CIUDADES INTELIGENTES
<b>El paraíso perdido no lo
recuperarán las ciudades inteligentes</b>
Encima de las mesas de los despachos de
los departamentos técnicos de los ayuntamientos de las grandes ciudades se
amontonan proyectos para construir <i>Smart Cities</i>, Ciudades
Inteligentes que confiando en las nuevas tecnologías dicen que humanizarán las
ciudades. Barcelona, durante el mes de noviembre de 2018 ha acogido una nueva
edición de la Cimera internacional de Metrópolis Inteligentes. Unos eslóganes que
han trascendido durante la Cimera: “Soluciones <i>Smart</i> para
más ciudades más habitables. “Una necesidad dl siglo XXI: crear comunidad. “Las
grandes ciudades apuestan incorporar soluciones tecnológicas que facilitan el
día a día y fomenten las participación y el intercambio entre los ciudadanos”.
¿Se alcanzarán estos objetivos?
Para diseñar ciudades inteligentes se
necesita situar sensores en diversos lugares de las ciudades. La información
que recogen se envía a un centro de control des de donde se da respuesta
coordinada que da soluciones inteligentes según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista social una buena
aplicación de las nuevas tecnologías podrá hacer que las ciudades sean más
cómodas. La diversidad de electrodomésticos ha hecho más confortables los
hogares. ¿Han conseguido que las familias sean más felices? ¡Cuánta violencia
no se fragua en los hogares? Relaciones
conyugales pésimas. Abismo generacional. Los hijos padeciendo acoso incluso
estando en la cama gracias a las nuevas tecnologías. Y otros muchos
inconvenientes familiares que hacen que los electrodomésticos no incorporen la
felicidad en los hogares. La comodidad que indiscutiblemente proporcionan los
electrodomésticos no impide que el malestar más o menos grave exista entre los
miembros de las familias.
La paulatina incorporación de las nuevas
tecnologías en las ciudades hará posible que el desplazamiento sea más ágil.
¿Las hará más habitables? La mayoría de las personas que tienen perros no
enseñan a sus mascotas a ser
<i>educadas</i>. Los tirones de bolsos seguirán dándose con el
riesgo de producirse daños personales. Loa robos en domicilios no se acabarán.
El incivismo público permanecerá. Si nos limitamos al incivismo en la
circulación siempre habrá conductores que no respetarán la preferencia peatonal
en los lugares señalados. ¿Qué tenemos que decir de las bicicletas y los
patinetes eléctricos que invaden las aceras y que en ocasiones atentan contra
la integridad física de los peatones?
Bienvenido sea el progreso tecnológico
que hace la vida más cómoda. Priorizando el bienestar físico nos hemos olvidado
que el ser humano se ha convertido en un depredador de su propia especie. Se ha
transformado en un ser insaciable que le hace despreocupado de conservar la
salud del planeta Tierra. Para satisfacer a su ego se ha convertido en caudillo
del despilfarro. Antes debe humanizarse el ser humano si es que de verdad se
quiere que los hogares y las ciudades se conviertan en lugares que sean más
habitables. Los técnicos que trabajan en hacer más inteligentes las ciudades
midiendo los niveles de comodidad, ¿se han peguntado porqué el hombre se
comporta de la manera como lo hace restringiendo la buena convivencia? Debería
darse respuesta a esta pregunta.
Aunque
el hecho sucedió hace seis o siete mil años, las consecuencias perduran
hoy. Adán representando toda la humanidad pecó y el resultado fue que Dios
maldijo la tierra en estos términos: “Y al hombre le dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol que te mandé diciendo: No
comerás de él, maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás todos los
días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de
ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3: 17-19).
Este breve texto describe todo lo que nos ocurre y lo que seguirá pasando hasta
que no se restauren “el cielo nuevo y la
tierra nueva” Apocalipsis 21:1), que sucederá en la venida gloriosa de Jesús al
fin del tiempo, el día de la resurrección. Mientras no llegue este día la lucha
por la existencia será difícil. Por más que se afane el hombre, los espinos y
los cardos seguirán creciendo ufanos sin necesidad de cultivarlos y el sudor
del rostro persistirá en hacer enojosa toda actividad humana. El Roto en una de
sus viñetas muestra a un hombre inclinado al suelo con una azada en la mano
cultivando el campo. A la ilustración le acompaña este texto: “Herbicidas,
insecticidas, pesticidas, nitratos, plásticos, transgénicos…Trabajo en un campo
de minas”. El Roto describe las consecuencias de la maldición sin aportar
solución. A corto plazo tampoco la ofrece el Evangelio. Pero el Evangelio
muestra esperanza a quienes creen en Jesús al prometerles vida eterna y un
lugar en la ciudad celestial en donde vivirán eternamente y en donde “no habrá
más maldición” (Apocalipsis 22.3).Cuando la promesa se haya cumplido “un cielo
nuevo y una tierra nueva” será el escenario en donde se “enjugará toda lágrima
de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni
dolor” (v.4). El derecho de residencia en la Nueva Jerusalén es exclusivo de
quienes viviendo hoy en una tierra maldecida creen que Jesús es el Salvador
anunciado al inicio de la Historia” (Génesis 3: 15).
Octavi
Pereña i Cortina
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