JOSUÉ 1: 7
“Solamente esfuérzate y sé valiente, para
cuidar de hacer conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó, no te
apartes de ella ni a diestra ni a
siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”
Con la
muerte de Moisés Josué se convierte en el nuevo dirigente. Moisés había
cumplido con su deber de guiar a Israel en su travesía por el desierto hasta el
Jordán que los separaba de la Tierra Prometida. Ahora es Josué quien tiene que
introducir a Israel en la heredad prometida por Dios a Abraham, Isaac y Jacob.
Antes de cruzar el Jordán la heredad ya pertenecía a Israel. Dios que es el
verdadero propietario de la Tierra ya se la había dado. Sólo tenían que
ocuparla y desalojar de ella a quienes no les pertenecía.
Israel
tenía que ocupar palmo a palmo el territorio que ya era suyo. Ha llegado la
hora de la verdad. El Señor habla con Josué para animarle: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve
con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé” (v. 5).
El
Señor le encarga a Josué una misión concreta que tiene sus riesgos y que como
humano que era podía sentirse incapacitado para realizarla. Por ello necesitaba
la fuerza del Señor: “como estuve con
Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé”. Con respecto a
Josué, hoy el pueblo de Dios tiene un conocimiento mucho más profundo de lo que
significa que Dios está con su pueblo: “¿No
sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1
Corintios 3: 16). “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6: 19).
En el
Antiguo Testamento simbólicamente Dios estaba presente en medo de su pueblo,
primero en el tabernáculo y posteriormente en el templo en Jerusalén. Hoy el
templo de Dios aquí en la Tierra no es necesario irlo a buscar en algún lugar
determinado. Jesús se lo hizo saber a la samaritana cuando habló con ella junto
al pozo de Jacob. Hoy el templo de Dios entre los hombres se encuentra allí
donde se halla un cristiano ungido por el Espíritu Santo. Cada cristiano
verdadero se ha convertido en una piedra viva del templo espiritual que es la
Iglesia de Dios que es el cuerpo místico de Jesús. Como piedras vivas de este
templo espiritual cada cristiano tiene responsabilidades que ejecutar. El Señor
las va revelando a medida que lo cree conveniente. No pongamos peros a lo que
el Señor nos encarga. Ya que el Señor siempre está con nosotros allí donde
estemos. A pesar de la maravillosa presencia del Señor en nuestros cuerpos
seguimos siendo humanos, el ánimo que le dio a Josué nos los da a nosotros: “Nadie te podrá hacer frente en todos los
días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te
desampararé”. Guardemos en el fondo de nuestras almas estas palabras para
no desanimarnos en nuestro peregrinaje hacia el reino de Dios celestial.
PROVERBIOS 29: 6
Muchos buscan el favor del príncipe, mas del
Señor viene el juicio de cada uno”
El
profeta Jeremías escribe: “Maldito el
varón que confía en el hombre, y pone carne por brazo, y su corazón se aparta
del Señor” (17: 5).Este texto
aparentemente contradice a los se refieren a los consejeros y la importancia
que tienen los que son buenos y los que tratan de la amistad. No existe ninguna
contradicción.
Este
texto de Proverbios en que se basa esta reflexión no está en contra de la
amistad y de buscar consejo en personas sabias. Claramente prohíbe buscar el
favor del príncipe. No dice que no se pueda tener amistad con políticos ni con
personas influyentes. Buscar el “favor
del príncipe” significa hacer tratos con él para conseguir ganancias
ilícitas. El príncipe que se vende a cambio de conseguir comisiones es un
corrupto que fomenta la corrupción. En las tribunas de los estadios y en la
intimidad de los despachos se forjan muchos contratos comerciales corruptos. La
corrupción degrada la democracia y fomenta la pobreza de los pueblos. “La justicia engrandece la nación” (Proverbios
14: 34).
Quienes
buscan los favores de los príncipes para realizar transacciones delictiva
piensan que sus delitos a pesar que se forjan en el secretismo de los
despachos y que las confabulaciones de
alto nivel van a permanecer ocultas. Tal vez desde el punto de vista humano
puede suceder que nunca vean la luz pública. Los confabulados para realizar
transacciones delictivas debido a su amor al dinero tienen sus mentes
entenebrecidas, cosa que les impide ver
el resultado de sus acciones en toda su perspectiva. No entienden que sus
actividades conducen a perjudicarse a sí mismos. La parábola del rico opulento
y del pobre Lázaro que narra Jesús enseña que la historia del rico no termina
viviendo feliz y comiendo perdices como acaban los cuentos. Al fallecer el
potentado opulento y abrir los ojos en la eternidad no lo hizo en un paraíso en
donde gratificaba su sensualidad exponencialmente. Se encuentra en un triste
destino: “En el infierno en medio de
tormentos ve al mendigo Lázaro gozando del reino de Dios. Con vehemencia pide
que Lázaro moje la punta de su dedo en agua y refresque su lengua porque estoy atormentado en esta llama”
(Lucas 19: 31). Como dice el proverbio que comentamos: “del Señor viene el juicio de cada uno”
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