SALMO 130:8
“Y
Él redimirá Israel de todos sus pecados”
El Salmo 130 contiene ocho versículos de
un profundo calado teológico que culmina con
Dios “redimirá Israel de todos sus pecados”. ¿No es una gran noticia
saber que por medio de la sangre de su Hijo, Dios perdona todos los pecados de
su pueblo?
El salmista comienza su poema
escribiendo: “De lo profundo, oh Señor, a ti clamo, Señor, oye mi voz, estén
atentos tus oídos a la voz de mi súplica” (vv. 1,2).El salmista comparte con
sus lectores una profunda e íntima relación con Dios. ¿Cómo no puede serlo si
cree fervientemente en el perdón total
de sus pecados por la fe en Jesús que es el Camino que nos conduce al Padre?
La relación del salmista con Dios no es
una relación de oídas, he oído hablar de ti. No es una relación de lejanía que
no afecta para nada su vida. No es una relación como la de aquellos que afirman
ser “creyentes no practicantes”. ”Señor, si tu miras a los pecados”, si no los
has lanzado en lo profundo del mar, si no los has echado en lo profundo del
pozo del olvido, si tu persistes en echarme en cara la multitud de mis
transgresiones, “¿quién oh Señor podrá mantenerse?” (v.3). Si tú sigues
acusándome, Señor, mi vida será un auténtico fracaso. Satanás el enemigo de mi
alma lanzará contra mí graves acusaciones que si yo las creyese harían
insoportable mi vida. Yo no me opongo a que Satanás diga de mí lo que mejor le
parezca y que utilizando labios engañadores difame mi buen nombre. “Pero en ti
hay perdón”. No es un perdón ficticio como el que el sacerdote concede en el
confesionario. Me has lavado, me has purificado, ello y, mucho más es motivo
“para que seas reverenciado”.
La fe del salmista no es la fe de los
“domingueros”, de aquellos que aparentemente se acuerdan de Dios los domingos,
Se acicalan para ir a misa o al culto. Físicamente hacen acto de presencia en
la capilla. Leen la lectura de la Biblia. Entonan los himnos seleccionados para
la ocasión. Pero sus mentes y corazones están lejos del lugar. Son creyentes de
pacotilla. Su religiosidad no es “sin cera”. “Esperé yo al Señor, esperó mi
alma, en su palabra he esperado, mi alma espera en Señor, más que los
centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Yo espero en el
Señor, “porque en el Señor hay misericordia, y abundante redención en Él, y Él (me) redimirá de todos mis
pecados” (vv.5-8).
Lector: no olvides que en el Señor Jesús
hay abundante redención.
JUAN 13: 27,30
“Y
después del bocado, Satanás entró en él…cuando hubo tomado el bocado de pan,
salió inmediatamente, y era de noche”
El concepto que tenemos de un endemoniado
es el de una persona violenta como el gadareno (Lucas 8: 26-39). Jesús que iba
por todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino
de Dios, liberó a algunas mujeres de espíritus malos, entre ellas María
Magdalena, de la que habían salido siete demonios”(Lucas 8: 1,2). Si nos
fijamos únicamente en el modelo de posesión satánica del gadareno, nos haremos
una idea equivocada de lo que significa estar poseído por satanás.
De Judas
Iscariote, uno de los discípulos de Jesús no se nos dice nada de su
posesión satánica hasta pocas horas previas a la crucifixión del Señor. Lo
único que sabemos es que era un ladrón y que sustraía de la bolsa que debía
custodiar. Fuera de esto era una persona normal e incluso religiosa. Nadie
sospechaba de él. Incluso después de tomar el bocado y Satanás entrase en él,
su comportamiento era normal.
Con respecto a los fariseos a quienes
Jesús les dice que tenían como padre al diablo, su comportamiento era normal en
una sociedad de pecadores (Juan 8: 44). Analizaremos este versículo porque nos
proporciona luz para entender lo que significa a posesión satánica. Los
fariseos a pesar de que presumían de
tener a Abraham como padre, Jesús desmiente tal presunción al decirles que los
verdaderos descendientes de Abraham no lo son los canales, sino quienes poseen
su fe. Desmentida su pretensión pone al descubierto que su verdadero padre era
el diablo. Como de tal palo tal estilla desean hacer las obras de tan tétrico
padre. El diablo “es homicida desde el principio y no ha permanecido en la
verdad porque no hay verdad en él”. El diablo no mató físicamente a Adán y Eva,
los mató con la mentira que serían igual a Dios si desobedecían el mandato
divino que los prohibía comer el fruto del árbol prohibido. Los mentirosos de
nuestros días que son multitud, según Jesús están poseídos por el diablo. Son
gente normal que matan mintiendo.
Se dice que estamos en la posverdad. Con
esta declaración se reconoce que estamos bajo el dominio de nuestro padre el
diablo. Los políticos hablan mentira. Los jueces pervierten la justicia
empleando la mentira en los juicios. Los
ciudadanos nos engañamos mutuamente. El diablo tiene millones de hijos que
siguen sus enseñanzas. Por eso el mundo anda tan mal. Pero Jesús por boca de
sus hermanos sigue anunciando el Evangelio del Reino de Dios liberando a
“personas normales” de espíritus malos.
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