dimarts, 22 d’abril del 2014


DEUTERONOMI 4: 15,16


“Guardad mucho vuestras almas…para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen o figura alguna, efigie de varón o mujer”

La Escritura condena rotundamente la idolatría, la adoración de imágenes, porque borra del alma del idólatra al Dios eterno y salvador. No es posible que el alma esté vacía. Si en ella no está presente Dios debe buscar un substituto por la imperiosa necesidad que tiene de adorar a alguien. La idolatría, pero, no es inocua: “Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro Dios” (Salmo 16:4).


El apóstol Pablo nos recuerda lo que les sucedió a los cristianos de Corinto: “Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba a los ídolos mudos” (1 Corintios 12:2). Cuando eran gentiles la cultura imperante los guiaba a la idolatría y se dejaban arrastrar por ella. Ahora que se habían convertido a Cristo, a pesar de la cultura idolátrica del entorno, ya no se dejaban arrastrar por ella. Tenían que luchar, sí, contra las presiones a las que se los sometía, pero por la gracia de Cristo podían resistirlas y adorar a Dios en espíritu y en verdad sin ninguna necesidad de obra de tallista que como obra humana tenían ojos para ver y no veían, tenían oídos para oír y no oían, tenían pies para andar y se los tiene que transportar a cuestas porque no se mueven. Durante la mal llamada Semana Santa, con los muchos pasos que se sacan en procesión se pone en evidencia la verdad de lo que dice la Biblia sobre la idolatría. Todo ello con el consentimiento de la Iglesia católica que estando dominada por la idolatría no puede enseñar a sus fieles lo dañoso que es para sus almas Se podrá objetar en su defensa lo difícil que es hacer desaparecer tradiciones de siglos. Pero la Biblia, que es Palabra de Dios, es tajante: No te harás “imagen o figura alguna, efigie de varón o mujer”


Entre otros, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, encomendándose a la Virgen del Rocío para salir de la crisis. Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, asegurando que Santa Teresa intercede por España. La Escritura prohíbe tales prácticas por dos motivos: a) los idólatras adoran al diablo, el padre de mentira. Si se aprende alguna cosa de tal práctica es todo lo contrario a la sabiduría. b) Los idólatras adoran a un hombre o a una mujer lo cual significa que se apoyan en una caña quebrada que atraviesa la mano de quienes lo hacen.

Mal futuro le espera a España si las autoridades religiosas y políticas buscan la sabiduría en la idolatría, práctica prohibida por Dios.


NÚMEROS 15:37,38


Y el Señor habó a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y pongan en cada franja de los bordes un color de azul”

El Señor sabe lo desmemoriados que somos y la facilidad con que nuestros pensamientos se alejan de Él. Para evitar que nuestra debilidad nos aparte de la Roca (Cristo) que es nuestra fortaleza el señor manda a los israelitas que en los bordes de sus vestidos cosan franjas azules. ¿Servían para hacer bonito dichas franjas? En absoluto, servían para que se acordasen “de todos los mandamientos para ponerlos por obra”.

Las distracciones menudean y nuestros pensamientos se alejan del Señor. El resultado es  un fracaso si no se pone freno a todo ello. Para evitarlo que algo nos recuerde que nuestra mirada solamente debe estar puesta en el Señor y no en aquello que nos distrae de nuestra obligación principal. ¿Por qué no pone la Biblia al lado del televisor que nos recuerde que el Señor es nuestro gozo y nuestra salvación? Cuando nos olvidamos de poner nuestros ojos en el Señor, la atención la depositamos en nuestro corazón engañoso y nos dejamos guiar por nuestros pensamientos perversos que nacen en él. Es por ello que nuestras vidas son un perfecto desastre. Los israelitas cuando miraban las franjas azules que bordeaban sus vestidos apartaban la mirada de sus corazones, con lo cual evitaban prostituirse, es decir evitaban adorar a otro dios. La Biblia depositada al lado del televisor debería producir en nosotros el mismo efecto que las franjas azules en los israelitas, porque, dice Jesús del corazón ”salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, la blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:19,20).

En nuestros días se fomenta la práctica de la meditación que consiste básicamente en relajarse físicamente y mirarse interiormente. Con ello, se dice, se lucha contra el estrés, la enfermedad de moda que es el resultado de vivir exclusivamente pensando en la felicidad adquirida con medios materiales. El resultado de la meditación hoy en uso es la prostitución. La prostitución a la que se refiere la Biblia no es forzosamente tener relaciones sexuales con alguien que no sea el propio cónyuge. Se refiere a la prostitución espiritual, es decir, adorar a quien no es Dios.

Cuando se persigue la felicidad por la felicidad uno se prostituye porque la felicidad se convierte en un dios que esclaviza y destruye. La felicidad es la consecuencia de tener la mirada en Dios, no en el corazón. Por eso es tan necesario hoy tener una Biblia al lado del televisor que nos recuerde cuales son nuestras prioridades.

 

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