EDUCACIÓN COJA
<b>El
fracaso escolar que está en boca de los informes se debe no solamente a los
cambios incesantes de las leyes educativas, sino a la falta de la dimensión
espiritual</b>
<b>Nuccio
Ordine</b> profesor de literatura, dice: “Giordano Bruno, gran filósofo
que fue quemado por la Inquisición de Roma, decía que si la filosofía, la
literatura y el saber no se convierten en una manera de vivir, son totalmente
inútiles. Lo que yo pienso, lo que creo, debe operar en mi una metamorfosis
para que coincida con mis acciones. Si el saber es una manera de vivir estamos
en el camino correcto”.
La
educación debe experimentar un cambio radical. Debe dejar de enseñar el
<i>utilitarismo</i> como propósito principal e imbuir en los
alumnos que deben ser mejores personas, más sabias, más éticas. Que la
formación que reciben no sirve solamente para obtener un título que les
facilitará ganar un buen salario que les permitirá vivir holgadamente, sino
para utilizar los conocimientos adquiridos para mejoras las condiciones de vida
de todos los ciudadanos. La finalidad de todos el proceso educativo, desde
primaria hasta la universidad, debería ser crear personas en todo el amplio
sentido que tiene ser persona. En este sentido el sistema educativo ha
fracasado estrepitosamente cuando vemos el resultado que ha dado en el ámbito
público: políticos corruptos, banqueros ladrones, empresarios que solamente
piensan en sí mismos y se desentienden de las necesidades de sus trabajadores
que los enriquecen con su trabajo, médicos que en vez de salvar vidas se
dedican a dar muerte a personas que se están desarrollando en el seno materno.
En el ámbito privado: violencia machista, violaciones, prostitución infantil…
El sistema educativo actual crea vampiros que aprovechándose de la posición
social la utilizan para chupar la sangre de los ciudadanos convirtiendo su
existencia en un auténtico infierno.
<b>Maimónides</b>
nos hace una reflexión sobre la educación lo suficientemente interesante como
para tenerla en cuenta: “ Mientras el hombre lee y estudia (se lo considera
instruido), pero no se relaciona con sus semejantes de buen grado, ¿qué opinan
de él? ¡Ay de Fulano que ha estudiado…Mirad que ruin es su proceder y que
impías sus acciones”. El sistema educativo actual fracasa en el intento de
formar personas que piensen en el bienestar de los otros porque ha apartado a
Dios de su temario, no porque haya eliminado de las aulas los símbolos
religiosos, sino porque ha expulsado a Dios, sustituyéndolo por la filosofía
atea de la evolución que se ha convertido en los últimos siglos en una nueva
religión. El rechazo de Dios en el sistema educativo ha convertido a las aulas
en laboratorios que crean monstruos que los medios de comunicación se encargan
de presentarlos en sociedad. Exponen un modelo educativo que ha fracasado, sin
presentar el remedio. Nos lamentamos de las reformas educativas que presentan
los ministros de educación de turno, olvidándonos que sus padres son el
producto de una educación que promulga el <i>utilitarismo</i>
egoísta a expensas del bien común porque no está Dios que puede humanizarla.
Nos lamentamos del bajo nivel intelectual y ético de los titulados,
olvidándonos de que son los hijos de un sistema educativo que ha expulsado a
Dios de las aulas.
Alguien
ha dejado escrito: “No tengas miedo de la falta de conocimientos, ten miedo del
conocimiento falso” Toda la maldad existente en este mundo procede del
conocimiento falso”. Un conocimiento falso que se ha propiciado en los últimos
decenios es la doctrina que enseña que a los niños se les debe dejar hacer sin
restricciones ya que de esta manera se preserva su libertad. Esta filosofía
llevada a la práctica es la causante de la creación de pequeños
<i>nerones</i> que hacen insoportables las vidas de sus padres y
que cuando son adultos y ocupan lugares de responsabilidad queman todo lo que
tocan.
Otro
conocimiento falso que tiene mucha aceptación es el que enseña que los niños
son angelitos y que si aprenden a hacer el mal se debe las influencias externas
que los impulsan a hacerlo. Si damos como buena dicha doctrina, entonces,
cuando son adultos se convierten en vampiros y monstruos que no son
responsables de sus actos y cuando se descubren sus fechorías se limitan a
decir. “tranquilos que no pasa nada”. No nos debe extrañar que no piensen en
dimitir porque los resultados de sus actos no son responsabilidad suya ya que
son la consecuencia de influencias externas.
Un
punto de vista totalmente distinto del que considera que el niño es un
angelito, es el bíblico que en palabras del salmista hace esta descripción: “Se
apartaron los impíos des de la matriz, se descarriaron hablando mentira desde
el seno materno” (Salmo 58:3). Desde el feto en desarrollo, antes de ver la luz
del sol, la nueva persona está manchada por el pecado, cosa que desmiente que
los niños son angelitos y que las inclinaciones perversas que se manifiestan
tan pronto como nacen no se deben a factores externos sino a la expresión de la
naturaleza pecadora heredada de Adán.
Dar
carta blanca a los niños. No imponerles restricciones. No educarlos en el temor
de Dios ni enseñarlos los límites que no pueden traspasar de la Ley de Dios es
la peor educación que se pueda impartir ya que se los encamina hacia la
infelicidad temporal y, lo que todavía es más grave, se los lanza directamente
a la condenación eterna porque al no serles borrado su pecado por la sangre de
Jesucristo no tienen acceso, después de la muerte, al reino celestial.
Octavi
Pereña I Cortina
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