diumenge, 31 de juliol del 2022

 

1 CRONICAS 13: 9

“Pero cuando llegaron a la era de Quirón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaron”

Muy loable fue el propósito de David de llevar el arca a Jerusalén pero cometió el mismo error que Josué con los gabaonitas: “No consultó al Señor”  (Josué 9: 14). Si hubiese consultado al Señor como lo hizo después de la desafortunada muerte  de Uza que cogió con la mano el arca que estuvo a punto de caerse debido a que el buey que arrastraba el carro tropezó, habría sabido que “el arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas, porque a ellos eligió el Señor para que lleven el arca del Señor” (1 Crónicas 15. 2).

La multitud que acompañaba al carro que transportaba inadecuadamente el arca “se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas” (1 Crónicas 13. 8). A pesar de que el traslado del arca no se hacía correctamente lo hacían con gran gozo ante el Señor. Lo que está mal hecho mal hecho está a pesar que parezca todo lo contrario. El gozo acabó en llanto porque el Señor fulminó a Uza, a pesar de su buena intención porque se atrevió tocar el arca que no le estaba permitido hacerlo.

Este acontecimiento ha quedado registrado en las páginas de la Biblia para instrucción nuestra. Aun cuando en el Nuevo Testamento no dé instrucciones tan detalladas con respecto al ceremonial como lo hace el Antiguo Testamento, enseña la sencillez que deben caracterizar los cutos evangélicos. Fuera de la sencillez no se dan instrucciones  de cómo deben realizarse los cultos, cómo tiene que celebrase la Cena del Señor que es el recordatorio de la muerte de Jesús para perdón de los pecados del pueblo de Dios. El apóstol Pablo detalla la ceremonia en 1 Corintios 11: 23-26. La iglesia local reunida, todos sus miembros como pecadores ante el Señor, participan de los elementos pan y vino que simbolizan el cuerpo y la sangre de Jesús. Todas las veces que la iglesia celebra esta ceremonia  anuncia la muerte del Señor hasta que Él venga” (v. 26).

Se supone que las iglesias apostólicas utilizaban pan y  vino común. Pero  tenían que estar presentes ambos elementos. En el transcurso de los siglos y a medida que la Biblia iba perdiendo autoridad por la invasión de las tradiciones, la Cena del Señor también se ha visto afectada por esta invasión de doctrinas extra bíblicas. Para los laicos, de los dos elementos solo uno: el pan, que por el poder que la Iglesia otorga el sacerdote lo convierte en el cuerpo de Cristo, hecho que lo convierte en un ídolo al que se venera. Los cambios pueden parecer beneficiosos, pero lo que no está de acuerdo con la voluntad del Señor siempre es perjudicial para el transgresor. La muerte de Uza es un aviso.


 

1 CRÓNICAS 28: 9

“Y tú Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario, porque el Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú lo buscas, lo encontrarás, pero si lo dejas Él te desechará para siempre”

Podríamos considerar estas palabras que el Rey David dirige a su hijo Salomón como su testamento espiritual. David no fue un padre perfecto. La Biblia reconoce sus pecados. Ante las limitaciones que le imponen su condición de pecador David fue un hombre que anduvo en los caminos del Señor. Movido por el amor que el padre siente por el hijo, quedan registradas estas palabras que merecen no solamente ser leídas, también reflexionadas por todos, especialmente por los padres para que dejen a sus hijos una herencia mucho más valiosa que los bienes materiales.

Puede ser posible que si el lector es un padre no creyente puede hacerse creyente con la lectura de este comentario y así empezar la andadura por el desierto hacia el Reino de Dios. El padre convertido a Jesús por la fe en su Nombre, podrá hacerse suyas las palabras que el anciano monarca dirige a su hijo: “hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario”. Dios no acepta el servicio forzado. Hacen muy mal los padres que enseñan a sus hijos a tener miedo de Dios en vez de amarle.

¿Por qué el rey David le pide a su hijo que le sirva con ánimo voluntario? Sencillamente “porque el Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos”. El apóstol Pablo escribiendo a su discípulo Timoteo le dice: “Huye, también de las pasiones juveniles” (2 Timoteo 2: 22). Los jóvenes se mal encaminan porque  creen que lo que hacen a escondidas nadie les va a ver.  David le dice a su hijo que no se deje seducir por los cánticos de sirenas que inducen a hacer el mal “porque el Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos” ¡Cuán distinto no sería el comportamiento de los jóvenes si tuviesen en cuenta a Dios que conoce sus más íntimos pensamientos!

El padre deja al hijo en una encrucijada y tiene que tomar una decisión: “Si tú lo buscas, lo encontrarás, pero si lo dejas Él te desechará para siempre”. Nada de imposiciones. Libre albedrío. Libremente decide. No olvides que las decisiones tienen sus consecuencias: “Si tú lo buscas, lo encontrarás, pero si lo dejas Él te desechará para siempre”. En tus manos hijo mío está el camino de la vida y de la muerte. Tú decides. Por lo que más quieras: decide bien. Hoy puedes hacerlo. Mañana tal vez no podrás.

 

 

 

MIEDO AL MAÑANA  

<b>El miedo nos predispone a ver las cosas peor de lo que son</b>

<b>Ima Sanchís</b> resume con estas palabras la entrevista que le hizo a <b>Laurent de Sutter</b>, ensayista que analiza el uso de la química para funcionar mejor en la vida: “En el último” (ensayo) “reflexiona sobre el cómo y el por qué nos hemos convertido en una sociedad que no puede funcionar sin la ayuda de sustancias químicas: Somníferos, analgésicos, antidepresivos, marihuana y cocaína son nuestro pan de cada día y no lo abordamos como el síntoma de sociedad enferma que pone en evidencia porque a esta sociedad capitalista ya le va bien”.

