dilluns, 31 de desembre del 2018


¡AGUA VIVA!

<b>Sin agua la tierra se convierte en un desierto. Sin Jesús que es el agua viva el alma perece abrasada de sed</b>
“Vivimos bajo el yugo de la aceleración, es el hado de nuestro tiempo y nadie se escapa. Mucha parte de nuestra insatisfacción  no es hija de una infancia desdichada, sino de un correr hacia ningún lugar”(<b>Luciano Concheiro</b>, historiador, sociólogo, filósofo).
Este correr hacia ningún lugar nos conduce hacia el materialismo que momentáneamente nos hace ver un espejismo de ilusión. El agua salada que es el materialismo hace sentir más sed a quien la bebe, es más, la incrementa despiadamente. De la misma manera que el agua salada que bebe el náufrago le produce una sed abrasadora que acaba matándolo con mucho dolor, la sed que provoca el materialismo mata al sediento rodeado de bienes y posesiones.
La actitud del materialista es parecida a la de aquel esqueleto que en la mazmorra del castillo de la madrastra de Blancanieves, alguien fallece detrás de la reja con el brazo extendido en el intento de alcanzar una jarra de agua fuera del alcance de su mano. Los materialistas son cadáveres vivientes que perecen buscando donde no se debe el agua viva que satisfará  los anhelos del alma.
El espíritu del materialismo lo describe muy bien <b>Tim Cook</b>, consejero delegado d’Apple, cuando dice: “Con el iPhone7 te damos cosas sin las cuales no puedes vivir y que hoy no sabes que las necesitas”. “No importa lo que se tenga”, alguien ha dicho, “nunca se tiene suficiente. Es un fenómeno que alguien denomina la ley de la <i>muñeca Barbie</b>. Los accesorios que se consideran opcionales se hacen imprescindibles creando necesidades que antes no se habían tenido”
<b>Josep Fita</b> bautiza la pasión por las novedades con la palabra <i>neofilia</i> y dice: “No se trata de una enfermedad. Mas bien es una tendencia desmesurada, casi obsesiva, para tener siempre lo más nuevo del mercado”. Alguien, en tono irónico ha dicho que se ha puesto de moda la compra de trasteros para ir a vivir porque los pisos, especialmente por Navidad contienen tantas cosas que no se cabe. Este pensamiento puede hacernos sonreír. De hecho, anuncia el funeral de la felicidad.
<b>Joani Yoder</b> explica su experiencia: ”Entonces, un día, el Espíritu de Dios abrió mis ojos con una perturbadora revelación: El materialismo no consiste necesariamente en tener cosas, también en desear. ¡Fui culpable de materialismo! Dios me hizo ver mi descontento por esto: ¡Un ídolo en mi corazón! Aquel día me arrepentí de aquel sutil pecado. Dios volvió a entronizarse en mi corazón como su trono correcto. No hace falta decirte que le siguió un gozo intenso, no basado en cosas, sino en Él”
El agua salda que da a beber el materialismo impulsa a buscar agua potable sea como sea y esté en donde esté. Esta búsqueda desesperada hace que las personas se lancen en los brazos de las llamadas nuevas religiones, que son las de siempre con nombres nuevos. Huyen de las llamas y se lanzan en las brasas. La situación empeora porque el materialismo sea cual sea la forma que adopte, siempre degrada.
El sexo está incluido en el paquete de las obsesiones materialistas de hoy. A quienes lo practican de manera pecaminosa les crea una sed insaciable, dejándoles la boca reseca y agrietada como si fuese tierra yerma.
Era mediodía. Jesús fatigado por la caminata se sienta al lado de un pozo. Está solo. Sus discípulos han ido al pueblo a comprar víveres. En esto una samaritana se acerca al pozo a sacar agua. Jesús le pide que le dé de beber. Esto sirve para iniciar una conversación que va del agua del pozo al agua espiritual. Jesús le habla del agua viva. La mujer le pegunta. “¿Dónde tienes esta agua viva?” Refiriéndose Jesús al agua del pozo que puede sr un símbolo del materialismo sexual, le dice: “Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, mas el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4: 13,14). La mujer que es muy práctica ve en el agua que le ofrece Jesús la manera de evitar el agobio, evitar tener que ir al pozo y cargar a cuestas el cántaro lleno de agua. Le dice. “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” (v.15). A la mujer se le despierta el deseo el agua viva, el líquido elemento que sacia definitivamente la sed. Pero no entiende que Jesús no se refiere al agua del pozo, sino a Él mismo que es el agua que sacia definitivamente la sed del alma. Existe una causa que provoca la sed espiritual. En el caso de la samaritana el ídolo del materialismo sexual. Sed que no puede saciarse con el agua del pozo.
Jesús le dice a la mujer: “Ve, llama a tu marido, y ven acá”. La mujer le responde: “No tengo marido”. Jesús la responde: “Bien has dicho: No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido, en esto has dicho verdad” (vv.16-18).
El materialismo como muy bien ha dicho <b>Joani Yoder</b> “no consiste necesariamente en tener cosas, también es desear”. En el momento en que el Espíritu de Dios le hizo ver que la causa de su desencanto era “un ídolo en mi corazón”, un gozo intenso invadió su corazón. La sed de su alma desapareció. El ídolo de la samaritana era el sexo. Descubrirlo le hizo exclamar: “Señor, me parece que eres profeta” (v. 15). Para poder beber el agua viva que ofrece Jesús que dentro de la persona se convierte “en una fuente de agua que salta para vida eterna” se debe confesar el ídolo que se esconde dentro del corazón, que es el causante de que el grifo del que mana el agua viva permanezca cerrado
Octavi Pereña i Cortina



dilluns, 24 de desembre del 2018


HECHOS 7: 9

“Y los patriarcas movidos por envidia, vendieron a José para Egipto, pero Dios estaba con él”
José puede servirnos de modelo de adolescente a quien imitar: Obediente a su padre hasta el punto que le costó perder su libertad al ser vendido por sus hermanos a unos mercaderes que iban a Egipto. ¡Cuánto tienen que aprender los adolescentes actuales en obedecer a sus padres! En otro aspecto en que José es un modelo para los adolescentes es el sexual. Quienes conocemos algo de la Biblia sabemos de ello porque el texto sagrado nos describe su reacción ante la propuesta de la mujer de Potifar, su señor, de dormir con ella: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto eres su mujer, ¿cómo, pues, haría yo este grane mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39: 9).
Por la envidia de sus hermanos José se convierte en esclavo de Potifar. Estaba muy bien considerado pero no dejaba de ser un esclavo perdido de libertad. La mujer de Potifar lo tienta. Si hubiese accedido a su capricho libidinoso habría obtenido su favor y su situación habría mejorado mucho. Pero José sabe que Dios existe y que no es un invento de los sacerdotes para subyugar al pueblo. A pesar de que aparentemente le había olvidado y abandonado a su suerte, su fe en Él permanece viva, ¿cómo podría cometer el pecado de fornicación contra Dios?, se dice. Es muy posible que se hiciese la pegunta de si valía la pena o no pecar para vivir mejor. Pienso que en el caso de José bien se merece aplicar la decisión de Moisés de rehusar ser llamado hijo de la hija de Faraón, “escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Haberos 11: 25). Por la obediencia a Dios  y el hacer caso Potifar a la mentira de su mujer, José fue enviado a la cárcel, pero, “Dios estaba con él”. En las circunstancias más desfavorables Dios está con su pueblo. Es muy confortante saber los que sufren, que en la adversidad el Señor es su consuelo tan profundo que el consuelo humano no es nada comparado con el de Él. La presencia de Dios llega a lo más profundo del alma, calmando la tempestad que ruge en ella. La paz del Señor está fuera de la comprensión humana y, aun no siendo lógica, allí está presente.  Es la promesa de Jesús: “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14. 27).
Si por algún motivo sufre el lector, no se turbe tu corazón. Si has creído en Jesús como tu único y suficiente Salvador, el Señor está contigo. Su paz te será dada abundantemente en medio de la tribulación.


