SABER
VIVIR
La tarea de los
padres de educar a los hijos es la más importante y la más olvidada
“El día que vas a un quiosco para comprar para tu hijo algo para que se le
pase la rabieta, fomentas el problema”, ha dejado dicho José Miguel Bello. Lo
que nos dice esta cita es que no debe consentirse a los hijos, dándoles todo lo
que quieran y más de lo que necesitan. Se les debe hacer ver que sus deseos
tienen un límite. Se les debe enseñar a convivir con las circunstancias que
toquen, sean placenteras o desagradables.
Debido a un sentido equivocado de la paternidad se
aplica una educación condescendiente que envuelve de algodón a los hijos para
que sean más felices y la vida, con todas sus espinas, no les hagan daño. Con
un paternalismo condescendiente lo que se consigue es convertir a la prole en
flores de invernadero incapaces de resistir a heladas invernales y las sequías
estivales. No están preparados para hacerles frente y cuando las escarchas y
sequedades se presentan se encuentran indefensos sin saber que hacer. A menudo
se inclinan por la salida más fácil que no siempre es la mejor.
Los hijos no nacen enseñados. Se les debe instruir por los senderos de la
justicia. Deben aprender a distinguir entre el bien y el mal para decidirse por
la bondad porque esta decisión, de permanecer en ella, los convertirá en
hombres y mujeres que caminarán con dignidad por la vida con la cabeza bien
alta, sin miedo a las acusaciones malvadas que se les puedan hacer.
El mundo en el que viven nuestros hijos está manchado por el pecado.
Suceden cosas que hacen daño de verdad, no siempre dolores físicos, sino
emociónales. A menudo se sienten traicionados por sus mejores amigos. Se
sienten estafados. Cuando esto sucede, lloran, se encierran en sí mismos. No
duermen. Se les ve cabizbajos, ensimismados. Dispuestos a hacer algún
disparate, tal como lo hizo Gabrielle Joseph, la joven de 16 años que se
suicidó arrojándose desde el andén a la vía al paso del tren. El motivo de esta
decisión mortal fue que un amigo suyo canceló la cita para ir al cine. Quizás
la joven se hizo ilusiones y al sentirse defraudada no supo convivir con una
situación desagradable. Debido a que Gabrielle estudiaba para modelo es posible
que fuese fuerte físicamente, pero endeble emocionalmente. La vida está llena de
desengaños. Es muy posible que los compañeros de estudio de Gabrielle, sus
padres y otras personas que la conocieron se preguntasen: ¿Cómo ha sido posible
que haya cometido tal barbaridad? Si era una joven tan alegre,. Sacaba buenas
notas, estaba tan ilusionada con ser una topmodel. Todo esto era la parte
visible de su personalidad, lo que deslumbra. Su interior, con sus conflictos
no resueltos que la convulsionaban solamente los conocía ella. Aprendemos a
esconder muy bien las tempestades que rugen en las profundidades del alma. Lo
hacemos con tal perfección que nadie sospecha de la turbulencia interior que
sacude la paz emocional.
Con el fin de evitar que niños y adolescentes se decanten por la salida
fácil de sus problema, que no siempre es la adecuada, se debe tener en cuenta
su formación espiritual, educación, sea dicho, generalmente no se tiene en
cuenta porque no se la considera valiosa para el mundo material en que viven,
pero que resulta que es imprescindible para poder caminar serenamente en este
mundo de aflicción. Formación espiritual no consiste en conocimientos generales
de las religiones. Esta es una ventana más abierta al mundo de la cultura.
Formación espiritual, básicamente consiste en mantener una relación íntima con
el Creador por medio de su Hijo Jesucristo. Fruto de esta intimidad, Dios deja
de ser un desconocido de quien se ha oído hablar, pero que no significa nada.
Cuando por la fe en Jesús Dios se hace cercano, la persona asediada por
conflictos íntimos que perturban la paz del alma, puede dirigirse a este Dios
que se ha hecho amigo íntimo, pudiéndole decir: “¡Mira mi angustia y mi fatiga,
ayúdame!” Ahora ya no existe conflicto entre la voluntad divina y la humana que
es la base de la paz mental. La persona que sostiene una estrecha amistad con
Dios por la fe en Jesús traspasa a la espalda de Éste todo aquello que le
agobia. El resultado de esta transacción es que el alma trastornada descansa.
Encuentra el reposo que no le puede proporcionar la sociedad en que vive porque
no sabe donde encontrarlo.
Octavi Pereña i Cortina
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