La periodista le pregunta al ensayista: “¿Ya no podemos funcionar sin la ayuda de sustancias químicas?” La respuesta que le llega “Esto parece, nuestras vidas son como farmacias. Tomamos pastillas para ponernos en marcha, para dormir, para estar contentos, para salir de fiesta”. La entrevistadora le pregunta: ¿Una sociedad narcotizada?” “Totalmente”, responde en ensayista, “somos una sociedad apática y sedada diseñada para producir a un ritmo alto y obedecer al orden establecido”. “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, pregunta Ima. “Detrás de estas drogas se afirma una visión del mundo”. “Explíquemelo”, le dice la redactora. “Cuando ingerimos antidepresivos o somníferos”, dice de Sutter, “lo hacemos para funcionar mejor ya que existe una presión para que funcionemos mejor y que se basa en aquello que consideramos que tiene que ser el ser humano en el concepto del capitalismo contemporáneo”. “Cuando esnifas cocaína”, dice <b>Laurent</b>, “hablas mucho, estás nervioso, muy seguro de ti mismo, inaguantable…pero no pasa nada es un viaje narcisista que no impide ir al tajo al día siguiente fresco como una ros. No es una casualidad que haya sido la droga preferida de los brokers de Wall Street en los años veinte, es la droga de la eficacia, de rentabilidad y de orden para que nuestras vidas sean cuanto más productivas mejor”.

Pienso que el analista que estudia el uso de la química para funcionar en la vida pierde de vista la condición humana. Cierto que los altos mandos militares dopan a los soldados para que pasen días y días sin dormir y sin sentir cansancio. Pero discrepo del ensayista que culpa al capitalismo de habernos introducido a “la era de la anestesia”. El ser humano sin el Padre de nuestro Señor Jesucristo está saturado de miedos.

El miedo no existía antes de la Caída.  Apareció después de que Adán  hubiese comido el fruto del árbol prohibido. Se presentó de súbito, no de manera paulatina. Después de la desobediencia, Adán y Eva se escondían entre los árboles del jardín cuando escuchaban los pasos de Dios que se acercaban para hablar con ellos.  (Génesis 3. 8). Como muy bien dice <b>H. P. Lovecraft</b>, escritor de novelas de terror: “El miedo es la emoción más antigua y más fuerte de la humanidad”. El miedo es el verdadero culpable de que se haya instaurado “la era de la anestesia”. Deseamos huir del miedo sedándonos. Ello nos lleva a huir de la llamas para caer en las ascuas. Las drogas, sean legales o ilegales han creado un grave problema sanitario al atacar las consecuencias pero no la causa del miedo.

Si el miedo se presentó en el ser humano por haber abandonado a Dios, lo lógico es que para hacerlo desaparecer se tenga que volver  Él. Esto es precisamente lo que hace el salmista: “Busqué al Señor, y Él me oyó. Y me libró de todos mis temores. Los que miraron a Él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó el Señor, y lo libró de todas sus angustias. El Ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad y ved que es bueno el Señor, dichoso el hombre que confía en Él” (Salmo 34: 4-8).

Las palabras que Jesús dijo a los jerosolimitanos, perfectamente se pueden aplicar en nosotros: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la clueca junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23: 37). Jesús, con dulce ternura suplica a sus enemigos que se vuelvan a Él para que pueda cobijarlos debajo de sus alas como la clueca lo hace con sus polluelos. La respuesta al amor de Dios fue: “No queremos”.

Jesús no procede como lo ha hecho la Iglesia Católica durante los siglos que tenía a los poderes temporales agarrados en su puño. Durante este período perseguía a muerte a quienes consideraba herejes y a los paganos mediante la Inquisición y el poder secular. A los primeros para obligarles a volver al redil del que se habían ido. A los segundos para forzar su conversión.

La respuesta que Jesús dio a los jerosolimitanos por  querer volver a Él fue: “He aquí vuestra casa es dejada desierta” (v. 38). Jesús con la misma ternura que emplea pidiendo al pueblo rebelde que se vuelva a Él, lo hace con nosotros. Si nuestra respuesta es no querer volver a Él, el miedo no nos abandonará. Nos perseguirá durante todos nuestros día. A pesar de los avisos de las autoridades sanitarias que nos alertan de los peligros de la sedación colectiva, la gente seguirá consumiendo la química que agrava su malestar.

Octavi Pereña i Cortina

 

diumenge, 24 de juliol del 2022

 

1 REYES 19: 4

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro, y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la vida, pues no soy mejor que mis padres”

Previamente en la cima del monte Carmelo se había producido una manifestación de que Dios está por encima de los falsos dioses y efectuada una limpieza de sacerdotes adoradores de Baal. Por decisión divina Elías condujo a los sacerdotes de Baal “al arroyo de Cisón y allí los degolló”. Nuestros caminos no son los caminos del Señor. Sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos y no los podemos entender. En vez de discutir y enfrentarnos a la voluntad de Dios permitamos que su voluntad se haga sin estridencias. Nuestra salud mental lo requiere.

Después de tres años de sequía el Señor le dice a Elías que se presente ante el rey Acab para decirle: “Yo haré llover sobre la faz de la tierra” (18: 1). Este texto nos dice que la sequía no se debe a un malbaratamiento de la tierra por parte del hombre sino un castigo de Dios por el pecado del ser humano. Y así sucedió. Los designios de Dios no gustan al hombre y nos resistimos a ellos. Acab contó a su esposa lo que  Elías había hecho con los sacerdotes de Baal, lo cual provocó la ira de la reina y dijo: “Si mañana a estas horas yo no he puesto a tu persona como la de una de ellos” (19: 2).

El hombre que se había enfrentado a cuatrocientos cincuenta sacerdotes de Baal y al rey Acab porque se había fortalecido en el Señor al obedecer sus instrucciones, la amenaza de una mujer le hizo apartar la mirada del Señor para depositarla en sí mismo que es carne mortal. Su debilidad le impulsó a desear morir. Huyó amedrentado para no caer en las manos de la impía Jezabel. Encontramos al victorioso profeta sentado “debajo de un enebro, y deseando morirse”. Todavía no le ha llegado al profeta la hora de tener que abandonar este mundo. Durmiendo plácidamente debajo del enebro un ángel del Señor se le acercó para decirle: “Levántate, come porque largo camino te queda” (1 Reyes 19: 7). El profeta sigue miedoso, pero el Señor le dice: “Ve, vuelve por tu camino por el desierto…y unge a Eliseo para que sea profeta en tu lugar” (1 Reyes 19. 16).

No es el hombre quien decide su destino. A cada persona Dios le ha encargado una tarea a realizar. Elías desea morir y dejar este mundo como todas personas lo hacen, pero Dios le reserva a Elías dejar este mundo de manera  inusual. Abandonó esta tierra sin pasar por la muerte. El Señor se lo llevó en un torbellino. Es el Señor quien dirige nuestros pasos. No somos nosotros quienes decidimos la hora de nuestro deceso. Distinguiéndonos de quienes en situaciones difíciles se quitan la vida  porque no pueden soportar sus angustias, preguntémosle al Señor: ¿Qué quieres Señor que haga?  Si se tiene en cuenta al dador de la vida en las vicisitudes que todos tenemos que sobrellevar, un horizonte de perspectivas maravillosas se abrirá antes nuestros ojos que dará sentido a nuestra vida y con ello la felicidad.


 

1 REYES 18: 17

“Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel?

Una larga sequía había diezmado a Israel. Hoy se la consideraría una cuestión ecológica y que se tiene que hacer algo para evitar la destrucción del planeta. El profeta Elías hablando en Nombre de Dios, dice. “Vive el Señor Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra” (1 Reyes 17: 1). Anuncia una fuerte sequedad. Cuando se acerca el final de la aridez anunciada por el profeta, el Señor le dice a su sirvo: “Ve, preséntate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra” (18:1). Cuando el profeta y el rey se encuentran cara a cara, el monarca en vez de sentirse humillado, le grita al profeta: “¿Eres tú el que turbas a Israel?”

Se puede considerar el relato bíblico de la calamidad que padeció Israel durante tres largos años como un hecho histórico más que queda registrado en los anales de la historia sin más sentido que ser un relato más de sequias. Ser tema de especulaciones para los historiadores del futuro.

La calamidad que da motivo a esta reflexión ha quedado registrada en las páginas de la Biblia para que sepamos el verdadero origen de las sequedades que nos trastornan. Si la sequía a que nos referimos no estuviese registrada en la Biblia, al presentarse una sequía de tres años de duración sería motivo de debate buscando las causas de su aparición como ocurre en nuestros días con el aumento de la temperatura. Se culpa al hombre de la envergadura que ha tomado el problema ecológico que es de alcance universal. En parte tienen razón quienes así lo consideran. Esta postura solamente tiene en cuenta la epidermis del problema. Se tiene que cavar más hondo para llegar al fondo de la cuestión. El rey Acab acusando al profeta de ser el causante de la sequía que arruinaba a Israel  intenta quitase las pulgas de encima. La respuesta que Elías da al monarca sitúa la causa de la sequía en el lugar correcto: “Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del Señor, y siguiendo a los baales” (v.18).

Sí, es cierto, en parte somos responsables de la tragedia ecológica que nos cae encima: El crecimiento insostenible de la economía junto con el consumo inadmisible contribuye a ello. La médula del problema se encuentra es que todos sin excepción hemos abandonado a Dios para adorar a falsos dioses: dinero, sexo, protagonismo…Habiendo abandonado a Dios y supliendo el vacío que ha dejado con el materialismo desenfrenado que caracteriza nuestro tiempo es la causa de que Dios se haya visto obligado a reprendernos para que reaccionemos antes de que sea demasiado tarde. Me temo que el regreso a Dios colectivamente no se va a producir nunca. No estamos dispuestos  a dar el brazo a torcer. Si yo tengo que fastidiarme que se fastidien todos.

 

 

TALENTO ENTERRADO

<b>Moisés se queja a Dios: Nunca he sido de fácil palabra. “El Señor le responde: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿Quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo el Señor?” </b>

Este chico, esta chica tiene mucho talento. Cuando se hace una declaración de este tipo se hace en el sentido que el talento de una determinada persona es innato en el ser alabado.

Cuando Israel abandonó la esclavitud en Egipto y emprendió el peregrinaje hacia la Tierra Prometida bajo la dirección de Moisés, el Señor empezó a instruir a su pueblo cómo tenían que adorarle. Al llegar al Sinaí  Dios gravó en dos tablas de piedra lo que se conoce como los Diez Mandamientos que son el resumen de los principios morales y éticos que deben caracterizar al pueblo de Dios. Además tenía que darle instrucciones precisas que tenían que guiar la práctica religiosa  que tenía que estar centrada en el tabernáculo que tenía que ser el lugar visible de la presencia del Dios invisible entre su pueblo. Asimismo tenía que definirse el sacerdocio, las vestiduras sacerdotales y la práctica religiosa, todo ello muy elaborado. Se necesitarían manos expertas que materializasen el diseño que Dios le mostró a Moisés. Aquí es dónde se manifiesta si los talentos que tienen las personas son innatos o recibidos.

“Habló el Señor a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel…y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera, para trabajar toda clase de labor. Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab…, y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado” (Éxodo 31: 1-6). “Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul púrpura, carmesí o lino fino. Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra” (Éxodo 35: 25, 26). Dios concede talentos artísticos tanto a hombres como a mujeres para elaborar los componentes del tabernáculo y el vestuario sacerdotal. Si como dice la Biblia los talentos que tienen los seres humanos los han recibido de Dios éstos no deben envanecerse de lo que no les es propio. Lo que tendrían que hacer es darle gracias a Dios por el regalo recibido.

Jesús trata el tema de los talentos en lo que se conoce como la parábola de los talentos. (Mateo 25: 14-30). A pesar que el diccionario define “parábola” como alegoría que contiene una enseñanza moral, la Biblia va más allá pues utiliza un tema terrenal para transmitir una enseñanza celestial. Esto es lo que hace la parábola de los talentos.

“Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes, a cada uno conforme a su capacidad, y luego se fue lejos” (vv. 14, 15). A uno le da cinco talentos, a otro dos y a otro uno. Durante la ausencia del señor los siervos despliegan sus capacidades. Los dos primeros duplican los talen tos recibidos. “El que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor” (v. 18). Es  decir el talento recibido fue improductivo. Cuando el señor regresa de su viaje pasa cuentas con sus siervos. A los dos primeros que habían duplicado el capital recibido, lo cual denota que fueron fieles a su señor, los elogia. A quien el talento recibido fue improductivo, le dijo: “Quitadle, pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos” (vv. 24-30).

La parábola de los talentos se la puede examinar desde dos vertientes. El Dador de los talentos es Dios que los distribuye como mejor le parece, ¿o es que no le es lícito hacer lo que quiera con lo que es suyo? (Mateo 20. 15). Los creyentes en Jesús siempre son minoría y las consecuencias de su fidelidad poco vistas. La mayoría permanece en la incredulidad tiene como padre espiritual a Satanás y pone los talentos que ha recibido de Dios al servicio de su maligno padre. De ahí que tantas mentes privilegiadas puestas al servicio del diablo se dediquen a hacer el mal.

