dilluns, 31 d’octubre del 2016

EL MISTERIO DE LA MUERTE

<b>No se piensa con sensatez en la muerte porque se desconoce la gloria que en Jesús espera al otro lado del río</b>
Una estrofa de un poema de <b>Josep Satorres</b> publicado en un recordatorio, dice: “La asistencia a un funeral/ nos invita a meditar/ que, este mundo terrenal/ un día deberemos dejar”.
Se dan dos estados distintos en la existencia humana. Uno, vivir sin pensar en la muerte. Dos, vivir con la idea de que te acercas a la muerte en cada hora de vida que transcurre. A pesar de que en cada funeral que asistimos se nos recuerda “que, este mundo terrenal/  un día deberemos dejar”, vivimos como si la muerte nada tuviera que ver con nosotros. Está establecido que el hombre muera una sola vez, después, ¿qué? A pesar que no hay ninguna generación que haya sobrevivido a la muerte, nos comportamos como si no existiese. Pero ahí está, agazapada en la esquina con la guadaña bien afilada para segar nuestra vida.
Creer que el hombre es un animal evolucionado, que es el producto de la casualidad, rebaja, a quien cree en ello, que su existencia acaba como la de un animal que se le cubre de tierra, dejando que la corrupción destruya el cuerpo inerte que estando vivos se le ha cuidado con tanto esmero, es tener un concepto muy equivocado de lo que uno es. El instinto, en general nos impulsa a resistir la llegada de la muerte. Los avances médicos, con la longevidad que han aportado nos hacen creer que llegará un día en que venceremos a la muerte. Esta creencia se disipa cuando la muerte nos cubre con su hedor. En el momento que el último aliento ha salido por la boca, ¿qué?
<b>William Shakaspeare</b>, en una época en que la medicina se encontraba muy lejos de los progresos actuales, escribió: “La vida puede alargarse con la medicina, pero la muerte se apodera también del médico”. Es decir, quienes trabajan para conservar la salud de sus pacientes no pueden impedir que la muerte también los alcance. Conservar la vida no está al alcance del hombre. Pero deseamos vivir. Aun cuando nos consideramos animales evolucionados, en el fondo no queremos morir como animales. Aun cuando no sabemos qué, deseamos algo más. El anhelo de querer ser más que un animal es lo que hace que la muerte nos provoque profunda inquietud y desconcierto. Nos resistimos a ser como el perro de <b>José Saramago</b> “que murió hace dos meses”.
Quien busca, encuentra, dijo Jesús. Pero debemos buscar en el lugar apropiado para poder hallar lo que anhelamos. La vida es como el oro, debe buscarse allí en donde se encuentra. ¿Dónde ir a buscar la vida? Jesús lo deja bien claro: “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí, aun cuando muera vivirá, y todo el que cree en mí no morirá” (Juan 11: 25,26). Terminado de decir estas palabras, Jesús le pregunta a Marta con quien hablaba: “¿Crees esto?” A la pegunta Marta responde: “Sí, señor, yo sé que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (v.23). Esta conversación Jesús la mantuvo con una mujer que hacía cuatro días había enterrado a su hermano lázaro. Cuando Jesús ordena que se quite la piedra que cerraba el acceso al interior de la tumba en donde yacía el difunto, Marta le dice: Señor, hiede, porque es de cuatro días” (v. 39). En el instante que se quitó la piedra el hedor de la corrupción llegó a las narices de los asistentes. Luego, Jesús gritó con voz fuerte: “Lázaro, ven fuera” (v.43). La muerte no pudo resistirse a la orden de Jesús: “Y el que había muerto salió atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario” 44).
La muerte y resurrección de Jesús es la garantía de que “sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:54). Debido a ello el apóstol Pablo puede hacer unas preguntas que resuelven el misterio que envuelve la muerte que tanto nos angustia: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (vv. 55-57).
Los asistentes a un funeral escuchan como el mosén de turno habla de la resurrección de los muertos y de la vida eterna que hay en Jesús. Desgraciadamente los asistentes a los funerales lo hacen por deber social. Tienen oídos que oyen pero no escuchan porque cuestiones   banales tienen prioridad. Es así como dejan escapar la oportunidad de resolver el misterio de la muerte que tanto les angustia.
Octavi Pereña i Cortina








PROVERBIOS 5:21

“Porque los caminos del hombre están ante los ojos del Señor, y Él considera todas sus veredas”
Nos preocupa en gran manera el control que los gobiernos y los poderes económicos ejercen sobre los ciudadanos. Control cada vez más férreo de los medios de comunicación. La preocupación que los cristianos sentimos por ello  se debe a que lo que se esconde detrás del agobiante control sobre los ciudadanos es la presencia de Satanàs que persigue el mal de las personas. No debemos olvidar nunca que Satanàs  es homicida desde el principio. La situación mundial tan caótica  se debe al primer acto homicida que Satanàs ejecutó al inicio de la historia humana cuando en el jardín de Edén engañó  a Adán y Eva  haciéndoles creer que Dios mentía cuando les prohibió que comiesen del árbol del conocimiento del bien y del mal. Asimismo recordemos la imagen de la bestia a la que se infundió aliento para poner en todas las personas una marca en la mano derecha o en la frente para que cualquiera que no llevase la señal pudiese comprar o vender.
El control que Dios ejerce sobre el hombre, porque los caminos del hombre están  ante los ojos del Señor, y Él considera todas  sus veredas, es para bien de las personas. No se complace en su sufrimiento. No busca su destrucción. Dios que es amor persigue el bien de los hombres si es que éstos se dejan bendecir por Dios.
El contexto inmediato del texto que comentamos tiene que ver con el sexo. Hoy, con la libertad sexual, entendamos libertinaje, toda práctica sexual es lícita, sea heterosexual u homosexual. Cuando Jesús se  refiere a que en el principio Dios creo al hombre varón y hembra, y que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer (Mateo 19: 3-9), instituyó el matrimonio, relación que une a los conyugues, un hombre y una mujer, de por vida.
¿Qué ve Dios cuando considera los caminos del hombre?, que el principio de fidelidad del pacto matrimonial se rompe. Ello es la causa del desbarajuste familiar de nuestros días. El texto de Proverbios insta a los conyugues a guardarse fidelidad. Los ojos de Dios que se posan sobre los hombres es para descubrir su pecado y vuelvan a la obediencia a la ley matrimonial establecida en Génesis 2:24.
“Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado. Él morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de su locura” (vv. 22,23). Para destrucción del hombre Satanás promueve la desobediencia a la Ley de Dios: El Señor, para bendición del hombre suplica que sea obediente a su Ley. ¿Cuál es la postura del lector?


PROVERBIOS 8:13

“El temor del Señor es aborrecer el mal, la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, aborrezco”
“El temor del Señor” no es algo externo que queda muy bien en las intervenciones públicas en la iglesia para después ir a las suyas. El temor del Señor es mucho más que palabras bonitas que se pronuncian para quedar bien en la iglesia y recibir el beneplácito de la congregación al dar muestras de profunda piedad.
El verdadero Temor del Señor es el resultado de una auténtica conversión a Él. De haber pasado de muerte a vida. De haber sido ungido por el Espíritu Santo. De haber convertido Dios el corazón de piedra en uno de carne sensible a su Palabra. Si el genuino temor de Dios se da en una persona la denuncia de Jesús: ”Este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí, no va para él.
El texto que comentamos nos dice que el temor del Señor tiene unos efectos que se hacen evidentes. Es cierto que estos efectos no se manifiestan en la plenitud de la perfección porque son mejorables. Si por la sangre de Jesús el creyente se convierte en santo, por la santificación del Espíritu  se perfecciona lo que todavía no ha llegado a la plenitud.
Las señales de que el temor del Señor es real, son:
Aborrecer el mal, no sólo en las otras personas, sino en uno mismo. La Palabra de Dios es clara en lo que significa andar en justicia. Es la plomada que señala la rectitud de actuación y que nos avisa de que deben efectuarse correcciones en la edificación de nuestras vidas. La Biblia es la lámpara que ilumina el sendero del peregrino evitando que se produzcan encontronazos porque se distinguen los obstáculos que aparecen en el recorrido.
La soberbia y a arrogancia forman parte de la personalidad del narciso, de que éste se crea el centro del mundo y que las miradas e todos deben estar puestas en él. El narciso cree ser un dios. La soberbia y la arrogancia están en el polo opuesto de la humildad que debe ser la característica que debe observarse en un cristiano. El modelo perfecto de humildad lo debemos ir a buscar en Jesús que era ”manso y humilde corazón”. La soberbia y la arrogancia perturban la paz del corazón.
El mal camino y a boca perversa. El libro de Proverbios es incansable invitando a los hombres a que anden en las sendas antiguas, el camino estrecho que conduce a la Vida. El Señor que es tres veces santo aborrece que los hombres anden por el mal camino, el que los lleva a la muerte eterna y que sus lenguas destilen el veneno mortal del chismorreo que destruye el buen nombre de las personas.



dilluns, 24 d’octubre del 2016

PROVERBIOS 1:28,29

“Entonces me llamarán, y no responderé, me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor del Señor”
El tiempo de la gracia no es ilimitado. Llega un momento en que se cierra la puerta. Llegado este momento los oídos del Señor están taponados para no oír nuestro clamor. Cuando se cerró la puerta del arca fueron vanos los intentos de quienes estaban en el arca encontrar refugio en la embarcación. ¿Qué hemos de decir de las vírgenes necias que esperaban la venida del esposo sin aceite en las lámparas? “Y a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo, salid a recibirle!” Cuando despertaron y se apercibieron  que las lámparas parpadeaban debido a la falta de aceite, salieron corriendo a comprarlo. Al regresar encontraron que la puerta que daba acceso al salón del banquete estaba cerrada. Golpearon a la puerta gritando desesperadamente: “¡Señor, Señor, ábrenos! Mas él respondiendo, dijo: De cierto os digo que no os conozco”
¿Cuántas personas se encuentran en las iglesias que son casi cristianos? Participan en los cultos. Cantan himnos. Oran. Se han bautizado y participan de la Cena del Señor. Ofrendan…Los casi cristianos externamente no se distinguen de los verdaderos cristianos. Es algo parecido a las vírgenes necias de la parábola. Aparentemente no se diferenciaban de las prudentes. Pero el Señor sabe lo que hay en el hombre, las apariencias no le engañan. Cuando el tiempo de la gracia de Dios prescribe: “Me llamarán, y no responderé, me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor del Señor”. Los casi cristianos, en lo profundo de su corazón aborrecen la sabiduría y les importa un bledo el temor del Señor. Siendo casi cristianos viven aquí en la tierra sin Dios y pasarán la eternidad si Dios y lejos de su presencia
Los casi cristianos viven en la tierra sin Dios y pasarán la eternidad cerca de la puerta del banquete de bodas que está en el Reino de Dios. ¡Qué triste estando cerca tener que pasar la eternidad lejos de la presencia de Dios!
La parábola de las diez vírgenes finaliza con una advertencia a  sus oyentes y aquellos que la leen en la Biblia: “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir” (Mateo 25: 1-13). El Señor nos llama a andar de día, Clamando a Él inoportunamente con la misma insistencia con que la viuda pedía justicia al juez injusto. Ser casi cristianos debe desaparecer para convertirse en verdaderos cristianos. Quiera el Señor que en las iglesias haya unidad en el Señor y que todos, hombres y mujeres puedan saludarse diciendo: “Maran-hata”, el Señor viene.
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HEBREOS 12: 6

“Porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”
Disciplina actualmente rechazada en la educación de los hijos. El resultado de la carencia de disciplina en la educación es unos hijos cada vez más violentos y en edad más temprana. La creencia  que dar libertad a los hijos para que hagan lo que mejor les plazca  ayudará a desarrollar para bien su personalidad ha resultado ser un fracaso absoluto. La indiferencia de los padres a la hora de disciplinar a sus hijos ha conseguido que estos se conviertan en auténticos monstruos que perjudican a la sociedad con su vandalismo y a sí mismos por la vidas anárquicas que llevan.
El versículo que comentamos forma parte del texto que va desde el versículo 5 al 11. Este texto se merece una lectura sosegada acompañada de oración ferviente porque si el Espíritu Santo la grava en el corazón de los padres no solamente hará mejores ciudadanos del reino terrenal, también hará mejores ciudadanos del reino de los cielos que comienza aquí en la tierra.
Al Padre celestial le toca disciplinar a sus hijos porque es nuestro Padre y además es el modelo perfecto de Padre al cual deben imitar los padres biológicos en la educación de sus hijos. La disciplina deben aplicarla en sus hijos para hacer de ellos ciudadanos de bien.
“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza” (v.11), de ahí la exhortación que nos hace el Padre: “Hijo mío no menosprecies la disciplina del señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él, porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” (vv. 5,6). Si se leen los salmos el lector descubrirá como los diversos autores le piden al Padre celestial que los discipline pues de ello depende su salud espiritual.
Ya que la disciplina no gusta porque no parece ser causa de gozo, sino de tristeza, pone de manifiesto: “que Dios nos trata como a hijos, porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? (v.7). La falta de disciplina que se da en nuestros días se debe a que los padres han abandonado su responsabilidad que tienen como tales. Se dice hoy que los padres deben ser los amigos de sus hijos. Loa amigos los encuentra en la escuela y en las actividades extraescolares. Pero los niños no se disciplinan entre ellos. Se discuten. Se pelean. Peo no se disciplinan porque es una responsabilidad exclusiva de los padres. Los padres deben comportarse como padres y poner de manifiesto que ellos son la autoridad en el hogar y que por precepto divino los hijos les deben obediencia.
Demos gracias a Dios porque nuestro Padre celestial no abandona nunca su responsabilidad de Padre y que cuando conviene,   por nuestro bien nos disciplina, no de la manera equivocada como a menudo hacen los padres


¿POR QUÉ EL ENVEJECIMIENTO?

<b>La vida es el constante acercamiento hacia la muerte. La muerte solamente puede ser una bendición cuando deja de ser algo terrible</b>
El periodista <b>Josep Corbella</b>le hace una pregunta a <b>Salvador Aznar-Benitah</b>, director del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona interesándose  por una pregunta  por la cual no tenga respuesta. El científico le contesta: “Muchas. Por ejemplo, ¿Cómo y por qué saben nuestros tejidos que forma y tamaño han de adoptar? ¿Qué regula nuestra capacidad de hablar? ¿Cuál es la principal causa del envejecimiento? Quienes no somos científicos tal vez no nos hemos planteado nunca las dos primeras preguntas que se hace <b>Salvador Aznar-Benitah</b> que forman parte del misterio de la vida porque se considera normal que las cosas sucedan tal como ocurren. La tercera, por ser evidente en el día a día y por plantearnos una incógnita de cara al futuro, es una pregunta que no tiene respuesta y que nos hemos hecho muchas veces.
Después de estudiar el cosmos, ¿tiene más claro el misterio de a vida? Le pregunta el periodista a <b>Natalia Larrea Brito</b>, ingeniera aeroespacial. La respuesta que da la científica: “La verdad es que no, cuanto más sabes, más preguntas te haces. Espero encontrar alguna respuesta. Tampoco es contradictorio que convivan en uno el científico y el espiritual”.
“A medida que los bioquímicos  vayan descubriendo cada vez más la complejidad de la vida, es evidente que la posibilidad de que se haya originado por accidente es tan remota que puede en efecto quedar totalmente descartada. No es posible que la vida se haya producido simplemente por accidente” (<b>Fred Hoyle</b>, astrofísico).
<b>Kayleen Scherciber</b> nos hace esta reflexión: “Como científica debo aceptar que no tenemos todas las respuestas, pero debemos seguir creciendo en la comprensión de la verdad. Es por esto que la Palabra de Dios es tan confortadora y tan crítica. Existe una cosa de la que debemos estar bien seguros. Dios no nos da respuesta a todas las preguntas pero nos da suficiente información para que podamos tener vidas de éxito y crecer en carácter y esperanza por el futuro. Como se nos dice: “y la paz de Dios que excede todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Jesucristo” (Filipenses 4.7)”.
Retrocedamos a las dos primeras preguntas que para <b>Salvador Aznar-Benitah</b> no tienen respuesta. Sin entrar en los detalles que la Bioquímica nos aporta, el salmista manifestando una fe profunda en el Creador, escribe: “Porque tú formaste mis entrañas, tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras, estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro están escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero se multiplican más que la arena" (Sa”mo 139: 13-18).
<b>Salvador Aznar-Benitah</b> ignora “cómo y por qué saben nuestros tejidos que forma y tamaño han de adoptar”. Salomón nos abre los ojos a las interioridades físicas del ser humano: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o como crecen los huesos en el vientre de la mujer embarazada, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Salmo 119:73). Dios no nos da respuesta a todas nuestras preguntas, pero la fe en el Señor Jesucristo nos da la fuerza para andar con confianza, esperando el día en que todas las preguntas que hoy no tienen respuesta se nos esclarecerán.
La tercera pregunta por la que <b>Salvador Aznar-Benitah</b> no tiene respuesta es: “¿Cuál es la principal causa del envejecimiento? El envejecimiento es el efecto natural que manifiesta desde el nacimiento que la muerte se acerca. La pegunta que nos inquieta es: ¿Por qué existe la muerte?. La Biblia lo declara: “Por cuanto la muerte entró por un hombre” (1 Corintios 15:21). Esta afirmación nos transporta al jardín de Edén. En el momento que Adán comió el ruto del árbol prohibido, la muerte se instaló en él y en toda su descendencia. La Biblia también aporta luz para que podamos saber cómo se vence la muerte: “Y el postrer enemigo que será vencido es la muerte” (v.26). La victoria definitiva sobre la muerte será en el día de la resurrección. “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (vv.54-56). Jesucristo es la respuesta a la principal causa del envejecimiento y a todas las dudas que se nos presentan sobre la vida porque Él es “la resurrección y la vida”.
Octavi Pereña i Cortina



