JUSTICIA SOCIAL
<b>Gobernantes
justos son imprescindibles para que la justicia social se extienda por nuestra
Nación aportando bienestar a sus ciudadanos</b>
Màrius
Carol, periodista y director de La Vanguardia, en su escrito <i>Sin
paspartú</i> cita el libro <i>La pintura como pasatiempo</i>,
de sir Winston Churchill, que fue primer ministro británico durante los
difíciles años de la II Guerra Mundial, en donde recomienda a los políticos a
que se dediquen a otras actividades que neutralicen el exceso de tensión mental
y la avalancha de preocupaciones que acompañan el ejercicio de la política,
escribiendo: “Así pues, para el hombre público cultivar una afición y nuevos
campos de interés debe ser una cuestión de vital importancia. A pesar que no es
una cosa que se pueda emprender un día, rápidamente o improvisadamente,
obedeciendo a un mandato de la voluntad”. El eminente político británico
recomienda a sus compañeros en la labor que para vencer la tensión mental que
acompaña a las funciones públicas diversifiquen sus actividades, que de alguna
manera pongan momentáneamente sus preocupaciones debajo de la almohada y las
dejen reposar, desviando el pensamiento hacia otras actividades que
relajen la tensión mental que los agobia.
Winston Churchill aligeraba la tensión mental que le provocaba su cargo,
pintando. Según se dice era un buen paisajista. Cada persona debe descubrir la
actividad que armonice con su personalidad.
El
político no solamente debe poseer una mente relajada para poder encararse con
lucidez a los problemas que se le plantean. Asimismo debe ser justo para dar
soluciones correctas a los problemas que agobian a los ciudadanos que dependen
de sus decisiones. Lucidez mental y justicia son dos características que deben
ir unidas en la persona que se dedique a los asuntos públicos. Si falta una de
ellas la actividad política es defectuosa. No basta con tener la lucidez
mental que le proporciona el relax que
le facilita el hecho de pintar. Una mente no sobrecargada de emociones puede
hacer que los pensamientos broten con fluidez. Un hablar elocuente y
convincente no basta para gobernar con justicia ni para levantar al pueblo del
decaimiento. Son muchos los políticos que hablan con elocuencia y su proceder
es nefasto para la Nación.. Cuando exponen su pensamiento las personas que
escuchan sus discursos dicen: Habla como un ruiseñor, pero sus hechos son la
ruina de la Nación. Una persona puede ser brillante en el hablar pero un sinsubstancia en la gestión. En
política sobran personas simpáticas, de verbosidad impactante, que han cursado
talleres de cómo hablar en público, y faltan de justas que hagan prosperar a la
Nación con sus decisiones correctas. La justicia no es cuestión de maneras
extrovertidas, de discursos grandilocuentes, es una manera de ser.
Es
justa la persona que tiene la mente de Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
característica que se obtiene no por el esfuerzo voluntarioso, sino por la
conversión que requiere el reconocimiento de no ser justo. La conversión a
Cristo otorga una nueva naturaleza que permite buscar aquello que es agradable
a los ojos de Dios que es el Justo. Personas que tengan los sentimientos de
Dios escasean, abundan, en cambio, las religiosas. No se puede confundir la
gimnasia con la magnesia. Religiosidad y justicia no son sinónimos.
Màrius
Carol finaliza su escrito con estas palabras: “En Catalunya, si uno de nuestros
dirigentes se dedica a pintar los sábados, no lo pondríamos en una galería de
arte, sino en un sanatorio mental. Y así van, estresados, inquietos y sin un
paspartú que enmarque su futuro”. Ahora se comenta instalar guarderías en las
iglesias para favorecer la asistencia en los cultos. Esto indica que la mayoría
de las personas, políticos incluidos, Dios y su Ley no les importan. El día de
reposo semanal instituido por el Creador para que se lo dedique a Él y se
carguen las pilas, se relaje la mente, con lo cual se evita la aparición del
estrés y otras enfermedades mentales afines, se olvida. Con este olvido se deja
de bucear en la Fuente de la sabiduría. Guardar el domingo en espíritu y verdad
recubre al adorador de la justicia divina que permite al político, además de
proteger a su salud mental porque recibe la paz de Dios que excede a la
comprensión humana, contribuye a que pueda tomar decisiones sensatas que
engrandecen a la Nación: “La justicia engrandece a la nación, mas el pecado es
afrenta de las naciones” (Proverbios 14:34)
Octavi Pereña i Cortina
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