Merece nuestra atención el siervo que recibió un talento y lo perdió por no trabajarlo ya que tiene su aplicación en el campo de la enseñanza. El joven que se desgasta los codos estudiando multiplica el talento inicialmente recibido. Ahora resulta que la disciplina del esfuerzo no es necesaria. Según las nuevas tendencias educativas los estudiantes podrán pasar curso con dos asignaturas pendientes. ¿Se lo han pensado bien las autoridades educativas a la hora de tomar tan absurda decisión? Según la parábola de los talentos quien no trabaja lo poco que tiene lo pierde todo. Con la desatinada decisión tomada por las autoridades educativas, ¿es que pretenden crear una generación de holgazanes que tengan que depender de la asistencia social? Con dicha filosofía no creo que contribuyan al progreso del país y más en un tiempo en que la tecnología requiere mentes adecuadamente entrenadas.

Octavi Pereña i Cortina

 

dissabte, 16 de juliol del 2022

 

JOSUÉ 9: 14

“Y no consultaron al Señor”

La orden del Señor fue que no tenían que dejar vivo a ningún a ningún habitante de la Tierra Prometida que había dado en herencia a los hijos de Israel. La prohibición nos puede parecer cruel e inhumana desde la nuestra perspectiva. Dios como Creador y Señor de toda la creación puede hacer con la Tierra lo que mejor le parezca. Hemos de tener presente que la conquista de Canaán no pudo empezar a realizarse hasta que la maldad de sus habitantes colmase el vaso. Dios es justo y nos guste a no cuando llegue la hora tiene que dictar y cumplir la sentencia. Otro de los motivos de tener que eliminar a toda  la población era que los que quedasen vivos contaminarían a aquellos que tenían que ser santos porque su Dios es santo.

Jericó y Hai caen. La conquista empieza pero se presenta un imprevisto: Una embajada de Gabaón se presenta ante Josué que dice proceden de un país lejano, cuando realmente eran vecinos. Su propósito es firmar un tratado de paz con Israel. Como dice el texto que comentamos, Josué y los otros dirigentes firmaron el tratado de paz sin consultar al Señor. A los tres días descubrieron el fraude y se quejan a los gabaonitas de su artimaña. Estos se defienden diciendo: “Como fue dado a entender a tus siervos que el Señor tu Dios había mandado a Moisés, su siervo, que os había de dar toda la tierra y que había de destruir a todos los moradores de la tierra delante de vosotros, por esto temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de vosotros, e hicimos esto”. Los gabaonitas superaron en astucia a Josué y a los dirigentes de Israel.

Jesús narra la parábola del mayordomo infiel que fue despedido debido a su perfidia. Astutamente se protege para que cuando  tenga que abandonar el trabajo no tenga que humillarse mendigando. Refiriéndose a la habilidad de este mayordomo, Jesús dice: “Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente porque los hijos de este siglo (los incrédulos) son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz” (los creyentes). (Lucas 16: 8). No es que Jesús apruebe la sagacidad malvada del mayordomo infiel. Alaba su discernimiento para afrontar la realidad. Tenemos por tanto que alabar la sagacidad de los gabaonitas en proteger sus vidas. A la vez tenemos que censurar a Josué y a sus colaboradores por dejarse enredar por ellos.

Los hijos de este siglo son muy hábiles en sus zalamerías y los cristianos los hijos de la luz de la parábola son muy confiados. La historia de los gabaonitas y la parábola del mayordomo infiel nos enseñan que antes de tomar decisiones, sean grandes o pequeñas, tenemos que consultar al Señor, porque Él que conoce el futuro nos indicará lo que nos es más conveniente. Así no tendremos que lamentarnos de las consecuencias de haber tomado decisiones incorrectas.


 

1 REYES 10: 8

“”Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos que están delante de ti, y oyen tu sabiduría”

La fama de Salomón había traspasado las fronteras de Israel. La reina de Saba, reino que está envuelto en la penumbra oyó hablar de la sabiduría de Salomón y de la gloria de su reino. La soberana al llegar a Israel y contemplar con sus propios ojos la gloria del reino y escuchar la sabiduría de Salomón, dijo al rey: “Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría, pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad, es mayor tu sabiduría que la fama que había oído” (vv. 6, 7).

Para algunos la reina de Saba es un personaje mítico. Para Jesús es una persona real que la pone como modelo a seguir: “La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación y los condenará porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar” (Lucas 11: 31). Estas palabras que pronunció Jesús las dijo en el contexto de una “generación mala que pide señal”. La reina de Saba fue una señal para los de su generación. Jesús lo es también para nosotros. Su sabiduría y su poder  exceden a la de Salomón. ¿Tendrá que señalarnos con el dedo en el día del juicio?

La gloria y la sabiduría de Salomón y la paz y el esplendor del reino es una analogía del Reino de Dios en el que la gloria de Dios brillará con todo su esplendor y la paz no se verá empañada por la más mínima muestra de pecado. Si la gloria de Salomón y de su reino que tenía muchos defectos atraía a personas que como la reina de Saba vino de lejos para comprobar con sus propios ojos lo que de Salomón y su reino se decía.  Jesús dice que la reina del Sur condenará a las personas de su generación porque siendo infinitamente superior a la gloria, el poder y la sabiduría de Salomón deja indiferente a las muchedumbres. No solo indiferencia sino también odio exacerbado que les indujo a gritar: Crucifícalo, crucifícalo.

Jesús, refiriéndose a la reina de Saba dijo unas palabras que tendrían que hacernos temblar: “Se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará”. En el día que tendremos que presentarnos ante el tribunal de Cristo para rendir cuentas de nuestras obras. Se levantará y nos señalará con el dedo y nos dirá: “Tu eres culpable de no haber concedido a Jesús la gloria y la honra que se merece”.

