1 TIMOTEO 2: 5
“Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre”
La Iglesia católica ha añadido a mediados
de octubre de 2018 dos nuevos santos en el santoral: el papa Pablo VI y el
arzobispo Romero. Refiriéndose a estos supuestos santos Joan-Enric Vives,
arzobispo de Urgell, dice: “Dos nuevos intercesores que nos ayudan a acertar el
camino del compromiso evangélico “inquietante”, porque la Iglesia viva y
predique con más coherencia el Evangelio de Jesús y practique la opción
preferencial por los pobres”.
Dudo que la exaltación de los dos nuevos
supuestos santos sirva para que la Iglesia católica “predique con más
coherencia el Evangelio de Jesús”. En primer lugar porque los supuestos santos
son personas que han fallecido y que los hombres, por sus servicios prestados a
la Iglesia premian con el título de santos. La Biblia que debe ser la plomada
que señala si se edifica correctamente la Iglesia, no está de acuerdo con el
modelo de santidad católico. La Biblia señala como santos a personas vivas que
habiendo creído en Jesús como a su único y suficiente Salvador, la sangre de
Jesús los ha limpiado todos sus
pecados (1 Juan 1:7), y recibido la santificación del Espíritu (1 Pedro 1:2)
que por la obediencia se van acercando cada día más a la belleza de Jesús, el
modelo a imitar. Los santos, según la Biblia son personas vivas, no fallecidas,
con sus defectos, que no han alcanzado todavía la perfección del Padre que pide
Jesús. Lo confirma la Biblia cuando el apóstol Pablo escribiendo a la iglesia
en Éfeso escribe: “A los santos y fieles en Cristo Jesús que
están en Éfeso” (1:1). Más claridad imposible.
Otro factor que no ayuda a la Iglesia
católica “a acertar el camino del compromiso evangélico” es que los difuntos a
los que la Iglesia hace santos es el culto a los muertos, practica totalmente
prohibida en la Sagradas Escrituras. La Iglesia católica fabrica santos que
medien ante Dios para que “viva y predique con más coherencia el Evangelio de
Jesús”. ¿Cómo se puede predicar con más coherencia el evangelio de Jesús si se
le roba el honor de ser el único Mediador entre Dios y los hombres? El culto a
los muertos es de inspiración satánica que persigue que los hombres no crean en
Jesús y así se salven. El incienso que se alza ante las estatuas de santos y
vírgenes no es agradable a los ojos de Dios y su fragancia no llega ante su
presencia. Es una gran responsabilidad que el papa hasta el último sacerdote
tienen ante Dios por enseñar doctrinas que no se ajustan a la verdad del
Evangelio: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la
cual ha venido ser cabeza del ángulo. Y
en ningún otro hay salvación: porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4: 11,12).
JONÁS 4: 2
“Y
oró al Señor y dijo: Ahora, Señor, ¿no es acaso lo que yo decía estando aun en
la tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, porque sabía yo que tú eres
Dios clemente y piadoso, tarde en enojarte, y de gran misericordia, y que te
arrepientes del mal”
Jonás recibe el encargo de ir a Nínive,
la capital del imperio asirio para que predicase un mensaje de arrepentimiento.
Pero no quiere cumplir la orden del Señor y embarca en una nave con destino a
Tarsis. Pero el Señor sabía en todo momento en donde se encontraba el profeta
desobediente. El Señor levanta una fuerte tormenta que para aplacarla Jonás
tiene que ser lanzado al mar. La tempestad se calma y un gran pez que el Señor
había preparado para la ocasión engulle el profeta. Al cabo de tres días siguiendo
las instrucciones de Dios, el pez lanza a
tierra al profeta. Andando Jonás llega a Nínive y predica el mensaje de
arrepentimiento encargado por el Señor. El pueblo se arrepiente y el profeta se
enoja contra Dios por no haber destruido Nínive. El texto que comentamos es la
oración de Jonás quejándose contra Dios
por haber sido misericordioso con los ninivitas.
La oración refleja el racismo que siempre
existió en el corazón de los israelitas. El orgullo de raza enturbiaba su alma.
Ellos eran el pueblo escogido por Dios y según ellos ningún gentil tenía
derecho a entrar a formar parte del pueblo elegido, a pesar de los muchos
textos que dicen lo contrario. Su obcecación les hacía olvidar que entre los
antepasados de David, el gran rey de Israel se encontraban dos mujeres
gentiles: Rahab, la prostituta de Jericó y Rut la Moabita.
Cuando el apóstol Pablo fue detenido y acusado de haber introducido
gentiles en el templo y el tribuno le permitió dirigirse a la multitud, ésta le
escuchó hasta el momento que se refirió al mandato de Jesús: “Vé, porque yo te
enviaré lejos a los gentiles” (Hechos
22: 21). Al oír estas palabras gritaron:
“Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva” (v.22).
El testamento que Jesús dejó a los
discípulos y a nosotros es: Por tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones” (Mateo 28: 19). Debido al pecado la tendencia racista la llevamos
incluso los cristianos grabada en nuestro corazón. Jesús nos ordena hacer
discípulos a todas las naciones. Hoy no es necesario salir de nuestro país para
cumplir el mandato de Jesús de anunciar el evangelio a todas las naciones
porque con la migración las naciones vienen a nosotros. Que no hagamos como
Jonás que rehuyamos su presencia para no tener que anunciarles la misericordia
de Dios en la persona de Jesús y tengamos que ser amonestados por nuestra
dureza de corazón.
¿Ha leído el lector el libro de Jonás? Es
muy corto. Si no lo ha hecho no retrase su lectura.
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