¿POR QUÉ EL ENVEJECIMIENTO?
<b>La vida es el constante
acercamiento hacia la muerte. La muerte solamente puede ser una bendición
cuando deja de ser algo terrible</b>
El periodista <b>Josep
Corbella</b>le hace una pregunta a <b>Salvador
Aznar-Benitah</b>, director del Instituto de Investigación Biomédica de
Barcelona interesándose por una
pregunta por la cual no tenga respuesta.
El científico le contesta: “Muchas. Por ejemplo, ¿Cómo y por qué saben nuestros
tejidos que forma y tamaño han de adoptar? ¿Qué regula nuestra capacidad de
hablar? ¿Cuál es la principal causa del envejecimiento? Quienes no somos
científicos tal vez no nos hemos planteado nunca las dos primeras preguntas que
se hace <b>Salvador Aznar-Benitah</b> que forman parte del misterio
de la vida porque se considera normal que las cosas sucedan tal como ocurren.
La tercera, por ser evidente en el día a día y por plantearnos una incógnita de
cara al futuro, es una pregunta que no tiene respuesta y que nos hemos hecho
muchas veces.
Después de estudiar el cosmos, ¿tiene más
claro el misterio de a vida? Le pregunta el periodista a <b>Natalia
Larrea Brito</b>, ingeniera aeroespacial. La respuesta que da la
científica: “La verdad es que no, cuanto más sabes, más preguntas te haces.
Espero encontrar alguna respuesta. Tampoco es contradictorio que convivan en
uno el científico y el espiritual”.
“A medida que los bioquímicos vayan descubriendo cada vez más la
complejidad de la vida, es evidente que la posibilidad de que se haya originado
por accidente es tan remota que puede en efecto quedar totalmente descartada.
No es posible que la vida se haya producido simplemente por accidente”
(<b>Fred Hoyle</b>, astrofísico).
<b>Kayleen Scherciber</b> nos
hace esta reflexión: “Como científica debo aceptar que no tenemos todas las
respuestas, pero debemos seguir creciendo en la comprensión de la verdad. Es
por esto que la Palabra de Dios es tan confortadora y tan crítica. Existe una
cosa de la que debemos estar bien seguros. Dios no nos da respuesta a todas las
preguntas pero nos da suficiente información para que podamos tener vidas de
éxito y crecer en carácter y esperanza por el futuro. Como se nos dice: “y la
paz de Dios que excede todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Jesucristo” (Filipenses 4.7)”.
Retrocedamos a las dos primeras preguntas
que para <b>Salvador Aznar-Benitah</b> no tienen respuesta. Sin
entrar en los detalles que la Bioquímica nos aporta, el salmista manifestando
una fe profunda en el Creador, escribe: “Porque tú formaste mis entrañas, tú me
hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas
son tus obras, estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto
de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más
profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro están escritas
todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán
preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
Si los enumero se multiplican más que la arena" (Sa”mo 139: 13-18).
<b>Salvador Aznar-Benitah</b>
ignora “cómo y por qué saben nuestros tejidos que forma y tamaño han de
adoptar”. Salomón nos abre los ojos a las interioridades físicas del ser
humano: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o como crecen los
huesos en el vientre de la mujer embarazada, así ignoras la obra de Dios, el
cual hace todas las cosas” (Salmo 119:73). Dios no nos da respuesta a todas
nuestras preguntas, pero la fe en el Señor Jesucristo nos da la fuerza para
andar con confianza, esperando el día en que todas las preguntas que hoy no
tienen respuesta se nos esclarecerán.
La tercera pregunta por la que
<b>Salvador Aznar-Benitah</b> no tiene respuesta es: “¿Cuál es la
principal causa del envejecimiento? El envejecimiento es el efecto natural que
manifiesta desde el nacimiento que la muerte se acerca. La pegunta que nos
inquieta es: ¿Por qué existe la muerte?. La Biblia lo declara: “Por cuanto la
muerte entró por un hombre” (1 Corintios 15:21). Esta afirmación nos transporta
al jardín de Edén. En el momento que Adán comió el ruto del árbol prohibido, la
muerte se instaló en él y en toda su descendencia. La Biblia también aporta luz
para que podamos saber cómo se vence la muerte: “Y el postrer enemigo que será
vencido es la muerte” (v.26). La victoria definitiva sobre la muerte será en el
día de la resurrección. “Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Más gracias
sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo” (vv.54-56). Jesucristo es la respuesta a la principal causa del
envejecimiento y a todas las dudas que se nos presentan sobre la vida porque Él
es “la resurrección y la vida”.
Octavi
Pereña i Cortina
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