 

 

SEXO QUÍMICO

<b>Cuando se busca la felicidad artificial el resultado es la adicción a las sustancias que la provocan</b>

La degradación sexual aumenta. ¿Hasta qué punto? Es impredecible decirlo. Según mi criterio el pozo no tiene fondo y por ello la situación empeorará. <i>Chemesex, sexo y drogas sin control</i>, es el reportaje que escribe <b>Susana Quadrado</b>. “Amanecer de viernes. Adelante, hasta 72 horas de sexo y drogas sin parar, ni para comer ni para dormir…La reunión se hará en un piso particular. A la cita van no más de diez hombres dispuestos a tener relaciones múltiples bajo los efectos de estimulantes y euforizantes de tres substancias sintéticas. La  nefradona es la reina de la fiesta. La más adictiva. <i>Chemesex</i>, sexo químico es una práctica sexual de alto riesgo porque se usan drogas sintéticas: la nefradona ya mencionada, la reina de la fiesta, la GHB (hidroxibutirato), la GBL (butirolactosa). Combinadas de cualquier manera  actúan como potentes deshinhibidores y estimuladores sexuales que facilitan la práctica del sexo extremo, durante más tiempo y con más de una persona. El consumo de drogas sintéticas permite que se pierda la sensación de peligro y por lo tanto disminuye el uso del preservativo, hecho que facilita el contagio de la Sida y de otras enfermedades de transmisión sexual”.

“Unir sexo y drogas no es algo nuevo. Si lo es, en cambio, hacerlo compulsivamente durante dos o tres días seguidos, con un conjunto de estupefacientes en dosis altas y con mucha frecuencia, y con sexo duro, pasional, sin preservativo y con diversas parejas. Además de la adicción a las drogas supone una posible vía de contagio de infecciones de transmisión sexual. Por descontado es una conducta irresponsable”, dice <b>Fernando Caudevilla</b>, portavoz de <i>Energy Control</i>, proyecto de reducción de riesgos de la oenegé ABD.

La degradación sexual que denuncia <i>British Medical Journal</i> no es casual, tiene un motivo que el apóstol Pablo relaciona con el hombre que abandona a Dios: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1: 26-28).

Un episodio de la historia de Israel que ilustra lo que puede suceder cuando Dios entrega a un pueblo a una mente reprobada: “Moraba Israel en Sitim, y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses” (Números 25: 1,2). Por instigación de Balaam, un falso profeta, se originó una orgía sexual – religiosa que acabó con una gran mortalidad por haber abandonado a dios que los había liberado de la esclavitud egipcia.

En la carta de Judas, no el Iscariote que entregó a Jesús a los judíos para ser crucificado, se hace referencia al libertinaje sexual  existente en Sodoma y Gomorra. Expone lo que ocurre cuando Dios deja abandonadas a las personas a una mente reprobada por haberlo dejado, en estos términos: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos (los ángeles que no guardaron su dignidad), habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestos por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (v.7). Por el relato de Génesis conocemos el trágico fin de dichas ciudades.

El apóstol Pablo nos receta el remedio para combatir el desenfreno sexual que repunta: “Digo, pues: andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y éstos se oponen entre sí para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5: 16,17). El apóstol no hace una disertación moralista a los cristianos de Galacia. Enseñar moral sin que previamente haya ocurrido algo en el interior del hombre no sirve para cambiar una conducta impropia. Al lobo si se le cubre con una piel de cordero sigue siendo lobo, su naturaleza salvaje no ha cambiado. Al hombre se le puede cubrir  con el barniz de la religiosidad y de la moralidad, puede dar la sensación de cambio, en palabras del apóstol Pablo sigue siendo carnal. Es evidente cuáles son las obras de la carne: “Adulterio, fornicación, impureza, lascivia… (vv. 19-21).

El apóstol Pablo pone sobre la mesa dos maneras de ser el hombre: espiritual o carnal. En la persona no convertida a Cristo solamente se encuentra carnalidad, es decir el deseo de satisfacer la sensualidad. Las obras de la persona carnal, por lo que atañe a la sexualidad, son con mayor intensidad la que cita el apóstol en Romanos 1: 19,20.

En la persona convertida a Cristo  conviven juntas las dos naturalezas: la espiritual y la carnal. Ello hace que en el verdadero creyente en Cristo se  libere una dura lucha interna entre la carne y el Espíritu. A medida que el Espíritu va dominando sobre la carne se produce un cambio en el creyente que no está basado en preceptos moralistas, sino en la intervención del Espíritu que hace que se aborrezcan los comportamientos sexuales que gustaban antes de la conversión. Es la moralidad interna que se externaliza que nace de la fe en Jesús que da sentido a la vida.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

diumenge, 10 de juliol del 2022

 

JOSUÉ 1: 7

“Solamente esfuérzate y sé valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó, no te apartes de ella  ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”

Con la muerte de Moisés Josué se convierte en el nuevo dirigente. Moisés había cumplido con su deber de guiar a Israel en su travesía por el desierto hasta el Jordán que los separaba de la Tierra Prometida. Ahora es Josué quien tiene que introducir a Israel en la heredad prometida por Dios a Abraham, Isaac y Jacob. Antes de cruzar el Jordán la heredad ya pertenecía a Israel. Dios que es el verdadero propietario de la Tierra ya se la había dado. Sólo tenían que ocuparla y desalojar de ella a quienes no les pertenecía.

Israel tenía que ocupar palmo a palmo el territorio que ya era suyo. Ha llegado la hora de la verdad. El Señor habla con Josué para animarle: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé” (v. 5).

El Señor le encarga a Josué una misión concreta que tiene sus riesgos y que como humano que era podía sentirse incapacitado para realizarla. Por ello necesitaba la fuerza del Señor: “como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé”. Con respecto a Josué, hoy el pueblo de Dios tiene un conocimiento mucho más profundo de lo que significa que Dios está con su pueblo: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios  3: 16). “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6: 19).

En el Antiguo Testamento simbólicamente Dios estaba presente en medo de su pueblo, primero en el tabernáculo y posteriormente en el templo en Jerusalén. Hoy el templo de Dios aquí en la Tierra no es necesario irlo a buscar en algún lugar determinado. Jesús se lo hizo saber a la samaritana cuando habló con ella junto al pozo de Jacob. Hoy el templo de Dios entre los hombres se encuentra allí donde se halla un cristiano ungido por el Espíritu Santo. Cada cristiano verdadero se ha convertido en una piedra viva del templo espiritual que es la Iglesia de Dios que es el cuerpo místico de Jesús. Como piedras vivas de este templo espiritual cada cristiano tiene responsabilidades que ejecutar. El Señor las va revelando a medida que lo cree conveniente. No pongamos peros a lo que el Señor nos encarga. Ya que el Señor siempre está con nosotros allí donde estemos. A pesar de la maravillosa presencia del Señor en nuestros cuerpos seguimos siendo humanos, el ánimo que le dio a Josué nos los da a nosotros: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida, como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé”. Guardemos en el fondo de nuestras almas estas palabras para no desanimarnos en nuestro peregrinaje hacia el reino de Dios celestial.


 

PROVERBIOS 29: 6

Muchos buscan el favor del príncipe, mas del Señor viene el juicio de cada uno”

El profeta Jeremías escribe: “Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por brazo, y su corazón se aparta del Señor” (17: 5).Este texto aparentemente contradice a los se refieren a los consejeros y la importancia que tienen los que son buenos y los que tratan de la amistad. No existe ninguna contradicción.

Este texto de Proverbios en que se basa esta reflexión no está en contra de la amistad y de buscar consejo en personas sabias. Claramente prohíbe buscar el favor del príncipe. No dice que no se pueda tener amistad con políticos ni con personas influyentes. Buscar el “favor del príncipe” significa hacer tratos con él para conseguir ganancias ilícitas. El príncipe que se vende a cambio de conseguir comisiones es un corrupto que fomenta la corrupción. En las tribunas de los estadios y en la intimidad de los despachos se forjan muchos contratos comerciales corruptos. La corrupción degrada la democracia y fomenta la pobreza de los pueblos. “La justicia engrandece la nación” (Proverbios 14: 34).

Quienes buscan los favores de los príncipes para realizar transacciones delictiva piensan que sus delitos a pesar que se forjan en el secretismo de los despachos  y que las confabulaciones de alto nivel van a permanecer ocultas. Tal vez desde el punto de vista humano puede suceder que nunca vean la luz pública. Los confabulados para realizar transacciones delictivas debido a su amor al dinero tienen sus mentes entenebrecidas, cosa que les impide  ver el resultado de sus acciones en toda su perspectiva. No entienden que sus actividades conducen a perjudicarse a sí mismos. La parábola del rico opulento y del pobre Lázaro que narra Jesús enseña que la historia del rico no termina viviendo feliz y comiendo perdices como acaban los cuentos. Al fallecer el potentado opulento y abrir los ojos en la eternidad no lo hizo en un paraíso en donde gratificaba su sensualidad exponencialmente. Se encuentra en un triste destino: “En el infierno en medio de tormentos ve al mendigo Lázaro gozando del reino de Dios. Con vehemencia pide que Lázaro moje la punta de su dedo en agua y refresque su lengua porque estoy atormentado en esta llama (Lucas 19: 31). Como dice el proverbio que comentamos: “del Señor  viene el juicio de cada uno”

 

 

 

 

FELICIDAD, ¿DÓNDE TE ESCONDES?

<b>La felicidad total no se encuentra en este mundo</b>

<b>Alejandro Cencerrado</b> es el analista que dirige el Instituto de la Felicidad de Copenhague. “Cuando tenía 18 años”, dice, “mis padres discutían, no eran felices. A todo ello se añadían mis problemas de adolescente. Fue entonces cuando me hice la gran pregunta: Si lo tenemos todo, ¿por qué no somos felices?” Es el mismo  <b> Cencerrado</b> quien responde a su pregunta: “Ya tenemos todo aquello que nuestros abuelos habían soñado, y así y todo, nunca antes habíamos padecido tanta depresión, ansiedad, estrés, abuso de drogas, falta de autoestima y trastornos alimentarios. Tenemos que asumir que el progreso económico ya no nos lleva a ser felices”.

El progreso económico nos ha llevado a ser una sociedad acomodada. Nuestros hogares están equipados con toda clase de chismes electrónicos que nos hacen la vida más fácil, pero no más feliz. Hemos alterado el orden de los factores. La felicidad no fluye del exterior al interior, sino del alma al cuerpo. Los problemas que afectan al ser humano inmerso en una prosperidad jamás vista se debe a que hemos olvidado que poseemos alma que es la evidencia de que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Debido a la incredulidad que nos atenaza nos olvidamos de Dios y nos creemos dioses lo cual nos lleva a razonar erróneamente sobre nuestra existencia, llegando a la conclusión que somos animales evolucionados hasta el punto de ser homo sapiens sapiens. Podemos presumir de ser muy evolucionados, pero ello no quita que sigamos siendo animales. A pesar de nuestra confusión científica, no se ha borrado del todo la imagen y semejanza de Dios con que fuimos creados, lo cual nos permite reflexionar sobre nuestra existencia aunque erróneamente. <b>Cencerrado</b> quiere dar respuesta científica al por qué no somos felices. Lo cual le lleva a la conclusión de que “estamos programados para estar insatisfechos”. Llega a esta conclusión porque el análisis que hace sobre la felicidad lo hace a partir del cuerpo, olvidando el alma que nos distingue de los animales irracionales.

L’<i>homo sapiens sapiens</i> de los evolucionistas es el que está programado para la insatisfacción porque este <i>homo</i> se ha convertido en un ser defectuoso que no sabe pensar  positivamente.

Es curioso que el espacio publicitario reservado en la parte inferior de la página en que se publica la entrevista que Ima Sanchís le hace a <b>Alejandro Cencerrado</b> inserte un anuncio que vende “Senegal. Descubre el mejor Caribe Africano”. Este anuncio como toda la publicidad que ofrece paraísos edénicos es pura mentira porque de paraíso solamente existió uno y lo perdimos por el pecado de Adán de quien procedemos todos. Por la fe en Jesús se posee la esperanza de acceder al paraíso celestial en donde al  no existir el pecado no habrá ninguna clase de injusticia. La muerte habrá sido absorbida por la inmortalidad. Distinguiéndonos de Adán y Eva que después de la desobediencia se escondían detrás de los árboles del paraíso cuando escuchaban que los pasos de Dios se acercaban para hablar con ellos. Hoy Jesús está preparando un lugar para cada uno de los hijos de Dios.  En tanto Jesús no vuelva en su gloria a buscar el pueblo de Dios aquí en la Tierra y Satanás y la muerte definitivamente vencidos es imposible poder gozar  la felicidad de manera permanente.

