diumenge, 30 d’abril del 2023

 

JEREMÍAS 50: 38

“Sequedad sobre sus aguas, y se secarán porque es tierra de ídolos, y se entontecerán con imágenes”

Estas palabras de Jeremías no van dirigidas contra Judá sino contra la pagana Babilonia. Esto es una evidencia de que los ojos del Señor están puestos no solamente en su pueblo, también en las naciones gentiles. Con el cambio climático que afecta a toda la Tierra y especialmente la sequía tan amenazadora que nos sobresalta, es urgente que reflexionemos en este texto que es la base de ese comentario.

“Sequedad sobre sus aguas” que hará que “nunca más sea poblada ni habitada por generaciones y generaciones” (v. 39). El profeta dice que la “sequedad sobre sus aguas será porque es tierra de ídolos y se entontecerán  con imágenes”. Nuestro país “es tierra de imágenes” porque los representantes de la religión oficial se han encargado de enseñar durante siglos que la idolatría es la manera correcta de adorar a Dios. El Señor es claro al respecto: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las agua debajo de la tierra” (Éxodo 20: 3, 4). No es de sabios ser idólatra y propagarla. “Se entontecen con imágenes”.

El Antiguo Testamento narra diversas sequías que fueron el resultado de que los pueblos abandonaron al Dios creador de los cielos y la Tierra y de todo lo existente por adorar a dioses que no son Dios. Todos estos relatos han quedado registrados en las páginas de la Biblia con el propósito de culturizarnos y tengamos recuerdo de ellas únicamente como hechos históricos sin ninguna otra trascendencia. No. Han quedo registradas en las páginas de las Sagradas Escrituras cristianas para que aprendamos de ellas la lección espiritual que contienen. Dios nunca considera inocente al culpable. La enseñanza es que Dios no consideró inocente a Babilonia y a los otros países invadidos de ídolos. Las sequías que Dios les mandó se debieron a que no quisieron escuchar los mensajes de los profetas que les enviaba de que se arrepintiesen y no quisieron escuchar. No se tomaron seriamente el mensaje de arrepentimiento que proclamaban los siervos del altísimo lo cual incendió la ira divina. Habiendo visto las barbas de nuestros antepasados pelar pongamos las nuestras a remojar. Los imperios antiguos no hicieron caso de los avisos proféticos y desaparecieron del mapa. Otros ocuparon el vacío que dejaron. Así ha sido hasta nuestros días y así seguirá siendo hasta que el Señor anuncie el fin del tiempo para dar entrada al reino de Dios eterno. Se va acercando el día que tanto como naciones o como individuos nos veremos obligados a abandonar el escenario. Aún estamos a tiempo de arrepentirnos desconocemos con exactitud el día y la hora en que nos veremos obligados a abandonar el escenario. La antigua Nínive disponía de cuarenta días para arrepentirse. Lo hizo a la predicación de Jonás y se salvó de ser destruida por unos ciento cincuenta años. El futuro está en nuestras manos. ¿Qué haremos?

EFESIOS 4: 30

“Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”

El texto que comentamos se refiere al presente del verdadero cristiano que es guardado por Dios para el día de la redención que no es otro que el día de la resurrección cuando Jesús acompañado de la multitud de los santos vendrá a buscar a su pueblo que en aquel momento se encentre en la Tierra y en un abrir y cerrar de ojos serán revestidos de incorruptibilidad y de inmortalidad para salir al encuentro del Señor.

El texto nos dice que quienes hayan nacido de nuevo como hijos de Dios en adopción han sido sellados para el día de la redención. ¿Qué significa que una persona ha sido sellada por el Espíritu Santo? ¿Qué quiere decir que alguien que por la fe en el Nombre de Jesús se haya convertido en templo del Espíritu Santo? El apóstol Pablo da respuesta a estas peguntas: Cristo que murió y resucitó está a la diestra del Padre intercediendo por él. Dice algo muy importante que tenemos que tener bien asumido: “Como está escrito. Por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8: 36-39).

Ahora que sabemos que si somos hijos de Dios en adopción por la fe en Jesús tenemos la certeza que nada ni nadie nos podrá arrebatar nuestra condición de hijos de Dios. En otras palabras: NO PODEMOS PERDER LA SALVACIÓN. ¿Podemos vivir de cualquier manera? ¿Podemos comportarnos  de manera que entristezcamos al Espíritu Santo? El apóstol nos dice que tenemos que vestirnos: “Del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad.  Por lo cual desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros…Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes…Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (vv. 24-32).

Si queremos vivir en cristiano no nos dará tiempo para aburrirnos. Luchar contra el pecado que nos asedia no lo va a permitir.

 

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