dimarts, 17 de setembre del 2013


SANTIDAD TERRITORIAL

 
 <b>Siqui Sánchez/b>, fotógrafo de váteres me ha aportado una idea que ha desplazado mi pensamiento de un lugar tan poco atractivo, a pesar de los adornos con que puede ser embellecido, hasta llevarlo a un aspecto práctico de la vida social.. "Retratar un váter" dice el fotógrafo de váteres, "es una manera elocuente de captar el espíritu de un lugar. Me habla del grado de civilización del lugar". <b>Sánchez> asegura:"Los que viajamos, cuando volvemos siempre hablamos de donde hemos comido: nadie no habla de los lugares en donde ha defecado. ¿qué? “Pienso que se debe a que no nos gusta la suciedad. Nos desagradan los espacios sucios. A pesar de este rechazo instintivo lo cierto es que la suciedad que daña a la vista prolifera por doquier. Las calles, los parques, la montaña...:llenos de papeles, plásticos, envases y otros restos mas voluminosos: "captan el espíritu del lugar", mejor dicho: el espíritu de las personas que han dejado rastro de su presencia incivilizada extendiendo la porquería.

 El filósofo de váteres dice. "Nadie habla de los lugares en donde ha defecado". El nadie no es absoluto. Hay Alguien que si se interesa por los váteres en donde defecamos. Leamos un texto bíblico que aporta luz al tema de la suciedad que afecta no solamente los váteres de algunos establecimientos públicos: "Tendrás un lugar fuera del campamento adonde salgas, tendrás también entre tus armas una estaca, y cuando estés allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento, porque el Señor tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti, por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que Él no vea cosa inmunda , y se retire de ti" (Deuteronomio 23:12-14).

Las ordenanzas municipales regulan el comportamiento de los ciudadanos en los lugares públicos. Nos dicen que no debemos ensuciar con pintadas las fachadas de los edificios. Que no se debe orinar en la calle. Se instalan papeleras en donde tirar peleles, cajetillas de tabaco, botellas de plástico, etc. Se sitúa este tipo de mobiliario urbano en distintos lugares de las ciudades. Así y todo se tiran papeles, cajetillas, botellas ...en el suelo y, con demasiada frecuencia a pocos metros de una papelera. Las heces perrunas ensucian aceras y zonas ajardinadas a pesar de los carteles que anuncian que es un espacio prohibido para los perros. Solares no edificados se convierten en vertederos que además de afear la zona se convierten en viveros de ratas. Das una vuelta por la montaña y en los lugares mas inverosímiles aparecen restos de suciedad que acreditan que el <i>homo sapiens</i> ha pasado por el lugar dejando muestras de su civilidad y sapiencia. Los carteles que indican las cosas que no deben hacerse se mueren de asco porque nadie les presta atención.

Volvamos al texto trascrito de Deuteronomio para descubrir la razón que nos impulsa a ensuciar sin sentido. Antes que nada hemos de saber distinguir entre una sociedad nómada como lo era la israelita del tiempo de Moisés y la actual sedentaria y dotada de muchas comodidades, incluso el váter. Por lo tanto no tenemos que llevar una estaca en la mochila para hacer un agujero al pie de un arbol urbano para defecar. Así y todo el texto contiene un principio que sirve para mantener limpio el entorno en el que nos movemos, válido para todas las épocas: "tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y se retire de ti". Se puede intentar mantener limpio el entorno por motivo higiénicos. Todos los avances obtenidos canalizando las aguas fecales para conducirlas a las depuradoras han sido promovidos por razones higiénicas a fin de evitar la difusión de enfermedades contagiosas. Por un lado se progresa en limpieza, por el otro, se nota cierta regresión al pasado. Mantener limpia la ciudad en que vivimos cuesta millones de euros anuales. No es suficiente el servicio de limpieza municipal para mantener limpia la ciudad. Según el texto de Deuteronomio el lugar en el que reside el hombre debe ser un espacio santo, es decir, dedicado a Dios. La limpieza es el aspecto externo de la santidad, de la limpieza del alma. La sangre de Cristo que borra el pecado santifica al alma. El brillo interior es la causa de la limpieza externa que aparece de manera espontanea. Dios con su perdón es el secreto para conservar limpios los espacios públicos. Desde un punto de vista económico Dios es la clave para disminuir los gastos de los servicios de limpieza municipales. Con Él se contribuye a reducir los gastos de limpieza públicos y por lo tanto a reducir el déficit público.

Una carta al director finalizaba así: "Pero vivimos en un mundo de sueños teológicos y anacrónicos, mira por dónde". El autor de esta carta es una molécula de la gran masa de personas que consideran que Dios es un invento humano para mantener sumisas a las multitudes. Desgraciadamente se usa su Nombre para este fin. Pero no, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo es santo y desea el bien de las personas que consideran santo los espacios que pisan sus pies.

Octavi Perefia i Cortina

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada