dissabte, 9 de desembre del 2023

 

PROVERBIOS 14: 4

“De sus caminos será hastiado el necio de corazón, pero el hombre de bien estará contento del suyo”

Nos encontramos en la encrucijada en el camino de la existencia. En el indicador, la flecha que señala el camino de la izquierda se lee: MUERTE. En la flecha que señala el camino de la derecha se lee. VIDA. Poco antes de que Josué abandonase este mundo para marchar a la presencia del Señor, se dirige al pueblo para recordarle las bendiciones recibidas de Dios desde su salida de Egipto, con estas palabras: “Y si mal os parece servir al Señor, escogeos hoy a quien sirváis, si a los dioses que sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del rio, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24: 15). La mayoría del pueblo escogió servir a los dioses de la tierra que estaban ocupando, lo cual dio entrada a una de las épocas más oscuras de la historia de Israel: La época de los Jueces que duró aproximadamente 300 años.

Tratando el tema de los dos caminos Jesús dice: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran” (Mateo 7: 13, 14). Jesús utiliza un lenguaje simbólico. No se refiere a un puerta palpable como la que da entrada a nuestra vivienda. Refiriéndose a sí mismo Jesús dijo: “Yo soy la puerta, el que por mí entre, será salvo, y entrará y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10: 9). Decidirse por Jesús no es tarea fácil. Tiene un precio y ello hace pensar antes de decidirse. Es por ello por lo que muchos abandonan y son pocos los que le siguen.

Los necios de corazón siguen el camino ancho de la sensualidad, los placeres carnales, el dinero fácil…y lo que encuentran es el hastío. La mundanalidad ofrece momentos de felicidad de escasa duración. De ahí los entretenimientos que ofrece el mundo sin dar felicidad  permanente. El destino final del camino ancho es la muerte eterna. Desgraciadamente son muchos quienes lo transitan.

Cuando muchos de los seguidores de Jesús le abandonaron porque no querían pagar el precio de seguirle, dijo a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Simón Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6: 6-68). El apóstol Pedro nos enseña qué camino tenemos que tomar cuando lleguemos a la bifurcación del camino. Asumir que Jesús tiene palabras de vida eterna porque es LA VIDA ETERNA nos impulsa a tomar el camino de la VIDA que es el angosto y que son pocos los que lo transitan. En su día Josué escogió el camino angosto de la vida que son pocos quienes lo siguen.  ¿Qué decisión tomará el lector?


 

EFESIOS 2: 1, 2

“Y Él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia…”

El apóstol escribe a los cristianos en Éfeso para recordarles que antes de haber creído en Cristo, cuando todavía eran paganos, ”estaban muertos en sus en sus delitos y pecados”. ¿Puede el lector decir que ahora si vive en Cristo Jesús y que los pecados en que vive siendo católico romano son cosa del pasado? Que el lector no se deje engañar por la enseñanza del papa Francisco que dice que todos, creamos lo que creamos, todos somos hermanos, que no es necesario creer en Jesús para alcanzar la salvación. Los buenos propósitos sirven. Si no se cree en Cristo se está murto en sus delitos  y pecados. Se puede ser un ultra católico pero si no se tiene la fe  en Cristo, que es don de Dios, se sigue estando muerto en los delitos y pecados. Son muchos que les basta con asistir a la misa dominical que se hace por costumbre. En vez de ir al cine o al teatro o a cualquier otro espectáculo, se asiste a misa. La formalidad religiosa no es garantía del perdón de los pecados. ¿Crees que tu condición de pagano ha desaparecido porque te consideres cristiano? Si no has creído en Cristo con fe verdadera sigues viviendo “conforme la corriente de este mundo, conforme  al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales todos nosotros vivíamos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamiento, y éramos por naturaleza hijos d la ira, lo mismo que los demás” (vv.2, 3). Si lo único que diferencia al lector de las otras personas es que los domingos asistes a misa sigues siendo hijo de ira. Ello no debe ser motivo para seguir sintiéndote desgraciado. “Aun estando nosotros murtos en pecados (Dios) nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos” (v.5).

Antes de fallecer el destino eterno del hombre no está sellado. Nacemos en la condición de hijos de ira, para decirlo con más claridad  como hijos del diablo y como tales con la predisposición de hacer todo tipo de males, desde la mentira piadosa hasta el crimen más horrendo. Habiendo creído en Cristo andamos  en novedad de vida. Nuestras obras de cuando éramos paganos son agua pasada.

 

 

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