dissabte, 30 de desembre del 2023

 

JUECES 1: 7

“Entonces dijo Adoni-becec: setenta reyes cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogiendo migajas debajo de mi mesa, y como yo hice, así me ha pagado Dios”

“Mas si hubiese muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo…”  (Éxodo 21: 23-25), es conocido como Ley del Talión que permite vengarse de las ofensas recibidas. En un principio el  “ojo por ojo…” fue una ley que permitía a los jueces  castigar a quien hubiese cometido un delito   de manera proporcional a la transgresión cometida. De los tribunales de justicia se ha pasado al ámbito personal y se ha pervertido el sentido inicial  al derecho individual de poder vengarse de la ofensa recibida aun cuando sea de manera desproporcionada. Lo que inicialmente significaba un acto de justicia se ha pasado a un acto de venganza. Veamos un ejemplo reciente: la reacción de Israel al ataque de Hamas que es una distorsión del significado de la Ley del Talión. Hecho este inciso volvamos al texto que sirve de  base a este comentario.

La guerra para conquistar la Tierra Prometida sigue su curso. El caudillo Adoni- becec fue hecho prisionero y se le cortan los pulgares de las manos y de los pies (v. 6). Si la Ley del Talión es judicial y la tienen que aplicar las autoridades legalmente constituidas, la ley de la siembra es retributiva: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembra, eso también segará” (Gálatas 6: 7).  Adoni-becec reconoce haber cortado los pulgares de las manos y de los pies de setenta reyes. Acepta: “como yo hice, así me ha pagado Dios”. Alguien se los cortó aunque este alguien sin saberlo la mutilación fue un encargo de Dios. Lo que uno siembra es lo que recoge. A pesar de que pueda disgustarnos lo que Dios ordena es justo. ¡Cuántos de los males que padecemos pueden ser la cosecha de lo sembrado!

No puede ponerse en duda de que el rey David fue un hombre de Dios. Cuando apartó los ojos de Dios la lascivia se desenfrenó. Cometió adulterio y para esconder su pecado indirectamente mató al marido de la mujer ultrajada. Lo que sucedió en el interior de la habitación con la puerta cerrada, no mereció la aprobación de Dios que envió al profeta Natán para reprender al rey adúltero y asesino. A pesar que David se arrepintió de su pecado, lo que hizo merecía castigo. El profeta en Nombre de Dios, le dijo: “Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urias heteo para que fuese tu mujer” (2 Samuel 12: 7-12).

Hagamos una mirada a nuestro interior. Si somos honestos reconoceremos que somos pecadores y que como tales hemos hecho muchas cosas que merecen la reprobación de Dios y ser castigadas. En el caso de que el lector le haya pedido perdón de Dios de sus pecados y Dios se los haya perdonado por la fe en el Nombre de Jesús, será salvo. La ley de la siembre hará su trabajo. Las consecuencias desagradables que te puedan sobrevenir no son castigos de Dios sino instrumentos en sus manos que contribuyen a tu santificación

MARCOS 7:18, 19

“¿No entendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no le puede contaminar. Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Es decir haciendo limpios todos los alimentos”

Si los dirigentes religiosos tuviesen ojos para ver y oídos para oír lo que el Señor dice no impondrían a los hombres dura servidumbre con respecto a los alimentos. Unos dicen que en absoluto se puede comer sangre animal. Otros prohíben comer algunos alimentos en determinadas fechas. Esta servidumbre no la impone el Señor porque considera limpios todos los alimentos. La única limitación s de carácter sanitario. Quede claro que lo que entra por la boca no contamina espiritualmente al hombre.

El Señor añade: “Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro de los corazones de los hombres salen los malos pensamientos: Los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, la lascivia, la envidia, las maldiciones la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (vv.20-23). “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”,   (Proverbios 4: 23). Según de quien sea el corazón así será la persona. Si el corazón se ha convertido en el trono de Satanás, los deseos homicidas del Malvado serán los pensamientos que se incubarán en el corazón: “Adulterios, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios” (Gálatas 5. 19-21). Si en el corazón se ha levantado el trono en que sienta el Rey Jesús, en él se incubarán pensamientos de: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5: 22, 23).

El hombre que por nacimiento natural está muerto en sus pecados y delitos solo le preocupa la apariencia externa. Presume de poder mantener a raya las pasiones carnales que brotan de su corazón, atacando los frutos externos que nacen de los pensamientos corruptos que se incuban en el corazón. No lo consigue porque no desarraiga la raíz. Debido a dicha impotencia cuanto más fuerte sea la lucha contra las malas obras más intensa será la frustración.

Cuando por la gracia del Señor uno se da cuenta de la maldad del corazón y pone su confianza en el Señor, confesará: “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor, y tu perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 36: 5). Pecado perdonado, alma llena de gozo que no se marchita.

 

 

CONCIENCIA RECUPERADA

Se necesita vida  espiritual para hacer desaparecer la corrupción social

¿Se ha parado el lector a reflexionar porque el respeto de los hijos hacia los padres  desparece, la violencia contra la mujer se extiende como un mancha de aceite, la violencia sexual infantil y adolescente sea estremecedora, la pederastia, especialmente la eclesiástica sea horripilante, los robos y los engaños se multipliquen, la opresión de los poderosos sobre los débiles no tiene frontera, la justicia de la justicia sea escandalosa? Habiendo abandonado a Dios “les ha acontecido lo del verdadero proverbio: “El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el lodo” (2 Pedro 2: 22).

El abogado Philippe Sands nos hace un retrato de la condición humana: “Los hombres están locos, tienen un ego desmesurado, están fuera de control. Son vulnerables, inseguros, narcisistas, y continuamente necesitan la aprobación de los otros, son patéticos”.

Dios, después de escuchar que los hebreos, su pueblo, estaban dispuestos a escuchar sus leyes, les dice: “¡Quién diere que tuvieran tal corazón, que me temiesen y que guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” (Deuteronomio 5: 24).

Los medios no se casan de atiborrarnos de malas noticias que de tan repetitivas  nos anestesian como un mantra. ¿Cómo parar este tsunami que amenaza con destruirlo todo? Se utilizan cataplasmas para disolver el cataclismo que nos envuelve. El resultado es inefectivo porque es una dolencia spiritual que únicamente puede curarse con la medicina que Dios ha diseñado. Dios que ve lo que hay en los lugares más recónditos  de nuestros corazones sabe que no estamos dispuestos a aceptar el remedio que nos receta. Así y todo manda a sus hijos que den a conocer al mundo el remedio que ha preparado porque de entre los muchos siempre hay alguien que escucha atentamente y cree el mensaje de salvación. La excusa que se da para no creer el mensaje de salvación es: Si Dios existe, ¿por qué permita que suceda todo lo que ocurre? Es una excusa de mal pagador. El ingeniero Michael Yves Bollaré afirma que “es imposible científicamente afirmar que Dios no existe”. Nos guste o no, Dios existe. Lo que la ciencia no puede decir qué Dios es el que existe. Hoy, con la inteligencia artificial (IA) tan en boga lo considerará una mega inteligencia impersonal, sin alma, que no se interesa para nada por las personas. El Dios Creador de la Biblia, en cambio, es un Dios personal que sabe captar la belleza de la creación que creó con el poder de su palabra, sin excluir al hombre que lo creó a imagen y semejanza suya. Con el fin de conservar  la cualidad inicial de la creación, al hombre lo creó como ser moral que tiene que observar la ley moral que es el reflejo de la santidad divina. La conservación de la imagen divina estaba supeditada a la obediencia del mandamiento: “Del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2: 17). Adán comió de él y, al instante se produjo un cataclismo de consecuencias incalculables que llegan hasta nuestros días y hasta el final del tiempo.

La consecuencia de la desobediencia de Adán fue que él y toda su descendencia perdieron de vista el significado que tiene la majestuosidad y belleza de la creación que contemplaban sus ojos. El apóstol Pablo describe las consecuencias para mal que tuvo perder  de vista el significado de la creación. Según el ingeniero Michael-Yves Bollaré la ciencia certifica la existencia de Dios pero no esclarece quien es este Dios. El apóstol escribiendo a los cristianos de Roma, les dice. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1: 18). ¿Es un capricho que Dios manifieste ira contra los hombres que creó a imagen y semejanza suya? Tiene un motivo para hacerlo: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto”, pues Dios se lo manifestó” (v.19). ¿Cómo se da a conocer Dios? “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (v. 20).

La creación descubre la existencia del Dios Todopoderoso, pero no revela al Padre que en su Hijo Jesús salva a las personas que creen el Él como Señor y Salvador. Para que esta posibilidad sea efectiva, Jesús después de resucitar de entre los muertos y antes de su ascensión al cielo para desde allí interceder por su pueblo aquí en la Tierra, ordena a sus discípulos y después de ellos a los discípulos de sus  discípulos: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28: 19, 20).

No basta con adorar a un dios desconocido como hacían los antiguos atenienses para no molestar a alguno  de ellos en caso de haberlo olvidado. El Dios eterno que se manifestó desde los albores del tiempo con la Creación  nos remite a su Hijo Jesucristo para que los muertos que lo son por ser descendencia de Adán puedan recibir la vida eterna por la fe en su Nombre.

Octavi Pereña Cortina

 

 

dissabte, 23 de desembre del 2023

 

PROVERBIOS 24: 10

“Si flaqueas en el día de la angustia significa que tu fuerza es escasa”

¿Quién no flaquea en el día de la angustia Debilidad que se  manifiesta porque carecemos de la fuerza necesaria para salir de la adversidad? El hecho de que nos refugiemos  en las pastillas de la felicidad pone de manifiesto que las personas que buscan cobijo en ellas carecen de valor. Debilidad que aprovechan las farmacéuticas para hacer su agosto. No cesan d anunciar fármacos que no necesitan receta médica para remediar los trastornos mentales que ellas consideran “casos leves”. Muchos son los textos bíblicos que describen la pequeñez humana. Me limitaré a citar uno: “Mis días son como la sombra que se va, y me he secado como hierba” (Salmo 102: 11).

Siguiendo con las farmacéuticas, para promover el consumo de sus productos culpan como responsables de los trastorno emocionales que muchas personas padecen a causas externas que se podrían resumir en el trajín de la vida moderna que nos incitan a vivir una constante maratón que  nos impulsa a vivir constantemente sacando un palmo de lengua. Pero no dicen nada que la causa de los trastornos emocionales, sean  suaves o graves, se encuentra en el interior, en el alma, de las persona que los padecen. Al ser espiritual la causa de la angustia y no fisiológica, se intenta luchar contra los trastornos emocionales que no se producen en el cerebro sino en el alma. Los fármacos no sirven para curar dichos trastornos. Las perturbaciones emocionales se eternizan, obligando a los pacientes a consumir las coloreadas pastillas de la felicidad que llenan los  estantes de las farmacias.

”Los sanos”, dice Jesús, “no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. Cuando las enfermedades son fisiológicas los enfermos acuden al médico de cabecera o al especialista, según el caso. Jesús que es el médico del alma, dice: “No he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento” (Marcos 2: 17). El pecado ha convertido a los humanos en personas debiluchas. Por ser descendencia de Adán todos somos pecadores, por tanto, espiritualmente enfermos, que cargamos con un cansancio emocional crónico que nos agobia y por ignorancia acudimos a la pastilla de la felicidad para liberarnos de él. No lo conseguimos porque no es el medicamento apropiado.

Tres textos bíblicos que nos ayudarán a pasar de la debilidad emocional crónica que convierte la depresión persistente en vitalidad espiritual que energiza la debilidad física debida a la enfermedad del alma: “Por lo demás hermanos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6: 10). “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4: 13). “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán”  (Isaías 39: 30).


 

MATEO 16: 11

“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”

La levadura transforma la masa que se hornea en pan esponjoso, gustoso y comestible. Sin este añadido químico  la masa horneada se convertiría en algo duro como una piedra. Incomestible. La levadura hace un trabajo invisible en la masa que se hornea. El hecho de que la levadura hace un trabajo invisible en la masa de harina que se hornea cambiando su estructura, Jesús la utiliza para enseñar cómo funcionan los principios filosóficos que se enseñan. En particular para instruir a las personas de las malas influencias que ejercían las falsas doctrinas que enseñaban los fariseos y los saduceos, de las que sus oyentes tenían que guardarse. Detrás de los propagadores de doctrinas heréticas se encuentra Satanás que es el padre de la mentira que tiene el propósito de tergiversar la Verdad de Dios. No se presenta como el padre de la mentira, sino como mensajero de la verdad. Engaña a quienes se prestan a escucharle como lo hizo con Eva. Santiago nos da la clave para luchar contra Satanás y vencerlo: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros” (4: 7). La sumisión a Dios tiene que ser total. No tiene que haber zonas desprotegidas por las que se introduzcan sus engaños. En nuestras personas no tiene que haber ningún punto que sea un talón de Aquiles por el que el Malvado clave la flecha envenenada de falsedad. Satanás se disfraza de ángel de luz para engañar a los incautos.

Satanás poseyó a la serpiente que en un principio parece ser que era un simio de bella presencia, que irradiaba confianza. Grabados ancestrales lo muestran así y la condena de Dios “sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3: 14), da motivos para pensar que fue algo así. Eva prestó atención a Satanás,  creyó su mentira y puso en duda lo que Dios le había dicho. Comió del árbol que Dios le había prohibido comer y con zalamería convenció a Adán que comiese de su fruto. Comió e instantáneamente se introdujo el pecado en el ser humano que se transmite de generación a generación.

“Someteos a Dios”, nos dice Santiago. Fortaleceos en Él nos dice la Biblia. Como atletas que corren una maratón espiritual tenemos que entrenarnos a diario para no desfallecer en la carrera que durará todos los días que a Dios le parezca bien tenernos aquí en la Tierra. Lectura y meditación diaria de  la Biblia para empaparnos de la Verdad. Oración privada en la habitación con la puerta cerrada y a lo largo del día ocupados en las tareas. Todo ello nos hará fuertes en el Señor y con su fortaleza resistirle victoriosamente. De momento se alejará de nosotros. Como lo hizo con Jesús, volverá a la carga. Es así que, si no nos rendimos “seremos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8: 37).

 

 

 

HUMANIZACIÓN DEL HOMBRE

Se iniciará el proceso de humanizar cuando el hombre crea que es creación de Dios y no fruto del azar cósmico.

Ante la caótica situación actual la gente no deja de repetir como si se  tratase de un disco rayado: “Se han perdido los valores”. La periodista <b>Ima Sanchís</b>  pregunta a Julio Ancoechea director del Servicio de Neumología en el hospital Princesa de Madrid: ¿Qué valores? La respuesta que escucha es: “La humanización es un principio ético que se basa en la dignidad del ser humano, recuperemos el significado  y preguntémonos si se está realmente contemplando esta dignidad, por ejemplo en el  trato a las personas mayores”. El neumatólogo  describe una experiencia deshumanizadora que puede servir para desenmascararla de manera global: “ahora hemos de ser solidarios con nuestro entorno. Cada mañana veo en la puerta de casa a una señora envuelta en mantas y papeles, una cosa cada vez más frecuente. Y los políticos seguirán peleándose”.

Las OEGs que se dedican a hacer tareas humanitarias  hacen un trabajo muy valioso a favor de los indigentes. Tenemos que sacarnos el sombrero ante estos hombres y mujeres que renuncian a muchas comodidades e incluso ponen en peligro sus vidas para ayudar a la multitud de personas que viven en la miseria. Este valioso esfuerzo solidario no consigue que la personas ayudadas recuperen la humanidad perdida.

