dilluns, 9 de maig del 2016

PROVERBIOS 28:13

“El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
Para la iglesia católica el año 2016 es el año de a misericordia y se proclama la misericordia de Dios para todo el mundo. El texto que comentamos de Proverbios nos dice todo lo contrario: la misericordia de Dios no es universal sino restringida.
“El que encubre sus pecados no prosperará”. Quien guarda sus pecados en el buche la vida le es un infierno. El salmista describe de manera muy gráfica el estado en que se encuentra la persona que  guarda para sí sus pecados. ”Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano, se volvió mi verdor en sequedades de verano” (Salmo 32: 3,4).  ¿No es esta declaración del salmista una viva descripción de que quien encubre sus pecados no prosperará? Cuando tantos remedios   inútiles y costosos en dinero se emplean para frenar el crecimiento exponencial de enfermedades mentales, ¿No sería más provechoso no guardar en el buche el pecado que es su causante?
El remedio que la Palabra de Dios propone es: “Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. ¿A quién se debe confesar los pecados para alcanzar misericordia? Nos viene la Iglesia católica y nos dice que el medio que Dios ha dispuesto para perdonar los pecados es la confesión auricular a un sacerdote. Pero el salmista desmiente tal afirmación: Comienza su poema con esta declaración: “Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad” (salmo 32:1,2). Quien confiesa sus pecados a Dios que es el único que tiene poder para perdonarlos el Señor no le culpa de iniquidad. Según el salmista y lo que dice toda la Palabra de Dios, la tal persona es bienaventurada, es feliz, porque Dios le ha perdonado su pecado. La misericordia de Dios no es para todos los hombres, queda reducida a aquellos que le piden perdón y se apartan de ellos.
El salmista no se conforma en gemir todo del día. Es el infierno en la tierra pasarse todo el día quejándose y gimiendo su triste condición. Se levanta de su postración, alza los ojos hacia el cielo de donde le viene el socorro y dice: “Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis trasgresiones al Señor, y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (v.5).
El salmista finaliza su poma con una alabanza a Dios misericordioso: “Muchos dolores había para el impío, mas el que espera en el Señor, le rodea misericordia. Alegraos en el Señor y gozaos justos, y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón”.
Quien no confiesa sus pecados al Señor que es el único que se los puede perdonar y no se aparta de ellos no puede alcanzar la misericordia de Dios que es misericordioso.


LUCAS 16: 10

“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel, el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”
Por lo general Dios no nos llama a realizar obras espectaculares que causen admiración a todo el mundo. El caso del apóstol Pablo es una excepción de la regla. El contexto del texto que comentamos está relacionado con que “ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al oro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (v.13). Debemos ser fieles al Señor en las cosas pequeñas que nos pide en el transcurso del día y, siempre nos pide dentro de nuestra capacidad para poder hacerlo.
Como cristianos estamos sujetos a la ley de Dios. Existe un solo Dios y a éste debemos servir fielmente. No podemos compartir su señorío con otros dioses. En este caso con Mammón, el dios de las riquezas. En estos tiempos en que tanto abundan las corrupciones, como cristianos debemos vigilar la más mínima inclinación hacia el amor al dinero porque ello implicaría una disminución de nuestra fidelidad al Señor que debe ser absoluta. Antes de ser fieles al Señor en lo más debemos practicar la fidelidad en lo muy poco.
La parábola de los talentos nos recuerda que el Señor exige responsabilidad según lo que él previamente nos haya dado. Sea que recibamos cinco, dos o un talento, el Señor nos pedirá responsabilidad según lo que nos haya dado con antelación. Quien más ha recibido más responsable es. El que en la parábola recibe un talento fue su irresponsabilidad no hacer trabajar lo poco que recibió. Quienes recibieron cinco y dos talentos al haceros trabajar duplicaron el capital
.Quien recibió un talento, dice el texto que tuvo miedo y no invirtió el capital recibido. El resultado es que lo perdió todo. Una enseñanza que se puede extraer de la parábola es que quien recibe un talento y con sabiduría lo invierte, al final recibirá el doble como los otros. Si no lo hace lo perderá todo. Creo que es legítimo pensar que la existencia de tantos cristianos frustrados que sólo sirven para calentar los bancos de las iglesias a las que asisten se debe a que creyendo que son tan poca cosa que solamente sirven para calentar los bancos de las iglesias. Error terrible. Cada cristiano debe ser fiel a lo poco que haya recibido y hacerlo trabajar para el Señor. Al final, junto con los que han recibido más recibirá la alabanza del Señor: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor”.

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