LUCAS 16:31

“Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantase de los muertos”
La parábola del rico y Lázaro no puede interpretarse en el sentido de que el rico se condenó por ser rico y lázaro se salvó por su pobreza. Son muchos los pobres que no son “pobres en espíritu”. Además la Biblia nos cita a diversas personas que eran muy ricas y que eran salvas. Abraham, el padre de la fe es uno de ellos.
Quisiera centrarme en el hombre rico de la parábola, la persona a la que el amor al dinero la condujo a la muerte eterna. El rico, hoy “se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez” (v.19). La riqueza de este hombre contrasta con la pobreza de Lázaro “que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico, y aun los perros venían, y lamian las llagas” (vv. 20,21). Como sucede a todo mortal ambos hombres murieron. El pobre “fue llevado por los ángeles al seno de Abraham” (v. 22). Nos podemos imaginar que el entierro de Lázaro fue de lo más sencillo, pero, ¡qué honra que su alma fuese transportada en la presencia de Dios por los ángeles! Del rico el texto simplemente dice “y fue sepultado” (v.22). Honores humanos los que quiera el lector imaginar. El viaje a la condenación eterna solo, sin que nadie le acompañase y que le impartiese un poco de gozo. Muchas lloronas le acompañaron en el sepelio. Los ilustres de la ciudad dieron lustre a la comitiva. Mucho esplendor pero el rico emprendió en solitario el  camino a la condenación eterna. No tardó ni un segundo en abrir “sus ojos estando en tormentos”   (v. 23). ¡De qué le sirvieron sus riquezas si con ellas no pudo comprar la salvación de su alma! ¡Que aprendan la lección quienes confían en el perdón eclesial y que sus donativos van a comprar su salvación!
La parábola del rico y Lázaro es un aviso para los ricos de hoy que todavía tienen tiempo de rectificar. Hoy se dan muchos ricos  como el rico de la parábola. Amasan fortunas. En las puertas de sus casas muchos Lázaros están echados comiendo las migajas que caen de sus deslumbrantes banquetes. A cada uno de ellos Dios les dice: “Necio”, resonará en sus oídos en el momento en que van a iniciar el viaje a la condenación eterna. “Esta noche  vienen a pedirte tu alma, y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12: 20,21). El  Abraham de la parábola le dice al rico que le suplicaba “que mojase la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”    (v. 24): “Hijo acuérdate que recibiste bienes en tu vida, y Lázaro también males, pero ahora éste está consolado aquí, y tú atormentado” (v.25). La Biblia es la Verdad de Dios, que al lector no le caiga en saco roto la enseñanza de la salvación y condenación eterna. Es un tema muy importante como para dejar para mañana meditar en él. Hoy es el día de la salvación, mañana tal vez no habrá lugar para creer.


dilluns, 17 de desembre del 2018


MISA O CULTO

<b>Los periodistas al informar sobre noticies cristianes deberían saber la diferencia existente entre misa católica y culto evangélico</b>
<b>Pilar Rahola</b> en su escrito <i>una historia</i> (La Vanguardia 28/11/2018), relata la historia de una familia armenia que lleva nueve años residiendo en Holanda a la que el gobierno le niega conceder asilo político. La familia <b>Tamrezyan</b> ha encontrado protección en la iglesia evangélica Bethel. Su pastor <b>Theo Hettema</b> tuvo la idea que compartió con la congregación en el primer culto que celebró: “Ninguna iglesia no tendría que escoger entre el respeto a la ley y el respeto a la dignidad humana”. Según la periodista “la policía holandesa no puede entrar en un lugar de culto mientras se celebran los oficios”.
Para no infringir la ley y con el propósito de proteger a la familia <b>Tamrezyan</b>, el 26 de octubre de 2018 más de 300 pastores convinieron en hacer turnos con la finalidad de celebrar cultos ininterrumpidos y así impedir que la policía entre en la capilla de la iglesia Bethel. <b>Rahola</b> finaliza su escrito con estas palabras: Goethe decía que los pecados escriben la historia, pero que la bondad es silenciosa. Afortunadamente esta vez ha hecho ruido”. Pidamos al señor que la bondad haga ruido más a menudo y así neutralizar el escándalo de la maldad. Ante el drama humano que representa la migración y la ineficacia europea de darle solución es reconfortante conocer historias de cómo la población se las ingenia para proteger a emigrantes del peligro de ser deportados.
Cito el relato que <b>Pilar Rahola</b> hace de la familia <b>Tamrezyan</b> porque la conocida periodista confunde culto evangélico  por  misa católica. Cada vez que menciona el oficio evangélico que los evangélicos denominan <i>culto</i> lo sustituye por <i>misa</i>. Hace unos años que el “Defensor del Lector” de La Vanguardia trató este tema debido a la denuncia de un pastor protestante. Pienso que los periodistas que desconocen las peculiaridades evangélicas pueden cometer el error de confundir “culto” por “misa”. Pienso que es muy difícil de digerir que esa confusión la tenga una periodista tan curtida como lo es <b>Pilar Rahola</b> que además ha investigado el cristianismo. Si en el escrito que menciono su autora hubiese utilizado una sola vez la palabra “misa” por “culto” al referirse a los cultos evangélicos uno podría pensar que ha sido un lapsus. Que lo haga cinco veces es un error inconcebible en una periodista de la categoría de <b>Pilar Rahola</b>. Me acojo al error garrafal cometido por la prestigiosa periodista para intentar hacer un boceto de la diferencia que existe entre misa católica y culto evangélico.
El Concilio de Trento  declara que la misa es la Santa Cena instituida por Jesús, la repetición del sacrificio de Jesús en la cruz, un verdadero sacrificio propiciatorio por los vivos y los muertos. Es decir, la misa, por un poder auto otorgado por la clerecía católica, el cura cuando celebra la misa, en la consagración del pan y del vino convierte los dos elementos  en el verdadero cuerpo y sangre que Jesús ofreció en la cruz para salvación del pueblo de Dios, que es lo que significa el Nombre Jesús (Mateo 1: 21). En la misa el protagonista es el sacerdote. Solamente varones ordenados pueden celebrarla.
La centralidad del culto evangélico es la predicación. En  las iglesias evangélicas no hay altar en que celebrar sacrificios aun cuando sean incruentos. El pastor cuando sube al púlpito no lo hace como si fuese un súper hombre dotado de poderes especiales, sino como pecador salvado por la sangre de Jesús que se limita a exponer el Evangelio sin poner ni quitar nada de su contenido, según la capacidad que le concede el Espíritu Santo. La centralidad del culto evangélico no recae en la supuesta repetición del sacrificio incruento de Jesús, sino en el anuncio de que Jesús murió y resucito para salvación de los pecadores. Cuando la iglesia local se reúne para celebrar la Santa Cena, el pastor que la preside lo hace como delegado de la iglesia que lo ha escogido para serlo, recordándoles que “cada vez que comáis este pan y bebáis de esta copa anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva” (1 Corintios 11: 26). La celebración de la Santa Cena se hace con las dos especies: pan y vino, a disposición de todos los presentes con derecho a participar. La Santa Cena evangélica tiene dos objetivos, que los participantes por fe miren al Calvario y al mismo tiempo lo hagan al futuro viendo al Jesús glorioso venir a buscarlos.
¿De qué sirve a los feligreses católicos participar maquinalmente del supuesto sacrificio incruento de Jesús en que creen, si no tienen la esperanza que en el día de la resurrección Jesús los vendrá a buscar para pasar toda la eternidad en el lugar que ahora está preparando para su pueblo en el Reino de Dios eterno?
Octavi Pereña i Cortina



dilluns, 10 de desembre del 2018


LEVÍTICO 10: 10

“Para poder discernir ente lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”
El contexto tiene que ver con el fuego extraño que Nadab y Abiú, hijos de Aarón habían ofrecido sin estar autorizados a presentarlo. Puede ser que su pecado fuese motivado por el deseo de usurpar las funciones de sumo sacerdote que se mencionan en Éxodo 30: 7, 8). Los cargos eclesiásticos lo son por elección divina y que el Señor otorga los dones necesarios para que los electos puedan ejercerlos. Es función de las iglesias escoger a los hombres que Dios ha escogido con la dirección del Espíritu Santo.
El texto nos dice alguna cosa más respecto a que los pastores y maestros en las iglesias sean personas que sepan “discernir  entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”: “Y el Señor habló a Aarón diciendo: Tú y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis, estatuto perpetuo será para vuestras generaciones” (vv 8,9). Cuando el Señor tuvo que advertir  a Aarón y a sus hijo que se abstuviesen de beber vino y sidra algún motivo tendría que tener al verse obligado a hacer semejante prohibición. Este aviso precede al versículo que encabeza este comentario, que dice: “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”. A la vista de que el mundo se ha infiltrado en las iglesias  y que haya pastores que no sepan discernir entre lo santo y lo profano es importante que los pastores, los maestros de escuela dominical y todos aquellos que tengan responsabilidades en sus respectivas iglesias prescindan del vino y de la sidra y de cualquier otro pecado que les impida saber discernir entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio.
En las iglesias no falta el pecado de Acán, aquel hombre que “tomó del anatema” (Josué 7: 1), que permaneció oculto a los ojos dl pueblo, pero no a los de Dios. Debido a este pecado Israel sufrió una vergonzosa derrota. Dios guió a Josué a desenmascarar al culpable y a hacerlo morir por haber quebrantado el pacto. “Sed santos porque yo soy santo”. ¿Cómo podrá andar la iglesia santamente si quienes deben ser santos no lo son? Aun cuando la congregación lo desconozca, las enseñanzas que imparten estos impostores carecen del poder de Dios para despertar en los feligreses el deseo de andar santamente.
Quiera el Señor despertar en los cristianos el anhelo de santidad y el ansia ferviente de orar intercediendo a favor de sus pastores y maestros para que sean verdaderos hombres y mujeres de Dios, capacitados para “discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio.


PROVERBIOS 21: 2

“Todo camino del hombre es recto en su opinión, pero el Señor pesa los corazones”
El profeta Jeremías hace esta pregunta: “Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá?”  (17: 9). ¿Por qué dice el profeta que el corazón del hombre es más engañoso que todas las cosas? La explicación es bien sencilla: El corazón del hombre natural, es decir no regenerado, no convertido a Jesús, está guiado por Satanás que es el padre de la mentira y engaña a sus dominados haciéndoles creer lo que no son. Cada día vemos en la televisión o leemos en los periódicos noticias escalofriantes que ponen al descubierto la perversidad humana. Los políticos para esconder sus fracasos lanzan mensajes cargados de odio contra minorías étnicas, nacionales, responsabilizándolas de los problemas que no saben resolver  por vías pacíficas. La justicia se vende a los poderes fácticos. A pesar de ello se afirma que el hombre es bueno. ¿A qué se debe esa afirmación? Sencillamente porque el diablo les hace creer que son buenas personas. Haciendo una aplicación de la parábola de la mota en el ojo ajeno y la biga en el propio, podemos afirmar que vemos la maldad en los demás e ignoramos la perversidad propia.
Podemos creer que somos buenas personas, pero, ¿qué piensa Dios de nosotros? Según el proverbio que comentamos “el Señor pesa los corazones”. ¿Qué medida emplea el Señor para pesar la calidad moral de nuestros corazones? SU PALABRA y, ¿cómo puede el hombre adquirir un conocimiento correcto Dios. Cuando por fe depositamos los ojos en Dios y contemplamos su gloriosa santidad solamente podemos reaccionar de la manera que lo hizo el profeta Isaías al contemplar la gloria del eterno: “¡Ay me mí! Que soy muerto, porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos” (6:1).
A partir del momento que por fe en Jesús que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación, adquirimos una opinión correcta de nuestro corazón. A Isaías, uno de los serafines que vio en la visión tomó con unas tenazas un carbón encendido del altar y lo aplicó a sus labios, diciéndole: “He aquí que esto tocó tus labios y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado” (6:7). Nosotros cuando contemplamos la gloria de Dios revelada en su Palabra solamente podremos exclamar: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte”? (Romanos 7:24). Isaías simbólicamente fue purificado con el carbón encendido que tocó sus labios, nosotros lo somos efectivamente por “la sangre de Jesucristo (el Hijo de Dios que) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).




POLITICOS SIN ÉTICA

<b>Ética sin virtud es un cero a la izquierda</b>
¿Es posible la buena política sin ética? Rotundamente no. La buena política está cimentada en los valores. Si estos no existen, la política se hunde como lo pone de relieve la situación actual.
<b>Jesús Parra Montero</b>, catedrático de filosofía hace esta reflexión: “Cuando uno ve a los líderes de los partidos, pavonearse rodeados de sus “cortesanos”, esos que añoran las migajas del poder que el líder reparte, me viene a la memoria ese   refrán de que <i>los árboles no dejan ver el bosque</i>, el bosque es la realidad y los árboles aquellos cortesanos que, sin objetividad y crítica alguna,  adulan y ocultan la verdad de los errores que comete. Se identifica como <i>síndrome de La Moncloa o del poder</i>. Lo más inteligente para un político de ética democrática es identificar los árboles que no le permiten ver el bosque (la realidad) y despedirlos: a él le iría mejor y a los ciudadanos, también”. <b>Jesús Parra</b> hace resaltar la importancia que tienen los consejeros para el gobernante. “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo, mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11: 14). “Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo, mas en la multitud de consejeros se afirman” (Proverbios 15:22).
Roboam, hijo de Salomón, cuando se sentó en el trono de Israel pidió consejo a los consejeros que había tenido su padre. No atendió al buen consejo que le dieron y que habría servido para la prosperidad del reino. Fue a buscarlo en sus compañeros de farra que le aconsejaron mal con el resultado que 10 de las 12 tribus se marcharon creándose el nuevo reino de Israel. Los consejeros son muy importantes, pero es esencial que los gobernantes tengan la sensibilidad de hacerse suyos los buenos consejos que hacen prosperar a la nación y rechazar los que llevan a su ruina. Los gobernantes son responsables de las decisiones que toman, sean acertadas o equivocadas. Han de ser sensibles a la buena ética. Aristóteles con muy buen criterio escribió: “No se enseña ética para saber lo que es la virtud, sino para ser virtuosos”. Existe una distancia abismal entre saber lo que es la virtud y ser virtuoso. Son muchos quienes se deleitan leyendo los sabios consejos que dan los filósofos clásicos y modernos: ¿Dónde está la virtud?
Alguien ha escrito: “Vivimos en una época de disciplina, cultura y civilización, pero no en una época de moralidad. El estado actual de las cosas, se puede decir que aumenta la felicidad de las personas, pero también su infelicidad. ¿Cómo puede ser feliz la gente, si no está educad para alcanzar una moral elevada? Su sabiduría no aumenta”.
La moral elevada, la virtud de los clásicos, no se consigue por medio de la razón sino por la fe en el Dios único y verdadero  y en su Hijo Jesús, que no es de fabricación humana sino regalo de Dios. Toni Batllori en una viñeta en donde un periodista micrófono en mano pregunta a un candidato a la presidencia: “¿Todo se vale, Sr. Candidato?” el candidato anónimo responde: “Por ejemplo: la verdad, la coherencia y la honestidad no valen. Solamente vale lo que sirve para ganar votos”. Esa es la política con la que muchos políticos pretenden gobernar. Como España carece de buenos líderes. la política se encuentra en el estado lastimoso n que se halla. Nuestros políticos carecen de buena ética, ¿dónde encontrarla para hacer grande a la Nación?
El cimiento de la ética se encuentra en Dios que a lo largo de los siglos se ha dado a conocer por medio de  los profetas y en el cumplimiento del tiempo en la persona de Jesús que una vez resucitado y antes de ascender a los cielos dejó a sus seguidores el encargo de ir a “todos los pueblos enseñándoles a guardar  todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28: 19,20). El hecho de que la banalización de la política esté tan generalizada es síntoma de que nos encontramos en la época pos cristiana. En eso es responsable la Iglesia en su diversidad confesional que en vez de predicar el Evangelio anuncia otro evangelio que nada tiene que ver con el auténtico. El Evangelio es las buenas noticias de salvación para todos aquellos que,  conscientes o no, son como ovejas que no tienen pastor andando por este mundo convertido en desierto inhóspito, asediados por bestias feroces que lentamente van acabando con nosotros. Si el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo no es íntegramente anunciado no debe extrañarnos que debido a esa adulteración la virtud desaparezca de la ciudadanía y que la política sea un escándalo. En líneas generales la Iglesia “rehúye anunciar todo el consejo de Dios” (Hechos 20: 27). Por falta de conocimiento de “todo el consejo de Dios” el incivismo creciente y   la pésima política tan generalizada de nuestro tiempo sea la consecuencia.
En estos tiempos de tanta violencia ciudadana y confusión política la Iglesia debería hacerse suya la exhortación del apóstol Pablo: “Porque todo aquel que invoque el Nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo pues invocarán  a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10: 13-15). Una Iglesia temerosa de Dios alejada de connivencias políticas es lo que la política necesita para su regeneración.
Octavi Pereña i Cortina


dimarts, 4 de desembre del 2018


CIUDADES INTELIGENTES

<b>El paraíso perdido no lo recuperarán las ciudades inteligentes</b>
Encima de las mesas de los despachos de los departamentos técnicos de los ayuntamientos de las grandes ciudades se amontonan proyectos para construir <i>Smart Cities</i>, Ciudades Inteligentes que confiando en las nuevas tecnologías dicen que humanizarán las ciudades. Barcelona, durante el mes de noviembre de 2018 ha acogido una nueva edición de la Cimera internacional de Metrópolis Inteligentes. Unos eslóganes que han trascendido durante la Cimera: “Soluciones <i>Smart</i> para más ciudades más habitables. “Una necesidad dl siglo XXI: crear comunidad. “Las grandes ciudades apuestan incorporar soluciones tecnológicas que facilitan el día a día y fomenten las participación y el intercambio entre los ciudadanos”. ¿Se alcanzarán estos objetivos?
Para diseñar ciudades inteligentes se necesita situar sensores en diversos lugares de las ciudades. La información que recogen se envía a un centro de control des de donde se da respuesta coordinada que da soluciones inteligentes según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista social una buena aplicación de las nuevas tecnologías podrá hacer que las ciudades sean más cómodas. La diversidad de electrodomésticos ha hecho más confortables los hogares. ¿Han conseguido que las familias sean más felices? ¡Cuánta violencia no se fragua  en los hogares? Relaciones conyugales pésimas. Abismo generacional. Los hijos padeciendo acoso incluso estando en la cama gracias a las nuevas tecnologías. Y otros muchos inconvenientes familiares que hacen que los electrodomésticos no incorporen la felicidad en los hogares. La comodidad que indiscutiblemente proporcionan los electrodomésticos no impide que el malestar más o menos grave exista entre los miembros de las familias.
La paulatina incorporación de las nuevas tecnologías en las ciudades hará posible que el desplazamiento sea más ágil. ¿Las hará más habitables? La mayoría de las personas que tienen perros no enseñan a sus mascotas  a ser <i>educadas</i>. Los tirones de bolsos seguirán dándose con el riesgo de producirse daños personales. Loa robos en domicilios no se acabarán. El incivismo público permanecerá. Si nos limitamos al incivismo en la circulación siempre habrá conductores que no respetarán la preferencia peatonal en los lugares señalados. ¿Qué tenemos que decir de las bicicletas y los patinetes eléctricos que invaden las aceras y que en ocasiones atentan contra la integridad física de los peatones?
Bienvenido sea el progreso tecnológico que hace la vida más cómoda. Priorizando el bienestar físico nos hemos olvidado que el ser humano se ha convertido en un depredador de su propia especie. Se ha transformado en un ser insaciable que le hace despreocupado de conservar la salud del planeta Tierra. Para satisfacer a su ego se ha convertido en caudillo del despilfarro. Antes debe humanizarse el ser humano si es que de verdad se quiere que los hogares y las ciudades se conviertan en lugares que sean más habitables. Los técnicos que trabajan en hacer más inteligentes las ciudades midiendo los niveles de comodidad, ¿se han peguntado porqué el hombre se comporta de la manera como lo hace restringiendo la buena convivencia? Debería darse respuesta a esta pregunta.
Aunque  el hecho sucedió hace seis o siete mil años, las consecuencias perduran hoy. Adán representando toda la humanidad pecó y el resultado fue que Dios maldijo la tierra en estos términos: “Y al hombre le dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol que te mandé diciendo: No comerás de él, maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3: 17-19). Este breve texto describe todo lo que nos ocurre y lo que seguirá pasando hasta que no se restauren “el cielo nuevo  y la tierra nueva” Apocalipsis 21:1), que sucederá en la venida gloriosa de Jesús al fin del tiempo, el día de la resurrección. Mientras no llegue este día la lucha por la existencia será difícil. Por más que se afane el hombre, los espinos y los cardos seguirán creciendo ufanos sin necesidad de cultivarlos y el sudor del rostro persistirá en hacer enojosa toda actividad humana. El Roto en una de sus viñetas muestra a un hombre inclinado al suelo con una azada en la mano cultivando el campo. A la ilustración le acompaña este texto: “Herbicidas, insecticidas, pesticidas, nitratos, plásticos, transgénicos…Trabajo en un campo de minas”. El Roto describe las consecuencias de la maldición sin aportar solución. A corto plazo tampoco la ofrece el Evangelio. Pero el Evangelio muestra esperanza a quienes creen en Jesús al prometerles vida eterna y un lugar en la ciudad celestial en donde vivirán eternamente y en donde “no habrá más maldición” (Apocalipsis 22.3).Cuando la promesa se haya cumplido “un cielo nuevo y una tierra nueva” será el escenario en donde se “enjugará toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor” (v.4). El derecho de residencia en la Nueva Jerusalén es exclusivo de quienes viviendo hoy en una tierra maldecida creen que Jesús es el Salvador anunciado al inicio de la Historia” (Génesis 3: 15).
Octavi Pereña i Cortina