Se pretende cambiar el comportamiento humano por medio de principios éticos que en una sociedad como la nuestra que ha sido moldeada por el cristianismo se siente impulsada a buscarlos en la filosofía greco-romana porque ha perdido de vista la ética cristina. No valora esta denominación de origen a la hora de buscar la humanidad perdida.

El embrión de la ética cristiana se encuentra en la Ley de Dios. A pesar de su procedencia, no se reconoce a su Legislador. Esta carencia descalifica a quienes pretenden  seguirla a la hora de recuperar los valores perdidos. Como muy bien dice Santiago, el escritor sagrado: “Cualquiera que guarde toda la Ley pero ofende en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2: 10). Jesús a quien nadie puede superar en sabiduría nos da un resumen de la magnificencia de la Ley de Dios al responder a un escriba que se le acercó para preguntarle.: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” (Marcos 12: 28). Jesús le responde: “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel (presta atención lector), el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que estos” (vv. 28-31).

¿Puede superar este resumen de la ética cristiana cualquier principio ética venga de dónde  vena? No existe ningún mortal capaz de cumplir las exigencias de la ley de Dios. Si no lo hay, ¿para qué sirven unos principios éticos imposibles de cumplir? La respuesta nos la da el apóstol Pablo que pone la ética cristiana en el lugar que le corresponde cuando se hace esta pregunta. “¿Para qué sirve la Ley?” (Gálatas 3: 14) y la responde: “Mas la escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que naciera la fe estábamos confinados bajo la Ley, encerrados para aquella fe que iba ser revelada. De manera que la Ley ha sido nuestro mentor para llevarnos a Cristo, a fin que fuésemos declarados justos por la fe. Pero venida la fe ya no estamos bajo mentor” (vv. 23-25).

La finalidad de la Ley de Dios es hacernos entender que todos los hombres sin excepción alguna, desde Adán hasta el fin del tiempo, somos pecadores y como tales alejados de la gloria de Dios. Convencidos que no podemos guardar la Ley, por más que nos lo propongamos no lo conseguiremos. Por un lado la Ley nos condena al hacer resaltar el pecado que hay en nosotros. Bajo la Ley no podemos salir del cenagal en que estamos metidos. Por el otro, como mentor, cumple su objetivo de llevarnos a Cristo que ocupando nuestro lugar carga con nuestros pecados y en la cruz paga por ellos. Creyendo en Jesús  y lo que hizo a nuestro favor en la cruz, Dios el Padre nos declara justos, es decir nos ve como si nunca hubiésemos infringido la Ley. Pero hace más, nos convierte en templos del Espíritu Santo. Su presencia en el creyente en Cristo despierta el profundo y sincero deseo de cumplir la Ley de Dios. Junto con el deseo la fuerza para empezar a cumplir los imperativos de la Ley. Este proceso se conoce como santificación que consiste en que lentamente pero sin pausas el carácter de Jesús se va formando en el creyente.

Es aquí  cuando se recupera la humanidad, cuando estando en Adán pecamos. Estando en Cristo es cuando la Ética deja de ser una pesada carga  imposible de cumplir  y se convierte con la presencia del Espíritu Santo en una ligera de llevar. El carácter de Cristo se va formando en el creyente

Octavi Pereña i Cortina

 

diumenge, 17 de desembre del 2023

 

JOSUÉ: 9: 14

“Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron al Señor”

Josué que fue el dirigente que Dios escogió en sustitución de Moisés para introducir el pueblo de Dios en la Tierra Prometida y dirigir su conquista. Josué fue un gran hombre de Dios. De no haber sido así el Señor no lo hubiese escogido para semejante empresa. El texto que comentamos de los gabaonitas nos muestra que los grandes hombres de Dios no dejan de ser dioses con pies de barro.

Los gabaonitas  eran parte de los que habitaban que vivían en la Tierra Prometida y que tenían que ser totalmente destruidos. Nos puede parecer inhumana la orden de Dios de eliminar en su totalidad a los habitantes de la tierra que el Señor de la Tierra diese esa porción a los israelitas que se le había dado en heredad. Mañana, cuando todas las cosas sean manifestadas descubriremos que la criminalidad de Dios no es tal cosa sino estricta justicia. No juzguemos para que no seamos juzgados con la misma medida que lo hagamos nosotros.

Habiendo hecho este razonamiento volvamos al texto que comentamos. Los gabaonitas eran conscientes de que tenían que ser eliminados. Se idearon una treta para engañar a los hebreos, Enviaron una delegación que se hizo pasar como representantes de un pueblo muy lejano para hacer con ellos un tratado de paz. Al cabo de tres días descubrieron que vivían en la esquina. Los hebreos habían hecho un trato en el Nombre del Señor,  lo respetaron. La historia de los gabaonitas ha quedado registrada en las páginas de la Biblia para enseñanza nuestra. La enseñanza que aporta esta historia es que antes de hacer algo tenemos que consultar al Señor para que nos dé su aprobación o no. Hacerlo nos ahorrará de muchos dolores.  Hacer las cosas sin consultar con el Señor es señal de orgullo, de autosuficiencia. Que me valgo por mí mismo. Cuando los desaciertos se acumulen y con ellos los quebrantos, no culpemos al Señor de las consecuencias que caen sobre nuestra cabeza.

La otra enseñanza que se desprende de la historia de los gabaonitas es que cuando se hace un trato y sus consecuencias nos sean desfavorables, tiene que cumplirse. Se le tiene como persona digna de crédito. La persona de quien se le ha perdido la credibilidad acostumbra a jurar por Dios, por sus hijos, de que hará lo que promete. Si uno cae en la trampa sale escaldado.

Josué como señor de ellos, los tomó como vasallos y les prometió protección. Cuando llegó la hora de demostralo no vaciló en salir en defensa de ellos. “Sea vuestro hablar, sí, sí; no, no: porque lo que es más de esto, del Maligno procede” (Mateo 5: 37)


 

DEUTERONOMIO 29: 29

“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las cosas de esta Ley”

El texto que comentamos hace una separación de prioridades: las secretas y las reveladas. Las secretas como dice el texto: “pertenecen al Señor nuestro Dios”. Si Dios no las hace públicas, porque le pertenecen a Él, significa que al hombre le está prohibido especular sobre ellas.  Hacerlo nos lleva a toda clase de lucubraciones heréticas que nos lanzan a los abismos infernales. La puerta que da acceso a “Las cosas secretas que pertenecen al Señor nuestro Dios”, está cerrada. Cuelga un cartel en el que se lee: PROHIBIDA LA ENTRADA. Lo que pertenece al Señor dejémoslo para Él. Si en el futuro el Señor abre la puerta, alabado sea Él. Si el Señor la mantiene cerrada no especulemos en lo que allí se guarda porque hacerlo lleva a herejías que ocasionan daños irreparables.

El apóstol Pedro refiriéndose a los escrito del apóstol Pablo, escribe: “casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3: 16).

No especulemos sobre “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios”. Reservemos el poco tiempo de que disponemos para examinarlas e interpretarlas  con la ayuda del Espíritu Santo que es el verdadero Autor de las Sagradas Escrituras. En los escritos de Pablo como en el resto de las Sagradas Escrituras se encuentran enseñanzas difíciles de entender. Es lógico que sea así porque se trata de las cosas reveladas que tratan de los profundos pensamientos  de que tienen que  ver con la salvación de los hombres. Para evitar torcer el significado  las Sagradas Escrituras prestemos atención al siguiente texto: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para salvación por la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 15-17).

Las Sagradas Escrituras a pesar de los muchos intentos de Satanás de hacerlas desaparecer de la circulación, siguen estando al alcance de las personas que buscan la Luz en la travesía por los lóbregos caminos de la terrenal existencia humana.

 

 

 

 

ASEDIO PORNOGRÁFICO

Con la presencia creciente de la IA la violencia sexual de menores irá en aumento

“Me llamo Sergio, tengo 27 años y soy exconsumidor de pornografía desde hace más de dos años. De toda mi vida, he vivido realmente 13 de verdad, el resto los he pasado como adicto al placer del porno. Cuando cumplí 11 años, un compañero de clase de informática me enseñó un videojuego virtual con el que acabé siendo adicto en el transcurso de los años…Hasta que un día, después de otra  experiencia sexual, se despertó algo dentro de mí. Me di cuenta de que había tocado fondo y, de regreso a casa, empecé a buscar cómo dejar la adicción a la pornografía. Y por qué empecé a buscar cómo podía dejar la adicción a la pornografía y no al sexo? Porque la adicción al sexo me llegó a través de la pornografía” (Citado por Celeste López).

Alejandro Villena, sicólogo experto en sexualidad de la institución Dale una Vuelta, dice: “Muchas de las violaciones que se registran cada día tienen el origen en el porno. Y, sobre todo las agresiones grupales que cada día hay más. En las webs que muestran violaciones en grupo son algunas de las más vistas. También  las de pedofilia”.

No existe efecto sin causa. ¿Cuál es la causa del incremento de la violencia sexual infantil? Según Alejandro Villena la pornografía tiene mucha culpa. Se tiene que ir más allá para descubrir al auténtico responsable. ¿Nos hemos parado a pensar por qué niños y adolescentes se dejan atrapar por la pornografía? La única causa creíble es porque siendo descendencia de Adán los niños son engendrados pecadores. Saldrán a la palestra los negacionistas y nos dirán que los niños nacen buenos y que son las circunstancias las que los hacen malos. Es cierto que el modelo sexual que transmite el porno es un estándar que no se ajusta a la realidad. Si no fuese porque en los niños se da la predisposición a dejarse guiar por él, lo que ven sus ojos les resbalaría y no dejaría ninguna influencia en ellos. Por ser los niños descendencia de Adán nacen pecadores enemistados con Dios y ajenos a su influencia beneficiosa. Los negacionistas salen a la calle vociferando que Adán es un mito como lo es la mitología greco-romana. Pueden negar la historicidad de Adán. Tienen ojos que no ven y no entienden la realidad de lo que ocurre. Los niños y los adultos son pecadores con distintos grados de maldad.

El rey David es convicto de adulterio y asesinato. Los hechos se mantuvieron en secreto hasta que Dios dijo basta y envíó al profeta Natán a amonestar al monarca. La censura fue efectiva. Reconoció su pecado y escribió el salmo 51. Destacaré lo que escribe sobre los niños: “He aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Dando por bueno lo que dice la Biblia de que ningún descendiente de Adán es libre de pecado, prosigamos con el tema.

El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos  de Éfeso les recuerda que salieron del paganismo. Cuando creyeron  en Cristo abandonaron su pasada manera de vivir. Teniendo en cuenta que los niños cuando nacen lo hacen como pecadores inconversos, es decir: paganos. Lo que el apóstol recuerda a los efesios es que la manera de vivir que abandonaron al convertirse a Cristo es perfectamente aplicable a los niños y adolescentes que se dejan seducir por los videojuegos pornográficos, hoy: “Esto, pues, digo: requiero en el Señor, que no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente” (Efesios 4: 17). El apóstol recuerda a los cristianos de Éfeso que sus excesos sexuales que caracterizaron la cultura greco-romana no tenían límite. Incluso la religión que tenía que servir para frenarlos los fomentaba con la prostitución sagrada. ¿No nos estamos zambullendo en la piscina de la inmoralidad desenfrenada? ¿No estamos recuperando las orgías sexuales que caracterizaron la cultura greco-romana? ¿No se están fomentando la regresión quienes piden que se recupere la enseñanza en las escuelas de los clásicos greco-romanos?

El Señor escogió a Pablo como apóstol de los gentiles “para que abriese sus ojos para que se convirtiesen de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que recibiesen por la fe que es mí (Jesús) perdón de los pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26: 18). Andar en la vanidad del pensamiento como hacen los incrédulos lleva a adorar a la criatura en vez del Creador, lo cual tiene consecuencias negativas: “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efesios 4: 19). ¿No es el peligro de la pornografía que denuncia Celeste López al ver los efectos desastrosos que la pornografía ejerce en niños, adolescentes y adultos induciéndoles a entregarse a pasiones vergonzosas hasta el punto de cambiar el uso natural del sexo al que es contra natura? El desenfreno sexual únicamente podrá corregirse cuando hombres y mujeres dejen de verse mutuamente como objetos de placer y pasen a verse como personas que tienen que amarse  con el amor de Dios que busca el bien de ellos.

Octavi Pereña i Cortina

 

dissabte, 9 de desembre del 2023

 

PROVERBIOS 14: 4

“De sus caminos será hastiado el necio de corazón, pero el hombre de bien estará contento del suyo”

Nos encontramos en la encrucijada en el camino de la existencia. En el indicador, la flecha que señala el camino de la izquierda se lee: MUERTE. En la flecha que señala el camino de la derecha se lee. VIDA. Poco antes de que Josué abandonase este mundo para marchar a la presencia del Señor, se dirige al pueblo para recordarle las bendiciones recibidas de Dios desde su salida de Egipto, con estas palabras: “Y si mal os parece servir al Señor, escogeos hoy a quien sirváis, si a los dioses que sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del rio, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24: 15). La mayoría del pueblo escogió servir a los dioses de la tierra que estaban ocupando, lo cual dio entrada a una de las épocas más oscuras de la historia de Israel: La época de los Jueces que duró aproximadamente 300 años.

Tratando el tema de los dos caminos Jesús dice: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran” (Mateo 7: 13, 14). Jesús utiliza un lenguaje simbólico. No se refiere a un puerta palpable como la que da entrada a nuestra vivienda. Refiriéndose a sí mismo Jesús dijo: “Yo soy la puerta, el que por mí entre, será salvo, y entrará y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10: 9). Decidirse por Jesús no es tarea fácil. Tiene un precio y ello hace pensar antes de decidirse. Es por ello por lo que muchos abandonan y son pocos los que le siguen.

Los necios de corazón siguen el camino ancho de la sensualidad, los placeres carnales, el dinero fácil…y lo que encuentran es el hastío. La mundanalidad ofrece momentos de felicidad de escasa duración. De ahí los entretenimientos que ofrece el mundo sin dar felicidad  permanente. El destino final del camino ancho es la muerte eterna. Desgraciadamente son muchos quienes lo transitan.

Cuando muchos de los seguidores de Jesús le abandonaron porque no querían pagar el precio de seguirle, dijo a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Simón Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6: 6-68). El apóstol Pedro nos enseña qué camino tenemos que tomar cuando lleguemos a la bifurcación del camino. Asumir que Jesús tiene palabras de vida eterna porque es LA VIDA ETERNA nos impulsa a tomar el camino de la VIDA que es el angosto y que son pocos los que lo transitan. En su día Josué escogió el camino angosto de la vida que son pocos quienes lo siguen.  ¿Qué decisión tomará el lector?


 

EFESIOS 2: 1, 2

“Y Él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia…”

El apóstol escribe a los cristianos en Éfeso para recordarles que antes de haber creído en Cristo, cuando todavía eran paganos, ”estaban muertos en sus en sus delitos y pecados”. ¿Puede el lector decir que ahora si vive en Cristo Jesús y que los pecados en que vive siendo católico romano son cosa del pasado? Que el lector no se deje engañar por la enseñanza del papa Francisco que dice que todos, creamos lo que creamos, todos somos hermanos, que no es necesario creer en Jesús para alcanzar la salvación. Los buenos propósitos sirven. Si no se cree en Cristo se está murto en sus delitos  y pecados. Se puede ser un ultra católico pero si no se tiene la fe  en Cristo, que es don de Dios, se sigue estando muerto en los delitos y pecados. Son muchos que les basta con asistir a la misa dominical que se hace por costumbre. En vez de ir al cine o al teatro o a cualquier otro espectáculo, se asiste a misa. La formalidad religiosa no es garantía del perdón de los pecados. ¿Crees que tu condición de pagano ha desaparecido porque te consideres cristiano? Si no has creído en Cristo con fe verdadera sigues viviendo “conforme la corriente de este mundo, conforme  al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales todos nosotros vivíamos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamiento, y éramos por naturaleza hijos d la ira, lo mismo que los demás” (vv.2, 3). Si lo único que diferencia al lector de las otras personas es que los domingos asistes a misa sigues siendo hijo de ira. Ello no debe ser motivo para seguir sintiéndote desgraciado. “Aun estando nosotros murtos en pecados (Dios) nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos” (v.5).

Antes de fallecer el destino eterno del hombre no está sellado. Nacemos en la condición de hijos de ira, para decirlo con más claridad  como hijos del diablo y como tales con la predisposición de hacer todo tipo de males, desde la mentira piadosa hasta el crimen más horrendo. Habiendo creído en Cristo andamos  en novedad de vida. Nuestras obras de cuando éramos paganos son agua pasada.

 

 

 

VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS

<b>Se  necesita un corazón sensibilizado por el Espíritu Santo para entender la Palabra de Dios</b>

Los cristianos recogieron todos los elementos de las Saturnales para cristianizar dicha celebración popular pagana del solsticio de invierno que se celebraba del 21 al 25 de diciembre. La transición de las Saturnales a la Navidad duró siglos. Fue el Concilio de Tours (567) que decretó período festivo entre el 25 de diciembre al 6 de enero.

En el contexto de la queja que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos que ayunaban le hacen llegar a Jesús, Éste les dice: “¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras esté con ellos el esposo? Entretanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar” (Marcos 2: 19).

En el tiempo de Jesús el extremismo legalista representado por los fariseos que contraponiéndose a la misericordia de Dios hecha carne en la persona de Jesús, no podían coexistir. Eran dos conceptos irreconciliables. Es por este motivo que Jesús se convierte en el enemigo público número uno de fariseos y de la casta sacerdotal. Con el propósito de ilustrar la incompatibilidad entre legalismo y misericordia, Jesús narra la parábola: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos, de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden, pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar” (v. 22).

Vayamos a la celebración de la Navidad. Tenemos que tener presente que la celebración del natalicio de Jesús no es bíblica. La iglesia apostólica no la celebraba. A medida que la iglesia se iba distanciando de la enseñanza bíblica se iban infiltrando en ella doctrinas heréticas. Una de ellas es la celebración del nacimiento de Jesús. Si el lector examina a conciencia los relatos bíblicos relacionados con el nacimiento de Jesús no encontrará nada que tenga que ver con la Navidad, que es una cristianización de las Saturnales paganas que ha anclado tan profundamente en el cristianismo que nos hace creer que tiene que hacerse así.

He citado la parábola de los odres de vino porque creo que encaja perfectamente con la Navidad. Los odres viejos representan el legalismo incompatible con la misericordia divina, como el paganismo lo es con el cristianismo. Si el legalismo representaba la asfixia del mensaje liberador de Jesús, el cristianismo paganizado es un impedimento para que las personas encuentren la salvación que ofrece Jesús. El mensaje de Jesús que es el vino nuevo no puede ponerse  en los odres viejos del paganismo. Necesita odres nuevos. ¿Cómo deshacerse de los odres viejos del paganismo para sustituirlos por los nuevos que son el mensaje liberador de Jesús? El cambio se inicia al sentir insatisfacción con el cristianismo paganizado que se comporta como agua salada que intensifica la sed en quienes beben sus aguas salobres. Ello hace que se vaya a beber en fuentes contaminadas que gratifican momentáneamente pero desengañan con el paso del tiempo. El cristianismo paganizado es una píldora amarga que deja mal sabor de boca. El cristianismo paganizado ha convertido la Navidad en carnaval desmoralizador. Los responsables del desbarajuste en que se ha convertido el cristianismo recae en las autoridades eclesiásticas que no se preocupan en examinar si lo que enseñan se ajusta a la enseñanza bíblica o no. La Biblia es la plomada que verifica si la iglesia edifica sobre la Roca que es Jesús o sobre la arena que son las filosofías paganas.

¿Qué nos dice la Escritura de Jesús que es el protagonista principal del cristianismo?  Un ángel del Señor se le apareció en sueños a José, padre potestativo de Jesús, y le dijo: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su Nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”(Mato 1: 20, 21). “El Señor había dicho por medio del profeta: He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su Nombre Emmanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (vv. 22, 23).

“Es importante recordar que celebrar la Navidad, en un momento en que esta fiesta ha adquirido tantos sentidos, que merece memoria reiterada del nacimiento de Jesucristo” (Josep Planelles, arzobispo de Tarragona). Se le tendría que recordar al arzobispo que existe un evangelio que no es el Evangelio y se anuncia un Jesús que no es el Jesús evangélico (2 Corintios 11: 4), “sea maldito” (Gálatas 1: 8), dice el apóstol.

Se afirma que la imaginería nació debido al analfabetismo existente. Detengámonos en Mateo 1: 24 que dice: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero  no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito, y le puso el Nombre Jesús”. ¿Qué le dice a quién contempla una pintura de Jesús yaciendo en el pesebre, con María y José junto a Él y unos pastores que le adoran? Pienso que bien poca cosa si nadie le instruye basándose en el texto bíblico. Después de admirar el valor artístico de la obra contemplada regresará a su casa ignorando el sentido que tiene el Nombre Jesús. Tiene que haber alguien que le haga entender las Escrituras. Aquí se encuentra la importancia de la predicación. El apóstol Pablo resume así su ministerio: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio, no con sabiduría de palabras, para que no es haga vana la cruz de Cristo” (1 Corintios 1: 17), y, “no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20: 22). El predicador no tiene que distraer a los oyentes con oratoria elocuente, “sabiduría de palabras”, dice el apóstol. El predicador tiene que cautivar al auditorio con la fuerza de la palabra ungida por el Espíritu Santo que es lo que hace que los oyentes entiendan y crean el mensaje escuchado y empiecen a andar en novedad de vida. Si no es así, la predicación es como fuegos artificiales que emocionan durante escasos minutos y poco después las emociones sentidas se desvanecen.

Octavi Pereña i Cortina

 

dissabte, 2 de desembre del 2023

 

LA LUZ DE LA NAVIDAD

El alcalde de Badalona García Albiol que presume de instalar en la ciudad el árbol de Navidad más alto de España. Dejando a un lado la manera sensual de celebrar la Navidad, la petulancia que manifiesta el alcalde badalonés cuando se refiere a su árbol y al espíritu narcisista que desprende, mueve a Llàtzer Moix a redactar en su escrito Competencia navideña: “Es inoportuno porque en tiempo de despilfarro energético, estas iniciativas no emiten el mensaje adecuado, aun cuando las luces sean de bajo consumo, ni tendrían que regirse por este afán  de subir la apuesta propio de jugadores de póquer que de alcaldes sensatos. Y preocupante porque refleja un orden de prioridades muy discutible”.

También es muy discutible la manera como se celebra la Navidad. El ángel que Dios envió a los pastores que guardaban el rebaño en las vigilias de la noche, les dijo. “No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, he aquí que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, el Salvador que es Cristo el Señor” (Lucas 2: 10, 11).

En este tiempo en que se manifiesta tanta fanfarria, en que se presume de manera tan escandalosa de virtudes de las que se carece, en que prevalece la mutua adulación, para acabar apuñalándote por la espalda, la encarnación del Hijo de Dios tendría que servirnos de modelo. A Jesús que se le acomodó en un pesebre como cuna no fue un bebé cualquiera. Ni más ni menos fue el Hijo de Dios que se desvistió de su divinidad  “tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2: 7, 8). En aquella época la muerte en la cruz era la más dolorosa y humillante de las muertes.

En nuestro tiempo cuando de fanfarronada y de narcicismo vamos sobrados, Jesús tendría que ser el modelo de humildad a seguir, nos dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11: 29).

El deseo de los ángeles hacia nosotros: ·¡Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2: 14), sea el regalo que envuelto en una caja que cuelga del árbol con una etiqueta que lleva nuestro nombre, espera que vayamos a cogerlo con la impaciencia de un niño.

Octavi Pereña Cortina

 

 

SALMO 101: 5b

“No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso”

El alcalde de Badalona García Albiol presume de instalar el árbol de Navidad más alto de España. Dejando a un lado la manera sensual de celebrar la Navidad, la petulancia con que el alcalde manifiesta cuando se refiere a su árbol y el espíritu narcisista que expone cuando habla de él, como muy bien expone Llàtzer Moix en su escrito competición navideña, es “inoportuno porque en el tiempo de malbaratamiento energético, estas iniciativas no emiten el mensaje  adecuado, aun cuando las luces sean de bajo consumo, ni tendrían que regirse por este afán de subir la apuesta propio de jugadores de póquer que de alcaldes sensatos. Y preocupante porque refleja un orden de prioridades muy discutible”.

También es muy discutible la manera como se celebra la Navidad. El ángel que Dios envía a los pastores que guardaban las ovejas, les dijo: “No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, el Salvador que es Cristo el Señor (Lucas 2: 10, 11).

En este tiempo en que se presume de tanta fanfarria. Que se enorgullece de manera escandalosa de las virtudes que se carecen. Que prevalece la mutua adulación y por la espalda se clava la navaja, la encarnación del Hijo de Dios tendría que servirnos de modelo. El Jesús que nació en un pesebre como cuna, no fue un bebé como cualquier otro. Ni más ni menos fue el Hijo del Dios eterno que se desvistió de su divinidad “tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2: 7, 8). En aquella época la muerte en la cruz era la manera más humillante de perecer.

En nuestro tiempo cuando de fanfarria y de narcicismo vamos sobrados, Jesús que es el ejemplo de humildad por excelencia, nos dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11: 29)

El deseo de los ángeles hacia nosotros: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2: 14), sea el regalo que envuelto en una caja que cuelga del árbol esperando que vayamos a cogerlo con la impaciencia de un niño.


 

SALMO 119: 92, 93

“Si tu Ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca jamás me olvidaré de mis mandamientos, porque con ellos me has vivificado”

El pecado nos ha convertido en zombis, personas de aire ausente, sin voluntad, encantadas. Esta actitud de ausencia se va manifestando cada vez con más brío  hasta que en la vejez llega a su zenit.

El texto que comentamos es el antídoto que combate la predisposición  a ser zombis cuando la ancianidad nos alcance. Lo triste  del  caso es que la incredulidad que es la causante de que nos convirtamos en zombis llegada la ancianidad se incremente. No se desanime el lector si es consciente  que los síntomas del zombismo se empiezan a manifestar en su vida. Como dice el dicho popular “mientras hay vida hay esperanza”. El virus indeseado del pecado que lleva a una persona a convertirse en zombi, la sangre de Jesús derramada en la cruz del Gólgota lo elimina. Tan pronto como se deposita la fe en Cristo empieza el proceso de recuperación.

“El hombre natural”, es decir, el nacido exclusivamente de mujer, que lo somos todos sin exclusión alguna, “no percibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, porque se tienen que discernir espiritualmente” (1 Corintios 2: 14). Si al lector le domina todavía la incredulidad las cosas de Dios las considerará fábulas inventadas por los hombres que esclavizan a otros. Jesús dijo a un padre que tenía un hijo endemoniado: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Inmediatamente el padre responde: “Creo, ayuda mi incredulidad”(Marcos 9: 23, 24). Jesús que jamás rechaza a quien le busca con sinceridad le concede el don de la fe que hace posible que la incredulidad sea algo del pasado para comenzar a caminar a caminar en novedad de vida. Si al lector se le aceleran los latidos del corazón por lo acabado  de leer, le invito a que vaya al texto que encabeza este escrito. El salmista es un hombre de fe que en un pasado más o menos lejano abandonó la incredulidad en la cuneta al convertirse en un hombre de fe. Afirma: “Si tu Ley no hubiese sido mi delicia, ya en mis aflicciones hubiese perecido”. El poeta no concreta qué tipo de aflicciones padecía. Es bueno que no lo haya hecho porque sus aflicciones podrían no coincidir con las del lector y pensar que las aflicciones que lentamente le convierten en un zombi no tienen solución. Si el lector ha pasado de la incredulidad a la fe Dios ha dejado de ser un engaña bobos pues ha descubierto que la Palabra de Dios es medicina para sus huesos: ”Nunca jamás me olvidaré de   tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado”, es decir me has devuelto las ganas de vivir porque ahora la vida tiene sentido.

 

 

diumenge, 26 de novembre del 2023

 

PROVERBIOS 14: 13

Aun en la risa tendrá dolor el corazón, y el término de la alegría es congoja”

“En nuestra búsqueda de la felicidad es bueno hacer una pausa de vez en cuando. Si los seres humanos no solo dejan de creer en Dios, sino que permiten que la misma idea de Dios desaparezca de sus conciencias, se convertirán en nada más que en unos monos fantásticamente inteligentes el fin de los cuales será una masa horrible  contemplarla” (Karl Rahner).

Miles de millones de euros se gastan en espectáculos con el fin de alcanzar la felicidad. El resultado es frustrante. El dinero gastado en distracciones nos hacen olvidar momentáneamente de los problemas que nos asedian, pero no dan el gozo permanente que da Dios en quienes creen en Jesús. La veracidad del texto que comentamos  no puede ponerse en duda dado que confirma la experiencia. Aun en la risa tendrá dolor el corazón, y el término de la alegría (artificial) es congoja”

En matemáticas la alteración del orden de los factores no altera el resultado. En la vida sí. Karl Rahner nos invita a hacer una pausa. Hagamos como el hombre de la estatua, sentado y apoyando la barbilla en la mano se muestra pensativo. Dejemos a un lado el mundanal ruido que nos ensordece y que nos impide que podamos reflexionar pausadamente. Jesús nos dice: Cerrad la puerta de vuestra habitación y en el silencio que en ella encontrareis orad al Padre celestial. Lo que no se consigue con el dinero gastado en espectáculos se consigue en la intimidad de la habitación sin que tengamos que pagar ni un solo euro para conseguirlo.

Nos gusta que las personas nos contemplen para mostrarles lo grande que somos en todos los aspectos. Ya tenemos lo que buscamos: las alabanzas que de momento nos hincharán pero pasada la euforia, el dolor y la congoja seguirán hurgando en nuestras entrañas.

Los hombres solo ven lo externo. Los fariseos que eran el Opus Dei de aquellos días, eran extremadamente religiosos, pero no creían en Dios. Se ponían de pie en los espacios públicos presumiendo de sus virtudes. Incluso en el templo, estratégicamente situados para ser vistos por todos los asistentes y en voz alta para sr oídos por todos los asistentes ensalzaban sus virtudes ante Dios: “Te doy gracias porque no soy como los otros hombres…ni aun como este cobrador de impuestos” (Lucas 18: 11).  El contraste es muy acusado. En un rincón oscuro del templo, un cobrador de impuestos menospreciado por los piadosos (?) fariseos, se encontraba orando a Dios y confesando sus pecados.

El consejo de Jesús a quien busca la felicidad: ”Mas tú, cuando ores, entra en tu habitación, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto  te recompensará en público” (Mateo 6: 6). Saldrás de la habitación con el rostro radiando gozo.


 

GÉNESIS 47: 8, 9

“Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de tus años de tu vida? Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años, pocos y malos han sido los días de los años de mi vida”

Después de unos años de creer Jacob que su hijo José había muerto destrozado por una bestia, el patriarca se reúne con su hijo en Egipto. Dado el elevado cargo que José ostenta en Egipto es de obligado cumplimiento que José presente su padre al Faraón. En el encuentro el Faraón se interesa por la edad del patriarca. Es interesante la respuesta que da Jacob. Comparados con los 979 años de Matusalén con los 130 del patriarca son muy pocos, pero comparado con el promedio de vida actual son muchos.

