TALENTO ENTERRADO
<b>Moisés
se queja a Dios: Nunca he sido de fácil palabra. “El Señor le responde: ¿Quién
dio la boca al hombre? ¿Quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego?
¿No soy yo el Señor?” </b>
Este
chico, esta chica tiene mucho talento. Cuando se hace una declaración de este
tipo se hace en el sentido que el talento de una determinada persona es innato
en el ser alabado.
Cuando
Israel abandonó la esclavitud en Egipto y emprendió el peregrinaje hacia la
Tierra Prometida bajo la dirección de Moisés, el Señor empezó a instruir a su
pueblo cómo tenían que adorarle. Al llegar al Sinaí Dios gravó en dos tablas de piedra lo que se
conoce como los Diez Mandamientos que son el resumen de los principios morales
y éticos que deben caracterizar al pueblo de Dios. Además tenía que darle
instrucciones precisas que tenían que guiar la práctica religiosa que tenía que estar centrada en el
tabernáculo que tenía que ser el lugar visible de la presencia del Dios
invisible entre su pueblo. Asimismo tenía que definirse el sacerdocio, las
vestiduras sacerdotales y la práctica religiosa, todo ello muy elaborado. Se
necesitarían manos expertas que materializasen el diseño que Dios le mostró a
Moisés. Aquí es dónde se manifiesta si los talentos que tienen las personas son
innatos o recibidos.
“Habló
el Señor a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel…y lo he
llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en
todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y
en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera, para
trabajar toda clase de labor. Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab…, y
he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo
lo que te he mandado” (Éxodo 31: 1-6). “Además todas las mujeres sabias de
corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul púrpura,
carmesí o lino fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría
hilaron pelo de cabra” (Éxodo 35: 25, 26). Dios concede talentos artísticos
tanto a hombres como a mujeres para elaborar los componentes del tabernáculo y
el vestuario sacerdotal. Si como dice la Biblia los talentos que tienen los
seres humanos los han recibido de Dios éstos no deben envanecerse de lo que no
les es propio. Lo que tendrían que hacer es darle gracias a Dios por el regalo
recibido.
Jesús
trata el tema de los talentos en lo que se conoce como la parábola de los
talentos. (Mateo 25: 14-30). A pesar que el diccionario define “parábola” como
alegoría que contiene una enseñanza moral, la Biblia va más allá pues utiliza
un tema terrenal para transmitir una enseñanza celestial. Esto es lo que hace
la parábola de los talentos.
“Porque
el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos
y les entregó sus bienes, a cada uno conforme a su capacidad, y luego se fue
lejos” (vv. 14, 15). A uno le da cinco talentos, a otro dos y a otro uno.
Durante la ausencia del señor los siervos despliegan sus capacidades. Los dos
primeros duplican los talen tos recibidos. “El que había recibido uno fue y
cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor” (v. 18). Es decir el talento recibido fue improductivo.
Cuando el señor regresa de su viaje pasa cuentas con sus siervos. A los dos
primeros que habían duplicado el capital recibido, lo cual denota que fueron
fieles a su señor, los elogia. A quien el talento recibido fue improductivo, le
dijo: “Quitadle, pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos” (vv. 24-30).
La
parábola de los talentos se la puede examinar desde dos vertientes. El Dador de
los talentos es Dios que los distribuye como mejor le parece, ¿o es que no le
es lícito hacer lo que quiera con lo que es suyo? (Mateo 20. 15). Los creyentes
en Jesús siempre son minoría y las consecuencias de su fidelidad poco vistas.
La mayoría permanece en la incredulidad tiene como padre espiritual a Satanás y
pone los talentos que ha recibido de Dios al servicio de su maligno padre. De
ahí que tantas mentes privilegiadas puestas al servicio del diablo se dediquen
a hacer el mal.
Merece
nuestra atención el siervo que recibió un talento y lo perdió por no trabajarlo
ya que tiene su aplicación en el campo de la enseñanza. El joven que se
desgasta los codos estudiando multiplica el talento inicialmente recibido.
Ahora resulta que la disciplina del esfuerzo no es necesaria. Según las nuevas
tendencias educativas los estudiantes podrán pasar curso con dos asignaturas
pendientes. ¿Se lo han pensado bien las autoridades educativas a la hora de
tomar tan absurda decisión? Según la parábola de los talentos quien no trabaja
lo poco que tiene lo pierde todo. Con la desatinada decisión tomada por las
autoridades educativas, ¿es que pretenden crear una generación de holgazanes que
tengan que depender de la asistencia social? Con dicha filosofía no creo que
contribuyan al progreso del país y más en un tiempo en que la tecnología
requiere mentes adecuadamente entrenadas.
Octavi Pereña i Cortina
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