dilluns, 22 de setembre del 2014


SOFONÍAS 1:12


“Y acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el reino asentado, los cuales dicen su corazón: El señor no hará bien ni hará mal”

Quien tiene oído para oír que escuche lo que el señor tiene que decirle. Sofonías con lenguaje gráfico que es entendedor dice que el Señor lo ve todo.: “Yo escudriñaré Jerusalén con linterna”. Es una manera muy clara de decir: Yo veo todo lo que hacen. No hay nada por escondido que esté que mis ojos no lo vean. Dios que es justo en sus juicios, al contemplar lo que descubre la linterna no le queda otro remedio que “castigar a los hombres que reposan tranquilos como el reino asentado”. Estas personas que “reposan tranquilas” no permanecen ociosas. Durante la noche maquinan las fechorías que harán durante el día. Como no tienen en cuenta a Dios en sus caminos porque no creen en Él porque que consideran que no existe, que su existencia es una fábula inventada por los sacerdotes con el propósito de atemorizar a las personas para tenerlas dominadas, dicen en su corazón: El Señor no hará bien ni hará mal”. No tienen temor de Dios y creen que sus crímenes permanecerán impunes.

Pero Dios que sí existe y que además es justo en sus decisiones anuncia anticipadamente la sentencia que dará para que puedan arrepentirse y abandonar sus pecados: “Por tanto serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas, edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas” (v.13). El anuncio que Sofonías hace del castigo que Dios infligirá a Jerusalén por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, ¿nos lleva a reflexionar sobre lo que nos ocurre hoy? Guerras devastadoras destruyen países sembrando dolor y miseria. Amenazas de guerras que anticipan devastación, sufrimiento y hambrunas. Gobernantes que gobiernan injustamente porque no tienen en cuenta la Ley de Dios que enseña a gobernar con justicia. ¿Podemos seguir reposando tranquilos como el reino asentado?

Para aquellos que creían que el Señor no hará bien ni hará mal, les anticipa la sentencia que ejecutará Nabucodonosor: “Esta ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pase junto a ella, se burlará y sacudirá su mano” (2:15). Hoy, la sentencia sobre los que dicen “El Señor no hará bien ni hará mal”, en el momento oportuno se ejecutará. Cuando finalice el período de gracia, cuando colme el vaso de maldad, se ejecutará la sentencia divina. Cuando Dios cierre la puerta los lamentos serán innecesarios por tardíos.


JEREMIAS 6:16


“Dijo el Señor: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas. Mas dijeron: No andaremos”

La semilla de la desobediencia está sembrada en la buena tierra de un corazón perverso y da fruto abundante. El profeta Jeremías denuncia la rebeldía de Judá: “Destruiré a la delicada y bella hija de Sión”   (6:2). El Señor siente compasión por la rebelde Judá y amorosamente la invita a que deje de darle la espalda y se vuelva a Él arrepentida para que pueda bendecirla.

El texto de Jeremías que comentamos es un toque de atención para la rebelde cristiandad que fornica contra su Dios. El profeta nos invita a que hagamos un alto en el camino y reflexionemos sobra la desastrosa situación en que nos encontramos. “Preguntad por las sendas antiguas”. Habiendo abandonado al Señor hemos escogido un nuevo camino que consideramos mejor que el de Él. Si este acto de reflexión es sincero y no una tapadera para cubrir el expediente descubriremos que el nuevo camino por el que transitamos no es el que nos conviene. Debemos retroceder hasta la encrucijada en que nos equivocamos de camino para coger “el buen camino y andar por él”, la senda antigua indicada por el Señor  ya en Adán y seguida por los patriarcas y apóstoles, y andemos en ella. “Toda la Escritura es inspirada por Dios , y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”  (2 Timoteo 3:16,17). Cuando se sigue el camino que señala la Escritura el caminante encuentra descanso para su alma. Toda la Escritura es Palabra de Dios y en ella no hay nada que no lo sea por lo que deben tenerse en cuenta todas las instrucciones que da y rechazar las novedades que se pretende hacer pasar como si fuesen Palabra de Dios. Toda la Escritura es Palabra de Dios  y no hay en ella nada que no lo sea. Toda la Escritura es la lámpara que ilumina el sendero por el que transita  el caminante para que no caiga en las trampas que le tiende el Maligno. ¿Qué haremos de la senda antigua que es la Escritura? ¿Seguiremos los pasos que dieron los judíos al anuncio que les hizo el profeta Jeremías? : No andaremos. Judá fue destruido por Nabucodonosor por su contumaz desobediencia. Los efectos de su desobediencia persisten hasta hoy. Si la iglesia en la que nos reunimos se encuentra en bancarrota sería bueno que preguntemos “por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra  alma” A la invitación del Señor, ¿responderemos: andaremos?

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

 

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