<b>Cencerrado</b> le dice a la periodista: “Sí, pero no comparto esto de que la felicidad está dentro de ti. Si estás en una empresa que no trata bien a sus empleados, no eres tú quien tienes que cambiar, es la empresa”. En parte tiene razón el analista de la felicidad. Pero se olvida que el empleado que trabaja en una empresa que no trata como es debido a sus empleados de saber reaccionar correctamente ante la toxicidad que desprende la compañía. Esta es la incógnita que no se le sabe dar respuesta.

La felicidad que venden los sicoanalistas es un sentimiento que depende de las circunstancias. Según sean estas se será más o menos feliz. Un viaje al Senegal puede hacer muy felices a los turistas que lo visiten. El tiempo que se pierde en el aeropuerto, las colas, los trámites, el equipaje…quitan felicidad. La felicidad que gozan los cristianos no depende de las circunstancias. Los cristianos poseemos algo que no es de nuestra propia cosecha. Poseemos el gozo de Dios que nos da el Señor. “Pero el fruto del Espíritu es…gozo” (Gálatas 5: 22).

El   escritor que redacta la epístola a los Hebreos escribe a unas personas que atravesaban duras tribulaciones. Les dice: “Porque de los presos os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor  y perdurable herencia en los cielos” (Hebreos 10: 34).

En medio de esta grave crisis ecológica, sanitaria, alimentaria, económica, política…los cristianos estamos metidos en el mismo paquete que el resto de la población.  Pero tenemos algo que los incrédulos no disfrutan ni pueden llegar a saborear.: “el gozo del Señor”, que es el regalo que el Espíritu Santo hace a los creyentes en Cristo Jesús. Es lo que nos permite vivir tranquilos, sosegados, confiados, porque nos encontramos cobijados debajo de las alas misericordiosas de Dios.

Octavi Pereña i Cortina

 

 

dissabte, 2 de juliol del 2022

 

DEUTERONOMI 29: 29

“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las reveladas  son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Ley”

A partir del instante en que Adán y Eva pecaron Dios les habló y ha seguido haciéndolo a través de los siglos por medio de los profetas y finalmente por medio de su Hijo Jesús. A partir del Hijo, Dios nos habla por medio de la Biblia, el Libro inspirado por el Espíritu Santo y que contiene todo lo que el hombre necesita saber para su salvación.

El texto que comentamos deja claro que Dios no nos lo ha dicho todo. Existen cosas que se las guarda para sí porque considera que no es necesario que las sepamos. Jesús habla, expone a sus discípulos su venida gloriosa al final el tiempo y de las señales que precederán a su venida. Saber la fecha exacta de cuándo va a suceder este evento inquieta a muchos y se esfuerzan por descubrirlo. Solamente el Padre sabe la fecha exacta: “Pero del día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre  (Mateo 24: 36). De vez en cuando aparece un iluminado que pronostica la fecha exacta de la venida del Señor. Se equivocan. A estos iluminados les tenemos que agradecer su anuncio aunque sea equivocado. Tal vez al lector le sorprenda lo que termino de escribir. Pasan los años y si no somos asiduos lectores de toda la Biblia nos olvidamos de que Jesús anunció a sus discípulos que se marchaba, pero no temáis, voy a preparar un lugar para vosotros para que dónde yo estoy vosotros también estéis conmigo. A nosotros esta tardanza nos produce somnolencia y nos olvidamos que Jesús prometió que volvería. Estos  iluminados se presentan de súbito y aun cuando sea erróneamente  anuncian una fecha del regreso de Jesús. Este anuncio nos despierta del ensueño y nos refresca la memoria y recordamos que Jesús prometió que volvería.

Las iglesias evangélicas celebran periódicamente la Cena del Señor, celebración que sirve para recordar, con el pan y el vino que se utilizan, la muerte de cruz de Jesús para salvar al pueblo de Dios de sus pecados. La Cena del Señor no solo sirve para recordar que Jesús murió en la cruz. También sirve para que recordemos la promesa que hizo Jesús de que volvería a buscarnos. No dice la fecha porque no necesitamos saberla, pero despierta la expectación: “Así pues, todas la veces que coméis este pan y bebéis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga” (1 Corintios 11: 26). Que este recordatorio que periódicamente nos hace participar en la Cena del Señor no se quede en un rito que se hace por costumbre. Que la lectura del texto no sean unas palabras que el viento se las lleva.

El apóstol Pablo nos da un toque de atención para que despertemos de la somnolencia: “De manera que cualquiera que come este pan o bebe esta copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor” A los que no velan esperando la venida del Señor, como les sucedió a las vírgenes necias, no se les abrirá la puerta que da acceso al salón en donde se celebrará el banquete de bodas del Cordero. Recordemos: “El Señor viene”


 

SALMO 139: 23, 24

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá?” La pregunta del profeta recibe respuesta inmediata: “Yo el Señor, que escudriña la mente, que prueba el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17: 9, 10).

Lo dicho por el rey emérito: “¿Qué tengo que explicar?”, describe lo que muchos creen: No tienen que dar a nadie explicaciones  de la que hacen. Más pronto o más tarde todos tendremos que dar cuenta de todo lo que hemos hecho en esta vida ante el tribunal de Cristo. Si las obras realizadas no son justas, de los labios del Juez supremo saldrá esta sentencia: “Os digo que no sé de donde sois, apartaos de mí todos vosotros hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13: 27, 28).

El texto que comentamos lo escribió un hombre que conocía a Dios, no de oídas,  sino alguien que por la misericordia de Dios, el Espíritu de Jesús,que es la luz del mundo,  mora en su corazón. La luz divina pone al descubierto la maldad que hay en su corazón. Junto con el apóstol Pablo puede decir: “Yo sé en quien he creído” (2 Timoteo 1: 12).

Movido por el Espíritu, David no hace como Adán y Eva que cuando después de pecar fueron abiertos sus ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos intentaron cubrir su desnudez con unas túnicas cosidas con hojas de higuera. No lo consiguieron. Cuando oyeron los pasos de Dios que se acercaba para hablar con ellos, se escondieron entre los árboles del hurto (Génesis 3: 7-11).

David, iluminado su corazón por la presencia del Espíritu Santo, consciente de la maldad que se esconde en lo profundo de su alma, hace lo que dice el texto que comentamos: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay camino e perversidad”.

