dilluns, 15 de setembre del 2014


OSEAS 13. 9


“Te has destruido, Israel, porque te has rebelado contra mi, contra tu ayudador”

La calamidades que le sobrevinieron al antiguo Israel y las que les acaecieron a las naciones vecinas fue debido a que se rebelaron contra el Señor que era su Ayudador.

El mundo convulsivo en el que vivimos, de lo cual dan fe los medios de comunicación, se debe a que las personas que vivimos en la Tierra nos hemos rebelado contra nuestro Ayudador. Pretendemos dar solución a los graves problemas que nos afectan, tanto en el aspecto colectivo como en el individual, sin tener en cuenta la Ley que nuestro Ayudador ha dado a conocer para bien nuestro. Pretendemos solventarlos sin la colaboración de nuestro Ayudador y el resultado es el fracaso.

Se nos dice que si conocemos nuestro pasado evitaremos cometer los errores que realizaron nuestros antepasados y mejoraremos el presente. Se dijo que la I Guerra Mundial pondría fin a todas las guerras. Quienes pronosticaron una paz de tal envergadura se equivocaron del todo. Treinta años después una nueva guerra mundial sacudió al mundo y una serie de guerras locales de más o menos envergadura la han seguido hasta el presente y seguirán haciéndolo en el futuro hasta el fin del tiempo.

Todos los daños que nos zarandean se deben a un solo motivo: Hemos abandonado a nuestro Ayudador. Conocer la historia no nos ayuda a mejorar el presente si no se tiene en cuenta a nuestro Ayudador.

Desde la desobediencia de Adán, nuestro primer padre, hasta nuestros días los hombres hemos pretendido arreglar nuestros asuntos sin tener en cuenta a nuestro Ayudador. Así nos van las cosas y seguirán el mismo camino porque en general a los hombres les gusta arreglar sus asuntos confiando en su sabiduría sin tener en cuenta al Sabio que es el Ayudador. El resultado de este comportamiento necio es lo que el profeta Oseas pronostica en el texto que comentamos. La historia se repite. Es de necios deshacerse del Ayudador.

El mismo Jesús anuncia que el mundo en su conjunto no mejorará, todo lo contrario, irá de mal a peor. Es posible que tizones sean retirados de la gran hoguera porque la fe que depositen les abrirá las pertas del Reino de los cielos que en un futuro, de fecha desconocida, se manifestará con todo su esplendor en el día en que Jesús glorificado vendrá a buscar a su pueblo. Entonces, el pecado que es el causante de todos nuestros males habrá sido extirpado de nuestras personas y los tizones arrebatados de la gran hoguera gozarán plenamente la paz que el Señor con su muerte de cruz ganó para nosotros.


JUAN 7:24


No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”


Vemos la cara externa de los hechos, pero ignoramos las motivaciones. Conocemos en parte pero no el todo. El desconocimiento de los motivos que hacen actuar debe movernos a la prudencia a la hora de juzgar a las personas. Jesús no nos aconseja, nos ordena  a no juzgar según las apariencias sino a hacerlo con justo juicio. No nos prohíbe radicalmente a hacerlo sino a realizarlo “con justo juicio” lo cual significa que antes de juzgar a alguien por su comportamiento que nos parece indigno nos lo hemos de pensar dos veces antes de dictar sentencia.

Jesús nos dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:1,2). Juzgar sin “justo juicio” es un bumerang que se revuelve en contra nuestra  y nos hiere duramente. Si no queremos salir malparados de nuestros juicios injustos es preferible mordernos los labios antes de pronunciarlos.

Es muy conocido el símil de la paja y de la viga que utiliza Jesús para aleccionarnos a ser prudentes a la hora de emitir juicios porque nos lleva a auto examinarnos  y ver en primer lugar la maldad que se esconde dentro de nuestro propio corazón. La visión de nosotros mismos nos moverá a ser misericordiosos en el momento de juzgar el comportamiento ajeno. Ello no significa que ver  la viga  en el propio ojo nos impida ver la paja en el ojo del prójimo.

Viene como anillo al dedo la enseñanza de Jesús de no juzgar en la atención mediática que se ha dado al caso de Jordi Pujol  y su fraude a Hacienda. Los partidos políticos se han lanzado contra él como lobos sedientos de sangre para sacar tajada de su delito. ¿Es que los que ven la paja en el ojo de Jordi Pujol no tienen vigas en los suyos? No pretendo minimizar el engaño del político catalán, intento hacer ver que todos sin excepción somos culpables de fraude y que a la hora de lanzar la primera piedra ésta no se convierta en un bumerang que rebote contra nosotros y nos dañe. Es de suma importancia que veamos la maldad que se amaga en nuestros corazones para así poder emitir juicio justo a la hora de juzgar el comportamiento ajeno 

 

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada