CRISTIANISMO Y SEXO
<b>Honroso
sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla…a los adúlteros los juzgará
Dios</b>
La
revelación de la identidad de 30
millones de usuarios de Ashley Madison, la Web que facilita aventuras
extramatrimoniales que ha sido hackedada por piratas informáticos ha complicado
la tranquilidad de los mismos. Es de
todos conocido que las infidelidades conyugales son innombrables, pero, si se
puede, es preferible que permanezcan en secreto. Si las pocas ocasiones en que
dichas infidelidades se descubren ocasionan una barahúnda familiar, ¿qué
pasará si los nombres de los millones de
usuarios que tiene la Web de Ashley Madison se hacen públicos? Será un
terremoto social de magnitud 6,9 en la escala Richter.
Como
el título del escrito indica no es mi propósito tratar de las infidelidades
conyugales en general, sino de aquellas que protagonizan los cristianos. En el
tsunami Ashley Madison aparecen los nombres de eminentes personajes
norteamericanos que influyen en la formación de ética cristiana en la sociedad
norteamericana. Los tales se han apresurado a entonar el mea culpa. Si durante
años han sido infieles a sus esposas y
públicamente proclamaban los valores del matrimonio y de la fe, ahora que se ha
descubierto su pecado, su arrepentimiento obligado por el escándalo es dudoso
que sea sincero. Es algo parecido con lo que sucede con los políticos que se
dan prisa en pedir perdón por sus ilegalidades cuando estas se hacen públicas.
Si el proceder ilegal no se descubre es dudoso que dejen de hacer sus
martingalas.
La
hipocresía religiosa el Señor Jesús la condena de manera rotunda. El lector
quizás lo desconozca pero Jesús
desenmascara a los fariseos, los religiosos hipócritas de su tiempo con estas
duras palabras: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas! Porque
limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de
robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y
del plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos hipócritas! Porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados que por fuera a la verdad, se muestran hermosos, mas por
dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también
vosotros por fuera os mostráis justos a
los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo
23: 25-28). ¿Se da cuenta el lector que a Jesús no solamente le desagrada la
hipocresía religiosa sino que también la condena sin disimulo?
El
apóstol Pablo refiriéndose a los falsos pastores que se infiltraban camuflados
en las iglesias para predicar otro evangelio que no se correspondía con el
revelado por el Espíritu Santo, a los cristianos de Corinto les escribe:
“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza
como ángel de luz. Así que no es extraño si también sus ministros se disfrazan
como ministros de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios
11: 13-15). El apóstol Pablo como defensor de la verdad de Dios también
denuncia la hipocresía religiosa poniendo al descubierto el origen satánico de
la misma. Si Satanás es el padre de la mentira como afirma Jesús, no es de
extrañar que sus hijos, como falsos apóstoles, se infiltren en las iglesias
para difundir otro evangelio que no es el Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo.
Los
hipócritas religiosos que se cubren el rostro con la careta de la santidad y de
la piedad, adoptando aspecto santurrón, a semejanza del humo que por muy
escondido que se encuentre tarde o temprano sale a la superficie, la impiedad
que se esconde debajo de la careta de santidad, si no se la quitan obligados
por situaciones parecidas a las de Ashley Madison que descubren la farsa, será
en el día final cuando comparezcan a juicio ante Cristo, el juez supremo que
dictará sentencia de culpabilidad. En aquel momento las lágrimas de
cocodrilo no servirán para conmover al
Juez que no variará la sentencia. Es demasiado tarde para el arrepentimiento.
Con la muerte se cierra la puerta a la salvación. Quien muere condenado la
condenación es eterna.
Octavi Pereña i Cortina
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