PELOTA DE ORO A LA
HUMILDAD
Tanto
Florentino Pérez como Vinícius se han comportado como niños malcriados que al
no conseguir lo que quieren patalean y gritan. No me junto contigo es lo único
que saben decir.
Un
texto de prensa esclarece porqué por qué
Vinícius y Florentino han perdido el partido que tendría que haberles otorgado
el premio de la Pelota de Oro: “Es posible que, ciegos de arrogancia, no lo
vean. De hecho, la indignación de no verse ganadores de la Pelota de Oro lo
explique todo: El problema ha sido que el Real Madrid (y por extensión al
madridismo mediático) se había concedido el premio a sí mismo hace semanas con
la soberbia de los que niegan incluso la existencia del otro, y el otro existe. Y se dice Rodri.
Y lo han votado a él. Mala suerte” (Juan José Pallàs).
La
noticia Venícius y compañía nos lleva a la parábola: Los convidados a bodas que Jesús narró al ver como “los convidados escogían las primeras sillas
de la mesa, les refirió una parábola: Cuando seas convidado por alguien a bodas,
no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté
convidado por él, y viendo el que te ha convidado a ti y a él, te diga: Da
lugar a éste, y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar”
(Lucas 14: 7-9).
André
Conte escribió: “Toda soberbia por definición es injusta: Sin justicia hacia
los otros, y sin justicia hacia sí mismo. No es nada más que trampa del amor
propio”. “He aquí cuya alma no es recta,
se enorgullece” (Habacuc 2: 4a).
Para
desmentir que la humildad es la marca de los perdedores, la parábola de los
convidados a bodas sigue diciendo: “Mas
cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga
el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba, entonces tendrás gloria
delante de los que se sientan contigo en la mesa. Porque cualquiera que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (vv. 10, 11).
DEUTERONOMIO 4: 15, 16
“Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues
ninguna figura visteis el día que el Señor habló con vosotros de medio del
fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de
figura alguna, efigie de varón o hembra”
La
idolatría es la manera de materializar al Dios Invisible. El texto que
comentamos es una advertencia para que no nos convirtamos en idólatras. A pesar
que los defensores de los ídolos dicen
que no adoran las imágenes sino lo que representan, el texto que comentamos lo
dice con toda claridad: “Guardad, pues,
mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que el Señor habló con
vosotros de medio del fuego, para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros
escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”. Es necesario
destacar: “para que no os corrompáis”.
Los idólatras a pesar de que digan que no adoran a las imágenes, si lo que
representan, el texto dice que se corrompen. ¿Qué significa corromper? Alterar
alguna cosa, echar a perder, pudrir. La idolatría, piénsese de ella lo que se
quiera: altera, echa a perder y pudre, rompe la relación con Dios que es
espiritual y que no necesita ningún medio material para tenerla.
El
mandamiento dice: “Amarás a Dios sobre
todas las cosas”. Dios como Soberano absoluto y Salvador ha estipulado las reglas que
tienen que observarse a la hora de rendirle adoración. Castiga con dureza a
quienes añaden o quitan algo a su Ley y así lo enseñen.
“Guardad, pues, mucho a vuestras almas”. Deseando ser más sabios que
Dios nos convertimos en chapuceros. La obediencia a Dios es el principio de la
sabiduría. Eva hizo caso a las mentiras que Satanás le susurraba al oído y la
consecuencia de su desobediencia trajo desgracia a la humanidad. Se podrá decir
que no es justo. Patalearemos en señal de protesta. La Ley de Dios es eterna y
el Señor sigue sentado en su trono administrando justicia como Rey de reyes y
Señor de señores. Su Ley es inalterable.
No
somos máquinas automatizadas. Somos personas dotadas de libre albedrio que
podemos utilizar para nuestro bien o para nuestro mal. Hoy el lector tiene la
oportunidad de escoger a quien servir: A Dios para vida eterna o a Satanás para
condenación también eterna. No habrá lugar para las excusas a la hora de
presentarse ante el tribunal de Cristo.
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