dilluns, 28 d’abril del 2014


MATEO 16:11


“¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”

Los discípulos de Jesús se habían olvidado de traer pan. Tal vez ellos pensaban ¿qué comeremos? Jesús aprovecha la ocasión para impartirles una lección espiritual que tenía que ver con el alimento que necesita el alma. Les dice: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos”. No entendieron lo que Jesús les dijo porque tenían la mente ofuscada. Precisaban la dirección del Espíritu Santo para poder coger el sentido de las palabras de Jesús. “¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?”

El Espíritu Santo ejerce su función de interprete y, “entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos”. La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento nos alerta de los falsos profetas que con sus doctrinas equivocadas confunden a quienes los escuchan. El apóstol Pablo nos dice: “Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:0). La pequeña cantidad de levadura que se pone en la masa se expande por toda ella. Al hornearla hace que el pan o la torta sea comestible y dé buen gusto al paladar. Una pequeña dosis de levadura transforma a toda la masa.

La enseñanza que Jesús quiere transmitirnos cuando nos dice que nos guardemos de la levadura de los fariseos y de los saduceos es que debemos protegernos de las falsas doctrinas que siembran los lobos que camuflados de corderos se introducen en las iglesias,  y de Satanás que se reviste de ángel de luz para engañar a los elegidos. Con demasiada frecuencia, desgraciadamente, los falsos pastores consiguen su objetivo de engañar al pueblo de Dios y de inutilizarlo para realizar el ministerio de proclamar el amor de Dios en un mundo que esclavizado por Satanás vive sumergido en las más espantosas tinieblas espirituales.

Guardémonos de la levadura que esparcen los fariseos y los saduceos. ¿Cómo? El Señor ha puesto a nuestra disposición la Biblia que es su Verdad que descubre la levadura de los falsos maestros y podemos protegernos de ella. ¿Buscamos en la Biblia la verdad de Dios? ¿Le pedimos al Padre que el Espíritu Santo que ha enviado para que nos recuerde todas las palabras de Jesús y las grave en nuestros corazones? ¿Somos diligentes en el estudio de la Verdad de Dios para impedir que la levadura de la maldad siga contaminando nuestros corazones y nos destruya? ¿Recuerda el lector como Jesús se deshizo del diablo cuando hambriento por el largo ayuno le tentó con que convirtiese  las piedras en pan? Lo hizo citando la Escritura: “Escrito está. No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4)


NÚMEROS 33:55


“Y si no expulsáis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejaréis de ellos serán como aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitaréis”

No tenemos que conquistar Canaan porque si somos verdaderos cristianos ya estamos en el Reino de Dios aquí en la tierra, antesala del Reino de Dios eterno. Si bien la victoria final ya la consiguió Jesús, nuestro Capitán muriendo en la cruz y siendo resucitado de entre los muertos .En nuestro peregrinaje hacia el Reino de Dios eterno aún quedan batallas que librar. No son escaramuzas en las que se emplean armas de fuego que matan cuerpos humanos, se utilizan armas espirituales para combatir enemigos espirituales.

Para no caer en el error en el que cayeron los israelitas cuando entraron en la Tierra Prometida que no expulsaron a los moradores del país que les fueron como aguijones espinas que hicieron terriblemente dura y desgraciada la ocupación. Debemos librar una lucha espiritual sin cuartel contra el enemigo de nuestras almas que es Satanás. Para enfrentarnos al combate que durará todos los años que el Señor quiera que permanezcamos aquí en la tierra debemos empezar “fortaleciéndonos en el Señor, y en el poder de su fuerza”  (Efesios 6:10). Es decir no debemos confiar en nuestras flacas fuerzas sino en el poder del Señor, el Todopoderoso.

Para enfrentarnos al Enemigo en tan desigual combate debemos  equiparnos convenientemente. No debemos olvidar ningún pertrecho: “Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y  carne sino contra principados, contra potestades, contra gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

El enemigo contra quien debemos luchar es infinitamente superior a nuestras débiles fuerzas. “por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. El apóstol Pablo describe los pertrechos que debe llevar David en su lucha contra Goliat, el enemigo del alma. Los detalles se encuentran en Efesios 6:10-19. Dada la imposibilidad de describir todo el equipo que debe llevar el soldado cristiano, me limitaré a lo básico, sin lo cual la victoria es imposible: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Si no se tiene  fe en Dios y en su Hijo Jesús no vale la pena salir al campo de batalla porque la guerra ya está perdida de antemano. Pero, “fortaleciéndonos en el Señor, y en el poder de su fuerza” podemos salir victoriosos en todas las escaramuzas diarias que debemos librar porque, resistiendo al diablo huirá de nosotros con el rabo entre las piernas.

http://octaviperenyacortina22.blogspot.com

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada