PROVERBIOS 24:16
“Porque siete veces cae el justo,
y vuelve a levantarse, mas los impíos caerán en el mal”
Cuando la Escritura se refiere a los justos no significa que las tales
personas hayan obtenido la perfección a la que han sido llamados a alcanzar. Unos
ejemplos de personas justas que dejaron mucho que desear: Noé se emborrachó,
Abraham mintió, Lot se fue a vivir a Sodoma, David cometió adulterio y
asesinato…No. Según la Biblia los justos son personas a las que Dios declara
justas porque la fe que ponen en Jesús y su obra redentora, la sangre que el
Señor vertió en la cruz los ha limpiado de TODOS sus pecados. Por la fe
en Jesús y en su obra de salvación Dios ve a estos pecadores como si jamás
hubiesen pecado.. Dios pone sobre ellos un velo que le impide ver sus
transgresiones. Pero todavía no son lo que deben ser.
Con la conversión a Cristo y la unción del Espíritu Santo se inicia en
el creyente un proceso de santificación en el cual el creyente participa
activamente para desembarazarse de su pecado. Este proceso de santificación
durará todo el tiempo que el creyente permanezca en la tierra en las actuales
condiciones. El proceso de santificación no es una línea recta ascendente que
se inicia en el momento de la conversión sino una línea quebrada, ascendente,
sí, pero con altos y bajos. Durante este proceso el creyente lucha contra su
naturaleza pecaminosa que persiste en él que intenta impedir que la
santificación siga su curso y ahogar el gozo de la nueva vida que tiene en
Cristo.
El proverbio que comentamos describe muy brevemente el proceso
santificador al que nos referimos. “Siete veces cae el justo, y vuelve a
levantase”.A veces los justos caen en el pecado que les asedia, cuando esto
sucede, erróneamente creen que no son salvos.. Esta creencia es un engaño de
Satanás que no desea que los redimidos disfruten del gozo de la salvación. El
justo cae y vuelve a levantarse con la ayuda de Dios que lo fortalece. Durante
el interminable proceso de caerse y volverse a levantar el justo se perfecciona
y la imagen de Cristo que por el Espíritu Santo mora en su interior se va
dejando ver externamente con mayor intensidad. En el día de la resurrección la
salvación se habrá completado del todo. El alma y el cuerpo del creyente unidos
para siempre. La muerte ya habrá sido definitivamente vencida por la victoria
de Cristo al resucitar. El diablo dejará de hacer de las suyas porque no podrá
salir de las profundidades infernales, lo cual le impedirá tentar a los
redimidos. El día en que Cristo venga en su gloria a buscar a su pueblo será
cuando el proceso de salvación iniciado
en el momento de la conversión habrá llegado a su clímax. Entonces y solamente
entonces el justo será perfecto como el Padre celestial es perfecto. En tanto
este día no llega el creyente día a día se fortalece en el Señor y cuando cae
vuelve a levantarse.
SALMO 4:8
“En paz me acostaré, y asimismo
dormiré, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado”
David empieza su poema clamando
a Dios en la tribulación por la que estaba pasando. No es una queja contra Dios
tal como lo hacemos nosotros tan a menudo: ¿Por qué a mí? El salmista es un
hombre de Dios que sabe que el Señor es misericordioso y bondadoso con aquellos
que confían en Él. El estrés que se hace crónico en nuestras vidas y que tanto
dolor nos causa se debe a que no sabemos nada de nada del Dios misericordioso
que extiende sus alas para que nos
cobijemos debajo de ellas de la misma manera que la gallina las extiende para
que los polluelos puedan encontrar
protección en el momento de peligro.
Así comienza el poema: “Respóndeme
cuando clamo, oh Dios de mí justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste
ensanchar, ten misericordia de mí, y oye mi oración”. Parece ser que es
salmista era acosado por personas que le eran conocidas. Sufría lo que hoy se
denomina bullying: “Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra
en infamia, amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?” Parece ser que sus
conocidos difamaban su buen nombre, su reputación, le acusaban falsamente de
hechos que no había realizado.
Como dialogando por escrito con
ellos, escribe: “Sabed, pues, que el Señor ha escogido al piadoso para sí,
el Señor oirá cuando él clame”. Vosotros podéis acusarme, pero el Señor me
ha escogido a mí, que soy piadoso para
oír mi clamor. Vosotros difamáis mi nombre pero el Señor me acoge en su seno y
me protege. En, el salmo 23, otro poema
de David, escribe: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal
alguno, porque Tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
El salmista metafóricamente compara a Dios con un pastor de ovejas y contrasta
el cuidado que el pastor tiene por sus ovejas con la protección que el Pastor
divino ofrece a las ovejas que dependen de Él, que lo tienen en cuenta en sus
caminos. En definitiva para aquellos que creen en Él.
El insomnio es una dolencia que
actualmente padecen muchas personas. Los acontecimientos del día permanecen
despiertos durante la noche en la mente de las personas. Es algo parecido al
escalofrío que produce sentirse acosado en un sueño y no poder escapar del
perseguidor. David para ayudarnos a escapar de las pesadillas que fabrica
nuestra mente, debido a que Jesús es el Buen Pastor que da su vida por las
ovejas, finaliza su poema con estas palabras que corroboran su confianza en el
Señor que ya manifestó al comienzo del poema: “En paz me acostaré, y
asimismo dormiré, porque sólo tú Señor me haces vivir confiado”.
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