El patriarca declara: “Pocos y malos han sido los años de mi vida”. Muchos de sus males fueron consecuencia de decisiones equivocadas. Otros dolores los causó la maldad de sus hijos. Así es la vida en este mundo. La historia de Jacob es una enseñanza para nosotros. Los malos años de Jacob sirvieron para hacerle crecer en santidad y hacer más firme su vacilante fe. Hagamos un repaso a nuestras propias vidas. Las adversidades que nos afectan nos enfurecen y a veces incluso a blasfemar el Nombre de Dios. No olvidemos que vivimos en un mundo manchado por el pecado. Consideremos las mentiras piadosas a las que no damos importancia: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20: 1), es decir: no mentirás. Quebrantar un punto de la Ley significa quebrantar toda la Ley. Todos mentimos y todos somos pecadores que merecen morir. Jacob mintió igual que nosotros. Sufrió por ello. Pero la gracia de Dios lo guardó durante los pocos y malos años de su vida. Lo mismo quiere hacer con nosotros si reconocemos que Jesús, el Hijo de Dios, es el Salvador que quiere darnos vida eterna si se lo permitimos.

Un dilema se presenta ante nosotros: ¿Qué hay  más allá de la muerte? En la incredulidad la respuesta es una existencia angustiosa. Fijémonos en el final de la vida de Jacob convertido en un anciano débil postrado en  el lecho. Después de dar instrucciones a sus hijos “encogió sus pies en la cama, y fue recibido con sus padres” Génesis 49: 33). Dios no es Dios de muertos sino de vivos. La muerte del cuerpo no roba la vida eterna que Cristo otorga a quienes creen en Él. El cuerpo en el sepulcro. El alma en la presencia de Dios esperando reunirse con su cuerpo en el día de la resurrección.

 

 

RESURRECCIÓN O REENCARNACIÓN

De la influencia hegemónica del cristianismo en el ámbito social se va pasando a una lenta pero persistente repaganación social. Tiempos ha, aun cuando solamente fuese externamente, las personas se manifestaban cristianas. Hecho que ha convertido el cristianismo vivo que ejerce influencia benéfica en la sociedad en uno de pandereta, folclórico, de barbacoa. Años luz del verdadero. La degradación teológica del cristianismo actual representa un vacío que las filosofías orientales que hacen acto presencial entre nosotros encuentre el terreno abonado para que sus enseñanzas germinen y crezcan sin dificultad. El tema común de las filosofías orientales es la reencarnación en la que en épocas pasadas solamente creían los espiritistas que era el tema de debate en sus sesiones. Hoy esta creencia se ha popularizado, en parte, gracias a que los jerarcas eclesiásticos en su negligencia no se han preocupado de adoctrinar al pueblo en las enseñanzas básicas de la fe cristiana. No eran conscientes del peligro que representaba que las filosofías orientales entrasen a desbandada en las almas de aquellos que en vez de llevarlos a pastorear en prados deliciosos los condujeron a sequedales en donde no había agua ni hierba fresca. El resultado es que se engullen los hierbajos que encuentran sin que el alma quede satisfecha.

¿Qué es lo que hace que la reencarnación la doctrina bandera de las filosofías orientales se acepte fácilmente? El secreto se encuentra en el hecho que estimula el ego de las personas. Les hace creer a los pecadores, que lo somos todos, que con una serie de supuestas reencarnaciones se van a purificar hasta alcanzar el nirvana en donde nos libraremos del dolor y nos olvidaremos de todo sentido de individualidad, es decir nos confundiremos en el absoluto impersonal. El individuo después de una serie de supuestas transmigraciones deja de existir.

La fe cristiana enseña que el individuo cuando fallece no deja de existir. Se produce una momentánea separación del cuerpo y del alma. El alma goza de la presencia de Dios o del infierno en donde no goza de la más mínima presencia de Dios. En ambos casos las respectivas individualidades quedan fragmentadas en espera del día de la resurrección cuando las almas de los salvados y las de los condenados se reunirán con sus respectivos cuerpos convertidos en inmortales y en incorruptibles en donde pasarán a eternidad.  En la resurrección, tanto de vida como de muerte no se pierde la identidad. El espíritu se reúne con el cuerpo mortal que tenía durante la etapa terrenal.

La doctrina cristiana de la resurrección no es filosofía especulativa sino la enseñanza basada en la resurrección de Jesús: “No os maravilléis de esto, porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz la de Cristo), y los que hicieron lo bueno, saldrá a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5: 28, 29). Esta enseñanza se ajusta a la justicia: el ser humano es responsable de sus actos y tendrá que comparecer ante el tribunal de Cristo para responder de sus actos. Si la justicia de Dios no premia al que hace el bien y castiga al que hace lo malo, ¿dónde se encontraría la justicia? Cristo que es el Juez supremo y justo no puede considerar inocente al culpable. En este sentido la Biblia es bien clara: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 23). El siguiente versículo expone cómo es posible que un Dios justo pueda considerar  inocentes a los pecadores. Con mucha brevedad expone el corazón del Evangelio, las buenas noticias para los pecadores: “Siendo justificados (perdonados) gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (v. 24).

Jesús ordenó que su Evangelio deba darse a conocer en todo el mundo. Lo triste es que muchos dicen: “No oiremos”. De entre  los muchos, muchos son los que confían en que después de una infinidad de transmigraciones van a alcanzar el nirvana, exentos de dolor confundidos en el absoluto impersonal.

La resurrección que es real porque Jesús resucitó de entre los muertos es la garantía de que quienes han pasado de muerte a vida por la fe en el Nombre de Jesús resucitarán en el día final cuando Él venga en su gloria a buscar a su pueblo (1 Corintios 15: 23). La antorcha sigue encendida y mientras lo haga todavía existe la posibilidad de creer en Jesús y pasar de muerte a vida. No demores en tomar la decisión sabia.

Octavi Pereña i Cortina  

 

diumenge, 19 de novembre del 2023

 

LA IGLESIA, EN EL DIVÁN

”La iglesia está a punto de hundirse como un barco que le entra el agua por todas partes” (Joseph Ratzinger)

El periodista Jordi Juan en el escrito del que le he tomado el título prestado para el presente (La Vanguardia 5/10/2023), escribe: “En la Iglesia se debate desde hace  muchos años entre los partidarios de seguir fieles a las viejas tradiciones y no dejarse influenciar por los cambios de la sociedad, y aquellos que entienden que si la institución no se adapta al mundo en que vive  tendrá menos ascendiente en la ciudadanía”. Parece ser que la Iglesia Católica que pretende ser un referente social que aporte luz espiritual en las tinieblas espirituales que envuelven a la sociedad, en vez de sacar el mundo de la oscuridad, las incertidumbres del mundo la llenan de lobreguez. La Iglesia se parece más a un partido político en que se enfrentan los progresistas contra los retrógrados. En las discusiones teológicas, aunque vanamente se utiliza al Espíritu Santo como inspirador de los debates, lo que prevalece es el pensamiento  humano que hoy es blanco y mañana negro.

La Iglesia Católica con la confusión que reina desde las bases hasta la cabeza de la institución que es el Papa, es incapaz de aportar estabilidad a un mundo que se tambalea porque el mensaje que transmite no es auténticamente cristiano. La estructura de la Institución se levanta sobre el cimiento de las filosofías humanas. Ante el soplo de una suave brisa  el edificio se desmorona. “Así ha dicho el Señor: maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor” (Jeremías 17: 5).