dilluns, 3 de desembre del 2018


SALMO 118:6

“El Señor está conmigo, no temeré lo que me pueda hacer el hombre”
El salmo 118 comienza con esta declaración: “Alabad al Señor porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia”. El salmista mantiene una relación íntima con el Señor. No forma parte del grupo de cristianos denominados “domingueros” que en el día del Señor participan en los cultos por costumbre y que creen que por su asistencia ausente en los cultos ya han cumplido con el precepto dominical. Este grupo de cristianos es el que de labios honran al Señor pero sus corazones están lejos de Él. El salmista no comparte con ellos su religiosidad.
El salmista es una persona normal que como todas las personas normales atraviesa también días malos. ¿Cómo reacciona ante tales situaciones? “Los creyentes no practicantes” reaccionan ante los días malos con quejas, lamentaciones, rebeldía y en consecuencia con síntomas de estrés que tienen que combatir con pastillas. El salmista responde con confianza en el Señor en el día malo porque es su Ayudador. Afirma: “El Señor está conmigo entre los que me ayudan. Por tanto yo miraré triunfante a los que me aborrecen” (v. 7). Los que le aborrecen porque aborrecen al Señor reaccionan de maneras que acreditan la ausencia que en ellos hay de fe en el Señor. El salmista ante la adversidad reacciona con calma, manifestando la paz de Dios que sobrepasa la comprensión humana. Sin estridencias denuncia a sus enemigos la victoria alcanzad con la ayuda del Señor.
“Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre. Mejor es confiar en el Señor que confiar en príncipes” (vv.8,9). En nuestro andar por este mundo se levantan dificultades mil. Existen dos maneras de enfrentarse a ellas. La una es confiar en el hombre y en los poderes de este mundo. El resultado es el fracaso porque aun cuando pueda tener la apariencia de ser un Sansón lo cierto que es un ser débil necesitado de ayuda. La ayuda que el hombre pueda prestar es nula. La otra es confiar en el Todopoderoso, el Creador de todo lo existente que “da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31). En palabras de Jesús: “Venid  a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11: 28). El cansancio que debe preocuparnos no es el físico que desaparece con una noche de dormir reparados. Lo que sí debe ser motivo de nuestra preocupación es la fatiga crónica que tiene que ver con el alma cargada de pecado. La sangre de Jesús borra todo vestigio de pecado y con el salmista puede cantar una alabanza al Salvador: Alaba al Señor porque es bueno contigo.


PROVERBIOS 17: 3

“El crisol para la plata y el horno para el oro, pero el Señor prueba los corazones”
Cuando Adán pecó Dios maldijo a la tierra por su culpa. Aun cuando es cierto que proveyó para que se pudiera recuperar el paraíso perdido en el día final cuando Jesús en su gloria venga para instaurar el Reino de Dios eterno en donde no habrá dolor ni muerte y nada injusto tendrá cabida en él, lo cierto es que la tierra sigue maldecida y  continua produciendo cardos y espinos y que debe cuidarse con el sudor de la frente. El Roto en una de sus viñetas presenta a un hombre encorvado con una azada en la mano trabajando la finca. La imagen va acompañada de este texto: “Herbecidas, insecticidas, pesticidas, nitratos, plásticos, transgénicos…¡Trabajando un campo de minas!” El Roto describe la maldición que pesa sobre la tierra a pesar de que es muy posible que ignore su origen. La maldición va mucho más allá de lo ecológico. Toca de lleno al hombre que por su transgresión introdujo la muerte. Ésta afecta incluso a los hombres de Dios como indica el capítulo 5 de Génesis. A la muerte le acompaña el dolor, el sufrimiento. De momento todo ello es inevitable.
El texto nos dice que el Señor prueba los corazones. Él ya sabe lo que hay en ellos. Antes de que se formen los pensamientos ya sabe lo que vamos a pensar. Aun cuando por la fe en Jesús nos convertimos en hijos de Dios y como tales somos santos, somos santos pecadores y el pecado que hay en nosotros en un momento u otro nos juega una mala pasada. Como hijos de Dios somos oro en bruto. El precioso mineral va acompañado de escoria, minerales sin valor que deben separarse del oro para que brille fulguroso. ¿Cómo se purifica el oro? Se pone en el crisol y se enciende fuego. El calor derrite el mineral y en su estado líquido es cuando se puede iniciar el proceso de separar la escoria que le resta valor.
En el campo espiritual sucede algo parecido. Los cristianos somos oro en bruto. Cargamos con la escoria del pecado que nos envilece. El sufrimiento es el fuego que permite separar todo aquello que afea nuestra santidad. El señor conoce el grado de sufrimiento que somos capaces de soportar sin llegar al punto de blasfemar su Nombre. Administra el sufrimiento adecuándolo a la capacidad de nuestra resistencia. Es así como la imagen de Jesús se va formando en nosotros y cada vez nos vamos asemejando más a Él. Así será en tanto estemos en este mundo en las condiciones actuales. En el día de la resurrección el crisol y el fuego no se necesitarán. Nos presentaremos ante Él sin ninguna mancha y sin ninguna arruga. Seremos perfectos como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Resplandeceremos con la gloria a la que nos ha llamado Jesús nuestro Redentor.



dilluns, 26 de novembre del 2018


CORRUPCIÓN AMENAZADORA

<b>La frase: “La religión es el opio del pueblo” debería modificarse y decir: “La política es el opio del pueblo”</b>
<b>Cristina Torrent</b> inicia así su escrito <i>Democracias</i>: “Las democracias, el gobierno del pueblo –o más concretamente de su mayoría- están pariendo monstruos. La extrema derecha, el populismo, el autoritarismo se va extendiendo como una epidemia, por todas partes. Un mal que no cesa de crecer y que se va infiltrando por las grietas de las democracias occidentales. Gigantes con pies de barro. ¿De dónde han salido sino los Trump, Putin, Conte o Balsonaro? De las urnas. Por lo tanto nadie puede cuestionar su poder legítimo otorgado por los electores. ¿O sí? No podemos olvidar que un nacional-socialista llamado Hitler llegó al poder por la vía de las urnas, no estamos en los años treinta (del siglo XX) pero la amenaza es real. La democracia del siglo XXI, sigue pariendo y alimentando monstruos”. Pienso que lo que dice <b>Cristina Torrent</b> no o puede decirse con más claridad. ¿Por qué las democracias occidentales del siglo XXI, a pesar del nivel cultural alcanzado siguen pariendo y alimentando monstruos? Nadie sabe dar respuesta a esa pregunta de no ser que vaya a la Biblia a buscarla.
<b>El Roto</b> en una de sus viñetas, que por cierto censuran con mucho acierto la actualidad, muestra la cara horrorizada de un hombre. En el sombrero que lleva puesto está escrito con letras rojas: SPY. Por encima de su cabeza le cae un montón de mierda. Da la impresión de que <b>El Roto</b> estuviese anunciando lo que sucedería en las puertas de los juzgados de algunas ciudades catalanas que por la mañana aparecieron bloqueadas por montones de estiércol. <b>El Roto</b> hace esta petición: “¡El alcantarillado del sistema está reventando!¡Dejad de cagar!” ¿Cómo se puede dejar de cagar si la condición humana la describe a la perfección el profeta Isaías con estas palabras: “Oíd cielos, y escucha tú tierra, porque habla el Señor: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí…Desde l planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga, no están curadas ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1: 2-6). El profeta describe la corrupción moral del pueblo de Israel, que puede aplicarse a cualquier sociedad por ser intemporal, por haber abandonado a Dios. ¿No describen <b>Cristina Torrent i El Roto</b> las consecuencias de haber abandonado a Dios el mundo occidental? Ambos describen los efectos pero no la causa de la corrupción. Avisan de la enfermedad moral del ser humano sin saber qué remedio aplicar.
<b>Juan José Millas</b> finaliza su escrito <i>Alcantarillados</i>, con estas palabras: “Aquí solamente estamos Mariano y yo y Mariano no está”. Se habla mucho de las alcantarillas del Estado cuando a la vista de lo que estamos conociendo, deberíamos hablar del Estado de los alcantarillados”. La metástasis corruptora debería hacernos reflexionar el proverbio: “La justicia exalta la nación, pero el pecado es el oprobio de los pueblos” (Proverbios 14: 34).
Isaías que describe Israel como una nación que “desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana”, lo invita a que escuche el aviso de Dios que cambiaría radicalmente el destino de la nación: “Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva al señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55: 6,7). La invitación del  profeta no va dirigida únicamente a la élite política y religiosa, la hace extensiva a toda la población pues toda ella es culpable de la falta de justicia que se daba en los tribunales y en las relaciones sociales. “Así dice el Señor: Guardad derecho, y haced justicia, porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse” (56: 1). La falta de la justicia es la ruina de la nación. Sabiéndolo es de sabios rectificar. Deshacernos de la corrupción que nos llega a la nariz y que está a punto de ahogarnos no conseguirá su propósito si colectivamente pedimos perdón a Dios por nuestros pecados y cambiamos el rumbo de nuestro caminar. Es una decisión que debe tomarse individualmente. Nadie puede tomarla por nosotros.
Los políticos intentarán embaucarnos con sus promesas de regeneración democrática. Sus promesas no son creíbles porque carecen del poder de cambiar su naturaleza corrompida por el pecado, mucho menos la de las otras personas. El hombre nuevo con una manera totalmente distinta de hacer solamente puede conseguirlo Jesús que transforma los corazones inclinados a hacer el mal por otros que vehementemente desean hacer el bien. Cualquier promesa de regeneración política que no pase por la conversión a Jesús está destinada al fracaso porque el ser humano no puede cambiar su naturaleza corrupta de la misma manera que el leopardo no puede borrar las manchas en su piel.
Octavi Pereña i Cortina




dilluns, 19 de novembre del 2018


LA PLAGA DEL DIVORCIO

<b>El divorcio se le considera un ejercicio de libertad cuando en realidad es un camino hacia la destrucción moral</b>
“Cada cinco minutos se rompe un matrimonio en España, país con la tasa más elevada de Europa en rupturas y la más baja en nupcialidad. Uno de cada siete matrimonios se rompe antes del quinto aniversario. Se producen siete rupturas por cada diez matrimonios (Son cifras del último informe sobre nupcialidad y ruptura del Instituto de Política Familiar elaborado con datos del Instituto Nacional de Estadística) ¡Terrible!
Las estadísticas son frías. Detrás de ellas se encuentran personas con nombres y apellidos. No números del DNI o de la Seguridad Social. Acierta <b>Eduardo Herfelder</b>, presidente del Instituto de Política Familiar cuando escribe: “Es que estamos hablando de dramas familiares, de fracasos personales, dolor humano…No debe olvidarse nunca que detrás de cada persona que se divorcia existe un conflicto para resolver y un drama familiar”. <i>Un conflicto para resolver</i>, a mi parecer es el quid de la cuestión. Las personas espiritualmente hablando están muertas. El drama del divorcio no se debe a los cambios sociales que se producen y que han llevado al crecimiento del individualismo, al hecho de que la mujer haya entrado en el campo laboral con lo que se da menor dependencia económica del marido y de que se sea menos tolerante. El problema real es: ¿Cómo son las personas que se casan? Parece ser que el porcentaje de divorcios es el mismo entre las personas que han pasado por la vicaría, por el juzgado, o que se limitan a vivir juntas para no tener que pasar por los formalismos sociales. Las personas que han formalizado un matrimonio legal son más responsables de su fracaso que las que no lo han hecho. Lo que incrementa la responsabilidad de los <i>legalistas</i> es que en el momento de contraer matrimonio, sea religioso o civil, es que ha existido un juramento de fidelidad mutua mientras vivan y el compromiso de ayudarse mutuamente en la prosperidad y en el infortunio. El juramento se ha roto. El pacto se ha quebrantado, sea por conveniencia mutua  o porque uno de los conyugues lo rompe unilateralmente. No importa. El drama está servido. Como dice el siquiatra <b>Luís Rojas Marcos</b>. “En las diligencias de divorcios alguien sale siempre malparado. Con independencia de las motivaciones que llevan a los matrimonios a separarse, la verdad es que no existen separaciones amistosas. La ruptura de las parejas es una de las experiencias más amargas que puede sufrir las personas”. <b>Mariela Michelene</b>, escribe: “No se puede evitar el dolor, es como alguien cercano muere. En una ruptura también se da la pérdida de un ser querido de forma concreta y real. Pierdes la rutina de esta persona, el presente y el futuro”. Y la experiencia de una divorciada: “Antes no había apreciado lo que es ser madre sola, yo estoy en una situación muy afortunada porque no tengo problemas económicos. Es duro pasar por una separación y a la vez ser madre, realmente duro” (<b>Chantelle Haughton</b>).
Volvamos a los <i>fracasos personales</i>. ¿Por qué hay tantos? La imagen del hombre (macho y hembra) perfecto, sin fisuras emocionales se rompió en el paraíso con el pecado de Adán. Antes de la desobediencia  las relaciones de Adán y Eva no tenían encontronazos. Mantenían plena sintonía. Era algo parecido a una sinfonía sin notas discordantes. Tan pronto como el pecado se introdujo en sus vidas se manifestó el desacuerdo. Se reprocharon mutuamente la responsabilidad de la tragedia. ¿Qué se encuentra en el ser humano que provoca los divorcios? Esto es lo que hay en los corazones de los hombres y mujeres que se unen en matrimonio: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia…enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, …envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosa semejantes a estas…” (Gálatas 5: 19-21). Unas personas que convivan con estas características personales, ¿por qué debe extrañarnos que no se soporten y decidan divorciarse”. Si no fuese por la gracia de Dios que de alguna manera frena el impulso pasional, ningún matrimonio acabaría bien.
En cierta ocasión unos fariseos (grupo religioso) se le acercaron a Jesús con el propósito de probarlo. Le dijeron: “Si era lícito para un hombre repudiar a su mujer”. Jesús les respondió: “¿Qué mandó Moisés?” Le respondieron: “Moisés permitió escribir un acta de divorcio, y de repudiar”. Luego Jesús expone la razón por la que Moisés autorizó el divorcio: “Debido a la dureza de vuestro corazón, os escribió este mandamiento”. Pero Dios, les dice Jesús, no acepta esta permisividad: “Desde el inicio de la creación Dios los hizo varón y hembra. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne, así que  no son ya  más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Marcos 10: 2-9). Ante la plaga de divorcios que tanto   dolor aporta, ¿ha unido Dios para siempre a quienes en la ceremonia nupcial se les dice: “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre? Evidentemente no.
Las características que cita Gálatas 5 que hemos leído dice que son obras de la carne, que son realizadas por personas que no se han convertido a Cristo. Dicho de otra maneras poseen “corazones de piedra” En cambio, los conversos a Cristo que son guiados por el Espíritu Santo y que tienen “corazones de carne”, su peculiaridad es: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5.22, 23). Son como la noche y el día. La carne y la piedra no tienen nada en común. Una pareja que manifiesta el fruto del Espíritu no es perfecta. Se les presentarán situaciones difíciles que crearan tensiones, como tienen a Jesús  a su lado las tensiones se dulcificarán. Marido y mujer juntos pedirán perdón al Señor  por su parte de culpabilidad, lo cual hará que se vacíe la mochila de la discordia lo cual hará que el viaje sea más llevadero.  
Octavi Pereña i Cortina



1 SAMUEL 28: 6,7

“Y consultó Saúl al Señor, pero el Señor no le respondió…Entonces, Saúl dijo a sus sirvientes: Busquemos a una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte” 
Quim Monzó comentando los engaños de Sylvia Browne, una de las videntes más prestigiosas del mundo, dice: “Mucha gente no puede entender como sus libros encabezan las listas de los más vendidos. Aun ahora, estas dos semanas tras su muerte, en Amazón se venden como rosquillas. ¿Por qué? Pues porque, a parte de algunas excepciones, la gente es básicamente burra, dicho sea con todo respeto”.
Maimónides, el filósofo judío nacido en Córdova tiene algo que decir al respecto: “Atribuimos poderes sobrenaturales a los astros y a los signos de zodíaco “no son sino farsa y engaño”. Aconseja: “No te pase por la cabeza hacer caso a las locuras de astrólogos y exorcistas. Todas estas cosas ni tan solo merecen que las escuche un hombre de bien y mucho menos creídas”. Refiriéndose a las fábulas de los curanderos, Maimónides escribió: “Estas cosas no son más que engaños y mentiras con las que los antiguos idólatras embaucaron a muchos pueblos ganándolos así para unas falsas doctrinas, y no está bien que los hijos de Israel, que son un pueblo intelectualmente superior a los otros, crea también semejantes vanidades ni que crean que les pueden aportar algún beneficio”.
La Biblia es muy clara respecto al tema que comentamos:
        “Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo, por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor” (Zacarías 10:6).
Consultar a los distintos medios de adivinación no aporta sabiduría a quienes los examinan. El Señor considera a sus seguidores como ovejas extraviadas que no tienen pastor.
        “Y a la persona que atienda a encantadores o adivinos, para prostituirse tras ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 20:6).
Consultar a encantadores o adivinos significa no tener en cuenta Dios que es la luz que el ser humano necesita para que ilumine su camino y así pueda sortear los peligros que se presentarán en su recorrido.
La conversión a Cristo corta los lazos que unen a las prácticas ocultistas porque libera del dominio de Satanás, el señor de las tinieblas, que las promueve. Por la predicación de Pablo, los efesios que creyeron en Jesús “venían confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos, y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata” (Hechos 19: 18,19). La luz y las tinieblas no pueden ir juntas en una misma persona. Debe escogerse o la una o la otra.