dilluns, 17 d’octubre del 2016

PROVERBIOS 17:22

“El corazón alegre constituye buen remedio, pero el espíritu triste seca los huesos”
La sicología moderna se refiere a las enfermedades sicosomáticas, dolencias físicas que se originan en la mente. Lo que la medicina moderna da como un hecho comprobado científicamente, ya hace tres mil años que la Biblia ya lo había diagnosticado. ¡Qué lástima que las personas no presten más atención a las enseñanzas de la Biblia, que siendo para bendición nuestra nos enseñarían a vivir mejor!
El corazón alegre del que nos habla el texto de Proverbios  que comentamos, no es la alegría artificial que promueve la risoterapia. El corazón se hace alegre cuando está en paz con Dios. Como dice el proverbio popular: “el rostro es el reflejo del alma”. Un corazón que está en paz con Dios por la fe en Jesús, el rostro refleja la paz de Dios que excede a la comprensión humana. No es preciso ir por la calle  soltando carcajadas como se hace en determinados programas de televisión que artificialmente se muestran la blancura de una dentadura perfecta que atestigua que se ha pasado por el dentista.
No. La alegría que es buen remedio para la persona no es artificial. Se expone de manera totalmente natural, sin la intervención del teatro para impactar. El observador atento de inmediato se da cuenta de que se le quiere dar gato por liebre. La alegría hipócrita de muchos puede hacer que el cerebro descargue endorfinas que tienen efectos sicológicos relajantes, pero no son autentica alegría lo que producen las drogas químicas del cerebro.
La alegría beneficiosa que es el resultado de la paz de Dios no puede obtenerse si previamente no se ha dado la conversión a Cristo a la  que le sigue el perdón de los pecados que causan que los huesos se sequen. En el salmo 51 el rey David trata magistralmente el tema de las enfermedades sicosomáticas: “Ten piedad de mí,  oh Dios, conforme a tus misericordias, conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (vv. 1,2). David reconoce su pecado y acepta que solamente en Dios encontrará perdón: “Purifícame con hisopo y seré limpio. Lávame y seré más blanco que la nieve” (v.7). Se refiere a la sangre del Cordero  que el sacerdote aspergía. Pero David va más allá del sacerdote humano y tiene en mente a Jesús, el sumo Sacerdote, cuya sangre aplicada por el Espíritu Santo le limpia de todos sus pecados. Realizada la limpieza espiritual que hace la sangre de Jesús, David puede decir: “Hazme oír gozo y alegría, y se alegrarán los huesos que has abatido” (v.8). La alegría del corazón que es fruto del perdón de los pecados que concede Jesús hace que los huesos de David se alegren. Con tantas personas confiando en la risoterapia pero desconfiando de Jesús no debe extrañarnos  que anden por el mundo con espíritu triste y abatido, sin sonrisas espontáneas.


ROMANOS 4:20

Abraham “tampoco dudó, por incredulidad de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”
No se puede vivir si fe. ¿Qué fe? Por doquier se nos está bombardeando que si crees en ti mismo podrás conseguir todo lo que te propongas. Se anuncian productos lácteos para recién nacidos y lactantes que si se los suministra se convertirán en superhombres. Muchas personas creen en las enseñanzas del pensamiento positivo, pero ni la riqueza, ni la salud les llega. Los padres que creen en los poderes mágicos de los productos lácteos para lactantes enriquecidos con minerales y vitaminas, a medida que crecen no dan señales de ser unos superdotados. Son personas del montón con todas las vilezas que puedan cometer las personas que no han sido alimentadas durante la lactancia con leches mágicas. La fe en uno mismo y en otras personas con toda propiedad podemos llamarla: FE MALA.
Si existe FE MALA implica que en algún lugar debe existir FE BUENA. Si está, ¿dónde encontrarla? La FE BUENA es de origen divino y está basada en la persona de Jesús, el hijo de Dios encarnado. Quien niega la divinidad de Jesús es anticristo (1 Juan 2:22). La fe de la tal persona es de origen satánico. Quienes creen en las virtudes del pensamiento positivo no creen en Jesús. Quienes creen en la magia de los productos lácteos para hacer de sus hijos superhombres, su fe es mala, es satánica, porque ignoran que Jesús es el hijo de Dios. La educación que proporcionan a los hijos es materialista. Piensan únicamente en lo que se puede tocar. Esta educación sin Dios podrá hacer que lleguen a ser premios Nobel,  pero no conseguirá hacer de ellos buenas personas, hijos de Dios.
Abraham cuando apartó su mirada de Dios que lo había llamado a salir de Hur de los caldeos y emprender un viaje hacia lo desconocido, en ciertas ocasiones su fe fue mala. Fue un desastre cuando huyendo de la hambruna bajó a Egipto y se protegió en su esposa Sara por temor de ser muerto a causa de ella. Tuvo una fe mala cuando siguiendo el consejo de Su esposa Sara cohabitó con Hagar, la esclava de ella, para tener el hijo de la promesa que no llegaba. Dejándose llevar Abraham por la filosofía del pensamiento positivo creó un grave problema familiar.
A pesar de la debilidad de Abraham  no dudó en la promesa de Dios. Cuando ya no había posibilidad de tener hijos debido a su edad y que Sara ya había perdido la costumbre de las mujeres, nos dice el texto que se afianzó en la fe y no dudó en la promesa de Dios. Nació Isaac, el hijo de la promesa.
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PALABRAS GROSERAS

