INCIVISMO
<b>Lo
que importa no es la cantidad de conocimientos, sino su cualidad. Se pueden
conocer muchas cosas desconociendo lo que es más importante</b>
“Los
profesores y los centros educativos son conscientes del problema y hacen todo
lo posible para que nadie se sienta discriminado, pero no es fácil. La maldad
es una cosa íntima en algunos individuos, y se manifiesta de la peor manera y
muy pronto. ¿Y los padres? ¿Realmente son conscientes del problema? Solamente
se necesita pasar por un partido de futbol de chavales para darse cuenta del
comportamiento de algunos de ellos que insultan como si nada. Y dan un ejemplo
vergonzoso a sus hijos. No busquemos culpables demasiado lejos. El problema se
encuentra también en su casa y, por lo tanto la solución se tendrá que
encontrar en el hogar. Denunciemos el acoso como lo ha hecho el hermano de
Izan, no dejemos pasar los abusos y la persecución al que tenemos al lado. No
pensemos que esto no nos afecta, que es un problema de los otros. Tal vez lo
tengamos más cerca de lo que nos imaginamos. Tal vez entonces será tarde.
Estemos atentos” (<b>Josep Pedrerol</b>).
A pesar
de que el texto citado se refiere al acoso que sufrió el hermano de Izan que lo
llevó al suicidio, nos referiremos a la responsabilidad que tienen los padres
de enseñar las cosas más importantes a los hijos. La Biblia, especialmente el
libro de Proverbios enfatizan la responsabilidad que tienen los padres de
educar a sus hijos. Destacaré el texto de Deuteronomio 6: 4-9): “Oye, Israel:
El Señor tu Dios es uno. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas cosas que yo te mando hoy,
estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y las hablarás con ellos
estando en tu casa y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes. Y las atarás como señal en tu mano, y estarán como frontales entre
tus ojos, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Debido
a la mentalidad laica de nuestros días este texto citado se le considera
arcaico, pero nos enseña que las cosas más importantes tienen que ocupar un
lugar preferente en la educación de los hijos. (<b>Josep Pedrerol</b>)
nos invita a que vayamos a ver un parto de futbol de chavales para que nos
demos cuenta del comportamiento indigno de algunos padres. El caso al que se
refiere el escritor es uno concreto de padres que no se comportan como buenos
educadores de sus hijos. Pero el incivismo paterno no solo se manifiesta en los
campos de futbol en los que juegan los hijos. Si el laicismo no contribuye a
formar una sociedad educada que se
comporta como civilizada, será conveniente que abandonemos el laicismo y
prejuicios y nos tomemos seriamente que Dios controla del todo la creación y
que darle la espalda nos conduce a la tragedia social que nuestros ojos
contemplan,
Para
que este cambio de mentalidad pueda darse, previamente es necesario que se dé
un cambio en el corazón: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu” (Romanos 8: 1). El apóstol expone dos maneras de vivir: Una según la
carme que es cómo se vivía antes de convertirse a Cristo y que el apóstol
describe: “Adulterio, fornicación, impureza lascivia, brujería, enemistades,
pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales os amonesto,
como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios” (Gálatas 5: 19,20). ¿Estas características de vivir según la
carne no son las que contemplamos a diario? El tiempo transcurre y el
comportamiento humano no ha cambiado desde el inicio de la historia. Actuales
son las palabras del profeta Jeremías: “¿Mudará el etíope su piel, y el
leopardo sus manchas? Así también, ¿podéis vosotros hacer el bien, estando
habituados a hacer el mal?” (Jeremías 12: 23). Jesús, que además de Salvador es
el Maestro por excelencia, dice: “Oh haced el árbol bueno, y su fruto bueno, oh
haced el árbol malo, y su fruto malo, porque por el fruto se conoce el árbol”
(Mateo 12: 33).
La
segunda manera de vivir que expone el apóstol es: “conforme al Espíritu”. El
Espíritu la tercera Persona de la Trinidad es quien hace bueno al árbol malo.
Por esta razón el fruto que da el árbol bueno es: “Amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22, 23).
En el
texto transcrito de <b>Josep Pedrerol</b> después de denunciar el
comportamiento incívico de algunos padres, escribe: "No pensemos que esto
no nos afecta, que es un problema de los otros, que no va con nosotros. Quizás
lo tengamos más cerca de lo que nos imaginamos. Tal vez entonces será tarde.
Estemos atentos”. Sí, padres, aun tenéis la oportunidad de dejar de comportaros
como padres carnales para convertiros en padres que por andar según el Espíritu os habéis convertido en árboles
buenos que dan buen fruto. Este cambio únicamente se producirá si sois
conscientes que hoy sois árbol malo que da malos frutos y por la fe creéis que
Jesús es vuestro Salvador os convertiréis en árbol bueno que da fruto bueno. Os
tomareis seriamente la responsabilidad de instruir a vuestros hijos en el temor
del Señor. Si esta meta se consigue, tanto vosotros como vuestros hijos os
transformareis en personas cívicas que contribuirán a purificar el ambiente tan
cargado de toxinas.
Octavi Pereña i Cortina
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