GENESIS 16: 2

“Y Abram escuchó la voz de Sarai”
“Luego vino a él (Abram) palabra del señor diciendo: No te heredará éste (el damasceno Eliezer), sino un hijo tuyo será tu heredero” (15:4). Abram creyó al Señor “y le fue contado por justicia” (v.6). A pesar que Abram se acercaba a los cien años y Sarai había perdido la costumbre de las mujeres, creyó  en la palabra de Dios. Pero, ¡ay el pero! ¡Con cuanta facilidad las dudas se presentan para desobedecer al Señor!
Los tiempos los establece el Señor, no el hombre. La impaciencia se apodera de nosotros y en vez de hacer las cosas bien las hacemos mal y tenemos que pagar las consecuencias. La ley del matrimonio dice. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2: 24).
Abram i Sarai estaban sujetos a la ley del matrimonio que dice: “¿Acaso ignoráis, hermanos, (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entretanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta a la ley del marido mientras éste vive, pero si el marido muere ella queda libre de la ley del marido, si en vida del marido  se une a otro hombre será llamada adúltera, pero si su marido mure, es libre de esa lay, de tal manera que si se une a otro hombre, no será adúltera” (Romanos 7: 1-3). Esta ley puede aplicarse perfectamente al marido.
La impaciencia de Sarai para que se cumpliese la promesa del Señor de que tendrían un hijo condujo a Abram a cometer adulterio con Agar la sirvienta de Sarai. La Biblia no nos dice nada al respecto, pero es de suponer que Abram tuvo que aguantar el lloriqueo de su esposa hasta el punto que descuidó que era la cabeza de ella y se sometió a su voluntad infringiendo la ley de Dios. El pecado es pecado sea quien sea la persona que lo cometa. Del arrepentimiento de Abram no se nos dice nada, pero sí el de David que fue amonestado por el profeta Natán de haber cometido adulterio con Betsabé. A resultas de la reprensión, el adúltero escribió el salmo 51 en el que confesa públicamente el pecado cometido en privado.
El filósofo romano Seneca dijo de aquella lejana época: “A un adulterio se le llama matrimonio”. Nuestro tiempo no se distingue en nada al de aquella lejana época. ¿Cuántos adulterios se cometen hoy en día si se tiene en cuenta la ley del matrimonio que para instrucción nuestra registra la Biblia?




dilluns, 12 de novembre del 2018


ROMANOS 14: 19

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”
El capítulo 14 de Romanos pienso que debería ser n texto leído con cierta frecuencia porque trata el tema de las relaciones humanas. Debe tenerse en cuenta su contenido porque creo que  muchos desacuerdos se resolverían pacíficamente  y las relaciones humanas no sufrirían debido a los puntos de vista distintos.
Las diferencias de opinión si no van engrasadas con el amor de Dios pueden dar lugar a desavenencias que afecten a las relaciones personales que no son propias de cristianos y que a la vez afean el testimonio que tenemos que dar en un mundo que no se caracteriza precisamente en amar al prójimo.
Dada nuestra naturaleza pecadora, a pesar de que la sangre de Cristo nos haya limpiado todos nuestros pecados y que los ha arrojado en el fondo del mar y no se acuerda de ellos, lo cierto es que seguimos siendo pecadores que caminamos hacia la perfección que caracteriza al Padre celestial. Amarnos los unos a los otros a menudo deja mucho que desear. Por ello el arrepentimiento es necesario para obtener el perdón de Dios y de la misma manera que Él perdona nuestros muchos pecados tenemos que perdonar al hermano que motivado por el desacuerdo haya podido pecar contra nosotros.
Hasta que no llegue el día que nuestros ojos contemplarán la gloria de Dios y hayamos alcanzado la perfección a la que somos llamados, nuestras imperfecciones actuales nos juegan muchas malas pasadas. Mientras no hayamos alcanzado la plena salvación y arrastremos el pecado que permanece vivo en nuestros corazones, durante nuestro peregrinaje terrenal “sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. Es una labor que tenemos que cultivar con mucho esmero pues es muy probable que nuestra conducta pueda interferir la paz que debe existir entre hermanos en Cristo. El arrepentimiento debe formar parte de nuestra dieta cristiana diaria.


SALMO 4: 8

“En paz me acuesto y duermo, porque solamente Tú me haces vivir confiado”
Vivimos en la época de los ansiolíticos, los fármacos que se utilizan para combatir la ansiedad y, con ello el desasosiego existente en el alma, los productos que nos ayudan a conciliar el sueño. Se dice que muchos de dichos fármacos  son inocuos, que pueden tomarse sin temor alguno. Lo cierto es que estos medicamentos son adictivos. Tal vez no lo sean tanto como otras drogas, pero lo son. Lo que sí es cierto es que estos fármacos únicamente tratan los síntomas pero no la causa que produce la ansiedad y el insomnio.
La sociedad actual con la masificación del ateísmo, la necedad de decir que Dios no existe se encuentra desprotegida contra los trastornos del alma. Sin Dios el alma se ha convertido en un mar tempestuoso que agita todavía más la ansiedad y el insomnio que le acompaña. El profeta Isaías describe la tempestad que sacude en lo íntimo del alma, con estas palabras: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57: 20,21). El profeta limita la ansiedad y el insomnio a los impíos. La razón de ello se debe a que cuando la ansiedad que lleva al insomnio aparece no saben a dónde ir en busca del remedio. Solución: las pastillas que fabrican las farmacéuticas.
Calmar la tempestad del alma únicamente puede hacerlo Jesús que es el Médico del alma. Sin Él nos sentimos abandonados y no sabemos en dónde acudir para encontrar la paz necesaria. Los sanos, los que creen que no  tienen ningún problema espiritual,  no tienen necesidad del Médico que cura sus dolencias espirituales. Los que se dan cuenta de la enfermedad de su alma son quienes irán al Facultativo que perdona los pecados y restaura el alma. Tenemos que ser conscientes de nuestra dolencia espiritual e ir a Jesús para que la cure.  ¿Lo hacemos? Dejaremos que los tabúes contra la religión y contra Dios, que son  de instigación satánica,  nos impidan acudir a Jesús para que cure la dolencia de nuestra alma?
En Mateo 6: 25-34, el texto en el que Jesús enseña a que  nos fijemos en las aves del cielo y en los lirios del campo, nos dice que sin que tengan que hacer nada Dios cuida de ellos, provee sus necesidades. Con ello nos insta a que pongamos la mirada en Él, a que creamos en Él, porque únicamente de Él nos viene el socorro que necesitamos. Si tenemos presente el cuidado que el Creador tiene de la creación, ¿no va a cuidar de nosotros que nos ha creado a su imagen y que en Jesucristo su Hijo nos da vida eterna?
Si Dios cuida de los impíos que le maldicen, ¿cómo no va a cuidar de sus hijos? ¿Tendrá que decirnos: “Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?”, como dijo a sus discípulos cuando la tempestad los cogió navegando con la barca por el Mar de Galilea? Como somos personas de poca fe, digámosle: “¡Auméntanosla, Señor!




DEPREDADORES SEXUALES

<b>Las mujeres siempre encontraran en su camino felinos agazapados dispuestos a destruirlas en sus garras sedientas de sexo</b>
La reincidencia de <b>Tomás Pardo  Caro</b> al secuestrar a una mujer de 52 años, agredirla sexualmente y abandonarla dejándola casi muerta, resucita el papel que debe jugar la justicia en estos casos.
El editorial de La Vanguardia (2/11/2016), dice. “La finalidad de los centros penitenciarios no puede ser otra que la rehabilitación de los internos y su posterior reinserción social. Por lo tanto, parece conveniente que aprovechen su estancia entre rejas para participar en programas de recuperación que los alejen del delito. En algunos casos serán programas efectivos…Pero en otros, desgraciadamente, no obtendrán buenos resultados. En estos últimos casos, fracasados los protocolos de recuperación, los condenados deben salir de la prisión, al menos no antes de haber cumplido las penas que se les hayan impuesto. Y una vez las hayan cumplido, deben estar sometidos a mecanismos de control que permitan tenerlos localizaos a toda hora y, en la medida de lo posible, prevenir la comisión de nuevos acosos”.
La vanguardia se hace suya la filosofía de la Consejería de Justicia y de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat de Catalunya de que pueden rehabilitar a los delincuentes a su cargo. Esto es una utopía porque el hombre no puede rehabilitar a otro hombre. Jesús hace diana cuando dice: “¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego? ¿No  caerán ambos en el hoyo?” (Lucas 6:39). En el momento en que Instituciones Penitenciarias asume la responsabilidad de rehabilitar delincuentes, asume el papel de ciego que guía a otro ciego, ambos, ineludiblemente caerán en el hoyo.
¿Qué papel debe asumir el Gobierno y en concreto el Departamento de Instituciones Penitenciarias? Su papel debe centrarse en lo que el apóstol Pablo dice deben jugar   las autoridades a las que se debe obedecer. Afirma: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo dispuesto por Dios resiste, y los que resisten acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres pues no temer a la autoridad? Haz l bueno y tendrás alabanza de ella” (Romanos 13: 1-3). El concepto “soberanía popular” es una falacia. Es el resultado de la sedición contra Dios  que pretende destronarlo. Todos los intentos han fracasado, fracasan y fracasarán. Dios sigue sentado en su trono celestial riéndose de la vanidad humana.
Dios delega parte de su autoridad suprema en las autoridades delegadas para que administren los asuntos temporales  según los principios de su justicia. Las autoridades romanas del tiempo de Pablo no eran un modelo  de a seguir. A pesar de ello gobernaban por delegación de Dios. Como las actuales. A pesar de su imperfección el apóstol reconoce que la autoridad “es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (v.4). De esta autoridad delegada por Dios que desea matarle debido a su fe en Cristo, el apóstol desea zafarse de ella  apelando a otra autoridad delegada: la romana. La autoridad humana “es un servidor de Dios para tu bien”. Debe defender a los ciudadanos de los depredadores sexuales o económicos. Hoy, lo que nos interesa son los depredadores sexuales. Debe distinguirse quien toca el culo de una mujer en una aglomeración, o quien dice un piropo grosero, de quien con premeditación y alevosía piensa en perjudicarla.
La reincidencia  de b>Tomás Pardo Caro</b> da la razón a <b> Josh Brown</b>, jugador de rugbi de los Giants, cuando tiene la valentía de decir: “He tomado decisiones para usar y abusar de las mujeres desde los 7 años. He objetivado a las mujeres, y jamás me he preocupado por el mal y el dolor que les he ocasionado. Mi capacidad de conectar emocionalmente con otras personas es cero. Mis niveles de empatía también eran cero…Me convertí en un acosador y física y verbalmente hice daño a Molly (su ex). Me veía como si fuese Dios y ella mi esclava. Era portador de un aplastante sentimiento de propiedad  y ponía el dinero por encima de Dios y lo utilizaba como un instrumento de poder”
A la hora de dictar sentencia se debe juzgar según la gravedad de los hechos.
Las autoridades tienen dos tareas a realizar: la protección integral de los ciudadanos y castigar a quienes la amenazan. Hay delitos que pueden seguir el protocolo establecido a la hora de conceder permisos y de acortar la pena por buen comportamiento. Pienso que otros delitos, como el de <b>Tomás Pardo Caro</b> deben pagar con la pena máxima que establece la ley. Es una utopía creer que la perversidad de una persona como la que comentamos pueda borrarse con planes de reinserción social que no afectan al alma. Es un trabajo que debe hacerse muy bien y el único que puede garantizar hacer un buen trabajo de limpieza espiritual es si el depredador sexual atraviesa la puerta estrecha de la fe en Cristo. A pesar del perdón de Dios, depredadores sexuales que se han convertido a Cristo en los Estados Unidos en donde existe la pena de muerte, reconocen la gravedad de sus fechorías y aceptan la sentencia de pena de muerte. Han recibido el perdón de Dios, pro tienen que pagar aquí en la tierra el  castigo que su pecado se merece. Las autoridades no pueden perder de vista sus responsabilidades de proteger a sus ciudadanos, y en este caso a las mujeres,  de los depredadores sexuales. Si para hacerlo debe revisarse el Código Penal y endurecer las penas de los delitos sexuales, por el bien de la justicia, hágase lo antes posible.
Octavi Pereña i Cortina


dimarts, 6 de novembre del 2018


HABLAR CHAPUCERO

<b>”Sin leña se apaga el fuego, y en donde no hay chismoso, cesa la contienda” (Proverbios 26: 20) </b>
El arco parlamentario está saturado de un hablar grosero que daña los oídos sensibles. <b>El Roto</b>, en muchas ocasiones refleja en sus viñetas la actualidad. En la que ahora comento esboza el rostro  con una boca enorme abierta con la lengua que sobresale. Yo lo interpreto como el fuego que vomitan las entrañas de la persona. El texto que acompaña la imagen es muy breve: “La afonía de la razón genera el grito”. <b>El Roto</b> al diseñar  esta viñeta pienso que no estaba pensando en el griterío que en las manifestaciones se lanza contra los políticos, sino en las vergonzosas y chapuceras intervenciones de los políticos en el Congreso de Diputados. <b>El Roto</b> culpa a la “afonía de la razón” como la causante de las refriegas parlamentarias que en vez de calmar los ánimos los avivan convirtiendo sus bocas en cráteres que vomitan la lava y el fuego que engendran sus entrañas. Sea en sede parlamentaria o en mítines para atraer votos disparan improperios contra sus oponentes con el propósito de esconder la carencia de proyectos  para mejorar la situación del país y para que los posibles votantes perciban la perversidad de los otros. Esta acción política que persigue el descrédito de los otros es incendiaria y si las llamas prenden y los bomberos no llegan a tiempo, un fuego incipiente quema un gran bosque. Del incendio, tanto los unos como los otros salen con quemaduras.
El sinónimo de “afonía de la razón” es el “corazón del hombre”, el espacio espiritual en donde se incuban los pensamientos  que se convierte en palabras y éstas en acciones. La degradación extrema a que se llega en el uso de la palabra  no se curará haciendo que la Filosofía sea una materia escolar de obligado estudio, ni la religión tradicional que adoptan multitudes sirven sanear el lenguaje. La restauración del lenguaje requiere la sustitución del corazón actual que es la fuente de las palabras malsonantes que se convierten en hechos asquerosos, por uno nuevo del cual broten palabras distintas con hechos distintos que sean bien recibidos.
Jesús es muy claro al afirmar que las palabras groseras que suenan tan mal  y que a diario se escuchan no se debe a un agente externo que las fabrica: “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que pueda contaminar, pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre” (Marcos 7: 15). Poco después el Señor dice a sus discípulos: “¿También vosotros estáis sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar? (v.18). No vayáis a buscar vuestro hablar chapucero fuera de vosotros. No culpéis a nadie sino a vosotros mismos: “Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos…Los hurtos, las avaricias, las maldades los engaños, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (vv. 21-23).
El apóstol Pablo escribe estas palabras que deberían hacernos reflexionar a todos: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4: 29). Es un mensaje dirigido a unas personas que han creído en Jesús, que han nacido de nuevo, que son hijos de Dios y hermanos de Jesús, que son guiados por el Espíritu Santo a hacer las obras que tienen que caracterizar  a los verdaderos cristianos. A pesar de que todavía no han alcanzado la perfección a la que son llamados, la recomendación apostólica “que ninguna palabra corrompida alga de vuestra boca”, solamente  puede dirigirse a personas que verdaderamente hayan creído en Jesús y que por la dirección del Espíritu Santo a que están sujetos hace posible  que puedan expresar ”la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Solamente los verdaderos cristianos son sensibles a las palabras malsonantes que nacen   en los corazones malos  que producen  pensamientos perversos y que se convierten en obras que degradan a los hombres y que hacen daño al prójimo. Durante el peregrinaje por este mundo los verdaderos discípulos de Jesús velan para que no salgan de sus bocas ninguna palabra corrompida y se esfuerzan para que las que salgan sean para edificación y beneficio de quienes las escuchen.
Abandonemos los legalismos religiosos y filosóficos que no conduce a hacer nuevas personas a quienes los practican. Lo que la sociedad necesita urgentemente es escuchar el mensaje claro y sencillo de la Palabra de Dios que no esté corrompido por las tradiciones religiosas  porque es la levadura que leuda la masa y que hace posible que el corazón malo, de piedra, según la Biblia, en uno bueno predispuesto a decir aquello que sirve para el bien del otro. Si Jesús no reina en los corazones de las personas no debe extrañarnos que las democracias occidentales caminen hacia las dictaduras.  La proliferación de mensajes incendiarios de políticos alertan del peligro.
Octavi Pereña i Cortina