<b>El mal hablado es una persona que ha perdido el favor de Dios</b>
<b>Donald Trump</b>, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos  es un buen ejemplo del dicho popular: “Por la boca muere el pez”. Los exabruptos del político   contra todo el mundo y de manera concreta contra las mujeres, le pasan factura. Personas importantes de su parido le niegan soporte y evitan aparecer juntos en las fotografías, porque no desean que se les vincule a persona tan grosera. Entre nosotros <b>García Albiol</b>, candidato del PP a la presidencia de la Generalitat de Catalunya, le traicionaron los sentimientos cuando despectivamente se refirió al sudor del sobaco de <b>Anna Gabriel</b>, portavoz de la CUP en el Parlamento de Catalunya. Se ve que a determinados políticos no les gustan las mujeres. ¿Tienen miedo que les pasen la mano por la cara y que su presencia activa en política les haga sentir menos machos? Llegará la hora que la misoginia de los políticos les pasará factura porque el voto femenino representa aproximadamente el 50% del electorado.
<b>Donald Trump</b> es un representante destacado del político mentiroso. La mentira forma parte del quehacer político. A corto plazo es posible que dé buenos resultados electorales. A medio y a largo plazo se convierte en un bumerang que se revuelve contra quien lo lanza, hiriéndolo gravemente. Se dice que los políticos <i>son muy políticos</i>, es una manera de decir que son dados a la mentira, que son expertos en el arte del engaño al electorado. Para conservar el voto de los suyos y conseguir el de los indecisos, son muy halagadores. Aseguran que mantendrán el poder adquisitivo de los jubilados y se limitan a subir las pensiones un 0,25% que es lo mínimo legal. Que se crearan centenares de miles de puestos de trabajo y lo que se consigue son trabajos temporales con salarios de hambre. Que se mantendrá la asistencia social, la educación y la sanidad pública y se realizan recortes presupuestarios que impiden ofrecer buenos servicios. En el momento en que se sientan en la butaca del poder miran hacia otro lado cuando llega la hora de cumplir las promesas electorales, eso sí, no les tiembla el pulso a la hora de poner a los suyos que están afectados por la corrupción en cargos políticos muy bien remunerados. Excusas de mal pagador son las justificaciones por el incumplimiento de las promesas electorales. Mienten sistemáticamente. Entonces se quejan, al menos en apariencia, de que la ciudadanía se desentienda de la política y que muchas personas consideran ir a votar una pérdida de tiempo. Si es para que todo siga igual o peor, ¿por qué votar? Prometen combatir las causas del desinterés. Las promesas se las lleva el viento. Pronto vuelven a tropezar en la misma piedra y el clientelismo reflota. Si no se produce un cambio en el corazón de quienes se meten en política, no cambiará la manera de hacerla.
David que mató al gigante Goliat y yerno del rey Saúl tuvo que huir precipitadamente porque los celos del suegro le llevaron a intentar matarlo. En sus idas y venidas para deshacerse de sus perseguidores se encuentra con los pastores de las ovejas de Nabal. Durante el tiempo que pastores y fugitivos convivieron no se perdió ninguna oveja. Llegado el tiempo de la esquila Nabal celebra un banquete. Sabiéndolo David envía diez de sus hombres para informarle de la protección que se le prestó a sus pastores. A la vez para pedirle comida. La respuesta fue iracunda: “¿Quién es David, y quién el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de donde son? (1 Samuel 25: 10,11). Uno de los testigos de la reacción iracunda de Nabal avisa a Abigail, la esposa de su señor, de lo sucedido. Abigail se apresura a cargar unos asnos con comida y parte para encontrarse con David. Cuando se ven la mujer le dice al fugitivo y futuro rey de Israel: “No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él” (v.25).
En un mundo en que la palabra a menudo se utiliza como arma para destruir al otro, nosotros debemos utilizarla como instrumento de edificación del prójimo. En concreto, cuando las personas se meten en política no deben ser insensatas como Nabal. Todo lo contrario, en personas humildes, conscientes de la responsabilidad adquirida al convertirse en servidores de los ciudadanos que los han votado. Los políticos que se consideran amos del país se convierten en unos insensatos como Nabal que al saber lo que su esposa había hecho “desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra” (v.37). Diez días después murió. Su insensatez le mató.
El Señor Jesús avisa a los ciudadanos, sin excluir a los políticos: “a que no sean insensatos como Nabal dejando brotar de sus corazones pensamientos que se convierten en lenguaje grosero: “Pero yo os digo que toda palabra inútil que digan los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36,37). “Es posible curar una herida de bala, pero una herida causada por la lengua nunca cicatriza” (proverbio persa).
Octavi Pereña i Cortina