Adán y Eva cubiertos sus cuerpos con túnicas cosidas con hojas d higuera se alejan de Dios al sentirse desnudos. El Señor se acerca a ellos y los cubre con unas túnicas cosidas con las pieles de unos corderos que Él mismo sacrificó: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Los cubrió con su justicia que se revelará con el máximo esplendor el día en que Jesús en su gloria venga a buscar al pueblo de Dios.

Mientras no llegue este día, los creyentes cuyos pecados han sido totalmente borrados por la sangre que Jesús derramó en el Gólgota, siguen siendo pecadores que necesitan arrepentirse de sus pecados diarios.

 

SOLEDAD IMPUESTA

<b>Busco en Internet espantar la soledad pero no lo consigo</b>

Según <b>Javier Senent</b>, presidente de Cruz Roja Española “Existe una fractura social importante, con índices de paro significativos. Con los colectivos con los que trabajamos se da una incidencia que multiplica por dos y por tres los peores índices generales. Una de nuestras máximas preocupaciones es el problema de la fractura digital. Parece que damos por hecho que todo el mundo tiene conectividad y equipos informáticos y no es así. Con los colectivos con los que trabajamos  es un porcentaje muy pequeño, con casi un 64% sin ordenadores y un 50% sin internet en el hogar. La fractura digital afecta el aislamiento, y en muchos países se han creado ministerios  para atender este aislamiento que afecta a muchas personas mayores. Todo el tema de la digilitización que se ha acelerado añade dificultades que acentúan la soledad y el aislamiento”.

Según los sicólogos se dan dos tipos de soledad: la impuesta y la buscada. La primera, uno se la encuentra sin necesidad de tener que ir a buscarla. Nadie desea enviudar y más en edades avanzadas cuando tan necesaria es la compañía. Son situaciones en las que uno nada puede hacer. Se tiene que aceptar la realidad tal como es y no darse cabezazos contra la pared que solo sirven para empeorar el estado en que uno se encuentra. Es la mejor decisión que puede tomarse. Esta situación no deseada tiene que aceptarse con tranquilidad. A menudo se opta por el atajo buscando llenar el tiempo en compañía de cualquier manera. Ello nos lleva a aquello que un maestro hindú dijo: “Mil personas andando por un camino, mil solitarios andando juntos”. El deseo de encontrar fuera lo que no se tiene dentro nos lleva a un trasegar constante en busca de la compañía que creemos nos curará la soledad.

Ahora que se ha levantado la veda del confinamiento debido a la Covid-19 se llenan las terrazas de las cafeterías. El ocio nocturno hierbe. Los turistas asaltan los aeropuertos sin importarles lo más mínimo las molestias que se ocasionan. La ecología se guarda en el cajón. ¡A disfrutar de la vida que solamente se vive una vez! Una vez enmudecido el ruido del trajín la soledad escondida resurge con virulencia pidiendo experiencias más intensas. Es como la rueda del hámster, un movimiento continuo entre hambre/satisfacción que conduce a la mediocridad de la existencia. Sin ser conscientes de ello, el trajín vertiginoso indica la sed de Dios que siente el alma. Lo grave del caso es que se busca saciarla por caminos erróneos. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas”, escribe el salmista, “así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed del Dios vivo” (Salmo 42: 1, 2).

“Mi alma tiene sed del Dios vivo”, afirma el salmista. Los sucedáneos no sirven. Algunos nos quieren llevar a la práctica religiosa, la que sea. Se puede llegar a ser muy religioso, pero la religión sin Dios  se comporta como el agua salada, cuanta más se bebe, la sed se hace más ardiente. La religión no es el Dios vivo por el que suspira el salmista. El Nuevo Testamento expone con mucha claridad este error que si no se corrige a tiempo lleva a la muerte eterna. Los máximos representantes de esta filosofía fueron los fariseos a quienes desenmascara Jesús cuando dice de ellos: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15: 8, 9).

El Antiguo Testamento miraba hacia el futuro, hacia el Mesías que tenía que venir. El Nuevo nos presenta al Mesías que ya ha llegado, que es el agua viva en la que el salmista apaga la sed de su alma. Diversos textos nos lo presentan así. Hay uno de muy relevante que nos muestra a Jesús apagando la sed del alma de una mujer.

Jesús, cansado de la caminata se sienta junto el pozo de Jacob. Se acerca una mujer con un cántaro en la cabeza a buscar agua del pozo. Jesús, rompiendo los tabúes de la época se dirige a la mujer, diciéndole: “Dame de beber” (Juan 4: 7). En respuesta, la mujer saca a relucir la hostilidad existente entre judíos y samaritanos. La samaritana fue una mujer marginada por dos razones: por ser mujer y por ser samaritana. Jesús que vino a derribar los muros de separación que se encargan de levantar los hombres, le dice: “Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice. Dame de beber, tú le pedirías, y Él te daría agua viva” (v. 10). Rota la prevención y derribado el muro de separación, entre Jesús y la mujer se establece una animada conversación sobre el agua. Jesús le viene a decir: Mujer, tú  vienes al pozo a buscar agua. Mañana tendrás que volver de nuevo a buscar más agua porque el agua que te llevas con el cántaro no apaga la sed para siempre. Pero el agua que yo te daré, que soy yo,  “no tendrás sed jamás, sino que el agua que yo te daré será en ti una fuente que salte para vida eterna” (v. 14).

Esta mujer sexualmente liberada porque había tenido cinco maridos  y el que ahora tenía no era su marido, no estaba satisfecha con su vida. Dejó olvidado el cántaro junto al pozo y se marchó corriendo hacia el pueblo para decir a sus conciudadanos con gran alegría: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?” (v. 29). Una mujer condenada a la exclusión por los prejuicios sociales, “Dios hace habitar a los solitarios en un hogar” (Salmo 68. 6). La amistad con Jesús derriba todas las soledades impuestas. La fe en Él llena el vacío existencial al saciar el alma con la presencia del Espíritu Santo. Uno puede encontrase sumergido en una soledad impuesta y la fe en Jesús no lo saca de dicha situación. La presencia del Espíritu Santo convierte a uno en templo del Dios vivo. Ríos de agua viva brotan de su corazón.

Octavi Pereña i Cortina