en esta esperanza los cristianos  atienden al mandato de Jesús de proclamar el mensaje de salvación sin discriminar a nadie.

Según el profeta Isaías no es el estallido de las bombas lo que impide a Dios escuchar las súplicas que le hacen los hombres pidiéndole la paz: “He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha agravado su oído para oír, pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Porque vuestras manos están contaminadas con sangre, y vuestros dedos de iniquidad. Vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad, confían en vanidad, y hablan vanidades, conciben maldades, y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas, el que come de sus huevos morirá, y si los  aprietan saldrán víboras…No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos, sus veredas están torcidas, cualquiera que por ellas camine, no conocerá paz…Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se vuelvan de la iniquidad en Jacob, dice el Señor, y este será mi pacto con ellos, dijo el Señor: Mi Espíritu  que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán en tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo el Señor, desde ahora y para siempre…Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti” (Isaías 59: 1-4, 8, 9, 20,21; 60: 1).

¡Cuán equivocado estuvo el general Douglas Mac Arthur cuando después de la rendición del Japón, el 2/09/1945, a bordo del crucero Missouri dijo entre otras cosas: “Conciudadanos hoy callan las armas. Ha finalizado una gran tragedia. Se ha ganado una gran victoria. Los cielos ya no hacen llover muerte. Los mares servirán solamente para el comercio. Por todas las partes los hombres andarán derechos a la luz del sol. Todo el mundo estará en una paz completa”. Desde el 1945 hasta nuestros días las guerras se han multiplicado y las armas más mortíferas. Las guerras no se han acabado ni se acabarán.

Jesús sentado en el monte de los Olivos, entre otras cosas dijo a sus discípulos: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras, mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá pestes y hambres, y terremotos en distintos lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24: 6-8).

Retrocedamos en el tiempo y detengámonos en el libro del profeta Daniel y quedémonos en el extraño sueño que tuvo el rey Nabucodonosor. Si prestamos atención aprenderemos una gran lección que nos dará tranquilidad en los zozobrosos tiempos que nos toca vivir. El rey no recordó el sueño pero le inquietó. A toda costa quiso recuperarlo. Convocó a brujos, magos, y astrólogos para que le recuperasen el sueño. Todo fue inútil. Finalmente, Daniel compareció ante el monarca y le dijo que lo que había visto en el sueño fue una estatua colosal que tenía la cabeza de oro puro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies en parte de hierro y en parte de arcilla. Mientras Nabucodonosor contemplaba en el sueño la extraña escultura vio “que una piedra fue cortada no con mano, y golpeó a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó” (Daniel 2: 34). La estatua se hizo añicos.  La interpretación que Daniel da el sueño es que empezando por la cabeza de oro que es Nabucodonosor le sucederán nuevos imperios: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será dejado a otro  pueblo. Desmenuzará y consumirá a todos estos reinos” (2: 44). La fecha del cumplimiento de la profecía es incierta. Por esto Jesús aconseja a sus discípulos. “Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no penáis” (Mateo 24: 44). Los hijos de la luz siempre preparados esperando la implantación del reino de Dios eterno.

Octavi Pereña Cortina 

 

ACONECIMIENTOS IMPREDECIBLES

La Dana valenciana ha producido innumerables daños materiales y múltiples víctimas mortales. El temporal ha causado mucho dolor por las pérdidas materiales  y por los familiares y amigos fallecidos y por desconocer  el final de los desparecidos.

Jesús se refiere a dos hechos catastróficos que sucedieron de improviso. Uno, el Diluvio Universal. El otro, la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ambos casos las personas “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, compraban, vendían, plantaban y edificaban” (Lucas 17: 27, 28). De súbito se produjo la catástrofe.

El Señor se refiere también a dos hechos luctuosos que no son de la  envergadura  de los mencionados que asimismo se produjeron en un abrir y cerrar los ojos. El uno trata “de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios. ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? (Lucas 13: 1). El otro caso que Jesús menciona es el de “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre de Siloé, y los mató? ¿Pensáis que eran más culpables que todos los hombres que había en Jerusalén?” (v. 4).

