dilluns, 1 de març del 2021

 

NEHEMIAS 8: 8

“Y leían en el libro de la Ley de Dios claramente, y ponían sentido, de modo que entendiesen  la lectura”

El apóstol Pedro refiriéndose a los escritos del apóstol Pablo escribe: “Según la sabiduría que le ha sido dado, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas, entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras,  para su propia perdición” (1 Pedro 3: 15,16). El hecho de que el apóstol Pedro se refiera a indoctos e inconstantes que tuercen las Escrituras implica que las personas que lo hacían formaban parte de una comunidad cristiana. Ello podría repetirse en nuestra propia iglesia. El apóstol Juan cita a Diótrefes como uno delos que tuercen las Escrituras al decir que quiere tener el control de la iglesia al no permitir  la presencia de algún apóstol en  la iglesia (3 Juan 9,10).

Judas escribe diciendo a sus lectores que hagan memoria de las enseñanzas impartidas por los apóstoles porque “en el postrer tiempo habrá burladores que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones, los sensuales que no tienen el Espíritu” (vv. 17-19).

El apóstol Pablo tratando el mismo tema, escribe: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin será conforme  a sus obras” (2 Corintios 11: 13-15).

Mientras la iglesia peregrine por este mundo, el trigo y la cizaña convivirán. ¿Significa esto que debemos conformarnos pasivamente a que la cizaña se multiplique sin poner resistencia? Tenemos que seguir el ejemplo que dio la iglesia en Éfeso: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo, y paciencia, y que no puedes soportar a los malos y has probado a los que dicen  ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos” (Apocalipsis 2: 2). Es arduo el trabajo que tienen que hacer las iglesias si desean permanecer firmes en la fe. Esta labor corresponde hacerla toda la congregación, pero de manera especial los pastores y maestros. Nadie puede escurrir el bulto porque la responsabilidad recae sobre todo el pueblo de Dios.

Un grupo de levitas eran los responsables de hacer ”entender la Ley al pueblo”  (v.7). Algo muy importante sucede cuando en las iglesias se encuentran personas que se encargan de hacer entender la Palabra de Dios al pueblo. “Y el pueblo estaba atento en su lugar” (v.7). el pueblo que está sentado escuchando a personas santas que interpretan  fielmente la Palabra abandonan el lugar gozando “de grande alegría porque habían entendido las palabra que les habían enseñado” (v. 12)).


NEHEMÍAS 9: 28

“Pero una vez que tenían paz volvían hacer lo malo delante de ti,  por lo cual los abandonaste en manos de sus enemigos que los dominaron, pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tu misericordia muchas veces los libraste”

Encontrándose quienes habían regresado del destierro en Babilonia reunidos para celebrar “en ayuno y con cilicio y tierra sobre sí” (v. 1) se produjo un arrepentimiento colectivo: “Y puestos en pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres” (v. 2). “Confesaron sus pecados y adoraron al Señor su Dios” (v. 3). En la predicación que acompañó el acto se hizo un repaso de la historia de Israel con las bendiciones de Dios y los castigos que les infligía por sus delitos y pecados.

Todo lo que está escrito en el Antiguo Testamento ha sido preservado hasta nuestros días y lo seguirá siendo,  no en un archivo polvoriento en un rincón de la buhardilla, sino en la Biblia un tanto manoseada por el uso para que podamos abrirla y leerla para nuestra instrucción en la sabiduría de Dios. Los participantes en el día de ayuno reconocieron que los males que padecían provenían de Dios que es“justo en todo lo que ha sobrevenido sobre nosotros, porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo” (v.33). Durante la pandemia que ya lleva un año segando vidas, ¿se dan muestras de arrepentimiento colectivo?

Hace algunos años cuando se presentaban períodos de persistentes sequías se sacaban de los templos las imágenes de los santos locales para invocar su favor. Con ello no quiero decir que lo encuentre correcto. Erróneamente invocaban a unas imágenes que tienen oídos que no oyen. Daban a entender que el daño procedía de un dios desconocido airado. Hoy, ni tan solo se da una mínima muestra de que la pandemia que padecemos  tiene algo que ver con el Dios eterno que hemos irritado con nuestros pecados. Todo el enfoque para resolver los problemas colectivos recae en la supuesta capacidad humana para resolverlos. La Ciencia en sus  diversas especialidades se ha convertido en el dios que imploramos. La crisis climática con el calentamiento de la Tierra y el Covid-19 se intenta vencerlos con la tecnología y el engreimiento humano que piensa: “Juntos venceremos”. Es cierto que el hombre tiene algo que hacer en la lucha contra estos enemigos, pero pretende hacerlo sólo sin la ayuda del Dios al que ha irritado por haberlo abandonado. No saldrá victorioso.

Los textos citados de Nehemías muestran que el sufrimiento humano se debe a un Dios airado que castiga a los hombres por haberlo abandonado  y convertido en imágenes incapaces de oír los gemidos y de ayudar. Años atrás aún quedaba un resquicio de espiritualidad equivocada, sí, pero se creía en un ser desconocido. Hoy ni siquiera esto. Siguiendo el ejemplo que nos da el pueblo de Israel en tiempos de Nehemías, arrepintámonos de nuestros pecados. Jesús que es el Único que nos los puede perdonar y cambiar nuestro estilo de vida. La presencia del Padre de nuestro Señor Jesucristo junto con su Espíritu es lo único que puede hacer posible que la presencia regeneradora de Dios se note en la sociedad. Tal vez no se note de manera  colectiva pero individualmente se descubrirá que no se está solo. Que Dios sí ayuda.

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