dilluns, 10 d’octubre del 2016

REGENERACIÓN POLÍTICA

<b>Regenerar es hacer nuevo, no apedazar a los políticos para que persisten en sus corruptelas</b>
Los últimos acontecimientos políticos que en el momento de redactar el borrador de este escrito amenazan con desgarrar al PSOE, ponen de manifiesto la existencia de una enfermedad espiritual profundamente enraizada en el alma: animosidad hacia el prójimo y el placer que produce ver como el antagonista cae en desgracia. Este deleitarse en la desventura ajena no es un sentimiento inocuo. El veneno que contiene la satisfacción que produce ver la desgracia ajena la descubre Dios cuando en el Antiguo Testamento, los pueblos vecinos al reino de Judá se alegraban de su desdicha al ver como Nabucodonosor, rey de Babilonia destruía a Jerusalén i quemaba el templo que era el orgullo nacional de los judíos. A los países que se gozaban viendo como su enemigo desaparecía del mapa, el Señor les dice que su gozo se convertirá en desdicha porque recibirán el mismo deshonor. Podemos, pues, considerar que alegrarse del dolor ajeno es como un bumerang  que se volverá contra quien lo lance, provocándole intenso dolor.
La salud del alma de una persona se pone de manifiesto cuando se busca el bien del prójimo, aun cuando este no nos caiga bien. Cuando las fuerzas se utilizan para levantar a quien le desagrada, en vez de pensar “se lo merece”, lo cogemos de la mano y lo ayudamos  a salir del pozo. Puede ser que la desgracia sea bien merecida. A pesar de ello se le debe ayudar en la medida de lo posible. Según sea la reacción ante la desgracia ajena pone al descubierto la salud o enfermedad del alma.
La animosidad  hacia el prójimo que es sinónimo de aversión, rencor, hostilidad, odio, se manifiesta en todos los ámbitos sociales. La política que está dirigida por personas de la misma naturaleza que el resto de los ciudadanos, la animosidad está bien representada en ella. Las distintas formaciones políticas, por ser partidistas, se envidian mutuamente y utilizan maneras de comportarse que rompen las normas éticas y morales más elementales. Cuando el presidente Felipe González  dijo que la Democracia se consolidaba en las cloacas del Estado, estaba diciendo que todos los medios son legítimos para conseguir un fin. Cuando el ministro de Interior y el director de la Oficina Antifraude de Catalunya se reunieron para maquinar contra políticos catalanes independentistas, estaban afirmando que todo es válido para destruir al enemigo político. El caos político actual nos está diciendo que no todo es lícito en política.
Se dice que los valores cristianos que impiden que la animosidad se haga virulenta no sirven en política. Las enseñanzas de la Biblia sirven para todas las situaciones. Aportan luz a un mundo que está envuelto por una espesa oscuridad espiritual en que las personas no saben distinguir el bien del mal, que les hace decir que el mal está bien y que el bien está mal. Negar el valor de la Biblia que es lámpara que ilumina el camino de las personas nos ha llevado a la situación caótica actual tanto en lo privado, lo nacional y el internacional. Sin la luz que desprende la Biblia es totalmente imposible tomar decisiones correctas.
Los cristianos, si atienden las instrucciones de la Biblia y siguen a Jesús de cerca, no andarán en la oscuridad. Los cristianos, pero, que se mueven en un mundo envuelto de tinieblas espirituales pueden permitir que las tinieblas oscurezcan la luz de Cristo que hay en sus corazones y con ellos se conviertan en sal que ha perdido sus propiedades de frenar la corrupción que se despliega por doquier. A los cristianos que afirman ser <i>creyentes no practicantes</i> o que declaran que <i>la fe pertenece al ámbito de lo privado</i>, Jesús desmiente estas afirmaciones cuando dice: “Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una medida, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5: 14-16).
Cuando alguien se convierte a Cristo el Señor no se lo lleva con Él, lo deja en el mismo lugar en que se produjo el encuentro para que ilumine a los que están en la casa: familia, amigos, compañeros de trabajo, relaciones sociales…Hasta el presente había estado empleando armas carnales en sus relaciones domésticas, laborales, sociales, políticas…que habían aportado malestar en la familia, la empresa, el partido político, al país. Para el cristiano las armas carnales son cosa del pasado. A los cristianos en general sin excluir a ningún sector, el apóstol Pablo les da este toque de atención: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas, debilitando argumentos y toda altivez que se levante contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10. 3-5).
Hoy se habla mucho de regeneración política. A la hora de tomar medidas regeneradoras sigue imperando la vieja política. La regeneración soñada solamente será posible cuando los administradores públicos dejen de utilizar las armas carnales que nos han llevado al desbarajuste actual. Sin Cristo es imposible la regeneración política que nos preocupa.
Octavi Pereña i Cortina




MATEO 4:16

“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz, y los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció”
La profecía de Isaías que la tierra de Zabulón y de Neftalí verían gran luz, se cumplió cuando Jesús viajó por esta zona. El Señor dijo:”Yo soy la luz del mundo el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). La presencia de Jesús en aquellas tierras en donde imperaban espesas  tinieblas espirituales, “luz les resplandeció” por un poco de tiempo porque fueron muchos los oyentes que “creyeron en su Nombre viendo las señales que hacía. Pero Jesús  no se fiaba de ellos porque conocía a todos,  y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre” (Juan 2:23-25).
Muchos de los seguidores de Jesús iban en pos de Él por los beneficios temporales que recibían. Curación de enfermedades, alimentos en abundancia. Querían lo que Él les daba, pero no le amaban. “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse en el monte Él solo” (Juan 6:15).
A quienes resplandece verdaderamente la luz que brilla de Jesús son aquellos que le siguen y están dispuestos a dar sus vidas por Él. Es Rey de quienes le siguen incondicionalmente. Es cierto que éstos pueden recibir beneficios materiales, pero estos bienes no es lo que más les importa: es su Persona.
Quienes de verdad siguen a Jesús, además de ser su Salvador, es su Rey, no de un reino terrenal, sino del Reino de los cielos. Los súbditos del Rey deben obedecer sus órdenes sin rechistar. ¿Cuántos de los que de labios dicen: “¡Salve al Rey!” sus corazones están lejos de Él? “Y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”? (Isaías29:13). La acusación que el Señor hace a la iglesia de Éfeso, ¿puede aplicarse a nosotros? ”Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”   (Apocalipsis 2:4). Esta acusación el Señor la hace a una iglesia. ¿Debe también aplicase también en  la iglesia en la que nos congregamos? El aviso que nos hace es: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias,  al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”  (Apocalipsis 2:7)


GÉNESIS 20:6

“Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto, y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocaras”
Abraham como todos nosotros fue un hombre duro de cerviz. Fue un hombre  de fe firme, no en vano se le conoce como “padre de la fe”, pero el pecado seguía morando en él. Por esto cometió pecados propios de su fragilidad.
Cuando Abram descendió a Egipto “porque era grande el hambre en la tierra”, reconociendo que Sarai su esposa era hermosa y teniendo miedo que los egipcios lo matarían a causa de ella, le dijo. “di que eres mi hermana”. Al ser conocido el engaño tuvo que abandonar Egipto humillado. Cuando se asentó en Gerar repitió el pecado que previamente le había humillado volviendo a decir de su esposa “es mi hermana”. Abimelec, rey de Gerar “tomó Sarai .  Pero Dios impidió que cometiese adulterio con ella advirtiéndole en un sueño que la mujer “es casada con marido”. La intervención de Dios en el faraón de Egipto y en el rey de Gerar contiene una importante lección que nos enseña porque la maldad que está tan extendida no alcanza su máxima virulencia.
Sabemos que el padre de las personas que no tienen a Dios como Padre es Satanás y que los deseos de su padre quieren hacer. Pero el diablo no tiene carta blanca para hacer el mal como tampoco la tienen sus hijos. A pesar de que el diablo es el “dios de este mundo”, por encima de él está el Creador que es el verdadero dueño de todo lo existente. En el caso de Job se pone de manifiesto quien es el verdadero Señor de la creación. Satanás acusó a Job ante Dios diciéndole: “extiende ahora tu mano y toca lo que tiene, verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia“ (1:11). Nos cuesta entender porque Dios se presta a dialogar con Satanás. Así es y la entrevista ha quedado registrada en la Escritura para nuestra instrucción. La respuesta que Dios le da a Satanás es muy reconfortante: “He aquí, todo lo que tiene está en tu mano, solamente no pongas tu mano sobre él” (v.12).  Así fue.
Si Dios no pusiese límites al ejercicio de la maldad, siendo algunas situaciones un verdadero infierno, no se podría vivir en la tierra. Los pensamientos de Dios están por encima de nuestros pensamientos. No podemos entenderlo. Ante nuestra ignorancia, enmudezcamos.  Nos basta con saber que Él gobierna y que no existe poder que pueda neutralizar su soberanía absoluta. Sabiendo que por la fe en su Hijo Jesucristo Dios es nuestro Padre celestial, no necesitamos decirle nada más que:“Padre nuestro que está en los cielos…Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:9,10). No debemos olvidar: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas son para su bien, esto es a los que conforme su propósito son llamados”  (Romanos 8:28).
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dilluns, 3 d’octubre del 2016

GÉNESIS 15.

“No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será sobremanera grande”
Hagamos una pequeña variación a este texto. Sustituyamos el nombre Abram por el del lector. “No temas (el nombre del lector), yo soy tu escudo y tu recompensa será sobremanera grande”. Es una promesa maravillosa la que el Señor nos hace. El Señor es fiel y por tanto se cumple. Las promesas del Señor en el tiempo por Él determinado se cumplen inexorablemente.
Poco después de separarse Abram de su sobrino Lot, el señor le dijo al patriarca: “Porque toda la tierra que ves, la daré para ti y a tus descendientes para siempre” (Génesis 13.15). Abram rondaba los cien años y Sarai su esposa había perdido la costumbre de las mujeres. Humanamente hablando era totalmente imposible que Abram pudiese tener el hijo de la promesa. En circunstancias tan desfavorables el Señor le dice a Abram: “No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será sobremanera grande”. Abram es conocido como el padre de la fe. Los verdaderos creyentes en Cristo de todos los tiempos han tenido la fe de Abraham. Somos hijos de Abraham porque por la fe en nuestro Señor Jesucristo tenemos el mismo Padre celestial.
Al igual que Abraham nuestra fe es deficiente y nos movemos en un mundo de incertidumbre. Se presentan circunstancias que nos atemorizan. Los hijos de Dios no nos movemos en un ambiente estéril. Nuestro entorno está contaminado por el pecado y sobre toda la tierra pesa la maldición de Dios debido al pecado de Adán. Satanás, el dios de este mundo, con la autorización de Dios posee una cierta libertad para hacer que las circunstancias estén en contra nuestra. Job no sabía lo que le sucedía, nosotros que conocemos  todo el relato hasta el final, sabemos que  sus quebrantos se debían a las artimañas del diablo.
Podemos vernos sacudidos por la adversidad. Cada uno sabe las situaciones gravosas por las que atraviesa. María Rosa Buxarrais, presidenta del Teléfono de la Esperanza, dice. “Mucha gente no tienen a nadie  con quien hablar. A nadie”. Nosotros los cristianos que tenemos la fe de Abraham tenemos en el cielo a un Padre que se inclina hacia la tierra para ver todo lo que les sucede a los hijos de Adán y con más precisión a sus hijos. Porque no pierde detalle de todo lo que nos sucede puede decirnos: “No temas, yo soy tu escudo”. Yo soy tu escudo. Yo te protejo en todas las circunstancias. Siempre estoy  a tu lado. Los dardos de fuego que el Maligno lanza contra ti no te dañarán porque yo soy tu escudo. Es cierto que sufres, la tribulación que yo permito que padezcas no te daña más de lo que puedes resistir. Es el fuego de tu santificación. El sufrimiento te libera de las escorias que afean tu fe. El resultado de tu dolor compartido conmigo es una fe más firme y una santidad más evidente. “Tu recompensa será sobremanera grande”, habitar en la Jerusalén celestial en donde se encuentra el trono de Dios y poder contemplar su rostro glorioso por toda la eternidad.