La vida está saturada de acontecimientos luctuosos sin haberlos anunciado previamente: Un escalador se desploma. El jabalí que choca contra el vehículo. El ladrón que invade la vivienda…Cuando tenemos conocimiento de estas noticias escabrosas instintivamente pensamos: se lo merecían. Y nos quedamos tan panchos. Un runrún corroe nuestra conciencia que no nos deja dormir que nos lleva a la adicción a las pastillas.

Jesús cierra el relato de ambos accidentes imprevistos, diciendo: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”  (v. 5).

A menudo  miramos a la muerte como algo que no nos va a suceder. La televisión, la radio y los otros medios no se cansan de repetir hasta la saciedad los efectos de La Dana valenciana. Verlo de lejos no nos quita ni el sueño ni el hambre. No nos afecta directamente. Las palabras de Jesús tendrían que sacudir nuestras conciencias: “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. La muerte espiritual precede a la física. Cuando el corazón deja de latir se entra en la existencia eterna: Muerte o vida. Si antes de la muerte corporal uno no se ha arrepentido de sus pecados entra en el acto en la condenación eterna. No crea el lector que las oraciones, las misas, que los vivos puedan hacer por ti cuando fallezcas van a sacarte del fatal destino. Una vez fallecido el contacto con los vivos ya no existe.Unas palabras que Jesús dirige al lector: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11: 25, 26).


 

DEUTERONOMIO 8: 5

“Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga un hombre a su hijo, así el Señor tu Dios te castiga”

Nos encontramos en tiempo de indisciplina. Por decirlo de otra manera: sin ley. Impera el individualismo. Cada uno hace lo que mejor le parece. La anarquía social se ha convertido en desorganización  política. A Dios no le place la “ley del oeste”. El orden es el principio de una sociedad civilizada. El principio del orden consiste en amar al prójimo como a uno mismo. Si se tuviese en cuenta que el amor al prójimo es un regalo de Dios  no ocurrirían las barbaridades que se cometen en la que consideramos ser a una sociedad civilizada. La incivilidad también se muestra en la calle: cagadas y orinadas de perro, que la ensucian. Contenedores y coches incendiados por quienes protestan por la causa que sea. Zonas turísticas de montaña convertidas en estercoleros por quienes dicen que aman la naturaleza. Maestros y sanitarios afrentados por alumnos y pacientes…Y imperio de la ley y el orden desaparecen. ¿Hasta dónde llegaremos?

No con amenazas, sino con dulzura, porque no puede ser de otra manera, Dios intenta corregirnos de nuestra manera indeseable de corregirnos. Si alguien dice que el tema de la disciplina no le concierne es porque no se mira en el espejo. La madrasta de Blanca Nieves al mirarse al espejo no veía su fealdad. Con la dulzura que le caracteriza, Dios intenta corregirnos, diciéndonos: “Reconoce asimismo en tu corazón que como castiga un hombre a su hijo, así el Señor tu Dios te castiga”. Existe, pero una distancia abismal entre el castigo que los padres infligen a sus hijos y el que el Padre celestial aplica a los suyos: “Habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él, porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, teníamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los  venerábamos, por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos”?  (Hebreos 12: 5-9).

Hoy, cuando las relaciones familiares se han convertido en tóxicas, prestemos atención a la recomendación que el apóstol Pablo dirige tanto a los padres como a los hijos: “Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la Tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6. 1-4). El lema “la letra con sangre entra” no tiene cabida en la educación de los hijos.

dissabte, 9 de novembre del 2024

 

PELOTA DE ORO A LA HUMILDAD

Tanto Florentino Pérez como Vinícius se han comportado como niños malcriados que al no conseguir lo que quieren patalean y gritan. No me junto contigo es lo único que saben decir.

