PROVERBIOS 24: 10
“Si flaqueas en el día de la angustia
significa que tu fuerza es escasa”
¿Quién
no flaquea en el día de la angustia Debilidad que se manifiesta porque carecemos de la fuerza
necesaria para salir de la adversidad? El hecho de que nos refugiemos en las pastillas de la felicidad pone de
manifiesto que las personas que buscan cobijo en ellas carecen de valor.
Debilidad que aprovechan las farmacéuticas para hacer su agosto. No cesan d
anunciar fármacos que no necesitan receta médica para remediar los trastornos
mentales que ellas consideran “casos leves”. Muchos son los textos bíblicos que
describen la pequeñez humana. Me limitaré a citar uno: “Mis días son como la sombra que se va, y me he secado como hierba”
(Salmo 102: 11).
Siguiendo
con las farmacéuticas, para promover el consumo de sus productos culpan como
responsables de los trastorno emocionales que muchas personas padecen a causas
externas que se podrían resumir en el trajín de la vida moderna que nos incitan
a vivir una constante maratón que nos
impulsa a vivir constantemente sacando un palmo de lengua. Pero no dicen nada que
la causa de los trastornos emocionales, sean
suaves o graves, se encuentra en el interior, en el alma, de las persona
que los padecen. Al ser espiritual la causa de la angustia y no fisiológica, se
intenta luchar contra los trastornos emocionales que no se producen en el
cerebro sino en el alma. Los fármacos no sirven para curar dichos trastornos.
Las perturbaciones emocionales se eternizan, obligando a los pacientes a
consumir las coloreadas pastillas de la felicidad que llenan los estantes de las farmacias.
”Los sanos”, dice Jesús, “no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. Cuando las
enfermedades son fisiológicas los enfermos acuden al médico de cabecera o al
especialista, según el caso. Jesús que es el médico del alma, dice: “No he venido a llamar justos, sino
pecadores al arrepentimiento” (Marcos 2: 17). El pecado ha convertido a los
humanos en personas debiluchas. Por ser descendencia de Adán todos somos
pecadores, por tanto, espiritualmente enfermos, que cargamos con un cansancio
emocional crónico que nos agobia y por ignorancia acudimos a la pastilla de la
felicidad para liberarnos de él. No lo conseguimos porque no es el medicamento
apropiado.
Tres
textos bíblicos que nos ayudarán a pasar de la debilidad emocional crónica que
convierte la depresión persistente en vitalidad espiritual que energiza la
debilidad física debida a la enfermedad del alma: “Por lo demás hermanos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su
fuerza” (Efesios 6: 10). “Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4: 13). “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen,
pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como
las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 39: 30).
MATEO 16: 11
“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el
pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los
saduceos?”
La
levadura transforma la masa que se hornea en pan esponjoso, gustoso y
comestible. Sin este añadido químico la masa horneada se convertiría en algo
duro como una piedra. Incomestible. La levadura hace un trabajo invisible en la
masa que se hornea. El hecho de que la levadura hace un trabajo invisible en la
masa de harina que se hornea cambiando su estructura, Jesús la utiliza para
enseñar cómo funcionan los principios filosóficos que se enseñan. En particular
para instruir a las personas de las malas influencias que ejercían las falsas
doctrinas que enseñaban los fariseos y los saduceos, de las que sus oyentes
tenían que guardarse. Detrás de los propagadores de doctrinas heréticas se
encuentra Satanás que es el padre de la mentira que tiene el propósito de
tergiversar la Verdad de Dios. No se presenta como el padre de la mentira, sino
como mensajero de la verdad. Engaña a quienes se prestan a escucharle como lo
hizo con Eva. Santiago nos da la clave para luchar contra Satanás y vencerlo: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo,
y huirá de vosotros” (4: 7). La sumisión a Dios tiene que ser total. No
tiene que haber zonas desprotegidas por las que se introduzcan sus engaños. En
nuestras personas no tiene que haber ningún punto que sea un talón de Aquiles
por el que el Malvado clave la flecha envenenada de falsedad. Satanás se
disfraza de ángel de luz para engañar a los incautos.
Satanás
poseyó a la serpiente que en un principio parece ser que era un simio de bella
presencia, que irradiaba confianza. Grabados ancestrales lo muestran así y la
condena de Dios “sobre tu pecho andarás,
y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3: 14), da motivos para
pensar que fue algo así. Eva prestó atención a Satanás, creyó su mentira y puso en duda lo que Dios
le había dicho. Comió del árbol que Dios le había prohibido comer y con
zalamería convenció a Adán que comiese de su fruto. Comió e instantáneamente se
introdujo el pecado en el ser humano que se transmite de generación a
generación.
“Someteos a Dios”, nos dice Santiago. Fortaleceos
en Él nos dice la Biblia. Como atletas que corren una maratón espiritual
tenemos que entrenarnos a diario para no desfallecer en la carrera que durará
todos los días que a Dios le parezca bien tenernos aquí en la Tierra. Lectura y
meditación diaria de la Biblia para
empaparnos de la Verdad. Oración privada en la habitación con la puerta cerrada
y a lo largo del día ocupados en las tareas. Todo ello nos hará fuertes en el
Señor y con su fortaleza resistirle victoriosamente. De momento se alejará de
nosotros. Como lo hizo con Jesús, volverá a la carga. Es así que, si no nos
rendimos “seremos más que vencedores por
medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8: 37).
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