dilluns, 5 de maig del 2014


LUCAS 12:34


“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”

Es una característica de la condición humana intentar mejorar su condición de vida. Estar más sanos, ser más atractivos, más populares, más inteligentes…”El césped del vecino es más verde”.

Russell Crnwell, pastor evangélico fue conocido  por una parábola de su imaginación, titulada: “Acres de diamantes”. La parábola enseña a apreciar y utilizar lo que uno posee. Básicamente trata de un granjero que quiso enriquecerse buscando diamantes. Vendió su finca y empezó a viajar por tierras presumiblemente ricas en estas piedras preciosas. Después de años de infructuosa búsqueda se arruinó y se ahogó en un río.

Entre tanto, el nuevo propietario de la finca encontró unas piedras muy extrañas en el campo. Eran tan raras que cogió una y la puso sobre la repisa de la chimenea. Un día recibió la visita de un amigo y se fijó en la extraña piedra. La cogió, la examinó y se dio cuenta de que se trataba de un diamante en bruto. El nuevo propietario recogió las piedras y se enriqueció.

La lección que se extrae de esta parábola es de que el antiguo propietario nunca se preocupó  de examinar su propiedad para buscar en ella diamantes. Era rico y no lo sabía, ¡qué pena!

No vamos a hablar de tesoros materiales que son poco valiosos porque se destruyen con el paso del tiempo y se hacen inservibles. Los que perduran hasta el día de la muerte, no nos los podemos llevar. Hablamos del tesoro que el ladrón no puede robarnos ni el orín destruir. Nos referimos a la perla de gran precio que por ser única y de una gran belleza  el comerciante vendió todo lo que tenía para poder comprar aquella perla única. La parábola bíblica no se refiere a una perla de las que se hacen dentro del caparazón de las ostras. “Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos.. Racimo de flores de alheña es en las viñas de Engadi, es para mí mi amado” (Cantares1:13,14). Para la enamorada, el amado era único. No había otro igual. El amor hacia su amado estaba encendido en su corazón. Su alma estaba enfervorizado de amor hacia su amado. Para ella no existía otro amado. El amado era su único amor.

¿Somos conscientes de que Cristo habita en nuestro corazón? ¿O somos como el propietario que vendió su finca para ir a buscar diamantes en otras tierras cuando las tenía en su propiedad? Si Cristo habita en nuestro corazón por la fe, ¿por qué   buscamos al Amado allí donde no se encuentra? Buscamos sustitutos en la sicología, en la educación, en la religión. Pero no lo encontramos  Pidámosle a Dios que abra nuestros corazones para que podamos darnos cuenta de que la Perla de gran precio la tenemos dentro y que no tenemos que ir a buscar al Amado en tierras lejanas llenas de oscuridad. Pidámosle a Dios que encienda en nuestros corazones un amor ardiente por el Cristo que se encuentra por el Espíritu en nuestras propias almas.


SALMO 139:23,24


“Pruébame, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el conocimiento eterno”

¿Para que sirven las analíticas? Se utilizan para que el médico pueda saber si el paciente tiene algún problema de salud no detectado, en caso afirmativo poder recetarle el medicamento que curará la dolencia descubierta. Las personas, voluntariamente no sometemos a los inconvenientes de hacernos analíticas porque le damos mucha importancia a la salud física.

Nos importa mucho la salud corporal a pesar de que sabemos de que no la podremos mantener indefinidamente. Las dolencia, los achaques,  son síntomas, indican que hemos de morir.

¿Qué de las analíticas del alma?¿Nos preocupa su salud? Desgraciadamente son muchos quienes viven como si no tuvieran alma y lo único que les preocupa es la salud del cuerpo. Quienes escogen esta forma de vivir no eliminarán las enfermedades que les preocupan y un día, más pronto o más tarde el alma deberá presentarse ante Dios para dar cuenta de todo lo que ha hecho. Una creencia genuina en Dios hace que el alma sea sensible. Por la fe, la persona sabe con certeza que tiene alma y que es sensible a la voz de Dios y deseará hacerse periódicamente analíticas par comprobar el estado de su salud.

El salmista se hace esta pregunta: “¿Quién podrá entender su propios errores? Líbrame de los que me son ocultos?” (19:12). Este hombre de Dios es consciente que dado que posee una naturaleza pecaminosa inconscientemente puede pecar y no darse cuenta de haberlo hecho. Por ello le pide a Dios que le haga una analítica para descubrir lo que se esconde en su corazón y ponga al descubierto si en él hay pensamientos de perversidad. El salmista sabe cual es su condición y no quiere imitar a Adán y a Eva que quisieron esconder su pecado haciéndose delantales cosidos con hojas de higuera. Le pide a Dios que examine su corazón  para que pueda darse cuenta de sus pensamientos malvados  y así pedirle perdón y permitir que la sangre de Jesucristo los borre y así poder transitar por “el camino eterno”

 


 

 

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