CONSTITUCIONES MUDABLES
<b>Una Constitución que no se puede modificar es la
manifestación de la estrechez de miras de los legisladores que son incapaces de
ver el perjuicio que ocasionan a los
ciudadanos</b>
“La política sin ética es una perversión que termina
estallando en las manos de sus prestidigitadores”, escribió Joana Benet. Para
esta mujer es inconcebible una buena política carente de ética, es decir, de la
capacidad de entre el bien y el mal elegir el bien. Por esto, Eliu, uno de los
amigos que visitaron a Job para consolarlo en su aflicción, se hace esta
pregunta: “¿Podrá gobernar alguien que odia la justicia?” (Job 34:17). Esto nos
lleva a la aseveración que hizo Abraham Lincoln cuando escribió: “Nada es políticamente
correcto que sea moralmente equivocado”. Son muchos quienes han afirmado que la
ética es un factor de capital importancia porque sin ella no se puede gobernar
con justicia y, un gobierno injusto, llámese como se llame, inevitablemente
conduce a la dictadura. La manera de hacer política hoy pone en evidencia la
falta de ética en los gobernantes y la tendencia de convertir a las democracias
occidentales en totalitarismos porque se hacen evidentes los recortes que se
hacen a la libertad individual en nombre de la seguridad nacional y de otras
excusas.
¿Cuál es la causa de la decadencia de las democracias
occidentales y del vertiginoso crecimiento de los partidos ultra? No es otra
que la falta de ética de unos gobernantes que lleva a fomentar la insensatez
que se manifiesta en el aumento de la tiranía aunque vaya envuelta de delicada
seda. El futuro está en nuestras manos y está en nosotros darle la forma que
queramos. Debemos recordar, pero, que el mañana es hoy. Si hoy no empezamos a
enderezar el futuro éste será muy amargo.
La Biblia contiene los relatos de dos tiranos, los medos
Darío y Asuero que se destacaron por lo lejos a que llegaron en su tiranía por
no haber abolido la ley persa que considera irrevocable un edicto real.
Darío se propuso reformar la administración del reino
poniendo al profeta Daniel como director de este departamento tan básico para
un buen gobierno. El resto de los funcionarios no vieron con buenos ojos la
decisión de Darío. Buscando la oportunidad para desbaratar el proyecto del
monarca acusando a Daniel de desleal la rey, “pero no pudieron encontrar
ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado
en él” (Daniel 6:4). El candidato a dirigir la administración del reino era el
ideal, pero con engaño y a espaldas de Daniel los sátrapas propusieron a Darío
que promulgase un edicto que prohibiese que nadie pudiese ninguna petición a
nadie excepto al rey. Seguro que los funcionarios tocaron al ego de Darío:
“Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de
Media y Persia, la cual no puede ser abrogada” (v.8). Cuando tuvieron al rey
atado de pies y manos le dijeron su propósito de deshacerse de Daniel. Al darse
cuenta el monarca de la trampa en que había caído intentó impedir que Daniel fuese lanzado al foso de los leones para ser despedazado
por las hambrientas fieras. “Pero aquellos hombres rodearon al rey y le
dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u
ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado” (v.15).
En el libro de Ester, Aman, visir del rey Asuero le hace
firmar al monarca un edicto condenando a muerte a todos los judíos del reino.
Cuando la reina Ester intercede ante su esposo pidiéndole que revocase un
edicto tan injusto, el rey le dice: “Un edicto que se escribe en nombre del
rey, y se sella con su anillo, no puede ser revocado” (8:8). Edictos
irrevocables son leyes nada provechosas para el buen gobierno y prosperidad de
un país pues ningún documento de fabricación humana es perfecto y por lo tanto
está sujeto a ser a ser modificado.
Sacralizar una constitución y hacerla irrevocable es un atentado contra el
bienestar de los ciudadanos. Incluso las dictaduras más férreas se ven
obligadas a modificar en algún momento u otro el rigor de las leyes. ¡Cuánto
más una democracia debe evitar caer en el error de hacer irrevocable sus
constitución.
En los casos de Daniel y de la reina Ester descubrimos que
apelar a unas leyes injustas e irrevocables que condenaban a muerte a un hombre
y a un pueblo estaba motivado por el odio. Estas leyes se pueden utilizar y de
hecho se aplican para perseguir implacablemente a lo que es diferente y que no
encaja con el modelo que se considera deben ser las cosas: raza, religión,
ideología política, cultura…La Palabra de Dios se ha escrito, entre otras
cosas, para evitar caer en el error de sacralizar y hacer irrevocables leyes
humanas que conducen a asfixiar a los pueblos y en consecuencia a arruinar-los.
Como dejó escrito Publilius Syrus hace siglos: “Es un mal plan el que no admite
cambios”
Octavi Pereña i Cortina
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