PERSONAS: NO OBJETOS
“De tal palo tal astilla”, dice el refrán. Lo
que los padres son se transmite a los hijos. No hace falta ser psicólogo de
profesión ni especialista en el comportamiento humano para darse cuenta de que
la juventud está hipersexualizada. Uno se da cuenta de esta situación viendo
como visten las adolescentes y escuchando las conversaciones que sostienen en
las que el sexo ocupa una parte importante. Lo que se enseña a los niños es lo
que por regla general son en la madurez.
En
el mundo del espectáculo hay una mujer: Sarah Burge, que es una contradicción
educativa. Afirma que se siente preocupada por el hecho de que los niños
británicos estén sexualizados. Dice que
es preocupante que las niñas de este país tengan a sus amigos a los 12 años y
que es muy lamentable. En defensa de su modelo educativo Sarah afirma: “El
ejercicio sano de la barra (se refiere a las barras que utilizan las bailarinas
en los clubes) no tiene nada que ver con dormir con diversos chicos y quedar
embarazadas antes de terminar la edad escolar. Nunca permitiré que mis hijas se
comporten de esta manera”.
Es necesario
conocer las trayectoria de Sarah Burge para entender se filosofía educativa, lo
cual no significa que la apruebe. A los 7 años se hizo una otoplastia para
evitar las burlas de sus compañeros de clase. Su pasión por la cirugía estética
nació después de un grave accidente del que estuvo a punto de morir y tuvieron
que hacerle varias operaciones de reconstrucción facial. Debido a carrera en el
mundo del espectáculo y por haber sido conejita Playboy está muy preocupada por
su aspecto físico. Se estima que ha gastado unas quinientas mil libras
esterlinas. Su obsesión por conservar la belleza de su juventud la ha
transferido a Poppy, su hija de 7 años a
quien le ha regalado por Navidad 7.000 libras “porque lo considero una
inversión de cara al futuro, es como ahorrar par educación”. Estas 7.000 libras
van destinadas a que la hija se haga un implante mamario para cuando tenga edad
para hacérselo. Con este concepto que la madre tiene de la belleza no debe
extrañarnos que la hija “le pida cirugía continuamente. Quiere ser guapa y la
liposucción es uno de los medios que siempre deberá tener a mano”.
La
filosofía educativa de Sarah Burge ha provocado reacciones de rechazo. Ante la
disconformidad se defiende: “La gente no puede soportar que mis hijas sean
guapas e inteligentes y que yo a los 50 años tenga un cuerpo fantástico”. He
visto una fotografía de esta mujer conocida como la “Barbie viviente” por
querer parecerse a la famosa muñeca y haberse ataviado a su estilo cuando se
casó por segunda vez. La verdad es que la imagen me hizo llorar. La filosofía
educativa de Sarah Burge es un caso extremo, pero da pie a que se reflexiones
sobre a manera como se educa a los hijos con respecto a la apariencia física.
A
primera vista nos hacemos una idea de las personas a partir de su aspecto
externo., su fisonomía, como visten. No siempre la primera impresión es la
acertada. Tenemos que corregir la idea que nuestra mente se ha hecho. A menudo
las primeras impresiones no son acertadas. Debido a ello tenemos que ser comedidos
y no catalogar a las personas por la primera impresión que nos causan.
Sin
faltar al decoro no debemos destinar demasiado tiempo en nuestra apariencia
física. A la hora de la verdad lo que prevalece es <b>ser</b>. La
historia de Israel ilustra lo que comentamos. Cuando Saúl se presentó ante el
pueblo para ser proclamado rey el pueblo vio que “desde los hombros arriba era
más alto que todo el pueblo” (1
Samuel 10:23). El profeta Samuel el líder espiritual, refiriéndose a quien
sería el primer rey de Israel, dice: “¿Habéis visto al que ha elegido el Señor,
que no hay semejante a él en todo el pueblo?” (v.24). El reinado de Saúl fue un
fracaso. Samuel se encarga por segunda vez de escoger el hombre que debería
suceder a Saúl. Por razones obvias dicha
elección de momento debería permanecer en secreto. Dios envía al profeta a la
casa de Isaí de Belén para ungir como rey a uno de sus hijos. Cuando los
vástagos de Isaí se presentaron ante Samuel, éste fijó los ojos en Eliab y
dijo: “De cierto delante del Señor está su ungido”. Pero el Señor Dios corrige
a su siervo: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque el
Señor no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de
sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:6,7). Si Dios no le
hubiese advertido Samuel habría tropezado dos veces en la misma piedra.
La
enseñanza que debe extraerse de estos textos bíblicos es que no se le debe dar
excesiva importancia al aspecto físico de los hijos, que lo que en verdad importa
es lo que son como personas. Esta es la responsabilidad de los padres :hacer de
los hijos personas que caminen con dignidad mientras estén en este mundo.
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