MATEO 4:16
“El pueblo
asentado en tinieblas vio gran luz, y los asentados en región de sombra de
muerte, luz les resplandeció”
La profecía de
Isaías que la tierra de Zabulón y de Neftalí verían gran luz, se cumplió cuando
Jesús viajó por esta zona. El Señor dijo:”Yo soy la
luz del mundo el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de
la vida” (Juan 8:12). La
presencia de Jesús en aquellas tierras en donde imperaban espesas tinieblas espirituales, “luz les resplandeció” por un poco de tiempo porque fueron muchos los oyentes que “creyeron en su Nombre viendo las señales que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre” (Juan 2:23-25).
Muchos de los
seguidores de Jesús iban en pos de Él por los beneficios temporales que
recibían. Curación de enfermedades, alimentos en abundancia. Querían lo que Él
les daba, pero no le amaban. “Pero entendiendo Jesús
que iban a venir para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse en el
monte Él solo” (Juan 6:15).
A quienes
resplandece verdaderamente la luz que brilla de Jesús son aquellos que le
siguen y están dispuestos a dar sus vidas por Él. Es Rey de quienes le siguen
incondicionalmente. Es cierto que éstos pueden recibir beneficios materiales,
pero estos bienes no es lo que más les importa: es su Persona.
Quienes de
verdad siguen a Jesús, además de ser su Salvador, es su Rey, no de un reino
terrenal, sino del Reino de los cielos. Los súbditos del Rey deben obedecer sus
órdenes sin rechistar. ¿Cuántos de los que de labios dicen: “¡Salve al Rey!”
sus corazones están lejos de Él? “Y su temor de mí no
es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”? (Isaías29:13). La acusación que el Señor
hace a la iglesia de Éfeso, ¿puede aplicarse a nosotros? ”Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”
(Apocalipsis 2:4). Esta acusación el Señor la hace a una iglesia. ¿Debe
también aplicase también en la iglesia
en la que nos congregamos? El aviso que nos hace es: “El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias, al que venza, le daré a comer del árbol de la
vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis
2:7)
GÉNESIS 20:6
“Yo también sé que
con integridad de tu corazón has hecho esto, y yo también te detuve de pecar
contra mí, y así no te permití que la tocaras”
Abraham como
todos nosotros fue un hombre duro de cerviz. Fue un hombre de fe firme, no en vano se le conoce como “padre de la fe”, pero el pecado seguía morando en él. Por esto cometió pecados propios
de su fragilidad.
Cuando Abram
descendió a Egipto “porque era grande el hambre en la
tierra”, reconociendo que
Sarai su esposa era hermosa y teniendo miedo que los egipcios lo matarían a
causa de ella, le dijo. “di que eres mi hermana”. Al ser conocido el engaño tuvo que
abandonar Egipto humillado. Cuando se asentó en Gerar repitió el pecado que
previamente le había humillado volviendo a decir de su esposa “es mi hermana”.
Abimelec, rey de Gerar “tomó Sarai .
Pero Dios impidió que cometiese adulterio con ella advirtiéndole en un
sueño que la mujer “es casada con marido”. La intervención de Dios en el faraón
de Egipto y en el rey de Gerar contiene una importante lección que nos enseña
porque la maldad que está tan extendida no alcanza su máxima virulencia.
Sabemos que el
padre de las personas que no tienen a Dios como Padre es Satanás y que los
deseos de su padre quieren hacer. Pero el diablo no tiene carta blanca para
hacer el mal como tampoco la tienen sus hijos. A pesar de que el diablo es el “dios de este mundo”, por encima de él está el Creador que es el verdadero dueño de todo lo
existente. En el caso de Job se pone de manifiesto quien es el verdadero Señor
de la creación. Satanás acusó a Job ante Dios diciéndole: “extiende ahora tu mano y toca lo que tiene, verás si no blasfema
contra ti en tu misma presencia“ (1:11). Nos cuesta entender porque Dios se presta a dialogar con
Satanás. Así es y la entrevista ha quedado registrada en la Escritura para
nuestra instrucción. La respuesta que Dios le da a Satanás es muy
reconfortante: “He aquí, todo lo que tiene está en tu
mano, solamente no pongas tu mano sobre él” (v.12). Así fue.
Si Dios no
pusiese límites al ejercicio de la maldad, siendo algunas situaciones un
verdadero infierno, no se podría vivir en la tierra. Los pensamientos de Dios
están por encima de nuestros pensamientos. No podemos entenderlo. Ante nuestra
ignorancia, enmudezcamos. Nos basta con
saber que Él gobierna y que no existe poder que pueda neutralizar su soberanía
absoluta. Sabiendo que por la fe en su Hijo Jesucristo Dios es nuestro Padre
celestial, no necesitamos decirle nada más que:“Padre
nuestro que está en los cielos…Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra” (Mateo
6:9,10). No debemos olvidar: “Sabemos que a los que
aman a Dios, todas las cosas son para su bien, esto es a los que conforme su
propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Octaviperenyacortina22.blogespot.com
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