1 TIMOTEO 2: 5

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”
La Iglesia católica ha añadido a mediados de octubre de 2018 dos nuevos santos en el santoral: el papa Pablo VI y el arzobispo Romero. Refiriéndose a estos supuestos santos Joan-Enric Vives, arzobispo de Urgell, dice: “Dos nuevos intercesores que nos ayudan a acertar el camino del compromiso evangélico “inquietante”, porque la Iglesia viva y predique con más coherencia el Evangelio de Jesús y practique la opción preferencial por los pobres”.
Dudo que la exaltación de los dos nuevos supuestos santos sirva para que la Iglesia católica “predique con más coherencia el Evangelio de Jesús”. En primer lugar porque los supuestos santos son personas que han fallecido y que los hombres, por sus servicios prestados a la Iglesia premian con el título de santos. La Biblia que debe ser la plomada que señala si se edifica correctamente la Iglesia, no está de acuerdo con el modelo de santidad católico. La Biblia señala como santos a personas vivas que habiendo creído en Jesús como a su único y suficiente Salvador, la sangre de Jesús los ha limpiado todos sus pecados (1 Juan 1:7), y recibido la santificación del Espíritu (1 Pedro 1:2) que por la obediencia se van acercando cada día más a la belleza de Jesús, el modelo a imitar. Los santos, según la Biblia son personas vivas, no fallecidas, con sus defectos, que no han alcanzado todavía la perfección del Padre que pide Jesús. Lo confirma la Biblia cuando el apóstol Pablo escribiendo a la iglesia en  Éfeso escribe: “A los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso” (1:1). Más claridad imposible.
Otro factor que no ayuda a la Iglesia católica “a acertar el camino del compromiso evangélico” es que los difuntos a los que la Iglesia hace santos es el culto a los muertos, practica totalmente prohibida en la Sagradas Escrituras. La Iglesia católica fabrica santos que medien ante Dios para que “viva y predique con más coherencia el Evangelio de Jesús”. ¿Cómo se puede predicar con más coherencia el evangelio de Jesús si se le roba el honor de ser el único Mediador entre Dios y los hombres? El culto a los muertos es de inspiración satánica que persigue que los hombres no crean en Jesús y así se salven. El incienso que se alza ante las estatuas de santos y vírgenes no es agradable a los ojos de Dios y su fragancia no llega ante su presencia. Es una gran responsabilidad que el papa hasta el último sacerdote tienen ante Dios por enseñar doctrinas que no se ajustan a la verdad del Evangelio: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido  ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación: porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4: 11,12).


JONÁS 4: 2

“Y oró al Señor y dijo: Ahora, Señor, ¿no es acaso lo que yo decía estando aun en la tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tarde en enojarte, y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal”
Jonás recibe el encargo de ir a Nínive, la capital del imperio asirio para que predicase un mensaje de arrepentimiento. Pero no quiere cumplir la orden del Señor y embarca en una nave con destino a Tarsis. Pero el Señor sabía en todo momento en donde se encontraba el profeta desobediente. El Señor levanta una fuerte tormenta que para aplacarla Jonás tiene que ser lanzado al mar. La tempestad se calma y un gran pez que el Señor había preparado para la ocasión engulle el profeta. Al cabo de tres días siguiendo las instrucciones de Dios, el pez lanza a  tierra al profeta. Andando Jonás llega a Nínive y predica el mensaje de arrepentimiento encargado por el Señor. El pueblo se arrepiente y el profeta se enoja contra Dios por no haber destruido Nínive. El texto que comentamos es la oración de Jonás quejándose  contra Dios por haber sido misericordioso con los ninivitas.
La oración refleja el racismo que siempre existió en el corazón de los israelitas. El orgullo de raza enturbiaba su alma. Ellos eran el pueblo escogido por Dios y según ellos ningún gentil tenía derecho a entrar a formar parte del pueblo elegido, a pesar de los muchos textos que dicen lo contrario. Su obcecación les hacía olvidar que entre los antepasados de David, el gran rey de Israel se encontraban dos mujeres gentiles: Rahab, la prostituta de Jericó y Rut la Moabita.
Cuando el apóstol Pablo  fue detenido y acusado de haber introducido gentiles en el templo y el tribuno le permitió dirigirse a la multitud, ésta le escuchó hasta el momento que se refirió al mandato de Jesús: “Vé, porque yo te enviaré lejos  a los gentiles” (Hechos 22: 21). Al oír estas palabras  gritaron: “Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva” (v.22).
El testamento que Jesús dejó a los discípulos y a nosotros es: Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28: 19). Debido al pecado la tendencia racista la llevamos incluso los cristianos grabada en nuestro corazón. Jesús nos ordena hacer discípulos a todas las naciones. Hoy no es necesario salir de nuestro país para cumplir el mandato de Jesús de anunciar el evangelio a todas las naciones porque con la migración las naciones vienen a nosotros. Que no hagamos como Jonás que rehuyamos su presencia para no tener que anunciarles la misericordia de Dios en la persona de Jesús y tengamos que ser amonestados por nuestra dureza de corazón.
¿Ha leído el lector el libro de Jonás? Es muy corto. Si no lo ha hecho no retrase su lectura.


dimarts, 30 d’octubre del 2018


SALMO 130:8

“Y Él redimirá Israel de todos sus pecados”
El Salmo 130 contiene ocho versículos de un profundo calado teológico que culmina con  Dios “redimirá Israel de todos sus pecados”. ¿No es una gran noticia saber que por medio de la sangre de su Hijo, Dios perdona todos los pecados de su pueblo?
El salmista comienza su poema escribiendo: “De lo profundo, oh Señor, a ti clamo, Señor, oye mi voz, estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica” (vv. 1,2).El salmista comparte con sus lectores una profunda e íntima relación con Dios. ¿Cómo no puede serlo si cree fervientemente  en el perdón total de sus pecados por la fe en Jesús que es el Camino que nos conduce al Padre?
La relación del salmista con Dios no es una relación de oídas, he oído hablar de ti. No es una relación de lejanía que no afecta para nada su vida. No es una relación como la de aquellos que afirman ser “creyentes no practicantes”. ”Señor, si tu miras a los pecados”, si no los has lanzado en lo profundo del mar, si no los has echado en lo profundo del pozo del olvido, si tu persistes en echarme en cara la multitud de mis transgresiones, “¿quién oh Señor podrá mantenerse?” (v.3). Si tú sigues acusándome, Señor, mi vida será un auténtico fracaso. Satanás el enemigo de mi alma lanzará contra mí graves acusaciones que si yo las creyese harían insoportable mi vida. Yo no me opongo a que Satanás diga de mí lo que mejor le parezca y que utilizando labios engañadores difame mi buen nombre. “Pero en ti hay perdón”. No es un perdón ficticio como el que el sacerdote concede en el confesionario. Me has lavado, me has purificado, ello y, mucho más es motivo “para que seas reverenciado”.
La fe del salmista no es la fe de los “domingueros”, de aquellos que aparentemente se acuerdan de Dios los domingos, Se acicalan para ir a misa o al culto. Físicamente hacen acto de presencia en la capilla. Leen la lectura de la Biblia. Entonan los himnos seleccionados para la ocasión. Pero sus mentes y corazones están lejos del lugar. Son creyentes de pacotilla. Su religiosidad no es “sin cera”. “Esperé yo al Señor, esperó mi alma, en su palabra he esperado, mi alma espera en Señor, más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Yo espero en el Señor, “porque en el Señor hay misericordia, y abundante redención  en Él, y Él (me) redimirá de todos mis pecados” (vv.5-8).
Lector: no olvides que en el Señor Jesús hay abundante redención.


JUAN 13: 27,30

“Y después del bocado, Satanás entró en él…cuando hubo tomado el bocado de pan, salió inmediatamente, y era de noche”
El concepto que tenemos de un endemoniado es el de una persona violenta como el gadareno (Lucas 8: 26-39). Jesús que iba por todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios, liberó a algunas mujeres de espíritus malos, entre ellas María Magdalena, de la que habían salido siete demonios”(Lucas 8: 1,2). Si nos fijamos únicamente en el modelo de posesión satánica del gadareno, nos haremos una idea equivocada de lo que significa estar poseído por satanás.
De Judas  Iscariote, uno de los discípulos de Jesús no se nos dice nada de su posesión satánica hasta pocas horas previas a la crucifixión del Señor. Lo único que sabemos es que era un ladrón y que sustraía de la bolsa que debía custodiar. Fuera de esto era una persona normal e incluso religiosa. Nadie sospechaba de él. Incluso después de tomar el bocado y Satanás entrase en él, su comportamiento era normal.
Con respecto a los fariseos a quienes Jesús les dice que tenían como padre al diablo, su comportamiento era normal en una sociedad de pecadores (Juan 8: 44). Analizaremos este versículo porque nos proporciona luz para entender lo que significa a posesión satánica. Los fariseos a pesar de que presumían  de tener a Abraham como padre, Jesús desmiente tal presunción al decirles que los verdaderos descendientes de Abraham no lo son los canales, sino quienes poseen su fe. Desmentida su pretensión pone al descubierto que su verdadero padre era el diablo. Como de tal palo tal estilla desean hacer las obras de tan tétrico padre. El diablo “es homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad porque no hay verdad en él”. El diablo no mató físicamente a Adán y Eva, los mató con la mentira que serían igual a Dios si desobedecían el mandato divino que los prohibía comer el fruto del árbol prohibido. Los mentirosos de nuestros días que son multitud, según Jesús están poseídos por el diablo. Son gente normal que matan mintiendo.
Se dice que estamos en la posverdad. Con esta declaración se reconoce que estamos bajo el dominio de nuestro padre el diablo. Los políticos hablan mentira. Los jueces pervierten la justicia empleando la mentira  en los juicios. Los ciudadanos nos engañamos mutuamente. El diablo tiene millones de hijos que siguen sus enseñanzas. Por eso el mundo anda tan mal. Pero Jesús por boca de sus hermanos sigue anunciando el Evangelio del Reino de Dios liberando a “personas normales” de espíritus malos.