SALMO 105: 17-19

“Envió un varón delante de ellos, a José que fue vendido como esclavo, afligieron sus pies con grillos, en la cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, la palabra el señor lo refinó”
Los misterios del Señor durante un tiempo son irresolubles. Poco a poco se nos van clarificando. El Señor le dice a Abram que su descendencia heredará la tierra que pisan sus pies. Le asegura que su descendencia morará en tierra ajena, en donde será esclavizada y oprimida durante cuatrocientos años. Pero a la nación que servirán yo la juzgaré. Después saldrán con gran riqueza. Nosotros que conocemos toda la historia lo vemos muy claro, pero la perplejidad debió llenar el corazón de Abram.
Abram, pero era un hombre de fe y por la fe anduvo como viendo al Invisible. Se acerca el cumplimiento de la profecía y nos encontramos con Jacob y sus doce hijos. De entre ellos sobresale el orgulloso José que irrita a sus hermanos hasta despertar el odio hacia él, lo cual motiva que al presentárseles la oportunidad lo vendan como esclavo a unos mercaderes que a su vez lo venden al egipcio Potifar. José en Egipto sufre toda suerte de humillaciones hasta el momento en que haciendo uso del don de interpretación de sueños desvela al copero del faraón el significado del sueño que le inquieta. El copero se olvida e José hasta el día que el faraón tiene un preocupante sueño que sus adivinos no pueden interpretar. Entonces, el copero desmemoriado se acuerda de José y le habla al faraón  de un hebreo que interpreta sueños. El destino de José cambia por completo: de sr un esclavo encarcelado por una falsa acusación de asedio sexual se convierte en la persona más importante d Egipto por debajo del faraón.
¿Por qué esta rápida ojeada a la vida de José? Sencillamente porque José es un eslabón en la cadena de situaciones que deben presentarse para que la promesa que el Señor le hizo a Abraham se cumpla. Además, el texto que comentamos nos ilustra que los instrumentos humanos que el Señor utiliza en el proceso deben reunir determinadas condiciones. En el caso de José tuvo que ser refinado, es decir, la semejanza de Jesús debía reflejarse en él. Durante el proceso José ignoraba que el Señor trabajaba en él con el propósito de refinarlo.
Antes de blasfemar el Nombre del Señor en la adversidad preguntémonos, ¿Cuál es el propósito de Dios para con nosotros? ¿Cómo está mi santidad? ¿Se refleja en mí la imagen de Jesús que llevo dentro? Si no crecemos en santidad significa que algo anda mal en nuestro interior. Necesitamos ser refinados. Se precisa que el Señor nos haga pasar por el fuego de la purificación para apartar las escorias que impiden que el oro que somos por ser hijos de Dios brille con todo su esplendor. Démosle gracias al Señor que se preocupe de nuestra santificación pues sin ella no veremos al Señor en su gloria.
Octaviperenyacotina22.blogspot.com



AMIGOS DE NOVEDADES

<b>Las novedades en el campo espiritual no significa mejorar el conocimiento sino el regreso al obscurantismo</b>
Parece ser que la Real Academia Española deberá añadir una en su Diccionario la palabra <i>neofilia</i>, obsesión de algunas personas por conseguir la última novedad. “No se trata de una enfermedad”, dice <b>Josep Fita</b>, “más bien es una tendencia desmesurada, casi obsesiva, para tener lo más nuevo en el mercado”.
Los <i>neófilos</i>, los amigos de las novedades se encuentran en todas partes. Es muy punzante la declaración de <b>Tim Cook</b>, consejero delegado de Apple: “Con el iPhone7 te daremos las cosas sin las cuales no puedes vivir y que hoy no sabes que necesitas”. Poseer es una de nuestra características, de nuestra manera de ser y ahora de poseer aquellas novedades que ignoramos necesitamos. Sean teléfonos inteligentes, ropa y otras cosas tangibles que tanto no ilusionan, sin dejar de lado las novedades filosóficas y religiosas. Ser amigo de novedades comporta el peligro, a menudo grave, porque si no se posee el dinero para adquirirlas los daños psicológicos pueden ser devastadores, a menudo irreversibles los daños psicológicos.
Sin menospreciar la neofília por las cosas tangibles, lo que hoy nos interesa es la neofília espiritual porque ser amante de las novedades que se presenten como espirituales que invaden el mercado religioso, indiscutiblemente conducen a transitar por el camino ancho que conduce a la condenación eterna.
El apóstol Pablo encontrándose en Atenas esperando a sus colaboradores, la abundancia del amor de Dios que almacenaba su corazón le impulsaba a reunirse “en la sinagoga con los judíos y piadosos (gentiles atraídos por el judaísmo). Y cada día en el Ágora con los que estaban allí. Y algunos de los filósofos epicúreos y estoicos discutían con él, y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses, porque les predicaba el evangelio de Jesús y de la resurrección. Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos saber qué quiere decir esto. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residiendo allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir u oír algo nuevo” (Hechos 17: 17-21).
Interesarse por las novedades religiosas no significa preocuparse por la salvación del alma. Parece ser que a los atenienses les gustaba reunirse en el Areópago para debatir cuestiones filosóficas-religiosas por el placer del debate nada más. Entre otras cosas el apóstol les dice: "Pero “Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de la ignorancia, ahora manda a todos los hombres  en todo lugar, que se arrepientan, por cuanto ha establecido un día  en el cual juzgará el mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (vv. 30,31).
Pablo no aceptó la invitación de ir al Areópago con el propósito de mantener un combate dialéctico sobre temas filosófico-religiosos, sino para despertar sus conciencias con la verdad del Evangelio. ¿Cómo reaccionaron los atenienses amantes de las novedades ante el anuncio del Evangelio? Lo hicieron así: “Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez” (v.32). Los atenienses tenían oídos para oír, pero no oían.
En el antiguo Testamento el reino de Judá estaba pasando por una grave crisis político-social-religiosa por haberse sublevado contra el Rey que les había dado el reino en vasallaje desde el tiempo de Moisés. Por medio del profeta Jeremías el Rey les dice: “Paraos en los caminos, y mirad, preguntad por las sendas antiguas,  cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (6:16).
Pablo, a los atenienses; Jeremías, a los judíos, ambos dicen a sus oyentes el Evangelio eterno, el misterio escondido en el corazón de Dios que en su momento fue revelado por los profetas y en el cumplimiento del tiempo por el unigénito Hijo de Dios encarnado en la persona de Jesús. Tanto a unos como a los otros, el rechazo los destruyó como naciones. Lo mismo ocurre hoy. La grave crisis multifacética que nos aflige se debe al rechazo que la sociedad actual hace a Jesús el Hijo de Dios que se hizo hombre para salvar al mundo de sus pecados. Debido al rechazo de Jesús de la sociedad actual nos vemos inmersos en la grave crisis política-social-religiosa  de la que no sabemos cómo salir de ella.
Octavi Pereña i Cortina