dilluns, 1 de setembre del 2014


¿DÓNDE SE ORIGINA LA VIOLENCIA?


<b>La violencia cual nuestra propia sombra nos persigue constantemente sin poder deshacernos de ella</b>

Un jugador de fútbol podría quedarse paralítico a resultas de haber recibido un puntapié después de un partido en Calella. Una maestra de Leeds, Gran Bretaña, fue apuñalada hasta morir por uno de sus alumnos. Un rapero murió en una riña callejera en Sant Adrià del Besòs. Lo citado sólo es una degustación de violencia. Si se siguen las noticias descubriremos que también existe una violencia de alta intensidad. Con ello se nos plantea una pregunta: ¿Somos una sociedad violenta?

El profesor de Psicología y Criminología  de la Universidad de Barcelona <b>Santiago Redondo</b> dice: “No existe una sociedad sin violencia, la humana es la que más ha evolucionado hacia la pacificación”. <b>Mercè Mitjavila</b>, profesora de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona asegura: “Nuestra especie está dotada de una capacidad innata para la respuesta agresiva, clave para garantizar la supervivencia”.

La profesora <b>Mercè Mitjavila</b> introduce el término agresividad que no es lo mismo que violencia. Para el <b>Dr. Eduard Vita</b>, director del servicio de psiquiatría y sicología del Hospital Clínic de Barcelona “la agresividad es una conducta de raíces sicológicas que actúa como mecanismo de autodefensa”. Para <b>Mercè Mitjavila</b> la violencia es otra cosa: Esto ya es más propio de la especie humana. La violencia no tiene justificación , ni función defensiva o adaptativa. La violencias suele ir acompañada de una intencionalidad para hacer mal o destruir”. Para el siquiatra <b>Eduard Vita</b>la violencia es una prolongación de las agresividad y para ejercerla (aquí se encuentra una de las principales diferencias entre un animal y un humano) suelen utilizarse armas que van más allá de las naturales como lo son “las extremidades, dientes y uñas”. Todos estos especialistas en el comportamiento humano tienen en común que la agresividad y la violencia humana son el resultado de las raíces psicológicas que el <i>homo sapiens</i> ha heredado de sus ancestros animales. El proceso evolutivo le ha colocado en la cúspide evolutiva sin dejar de ser un animal como las otras especies.

El ser humano es mucho más que el resultado de un proceso evolutivo que sigue activo y, por lo tanto con la posibilidad, como insinúa el profesor de Sicología y Criminología <b>Santiago Redondo</b>, “la humana es la especie que más ha evolucionado hacia la pacificación”. La supuesta evolución que nos ha llevado hasta este nivel de pacificación (¿) ¿Seguirá haciendo su trabajo de perfeccionamiento hasta llegar al hombre perfecto? Una ilusión que se deshace como un helado expuesto al sol.

El ser humano no es el resultado de un supuesto proceso evolutivo iniciado hace millones de años, sino una creación independiente hecha a imagen del Creador. Dios da a la criatura un mandamiento de obligado cumplimiento que debe obedecer para seguir teniendo comunión con él: “Del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás, porque el día que comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Y así fue. El resultado de la desobediencia fue la expulsión del jardín y la introducción del germen de la violencia en Adán y en su descendencia. Caín mató a Abel. En el tiempo de Noé “el Señor vio que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamiento del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5). Certeramente el filósofo afro americano <b>Alain Locke</b> escribió: “Harlem es el precioso fruto del jardín del Edén” <b>Alecksandr Solzenitzen</b> que vivió en su propia carne las atrocidades de los gulags siberianos, escribe: “Los hombres se han olvidado de Dios, esto es la causa de todo lo que ha pasado…Si hoy se nos preguntase la causa de la ruinosa Revolución que se ha tragado a más de 60 millones de nuestro pueblo, no podría decirlo mejor que repetir: los hombres se han olvidado de Dios, esta es la causa de todo lo que ha ocurrido”. Con la clarividencia que le caracteriza,  <b>Solzenitzen</b> escribe: “La línea entre el bien y el mal no pasa entre naciones y culturas, grupos y razas, sino por el centro de cada corazón humano”. Y,<b>Jesús</b> afirma: del corazón provienen los malos pensamientos” (Mateo 15:19), que se convierten en los actos violentos que son el menú de cada día”

Octavi Pereña i Cortina

 

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