NACIONALISMOS
<b>El nacionalismo tiene connotaciones desagradables
por la violencia que en muchos casos le acompaña. El nacionalismo bien
entendido es un medio para que los pueblos se desarrollen y no pierdan su
identidad natural</b>
Dos puntos de vista contradictorios sobre el tema de los
nacionalismos. Por un lado <b>Mario Vargas Llosa</b> de quien es bien
conocido lo que piensa acerca de algunos nacionalismos, dice: “Es terrible que
en un mundo civilizado, con oportunidades que nunca hayan habido antes y a
veces en enclaves muy avanzados, el nacionalismo vuelva sacar la cabeza, a imponerse y a obnubilar a
comunidades enteras”. Por el otro lado el escritor libanés <b>Amin
Maalouf</b>, entrevistado por Núria Escur nos proporciona esta
explicación: “Unos nacionalismos son movimientos de autodefensa y otros de
conquista. A veces, por desgracia asistimos a nacionalismos disfrazados,
apuntalados por la religión: Bin Laden es un nacionalismo árabe, por ejemplo.
Vosotros sólo debéis procurar que no pase de autodefensa a ofensiva”. Un aviso
que nos hace <b>Maalouf</b> porque también en Catalunya se dan tics de nacionalismo ofensivo cuando
se queman banderas y fotografías.
Otro punto de vista del que creo se debe reflexionar en
profundidad es el que nos da <b>Daniel Berenboim</b>, director de
la orquesta en la que interpretan juntos judíos y palestinos cuando responde a
la pregunta que le hace LSemanal: ¿Por qué este conflicto que parece tan
irresoluble? “Porque la gente no lo ve como es en realidad. De hecho todo el
mundo sabe lo que hay al final de esta
historia: La retirada de Israel a las fronteras de 1967 y una solución factible
para Jerusalén y el retorno. Pero no es un conflicto que se pueda solucionar
política o militarmente, es un conflicto humano. No necesitamos a la ONU, lo
que necesitamos es un siquiatra”. Los nacionalismos que sobrepasan la
autodefensa para pasar al ataque para aniquilar a un nacionalismo más débil es
un problema espiritual que tiene el ser humano. Cuando el respeto a los
símbolos nacionales se convierte en fanatismo por su exaltación insensata es
muy peligroso, siendo motivo de preocupación cuando se produce.
El ataque que el pasado 11 de septiembre se produjo en el
centro Blanquerna que la Generalitat de Catalunya tiene abierto en Madrid es el resultado del nacionalismo
fanático de sus ejecutores. Cuando a consecuencia de un triunfo deportivo se
celebra la victoria con desplegadura de banderas y vociferando como
energúmenos, borracheras, rupturas de cristaleras, quemas de vehículos y
contenedores, es la manifestación de fanatismo
fanático que en vez de construir destruye.
¿Cuál es la causa de dicho fanatismo fanático? Cuando el
patriotismo substituye a Dios por la patria es muy peligroso porque convierte a
la patria en un ídolo y detrás del ídolo que exige devoción total se esconde
“el diablo”: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro
padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha
permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de
suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira” (Juan 8:44).Fíjese el
lector que las características del diablo son: mentiroso y homicida. Los compañeros de viaje de los nacionalismos
idolátricos son mentirosos y homicidas. No tienen escrúpulos en tergiversar las
verdades históricas y de matar si sus intereses egoístas así lo exigen.
La idolatría adquiere muchas formas. Actualmente ha
disminuido la adoración de estatuas de yeso, madera, plata u oro, pero está muy
extendida la adoración al dinero, al éxito, a la salud, al club de fútbol y, no
olvidemos la patria. Todo ello se ha convertido en ídolos que exigen pleitesía
absoluta. De tal palo tal estilla. Los nacionalistas idólatras que adoran al
diablo no debe extrañarnos que mientan cuando tergiversan los hechos históricos
documentados a su propia conveniencia como lo ha hecho el edil del PP del
ayuntamiento de Lleida Pau Pintó Torné que compara las banderas de la Diada del
11 de septiembre con la propaganda “hitleriana del III Reich” y pide “la
intervención de la Guardia Civil y del Ejército” Tampoco dudan a la hora de
iniciar guerras crueles que siembran destrucción y muerte.
A los nacionalista idólatras que se dejan guiar por el
diablo que les da fuerza para hacer daño les puede parecer que con su crueldad,
física o sicológica, salgan vencedores porque han humillado y destruido al que
es diferente, pero la aparente victoria dejará un mal sabor de boca cuando
descubran que en el reino de Dios hay “una gran multitud, la cual nadie podrá
contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del
trono y en la presencia del Cordero (Cristo)…y clamaban a gran voz diciendo: La
salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”
(Apocalipsis 7:9,10), quedándose ellos fuera porque “ni los idólatras no
heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9). Se quedarán con dos palmos de
narices al contemplar el gozo de la gran multitud compuesta de pueblos de
lenguas diversas mientras ellos se consumirán “en el lago que arde con fuego y
azufre” (Apocalipsis 21:8), en “el fuego eterno” (Mateo 18:8). Es un mal
negocio ser nacionalista idólatra.
Octavi Pereña i Cortina
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