dilluns, 31 d’octubre del 2016

PROVERBIOS 5:21

“Porque los caminos del hombre están ante los ojos del Señor, y Él considera todas sus veredas”
Nos preocupa en gran manera el control que los gobiernos y los poderes económicos ejercen sobre los ciudadanos. Control cada vez más férreo de los medios de comunicación. La preocupación que los cristianos sentimos por ello  se debe a que lo que se esconde detrás del agobiante control sobre los ciudadanos es la presencia de Satanàs que persigue el mal de las personas. No debemos olvidar nunca que Satanàs  es homicida desde el principio. La situación mundial tan caótica  se debe al primer acto homicida que Satanàs ejecutó al inicio de la historia humana cuando en el jardín de Edén engañó  a Adán y Eva  haciéndoles creer que Dios mentía cuando les prohibió que comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal. Asimismo recordemos la imagen de la bestia a la que se infundió aliento para poner en todas las personas una marca en la mano derecha o en la frente para que cualquiera que no llevase la señal pudiese comprar o vender.
El control que Dios ejerce sobre el hombre, porque los caminos del hombre están  ante los ojos del Señor, y Él considera todas  sus veredas, es para bien de las personas. No se complace en su sufrimiento. No busca su destrucción. Dios que es amor persigue el bien de los hombres si es que éstos se dejan bendecir por Dios.
El contexto inmediato del texto que comentamos tiene que ver con el sexo. Hoy, con la libertad sexual, entendamos libertinaje, toda práctica sexual es lícita, sea heterosexual u homosexual. Cuando Jesús se  refiere a que en el principio Dios creo al hombre varón y hembra, y que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer (Mateo 19: 3-9), instituyó el matrimonio, relación que une a los conyugues, un hombre y una mujer, de por vida.
¿Qué ve Dios cuando considera los caminos del hombre?, que el principio de fidelidad del pacto matrimonial se rompe. Ello es la causa del desbarajuste familiar de nuestros días. El texto de Proverbios insta a los conyugues a guardarse fidelidad. Los ojos de Dios que se posan sobre los hombres es para descubrir su pecado y vuelvan a la obediencia a la ley matrimonial establecida en Génesis 2:24.
“Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado. Él morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de su locura” (vv. 22,23). Para destrucción del hombre Satanás promueve la desobediencia a la Ley de Dios: El Señor, para bendición del hombre suplica que sea obediente a su Ley. ¿Cuál es la postura del lector?


PROVERBIOS 8:13

“El temor del Señor es aborrecer el mal, la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, aborrezco”
“El temor del Señor” no es algo externo que queda muy bien en las intervenciones públicas en la iglesia para después ir a las suyas. El temor del Señor es mucho más que palabras bonitas que se pronuncian para quedar bien en la iglesia y recibir el beneplácito de la congregación al dar muestras de profunda piedad.
El verdadero Temor del Señor es el resultado de una auténtica conversión a Él. De haber pasado de muerte a vida. De haber sido ungido por el Espíritu Santo. De haber convertido Dios el corazón de piedra en uno de carne sensible a su Palabra. Si el genuino temor de Dios se da en una persona la denuncia de Jesús: ”Este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí, no va para él.
El texto que comentamos nos dice que el temor del Señor tiene unos efectos que se hacen evidentes. Es cierto que estos efectos no se manifiestan en la plenitud de la perfección porque son mejorables. Si por la sangre de Jesús el creyente se convierte en santo, por la santificación del Espíritu  se perfecciona lo que todavía no ha llegado a la plenitud.
Las señales de que el temor del Señor es real, son:
Aborrecer el mal, no sólo en las otras personas, sino en uno mismo. La Palabra de Dios es clara en lo que significa andar en justicia. Es la plomada que señala la rectitud de actuación y que nos avisa de que deben efectuarse correcciones en la edificación de nuestras vidas. La Biblia es la lámpara que ilumina el sendero del peregrino evitando que se produzcan encontronazos porque se distinguen los obstáculos que aparecen en el recorrido.
La soberbia y a arrogancia forman parte de la personalidad del narciso, de que éste se crea el centro del mundo y que las miradas e todos deben estar puestas en él. El narciso cree ser un dios. La soberbia y la arrogancia están en el polo opuesto de la humildad que debe ser la característica que debe observarse en un cristiano. El modelo perfecto de humildad lo debemos ir a buscar en Jesús que era ”manso y humilde corazón”. La soberbia y la arrogancia perturban la paz del corazón.
El mal camino y a boca perversa. El libro de Proverbios es incansable invitando a los hombres a que anden en las sendas antiguas, el camino estrecho que conduce a la Vida. El Señor que es tres veces santo aborrece que los hombres anden por el mal camino, el que los lleva a la muerte eterna y que sus lenguas destilen el veneno mortal del chismorreo que destruye el buen nombre de las personas.



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