POLITICOS EN LA UCI
Todo gobierno que no se mantenga sobre una
base de leyes justas, por más que se precie de ser democrático, es dictatorial
“Nuestra
república necesita con urgencia dirigentes que se atrevan a decir lo que creen
que es correcto y justo. No importa el número de los que se le opongan. La
mayoría puede equivocarse y no promocionan la verdadera democracia si ignoran
la minoría aun cuando sea la minoría de uno. Con urgencia se necesitan dirigentes que se atrevan a decir lo que
necesitan escuchar, no lo que quieren oír” (Richard Malverson)
Nos
toca vivir una grave crisis d liderazgo político. Vayamos a donde vayamos
descubrimos que los políticos no abordan los problemas que tienen que tratarse
urgentemente. La burocracia que se ha implantado no permite hacerlo y la
desidia les impide mover un dedo para
eliminarla. Los políticos que las urnas han favorecido se parecen a cotorras.
Reuniones de control a manta y los expedientes de los problemas a resolver se
cubren de polvo en la oscuridad del cajón que los guarda. Se acusan mutuamente
y los problemas sin resolver. Cierto que aparecen problemas imprevistos que no
son fruto del azar. Entre bastidores se mueve el Creador que hace que los
acontecimientos ocurran de la manera que a Él le parece la mejor. La no
existencia de la casualidad y las circunstancias que se produzcan según la
voluntad divina, no significa que no sean responsables de su inoperancia. Más
pronto a más tarde, irremediablemente, se verán obligados a comparecer ante Dios
que es realmente quien los ha puesto en el cargo aun cuando sea por medio de
las urnas.
Como
muy bien lo expresa Malverson existe
crisis de líderes porque de la cantera
de la que se tenían que extraer rubíes se arrancan guijarros, sin valor
alguno. De los guijarros no se pueden sacar políticos. No pueden aparecer
hombres y mujeres que merezcan ser reconocidos como tales. Son cortos de miras,
egoístas, narcisos. Que la gente se ría
mientras yo ande caliente. Primero yo. Después. Siempre yo. A los otros,
que los parta un rayo. Nada les importan las personas a las que han jurado
servirlas. Vivimos en una época de locura colectiva. Contemplamos sobresaltados
como está el mundo. No somos conscientes de la grave situación en que se
encuentra el mundo. Los políticos que tendrían que ayudarnos a salir del
atolladero en que estamos metidos, se mantienen entretenidos haciendo teatro para visualizar quien lo hace peor.
Esperando la oportunidad dar el zarpazo mortal a su adversario.
Tenemos
un problema insoluble. ¿Por qué los ciudadanos desean la paz y los políticos
salidos de las urnas para que gobiernen adecuadamente, desean resolver las
incidencias aumentando el presupuesto militar. ¡Pretenden ganar la paz con la
guerra! La pregunta no tiene respuesta si no abrimos los ojos para darnos
cuenta de que el problema es espiritual y que tiene que resolverse por medios
espirituales. Como miembros de una comunidad tenemos que acudir al Oftalmólogo
para que corrija nuestra miopía spiritual.
Ima Sanchís le pregunta a Masmick Temky, catedrático de historia:
“Por qué los gobiernos quieren la guerra y paz la mayoría de los
ciudadanos? Nos será muy útil si la
respuesta que da si la tenemos en cuenta porque nos ayudará a salir de la
oscuridad que nos envuelve. “No sabe las vueltas que doy a eso. Esta brecha es
intolerable. Uno vota el mal menor, que sigue siendo malo”. Esta respuesta
tendría que hacernos reflexionar sobre ¿Por qué las cosas suceden de la manera
como lo hacen? Encontrar la respuesta tendría que llevarnos a investigar en el
campo espiritual.
¿Por
qué algunos políticos que tienen carrera y masters se convierten en tarambanas siguiendo el ejemplo
de Donald Trump? No nos toca más
remedio que retroceder hasta llegar al inicio de la Historia, en donde
encontramos a un misterioso personaje: la serpiente. La Biblia nos
describe a este intrigante personaje:
“La serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor
Dios había hecho” (Génesis 3: 1). Como padre de la mentira que es, la serpiente
se acerca cautelosamente a Eva para decirle: “Con que Dios os ha dicho: No
comáis de todo árbol del huerto” (3:
1). La verdad es que Dios le había dio a Adán que podía comer de todos los
árboles del jardín excepto uno: el del “conocimiento del bien y del mal” (2:
17). La serpiente engatusa Eva
diciéndole: “No morirás, sino que sabe bien que el día que comas de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (3:5).
La serpiente acusa a Dios de mentiroso. Que uno no se puede fiar
de Él. Esta ha sido la misión de la serpiente a lo largo de la Historia:
Dios es un mentiroso y que únicamente se puede confiar en ella porque es
poseedora de la verdad. Así nos van las cosas de mal a peor como les ocurrió a
Adán y Eva por desobedecer a Dios. Creyeron que dejando a Dios para seguir a la
serpiente llegarían a descifrar los misterios que se ocultaban a su
conocimiento. Aquí nació el ocultismo.
A Eva,
la serpiente le habló directamente sin necesidad de intermediarios. El apóstol
Pablo refiriéndose a los falsos apóstoles que se infiltran en las iglesias,
escribe: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se
disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no os maravilléis, porque el mismo
Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño que sus ministros
se disfrace como ministros de justicia, cuyo fin es conforme a sus obras”. (2
Corintios 11: 13-15).
Mientras
creamos que Satanás es este personaje mítico que actúa en las fiestas mayores
vomitando fuego por la boca, ignoramos quien es el diablo real que se frota las
manos de satisfacción porque tiene en sus manos a una multitud de esclavos. A
pesar de que hemos abandonado a Dios
para seguir nuestros propios caminos, Él no nos ha olvidado.
Observándonos desde la lejanía nos envía este mensaje: “Someteos, pues a Dios,
resistid al diablo, y él huirá de vosotros” (Santiago 4: 1).
Quiera
el Señor que sean muchos los políticos que se sometan a Dios para liberarse de
las garras del diablo que los impulsa a mal gobernar.
Octavi Pereña Cortina
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