OSEAS 13. 9
“Te has destruido, Israel, porque
te has rebelado contra mi, contra tu ayudador”
La calamidades que le
sobrevinieron al antiguo Israel y las que les acaecieron a las naciones vecinas
fue debido a que se rebelaron contra el Señor que era su Ayudador.
El mundo convulsivo en el que vivimos, de lo cual dan fe los medios de
comunicación, se debe a que las personas que vivimos en la Tierra nos hemos
rebelado contra nuestro Ayudador. Pretendemos dar solución a los graves
problemas que nos afectan, tanto en el aspecto colectivo como en el individual,
sin tener en cuenta la Ley que nuestro Ayudador ha dado a conocer para bien
nuestro. Pretendemos solventarlos sin la colaboración de nuestro Ayudador y el
resultado es el fracaso.
Se nos dice que si conocemos nuestro pasado evitaremos cometer los
errores que realizaron nuestros antepasados y mejoraremos el presente. Se dijo
que la I Guerra Mundial pondría fin a todas las guerras. Quienes pronosticaron
una paz de tal envergadura se equivocaron del todo. Treinta años después una
nueva guerra mundial sacudió al mundo y una serie de guerras locales de más o
menos envergadura la han seguido hasta el presente y seguirán haciéndolo en el
futuro hasta el fin del tiempo.
Todos los daños que nos zarandean se deben a un solo motivo: Hemos
abandonado a nuestro Ayudador. Conocer la historia no nos ayuda a mejorar el
presente si no se tiene en cuenta a nuestro Ayudador.
Desde la desobediencia de Adán, nuestro primer padre, hasta nuestros
días los hombres hemos pretendido arreglar nuestros asuntos sin tener en cuenta
a nuestro Ayudador. Así nos van las cosas y seguirán el mismo camino porque en
general a los hombres les gusta arreglar sus asuntos confiando en su sabiduría
sin tener en cuenta al Sabio que es el Ayudador. El resultado de este
comportamiento necio es lo que el profeta Oseas pronostica en el texto que
comentamos. La historia se repite. Es de necios deshacerse del Ayudador.
El mismo Jesús anuncia que el mundo en su conjunto no mejorará, todo lo
contrario, irá de mal a peor. Es posible que tizones sean retirados de la gran
hoguera porque la fe que depositen les abrirá las pertas del Reino de los
cielos que en un futuro, de fecha desconocida, se manifestará con todo su
esplendor en el día en que Jesús glorificado vendrá a buscar a su pueblo.
Entonces, el pecado que es el causante de todos nuestros males habrá sido
extirpado de nuestras personas y los tizones arrebatados de la gran hoguera
gozarán plenamente la paz que el Señor con su muerte de cruz ganó para nosotros.
JUAN 7:24
No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo
juicio”
Vemos la cara externa de los hechos, pero ignoramos las motivaciones.
Conocemos en parte pero no el todo. El desconocimiento de los motivos que hacen
actuar debe movernos a la prudencia a la hora de juzgar a las personas. Jesús
no nos aconseja, nos ordena a no juzgar
según las apariencias sino a hacerlo con justo juicio. No nos prohíbe
radicalmente a hacerlo sino a realizarlo “con justo juicio” lo cual
significa que antes de juzgar a alguien por su comportamiento que nos
parece indigno nos lo hemos de pensar dos veces antes de dictar sentencia.
Jesús nos dice: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con
el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os
será medido” (Mateo 7:1,2). Juzgar sin “justo juicio” es un bumerang
que se revuelve en contra nuestra y
nos hiere duramente. Si no queremos salir malparados de nuestros juicios
injustos es preferible mordernos los labios antes de pronunciarlos.
Es muy conocido el símil de la paja y de la viga que utiliza Jesús para
aleccionarnos a ser prudentes a la hora de emitir juicios porque nos lleva a
auto examinarnos y ver en primer lugar
la maldad que se esconde dentro de nuestro propio corazón. La visión de
nosotros mismos nos moverá a ser misericordiosos en el momento de juzgar el
comportamiento ajeno. Ello no significa que ver
la viga en el propio ojo nos
impida ver la paja en el ojo del prójimo.
Viene como anillo al dedo la enseñanza de Jesús de no juzgar en la
atención mediática que se ha dado al caso de Jordi Pujol y su fraude a Hacienda. Los partidos
políticos se han lanzado contra él como lobos sedientos de sangre para sacar
tajada de su delito. ¿Es que los que ven la paja en el ojo de Jordi Pujol no
tienen vigas en los suyos? No pretendo minimizar el engaño del político
catalán, intento hacer ver que todos sin excepción somos culpables de fraude y
que a la hora de lanzar la primera piedra ésta no se convierta en un bumerang
que rebote contra nosotros y nos dañe. Es de suma importancia que veamos la
maldad que se amaga en nuestros corazones para así poder emitir juicio justo a
la hora de juzgar el comportamiento ajeno
http://octaviperenyacortina22.blogspot.com
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