Un texto de prensa esclarece porqué  por qué Vinícius y Florentino han perdido el partido que tendría que haberles otorgado el premio de la Pelota de Oro: “Es posible que, ciegos de arrogancia, no lo vean. De hecho, la indignación de no verse ganadores de la Pelota de Oro lo explique todo: El problema ha sido que el Real Madrid (y por extensión al madridismo mediático) se había concedido el premio a sí mismo hace semanas con la soberbia de los que niegan incluso la existencia  del otro, y el otro existe. Y se dice Rodri. Y lo han votado a él. Mala suerte” (Juan José Pallàs).

La noticia Venícius y compañía nos lleva a la parábola: Los convidados a bodas que Jesús narró al ver como “los convidados escogían las primeras sillas de la mesa, les refirió una parábola: Cuando seas convidado por alguien a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viendo el que te ha convidado a ti y a él, te diga: Da lugar a éste, y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar” (Lucas 14: 7-9).

André Conte escribió: “Toda soberbia por definición es injusta: Sin justicia hacia los otros, y sin justicia hacia sí mismo. No es nada más que trampa del amor propio”. “He aquí cuya alma no es recta, se enorgullece” (Habacuc 2: 4a).

Para desmentir que la humildad es la marca de los perdedores, la parábola de los convidados a bodas sigue diciendo: “Mas cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba, entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo en la mesa. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”  (vv. 10, 11).


 

DEUTERONOMIO 4: 15, 16

“Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que el Señor habló con vosotros de medio del fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”

La idolatría es la manera de materializar al Dios Invisible. El texto que comentamos es una advertencia para que no nos convirtamos en idólatras. A pesar que los defensores  de los ídolos dicen que no adoran las imágenes sino lo que representan, el texto que comentamos lo dice con toda claridad: “Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que el Señor habló con vosotros de medio del fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”. Es necesario destacar: “para que no os corrompáis”. Los idólatras a pesar de que digan que no adoran a las imágenes, si lo que representan, el texto dice que se corrompen. ¿Qué significa corromper? Alterar alguna cosa, echar a perder, pudrir. La idolatría, piénsese de ella lo que se quiera: altera, echa a perder y pudre, rompe la relación con Dios que es espiritual y que no necesita ningún medio material para tenerla.

El mandamiento dice: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. Dios como Soberano absoluto  y Salvador ha estipulado las reglas que tienen que observarse a la hora de rendirle adoración. Castiga con dureza a quienes añaden o quitan algo a su Ley y así lo enseñen.

“Guardad, pues, mucho a vuestras almas”. Deseando ser más sabios que Dios nos convertimos en chapuceros. La obediencia a Dios es el principio de la sabiduría. Eva hizo caso a las mentiras que Satanás le susurraba al oído y la consecuencia de su desobediencia trajo desgracia a la humanidad. Se podrá decir que no es justo. Patalearemos en señal de protesta. La Ley de Dios es eterna y el Señor sigue sentado en su trono administrando justicia como Rey de reyes y Señor de señores. Su Ley es inalterable.

No somos máquinas automatizadas. Somos personas dotadas de libre albedrio que podemos utilizar para nuestro bien o para nuestro mal. Hoy el lector tiene la oportunidad de escoger a quien servir: A Dios para vida eterna o a Satanás para condenación también eterna. No habrá lugar para las excusas a la hora de presentarse ante el tribunal de Cristo.

 

 

MARATÓN ESPIRITUAL

Pan y circo ofrecen los gobernantes para que los ciudadanos se distraigan y no se acuerden de los desastres que cometen

El deporte tal como lo presentan los medios de comunicación básicamente es un gran negocio que genera muchas ganancias. El efecto mimetismo tiene la facultad de incitar a la infancia a dedicarse al deporte profesional con la esperanza de los padres que sus hijos se conviertan en cracs que amasan fortunas. En el camino del éxito muchos son quienes caen en la cuneta. La esperanza de convertirse en ídolo se desvanece con la misma facilidad con que lo hace la neblina al despertarse el sol. No es del deporte de élite del que vamos a tratar. Me referiré al ejercicio corporal que no necesita gimnasios para practicarlo. Ni costosos equipos mecánicos   que según la publicidad curan todos los males habidos y por haber. Me referiré a los sencillos ejercicios que pueden practicarse en el domicilio, sin necesidad de desplazamientos ni dispendios económicos. El único inconveniente que tiene el ejercicio domiciliario es que al ser secreto el practicante no puede vanagloriarse de ir a centros públicos, lo cual da prestigio. Hecha esta salvedad vayamos al grano.

La Biblia dice: “El ejercicio corporal para poco es provechoso” (1 Timoteo 4: 8). No dice que no tiene ningún valor. Es útil en la vida presente porque contribuye a conservar la salud física y a mantener la movilidad. No ejercerlo avanza la dependencia.

La Biblia nos habla del hombre interior y del exterior. El interior puede renovarse. El exterior con mayor o menor velocidad se desgasta. Es de estas dos características del hombre las que trataremos de ahora en adelante: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho, porque el Señor no mira lo que mira el hombre, porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16: 1). Este texto debería hacernos pensar pues contiene las dos características del hombre. El hombre natural mira lo que tiene ante sus ojos, es decir, el cuerpo e ignora lo que no se ve que es el alma. La causa de dicha distorsión se debe a que por nacimiento de mujer nace espiritualmente muerto. Para él lo espiritual no existe. La insensibilidad espiritual le conduce a dos extremos. El uno lo describe perfectamente Álvaro Bilbao, sicoterapeuta y neurosicólogo: “Los expertos recomiendan que la práctica deportiva tiene que ser siempre racional. Es decir, que no se convierta en una obsesión que pueda poner en peligro la relación de pareja. Existen personas realmente obsesionadas con el aspecto físico o la necesidad de hacer deporte. Cuando se convierte en lo único interfiere en la vida de pareja. Podemos estar ante un problema de salud menta”. El otro lo exponen las voluminosas barrigas que desestabilizan el equilibrio de las personas que las transportan. Lo cual manifiesta que a pesar que el “ejercicio corporal para poco es provechoso”, sí tiene una finalidad.

Desde el momento de la concepción la vida está determinada. Dios desde antes de la creación del universo y de todo lo que contiene, guarda en su despacho celestial el Libro de la Vida en donde están registrados los nombres de todos los redimidos por la sangre de Jesús. De éstos no se borrará ninguno. En las manos del Señor está la vida y la muerte, la salud y la enfermedad. Ello no significa que seamos títeres movidos a voluntad del titiritero. En lo que depende de nosotros tenemos facultad de incidir en nuestra salud física y espiritual, para bien o para mal.

La vida cristiana, en el tiempo presente la Biblia la compara a una competición atlética, poniendo como modelo las antiguas Olimpiadas griegas en que los atletas competían para ser galardonados con una corona de laurel. Así lo describe el apóstol Pablo: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene, ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura, de esta manera peleo, no como quien golpea el   aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (2 Corintios 9: 24-27). El apóstol Pablo corre, golpea porque sabe con certeza donde está la meta a la que quiere llegar.

Hagamos una pausa y volvamos al ejercicio corporal. Años ha se le conocía como “gimnasia sueca”. Eran ejercicios que tenían la finalidad de desentumecer los miembros con lo cual se conseguía que el envejecimiento se produjese, salvo excepciones, con la lenta pérdida de la movilidad, con lo cual el final de la existencia terrenal fuese más saludable. El ejercicio corporal es provechoso tanto para los incrédulos como para los creyentes. Hecha esta pausa prosigamos con el tema que nos importa: la maratón espiritual: “Por tanto, no desmayamos, antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las coas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4: 16- 18).

La serpiente, Satanás que engañó a Eva y por medio de ella a Adán y con él la muerte espiritual y física de toda su descendencia, Jesús nos hace esta advertencia. “Mas yo os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero yo os enseñaré a quien debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder para echar en el infierno, sí, os digo, a este temed” (Lucas 12: 4, 5). A pesar de que el ejercicio físico no puede evitar  que el cuerpo se convierta en polvo, la resurrección de Cristo garantiza que el polvo en que se convierten los cuerpos mortales se transforme en cuerpos espirituales incorruptibles e inmortales.  

Octavi Pereña Cortina