dimarts, 19 de novembre del 2013


VIRGINIDAD


En una sociedad saturada de sexo, ¿pueden los jóvenes conservarse vírgenes?

El título del escrito de Matty Silver: “Cuando una virgen es virgen” plantea una pregunta muy interesante. Cuando se habla de virginidad normalmente se refiere a la mujer, al hombre no se le tiene en cuenta. Pero la virginidad es neutra: tanto se le puede aplicar a la mujer como al hombre. Por lo tanto la pregunta también se puede hacer en masculino: ¿Cuándo un hombre virgen es virgen?

Normalmente aplicamos el calificativo de virgen a un hombre o a una mujer que no han tenido relaciones sexuales. Ahora bien, ¿todas las personas que no han tenido relaciones sexuales son vírgenes? Una mujer, excepto que se le  haya roto el himen por ir en bicicleta o por la practica de otro deporte, si se le hace la prueba de virginidad el resultado será negativo aunque sea virgen. Al hombre no se le puede comprobar si su virginidad está intacta. Hoy, con la cirugía reparadora se puede reconstruir el himen roto por la penetración masculina. Entre gitanos y musulmanes que son muy remirados en la cuestión de la virginidad femenina y que es una deshonra familiar que una mujer pierda su virginidad fuera del matrimonio, el himen reconstruido quirúrgicamente puede hacer pensar al novio que ha desflorado a la novia en el lecho nupcial. ¡Llevan unos cuernos tan largos y pesados que no les permite ver la realidad! ¡Contentos y engañados!

Hoy, debido a que se habla mucho de las enfermedades de transmisión sexual se practica el sexo sin coito. ¿Son vírgenes dichas personas? El décimo mandamiento según la Biblia dice: “…No desearás a la mujer de tu prójimo…” (Éxodo 20:17). Creo que este mandamiento ocupa el último lugar en la lista no porque sea menos importante que el séptimo que dice: “No cometerás adulterio” (v.14), sino porque ocupando el último lugar en la lista se le quede guardado en la mente del lector lo que Dios desea que guarde en su corazón: el pecado antes de ser un hecho es un deseo, una intención del corazón.

Vayamos a lo que nos dice Jesús: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27,28). Proverbios, que es un libro que enseña sabiduría  y que va dirigido de una manera especial a adolescentes y jóvenes, con mucha percepción dice: “Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón” (4:23). Jesús confirma este consejo cuando dice: “Porque del corazón salen los malos pensamientos…<i>los adulterios</i>…”(Mateo 15:19).

A lo largo del tiempo debido a los embarazos y abortos de adolescentes, el peligro del SIDA y el incremento de enfermedades de transmisión sexual se han diseñado campañas de educación sexual que han costado mucho dinero al erario público, con el resultado de que los adolescentes  son más vulnerables que nunca. El fracaso de las campañas de sexo seguro promocionando el preservativo han fracasado porque se han diseñado para atacar las consecuencias sin enfatizar que es en el corazón en donde se originan los males que se quieren evitar. Pienso que las iglesias también se equivocan cuando pretenden luchar contra el pecado sexual pidiendo a los adolescentes y jóvenes promesas de continencia sexual que no pueden cumplir porque su condición de pecadores los lleva a fabricar pensamientos que los arrastran a caer en la tentación sexual.

Es evidente que no se pueden cerrar los ojos ante el desenfreno sexual de hoy. Pero no se puede luchar contra esta pandemia con campañas educativas que no llegan al alma de quienes tienen que cambiar su estilo de vida.

Cristo, que es la sabiduría divina, en Proverbios se presenta pregonando desde los lugares elevados, desde los lados de los caminos a que le escuchen: “Bienaventurados los que guardan mis caminos…Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día. Porque el que me encuentra hallará la vida y obtiene el favor del Señor. Pero el que peca contra mí, ama la muerte” (Proverbios 8:32-36). Jesús asegura que es feliz la persona que le escucha y quien para el oído encuentra la vida y obtiene el favor del Señor. El adolescente, por la fe en Jesús se convierte en una persona nueva. El pasado ha desaparecido. Descubre que el sexo ya no le obsesiona y que debe huir “de las pasiones juveniles” (2 Timoteo 2:22) que le asedian. Ahora sabe que no le conviene, pero que no se encuentra solo en su lucha contra “las pasiones juveniles”. Tiene a su lado el poder de Dios que le ayuda a superarlas. El ambiente está saturado de sexo. La publicidad, el cine, Internet…se encargan de encender las pasiones sexuales, que hacen difícil la resistencia, pero no la imposibilitan. Habrá momentos en que las hormonas querrán  jugarle una mala pasada, pero podrá cantar victoria en Cristo que le fortalece.


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