dimarts, 5 de novembre del 2013


CONSTITUCIONES MUDABLES


<b>Una Constitución que no se puede modificar es la manifestación de la estrechez de miras de los legisladores que son incapaces de ver el perjuicio que  ocasionan a los ciudadanos</b>

“La política sin ética es una perversión que termina estallando en las manos de sus prestidigitadores”, escribió Joana Benet. Para esta mujer es inconcebible una buena política carente de ética, es decir, de la capacidad de entre el bien y el mal elegir el bien. Por esto, Eliu, uno de los amigos que visitaron a Job para consolarlo en su aflicción, se hace esta pregunta: “¿Podrá gobernar alguien que odia la justicia?” (Job 34:17). Esto nos lleva a la aseveración que hizo Abraham Lincoln cuando escribió: “Nada es políticamente correcto que sea moralmente equivocado”. Son muchos quienes han afirmado que la ética es un factor de capital importancia porque sin ella no se puede gobernar con justicia y, un gobierno injusto, llámese como se llame, inevitablemente conduce a la dictadura. La manera de hacer política hoy pone en evidencia la falta de ética en los gobernantes y la tendencia de convertir a las democracias occidentales en totalitarismos porque se hacen evidentes los recortes que se hacen a la libertad individual en nombre de la seguridad nacional y de otras excusas.

¿Cuál es la causa de la decadencia de las democracias occidentales y del vertiginoso crecimiento de los partidos ultra? No es otra que la falta de ética de unos gobernantes que lleva a fomentar la insensatez que se manifiesta en el aumento de la tiranía aunque vaya envuelta de delicada seda. El futuro está en nuestras manos y está en nosotros darle la forma que queramos. Debemos recordar, pero, que el mañana es hoy. Si hoy no empezamos a enderezar el futuro éste será muy amargo.

La Biblia contiene los relatos de dos tiranos, los medos Darío y Asuero que se destacaron por lo lejos a que llegaron en su tiranía por no haber abolido la ley persa que considera irrevocable un edicto real.

Darío se propuso reformar la administración del reino poniendo al profeta Daniel como director de este departamento tan básico para un buen gobierno. El resto de los funcionarios no vieron con buenos ojos la decisión de Darío. Buscando la oportunidad para desbaratar el proyecto del monarca acusando a Daniel de desleal la rey, “pero no pudieron encontrar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él” (Daniel 6:4). El candidato a dirigir la administración del reino era el ideal, pero con engaño y a espaldas de Daniel los sátrapas propusieron a Darío que promulgase un edicto que prohibiese que nadie pudiese ninguna petición a nadie excepto al rey. Seguro que los funcionarios tocaron al ego de Darío: “Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo para que  no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y Persia, la cual no puede ser abrogada” (v.8). Cuando tuvieron al rey atado de pies y manos le dijeron su propósito de deshacerse de Daniel. Al darse cuenta el monarca de la trampa en que había caído  intentó impedir que Daniel fuese lanzado  al foso de los leones para ser despedazado por las hambrientas fieras. “Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado” (v.15).

En el libro de Ester, Aman, visir del rey Asuero le hace firmar al monarca un edicto condenando a muerte a todos los judíos del reino. Cuando la reina Ester intercede ante su esposo pidiéndole que revocase un edicto tan injusto, el rey le dice: “Un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con su anillo, no puede ser revocado” (8:8). Edictos irrevocables son leyes nada provechosas para el buen gobierno y prosperidad de un país pues ningún documento de fabricación humana es perfecto y por lo tanto está sujeto a ser  a ser modificado. Sacralizar una constitución y hacerla irrevocable es un atentado contra el bienestar de los ciudadanos. Incluso las dictaduras más férreas se ven obligadas a modificar en algún momento u otro el rigor de las leyes. ¡Cuánto más una democracia debe evitar caer en el error de hacer irrevocable sus constitución.

En los casos de Daniel y de la reina Ester descubrimos que apelar a unas leyes injustas e irrevocables que condenaban a muerte a un hombre y a un pueblo estaba motivado por el odio. Estas leyes se pueden utilizar y de hecho se aplican para perseguir implacablemente a lo que es diferente y que no encaja con el modelo que se considera deben ser las cosas: raza, religión, ideología política, cultura…La Palabra de Dios se ha escrito, entre otras cosas, para evitar caer en el error de sacralizar y hacer irrevocables leyes humanas que conducen a asfixiar a los pueblos y en consecuencia a arruinar-los. Como dejó escrito Publilius Syrus hace siglos: “Es un mal plan el que no admite cambios”

 

Octavi Pereña i Cortina

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