dilluns, 24 de desembre del 2018


HECHOS 7: 9

“Y los patriarcas movidos por envidia, vendieron a José para Egipto, pero Dios estaba con él”
José puede servirnos de modelo de adolescente a quien imitar: Obediente a su padre hasta el punto que le costó perder su libertad al ser vendido por sus hermanos a unos mercaderes que iban a Egipto. ¡Cuánto tienen que aprender los adolescentes actuales en obedecer a sus padres! En otro aspecto en que José es un modelo para los adolescentes es el sexual. Quienes conocemos algo de la Biblia sabemos de ello porque el texto sagrado nos describe su reacción ante la propuesta de la mujer de Potifar, su señor, de dormir con ella: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto eres su mujer, ¿cómo, pues, haría yo este grane mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39: 9).
Por la envidia de sus hermanos José se convierte en esclavo de Potifar. Estaba muy bien considerado pero no dejaba de ser un esclavo perdido de libertad. La mujer de Potifar lo tienta. Si hubiese accedido a su capricho libidinoso habría obtenido su favor y su situación habría mejorado mucho. Pero José sabe que Dios existe y que no es un invento de los sacerdotes para subyugar al pueblo. A pesar de que aparentemente le había olvidado y abandonado a su suerte, su fe en Él permanece viva, ¿cómo podría cometer el pecado de fornicación contra Dios?, se dice. Es muy posible que se hiciese la pegunta de si valía la pena o no pecar para vivir mejor. Pienso que en el caso de José bien se merece aplicar la decisión de Moisés de rehusar ser llamado hijo de la hija de Faraón, “escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Haberos 11: 25). Por la obediencia a Dios  y el hacer caso Potifar a la mentira de su mujer, José fue enviado a la cárcel, pero, “Dios estaba con él”. En las circunstancias más desfavorables Dios está con su pueblo. Es muy confortante saber los que sufren, que en la adversidad el Señor es su consuelo tan profundo que el consuelo humano no es nada comparado con el de Él. La presencia de Dios llega a lo más profundo del alma, calmando la tempestad que ruge en ella. La paz del Señor está fuera de la comprensión humana y, aun no siendo lógica, allí está presente.  Es la promesa de Jesús: “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14. 27).
Si por algún motivo sufre el lector, no se turbe tu corazón. Si has creído en Jesús como tu único y suficiente Salvador, el Señor está contigo. Su paz te será dada abundantemente en medio de la tribulación.


LUCAS 16:31

“Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantase de los muertos”
La parábola del rico y Lázaro no puede interpretarse en el sentido de que el rico se condenó por ser rico y lázaro se salvó por su pobreza. Son muchos los pobres que no son “pobres en espíritu”. Además la Biblia nos cita a diversas personas que eran muy ricas y que eran salvas. Abraham, el padre de la fe es uno de ellos.
Quisiera centrarme en el hombre rico de la parábola, la persona a la que el amor al dinero la condujo a la muerte eterna. El rico, hoy “se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez” (v.19). La riqueza de este hombre contrasta con la pobreza de Lázaro “que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico, y aun los perros venían, y lamian las llagas” (vv. 20,21). Como sucede a todo mortal ambos hombres murieron. El pobre “fue llevado por los ángeles al seno de Abraham” (v. 22). Nos podemos imaginar que el entierro de Lázaro fue de lo más sencillo, pero, ¡qué honra que su alma fuese transportada en la presencia de Dios por los ángeles! Del rico el texto simplemente dice “y fue sepultado” (v.22). Honores humanos los que quiera el lector imaginar. El viaje a la condenación eterna solo, sin que nadie le acompañase y que le impartiese un poco de gozo. Muchas lloronas le acompañaron en el sepelio. Los ilustres de la ciudad dieron lustre a la comitiva. Mucho esplendor pero el rico emprendió en solitario el  camino a la condenación eterna. No tardó ni un segundo en abrir “sus ojos estando en tormentos”   (v. 23). ¡De qué le sirvieron sus riquezas si con ellas no pudo comprar la salvación de su alma! ¡Que aprendan la lección quienes confían en el perdón eclesial y que sus donativos van a comprar su salvación!
La parábola del rico y Lázaro es un aviso para los ricos de hoy que todavía tienen tiempo de rectificar. Hoy se dan muchos ricos  como el rico de la parábola. Amasan fortunas. En las puertas de sus casas muchos Lázaros están echados comiendo las migajas que caen de sus deslumbrantes banquetes. A cada uno de ellos Dios les dice: “Necio”, resonará en sus oídos en el momento en que van a iniciar el viaje a la condenación eterna. “Esta noche  vienen a pedirte tu alma, y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12: 20,21). El  Abraham de la parábola le dice al rico que le suplicaba “que mojase la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”    (v. 24): “Hijo acuérdate que recibiste bienes en tu vida, y Lázaro también males, pero ahora éste está consolado aquí, y tú atormentado” (v.25). La Biblia es la Verdad de Dios, que al lector no le caiga en saco roto la enseñanza de la salvación y condenación eterna. Es un tema muy importante como para dejar para mañana meditar en él. Hoy es el día de la salvación, mañana tal vez no habrá lugar para creer.


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada