DEPRESIONES VENCIDAS
“Más del 50% de visitas que atienden los
Centros de Atención Primaria son por ansiedad o depresión”, es el título que
ocupa todo el ancho de la página. En letra más pequeña se lee: “Los médicos
alertan que la crisis ha hecho aumentar este tipo de enfermedades”.
La
<b>Dra. Teresa Vilá</b> aseguró que esta cifra incluye a pacientes
que llegan a la consulta con somatizaciones de estas enfermedades: Vienen
porque les duele el estómago, sufren migrañas o están contracturados, por
situaciones que se derivan del estrés o la ansiedad”. Según la Organización
Mundial de la Salud en el año 2025 el 25% de la población de los países
desarrollados padecerá alguna enfermedad mental. “Suelen generarse por el
aislamiento, la competitividad y el estrés que hay en estos países teóricamente
desarrollados”
<b>Simon
Castles</b> en su escrito: <i>”Cuando el estrés es más que un dolor
en la nuca</i>, dice. “Hacer patológico (el estrés),en otras palabras
hace triunfar la politización. Las enfermedades individuales apagan la acción
sobre los males de la sociedad. Este proceso no necesita publicidad, funciona
muy bien para mantener el estatu quo. También, indiscutiblemente proporciona
considerables beneficios al capitalismo, ya que un siempre creciente número de
productos y servicios (masajes, libros
de autoayuda, terapias, alcohol, vitaminas, productos farmacéuticos) se venden
a una población derrotada con el fin de ayudarla con el estrés y la ansiedad”.
<b>Simon Castles</b>, añade: “Cojamos un ejemplo de los derrotados:
la madre que está sola y que vemos que lucha en el tranvía. Indiscutiblemente
se beneficiará de un masaje y de un tratamiento en un balneario, si se lo puede
permitir y tiene tiempo. Lo encontrará relajante en un aspecto corporal. Por
esto no se debería permitir pasar por alto las cosas que ayudarían a reducir de
manera considerable el estrés: facilidad en la vivienda, mejores condiciones
para los inquilinos, disponer a precios razonables guarderías, lugares de
trabajo que respiren amistad y familiaridad, sueldos justos, y transporte
público mejor que permita que familias y amigos se puedan relacionar, ya que
evitaría caer en el aislacionismo”.
Indiscutiblemente
en un mundo manchado por el pecado y por el gobierno de Satanás entre
bastidores es imposible convertir la tierra en un paraíso. Ello no significa
que no se tenga que hacer todo lo que esté en nuestras manos para reducir los
factores estresantes. Pero no se podrá evitar su presencia. Si alguien asegura
que se puede recuperar el paraíso perdido en las actuales circunstancias,
miente.
La
medicación del estrés no es la manera más adecuada para combatirlo. Puede ser
la manera más fácil de intentar solucionar el problema, pero la pastilla no
solventa la dificultad, la agrava porque provoca adicción y en algunos casos se
la debe tratar con las dificultades añadidas que la acompañan. A menudo una
situación estresante no se la puede cambiar a corto plazo, por lo tanto debemos
convivir con ella. Si se soluciona la actual se presentará otra nueva. Esta es
la realidad aunque no guste. Darse cabezazos agrava la crisis mental.
Alguien
ha dicho: “No es lo que comes lo que te produce úlceras…es lo que se te come a
ti”. Esto es lo que ocurre cuando interiorizamos lo que es externo. Si lo
guardamos en el alma se convierte en carcoma que la consume, y hace la vida
trágica e insoportable. Lo que está fuera, real o imaginario jamás deberíamos
permitir que nos aterrorizase. Debemos dejarlo allí en donde está, a fuera. En
todo caso intentar hacerlo desaparecer, si ello es posible.
La
realidad es que el ser humano es muy débil. Hoy mucha gimnasia, muchas carreras
atléticas, mucho deporte, pero el alma muy débil. El hombre de hoy olvida
fortalecer el alma y el resultado es un dios con pies de barro incapaz de
afrontar las situaciones externas que intentan abatirlo.
Las
Sagradas Escrituras cristianas comparan al hombre con jarrón de arcilla o de
cristal que es muy frágil. Esta es la situación en que se encuentra el hombre
independizado de Dios: manifiesta con suma claridad su fragilidad. Factores
externos lo golpean y lo dejan fuera de combate. Si no deseamos que las
circunstancias nos abrumen y nos hundan en el estrés, la ansiedad, la depresión
debemos buscar la fuerza interior necesaria, pero no dentro de nosotros donde
sólo encontramos debilidad. Debemos buscarla fuera de nosotros, en Dios que
fortalece al débil y fatigado. Puede encontrar en Él el vigor que necesita
porque “el Dios eterno es el Señor, el cual creó los confines de la tierra. No
desfallece, ni se fatiga con cansancio…Él da esfuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas
fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán
y no se fatigarán” (Isaías 40:28-31).
La
victoria contra la ansiedad, el estrés, la depresión, la angustia se encuentra
en el Señor Jesucristo que invita a los ansiosos, a los estresados, a los
deprimidos, a los angustiados a cobijarse bajo sus alas protectoras para
recibir el descanso que sus almas necesitan.
Octavi Pereña i Cortina
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