El hecho de que  la Iglesia Católica sea una institución con más de 2000 años de historia, su vetustez no es garantía de que sea una institución divina. Con tanta historia en sus espaldas Jordi Juan cierra su escrito, redactando: “La gran pregunta que es necesario hacerse es si esta premisa sigue siendo hoy válida con tantas crisis abiertas”. Es una duda que es necesario que se esclarezca. La Iglesia Católica no la fundó Jesús. Cuando el Imperio romano se resquebrajó, las instituciones cristianas tomaron el relevo a las imperiales. Con el tiempo la iglesia tomó el modelo imperial y se lo hizo suyo.

Jesús utiliza únicamente dos veces la palabra iglesia. La que nos interesa es la que está relacionada con la respuesta que el apóstol Pedro dio a la pregunta de Jesús: “Y vosotros, ¿quién decís que yo soy?” El impetuoso Pedro se adelanta a sus compañeros y dice. “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente”. Según Jesús la respuesta de Pedro no fue de su propia cosecha, al decirle. “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Ahora entra en escena el texto polémico al decir Jesús a Pedro: “yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16: 13-18).

¿Quién es la piedra? ¿Pedro o la fe de Pedro, que es don de Dios, que reconoce que Jesús es el “Hijo de Dios viviente”? Para salir de dudas y para no caer en discusiones estériles dejemos que sea el mismo Pedro que ilumine nuestro entendimiento. “Acerquémonos a Él (Cristo) piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa” (1 Pedro 2: 4). Según el Nuevo Testamento, que es el único que nos saca de dudas, nos dice que la iglesia del Señor no es una institución humana, sino un edificio espiritual en el que cada creyente en Cristo es una piedra viva que contribuye a su edificación: “Vosotros también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual” (1 Pedro 2: 5). El Padre “sometió todas las cosas bajo sus pies (de Cristo, ), y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo”(Efesios 1: 22, 23). Para que los cristianos no sean niños fluctuantes que son llevados por doquiera de todo viento de doctrina “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo Aquel que es la Cabeza, esto es, en Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según  la actividad de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose n amor” (Efesios 4: 15, 16).

La iglesia espiritual se materializa en las iglesias locales desparramadas por toda la Tierra que en su conjunto constituyen la verdadera iglesia de Cristo en la Tierra que se conoce como “iglesia militante”. Los creyentes que constituyen las iglesias locales se reúnen para adorar comunitariamente al Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador. Cada iglesia local es autónoma pero sujeta a la autoridad suprema de Jesucristo que es la Cabeza que delega su autoridad en los pastores que eligen las congregaciones que llenos del Espíritu Santo y sujetos a la autoridad de la Biblia, inspirada por el Espíritu Santo, pastorean a los fieles por verdes pastos junto a aguas de reposo (Hechos 1: 24; 13: 1-3).

Los miembros de las iglesias que lo son por haber confesado sus pecados  y bautizados, símbolo de haber muerto al pecado y resucitado en novedad de vida (Hechos 2: 47). Los pastores junto con los fieles son quienes tienen la responsabilidad de velar por la pureza doctrinal y santidad de vida de los miembros de la congregación. Si conviene reprender a algún miembro en algún aspecto, lo hacen. Si el amonestado reconoce y corrige su falta, no ha pasado nada. Si persiste en el error, para bien de la comunidad se le expulsa. Una manzana podrida en un cesto daña al resto. “Así que, los que recibieron (la palabra de los apóstoles fueron bautizados…y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2: 41, 42).

La Iglesia Católica como institución no se tenderá en el diván del Siquiatra celestial para reconocer su infidelidad y abandonar toda la vanidad con que se ha revestido a lo largo de los siglos. Sí es posible que algún tizón sea rescatado del fuego.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

SALMO  107: 33, 34

“Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedades, la tierra fructífera en estéril, por la maldad de los que la habitan”

El texto que comentamos es ecológico y de rabiosa actualidad. Un día sí y otro también,  los medios nos hablan de la sequía y, si el tiempo no cambia, de posibles restricciones. Los ojos de todos están puestos en el cielo para ver si en el horizonte se vislumbra “una pequeña nube como la palma de la mano, que sube del mar”. “Y aconteció que estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia” (1 Reyes 18: 44, 45). La grave sequía que azotó a Israel fue ocasionada por el pecado del rey y de la población que habiéndose olvidado del Señor se volvieron a los baales. La sequía no fue ocasionada por la naturaleza impersonal que actúa a capricho sino que la ocasionó Dios por haberle ofendido. Cuando Dios consideró que el objetivo se había cumplido  activó a la naturaleza que pone en movimiento una pequeña nube que pronto se ensanchó hasta oscurecer el cielo. El agua cayó a raudales.

El relato de la sequía que encontramos en 1 Reyes 17, 18, pone de manifiesto que la naturaleza no actúa caprichosamente, sino siguiendo estrictamente las instrucciones que recibe del Creador. A lo largo de esta nuestra sequía, excepto algún caso aislado de sacerdote u obispo que han sacado en procesión la imagen de algún santo o virgen, que por cierto no es la manera correcta de afrontar la grave situación, no se han hecho declaraciones claras de arrepentimiento de los pecados cometidos contra Dios. Con gran expectación se está pendiente de los partes meteorológicos que anuncien lluvias abundantes que llenen los embalses y con ello no falte el agua de boca y que los payeses puedan regar sus campos para que produzcan los alimentos necesarios.

Las conciencias no han sido sacudidas. Los desplazamientos con fines turísticos no disminuyen. Los macro conciertos agotan las entradas. Los estadios se llenan. En nuestra insensatez nos comportamos como si nada ocurriese.

El texto que comentamos es muy claro. ““Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedades, la tierra fructífera en estéril, POR LA MALDAD DE LOS QUE LA HABITAN”. La paciencia de Dios tiene sus límites. Es paciente y permite que podamos escoger  entre el camino de la vida o el de la muerte. No culpemos a Dios de lo que nos ocurre. Aún estamos a tiempo de poder hacer la elección correcta. Tal vez mañana no dé lugar.


 

SALMO 6: 5

“Porque no hay recuerdo de ti en la muerte: en el sepulcro, ¿quién te dará gracias?”

En el Antiguo Testamento el tema de la vida después de la muerte no estaba tan definido como en el Nuevo, pero daba vislumbres de ella. Marta, la hermana de Lázaro, a quien Jesús iba a resucitar en breve, Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Sin vacilar la mujer responde: Yo sé que resucitará en el día postrero” (Juan 11. 13, 14). Jesús esclarece el alcance el alcance de la resurrección al decir: “No os maravilléis de esto, porque  vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y los que hicieron la bueno saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5: 28, 29).

Con la muerte física se produce la separación en la dualidad del ser humano: Cuerpo y espíritu. Al cuerpo se le entierra esperando que la corrupción cumpla con su trabajo destructivo, o la incineración que ahora está de moda, en un instante el cuerpo se convierte en cenizas. El espíritu de los justos que son aquellos que han creído en Cristo, de inmediato va a la presencia de Dios, El de los impíos al Hades. Ambos esperando el día de la resurrección para que el cuerpo y el espíritu se reúnan y pasen la eternidad juntos. En aquel instante, tanto para los justos como para los impíos su cuerpo se habrá convertido en inmortal e incorruptible. Los justos gozarán la presencia de Dios toda la eternidad. Los injustos la pasarán en el infierno alejados de la presencia de Dios.

Los creyentes en Cristo, por la fe vivimos con la esperanza que se harán realidad las palabras de Jesús: “no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar, temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10: 28). Para los creyentes en Cristo este texto es muy esperanzador porque saben que la muerte del cuerpo es inevitable, sea plácidamente en la cama, junto a los seres queridos, o violentamente debido a un accidente o a uno de los muchos actos de violencia que se dan. La manera de morir es lo de menos porque saben con certeza el futuro glorioso que les espera. Para los impíos saber que la muerte les espera agazapada en la esquina en espera de dar el zarazo mortal, debería ser un toque de diana para que despierten de su sopor y acudan a Jesús para que tenga piedad de ellos, pues,” al que a mí viene, no lo echo fuera” (Juan 6: 37).