DOS CIMIENTOS
Un edificio edificado sobre un cimiento inestable
no puede resistir las embestidas tormentosas
La periodista finaliza la
entrevista que le hace a José Ramón
Ayllón, filósofo y experto en ética con esta pregunta: “¿Dónde está el
norte? La respuesta que recibe del sabio es: “Lo que pide el bien es lo que
naturalmente conviene, que objetivamente nos enriquece o perfecciona. Y esto te
lo marca tu conciencia. Piensa con conciencia y aplica la regla aurea”. El
filósofo deja la responsabilidad de decidir qué es el bien o qué es el mal, a
la conciencia. La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Es fiable la
conciencia?
El profeta Jeremías
refiriéndose al reino de Judá, que podría aplicarse a España o a cualquier otra
nación, dice: “El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta
de diamante, esculpido está en la tabla de tu corazón” (17: 1). El profeta
sigue escribiendo: “Así ha dicho el Señor: maldito el varón que confía en el
hombre, y pone su carne por brazo, y su corazón se aparta del Señor. Será como
retama en el desierto y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los
sequedales del desierto, en tierra
despoblada y deshabitada” (vv. 5,6). Para poder entender la naturaleza
humana que desconoce qué es la misericordia de Dios, el profeta escribe esta
perla: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo
conocerá? Yo el Señor que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a
cada uno según su camino, según el fruto
de sus obras” (vv.9, 10).
José Ramón Ayllón, experto en ética nos dice: “Piensa con
conciencia y aplica la regla aurea” que según la Biblia es: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón…y al prójimo como a ti mismo” (Marcos 12: 30, 31).
Pienso que el experto en ética, que se confiesa “católico por convicción”, urge
aplicar la regla aurea para poder practicar el bien. En la entrevista no lo
especifica. En los libros que ha escrito, lo desconozco. Siguiendo el hilo de
la entrevista deduzco que se refiere a
“amar al prójimo como a ti mismo”, prescindiendo de la primera parte de la
regla aurea que dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”. Si se da
por bueno lo que el profeta Jeremías dice que el pecado del hombre “está
escrito con cincel de hierro…esculpido en la tabla de tu corazón”, ¿cómo puede
amarse al prójimo como a uno mismo? Imposible. Si no se tiene en cuenta la
primera parte de la regla aurea que dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón” que es inseparable de la segunda. Pretender cambiar la naturaleza humana
que tiene la tendencia a hacer el mal a hacer el bien prescindiendo de
Dios, tarea imposible es.
Filosofía que es sinónimo
de “palabras persuasivas de sabiduría humana” (1 Corintios 2: 4), no sirve para
cambiar la naturaleza humana. Lo que la humanidad necesita para regenerase es
la sabiduría divina que la Biblia identifica con Jesús (2 Corintios 2: 1-16).
Existe un texto que es muy explícito al respecto: “¿Cómo limpiará un joven”,
(cualquier persona) su camino? Guardando tu palabra” (Salmo 119: 9). El salmista responde a la pregunta así: ”Con todo mi corazón te he buscado: No me
dejes desviar de tus mandamientos, para no pecar contra ti” (vv.10, 11).
Solamente existe una posibilidad de poder cumplir la regla aurea: Tener en
cuenta a su Legislador.
Jesús acaba la
predicación de que se conoce como el <i>Sermón de la Montaña</i>
con el símil de los dos cimientos: “cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, lo compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre la arena, y descendió lluvia, y vinieron
ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa, y cayó y fue
grande su ruina”. Apliquemos esta enseñanza a la vida diaria. ¿Qué encontramos?
Mucha frustración. Conflictos familiares que se eternizan. Desavenencias
conyugales que terminan en violencia. Descalabros económicos que acaban con la
ruptura familiar. Socios que rompen el contrato. Lo que es el menú público del
día de la información: el Covid-19 con sus consecuencias sobre la salud se ha convertido
en el enemigo público número uno. La política se ha convertido en un auténtico
desastre, acompañada de palabras hirientes que incitan al odio. Todo lo dicho y
mucho más hiere el alma. Las consecuencias de la condición anímica en que se encuentra el
hombre debido al entorno hostil que lo envuelve, la ciencia médica las bautiza
con palabras médicas. Los trastornos del alma que repercuten en la salud mental
son de carácter espiritual y son consecuencia de desestimarse los principios
éticos que Jesús expone en el <i>Sermón de la Montaña</i>.
Quien escucha las
palabras de Jesús y las hace “lo compararé a un hombre prudente que edificó su
casa sobre la roca” (Mateo 7: 24-27).
La Ciencia cataloga la
humanidad en razas. La Sociología en clases sociales. Jesús la reduce a dos
grupos: creyentes e incrédulos. Ambos grupos conviven en el mismo entorno. Los
vientos, las lluvias que golpean contra la casa son simbólicos ya que se
refieren a los múltiples problemas que golpean a las personas y que afectan de
igual modo a los creyentes como a los incrédulos. La distinta manera de
reaccionar ante las dificultades depende de si por fe se edifica la vida sobre
la Roca que es Cristo o sobre la arena de la incredulidad. Que la
vida sea un éxito o un fracaso no depende de los muchos bienes materiales que
se posean sino de si se posee la fe en Jesús o no. Parece sencillo, pero no lo
es. Se deben sortear los escollos de los prejuicios que se tienen sobre Jesús.
Octavi Pereña i Cortina
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