POLÍTICOS SICÓPATAS
En los corazones de los sicópatas no existe
el temor de Dios
Francesc
Fajula comienza su escrito: “Sicópatas en el poder”, así: “Motorista de
mierda”. “Tú ¿qué pintas aquí? “Si no corriges los objetivos que te he mandado,
te despediré”. “Entra en mi despacho que aquí no te puedo gritar porque hay
gente”. Estas frases son ejemplos reales de conductas abusivas que,
desgraciadamente todavía encontramos en las empresas. Forman parte de una
cultura tóxica alimentada por un perfil muy específico: el de los sicópatas
corporativos”. Fajula se limita tratar el tema de la sicopatía en el campo
laboral. Sus efectos devastadores no se limitan en el ámbito empresarial. Como
si se tratase de una metástasis se extiende hasta afectar a los ciudadanos de
pié y de ahí a los políticos. Llegado a este nivel sus efectos son más
devastadores.
Internet
da esta definición de sicópata: “Persona que presenta un trastorno de la
personalidad caracterizada por la falta de empatía, incapacidad para adoptarse
a los normas sociales y la manipulación del prójimo. En general quienes
manifiestan características sicópatas manifiestan carencia de culpabilidad y de
remordimiento ante el sufrimiento ajeno. Las causas de la sicopatía se explican
por medio de modelos neurológicos y disfunciones neurológicas”. El diagnóstico
oficial que da la Siquiatría es: “Trastorno Antisocial de la Personalidad”. Los
síntomas que se manifiestan son: “Carencia de empatía, ausencia de
remordimiento, manipulación, ausencia de autocontrol, egoísmo, narcisismo,
mentira y engaño, ausencia de responsabilidad”.
La
pregunta que es obligado hacernos es: ¿Es el sicópata una persona que necesita
asistencia médica o alguien que requiere atención espiritual? Si tenemos en
cuenta lo que dice Jesús: “Lo que sale de la boca, del corazón sale esto
contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre”
(Mateo 15: 18-20). Los síntomas del Trastorno Antisocial de Personalidad que
manifiestan los sicópatas que se originan en el corazón perverso del ser humano
que se convierten en las conductas antisociales de los humanos sin excluir a
los políticos. Nos quejamos del incivismo ciudadano que no deja de ser síntoma
sicópata. El Trastorno Antisocial de Personalidad que manifiestan los políticos
es mucho más grave que el incivismo que promueven grupos de rufianes. Tanto los
unos como los otros necesitan al Médico que cura la enfermedad del corazón
espiritual de donde nacen los pensamientos que se convierten en conductas
sicópatas para que haga un diagnóstico acertado. El pecado es la causa de las
conductas sicópatas. Aceptamos que se nos diagnostique: Trastorno Antisocial de
la Personalidad, pero nos negamos en redondo a reconocer que la causa de los
males que nos afectan se deben al pecado. PECADO es una palabra tabú que ni tan
siquiera se desea que se pronuncie, pero es clave para evitar que la sicopatía
se convierta en metástasis que se extienda en la ciudadanía sin excluir a la
clase política.
Reconocer
nuestra condición de pecadores es esencial para que se inicie el cambio del
curso de la Historia. Debido a que todos somos descendencia de Adán tenemos
gravado en el corazón espiritual la condición de pecadores.: “Así que del
malvado sale la maldad” (1 Samuel 24: 13).Poseyendo como poseemos un ADN en que
está grabada la maldad no se puede esperar que demos buenos frutos. Teniendo
como tenemos una naturaleza mala y por no haber llegado al límite de la maldad
podemos dar frutos más o menos buenos, pero malos al fin y al cabo.
Es
evidente que el mundo está de patas arriba y que no podemos ser optimistas y
pensar que si nos lo proponemos podremos cambiar la tendencia. Si la materia
prima es mala o el árbol es malo, ¿cómo podemos esperar que el árbol de frutos
buenos? La clase política ilustra
perfectamente cuál es la condición moral del hombre: bla, bla… Habla con
arrogancia y se enorgullece de sus hechos malvados. ARREPENTIMIENTO es una
palabra que se ha borrado de su
diccionario privado. Una de las características de los sicópatas es la ausencia
de arrepentimiento por haber obrado mal. Una de las doctrinas básicas del
cristianismo es ARREPENTIMIENTO. Sin él no puede darse vida espiritual sana.
Justo al inicio del ministerio público de Jesús, su mensaje puede resumirse en.
“Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4: 17). Los
sicópatas por la dureza de sus corazones son incapaces de reconocer su maldad.
Cuando Jesús dirigiéndose al pueblo llano les dice: “Arrepentíos” significa que
alguna cosa no se ha hecho bien. El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos
de Corintio les dice: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino
porque fuisteis contristados para arrepentimiento, porque habéis sido
contristados según Dios” (2 Corintios 7: 9). Los sicópatas tienen muerto el
sentimiento de culpabilidad. La predicación evangélica acompañada de la
actividad del Espíritu Santo revive el sentimiento de culpabilidad que estaba
muerto y son “contristados según Dios” y, el resultado es que “se arrepienten y
se convierten (a Cristo) y son borrados sus pecados” (Hechos 3: 19).
“El
Trastorno Antisocial de la Personalidad” con el que la Siquiatría ha bautizado
la Sicopatía es curable. El remedio es, y no hay otro, “la sangre de Jesucristo
el Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7). Muerto el perro,
dice el refrán, se acabó la rabia.
Octavi Pereña Cortina
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