RELIGIÓN O CRISTO
La religión sin Cristo es un humanismo más
“Jesús
despidió” (al exendemoniado) “diciéndole: vuélvete a tu casa y cuenta todo lo
que Dios ha hecho por ti. Y se fue por toda la ciudad publicando todo lo que
Jesús había hecho por él” (Lucas 8: 39). El texto bíblico que encabeza este
escrito tendría que hacer reflexionar a todos aquellos que por encima de todo
ponen la religión como piedra del ángulo sobre la que edifican su religiosidad.
El contexto inmediato del texto mencionado
tiene que ver con endemoniado gadareno.
Jesús y
sus discípulos desembarcan en la región de los gadarenos. Nada más poner los
pies en la orilla se les acerca un
endemoniado desde hacía mucho tiempo. El hombre es muy violento, “le ataban con
cadenas y grillos, era impelido por el demonio a los desiertos” (v. 29). A una
persona de estas características, hoy se la recluiría en un manicomio y la
inmovilizarían con una camisa de fuerza. Hoy
los grillos y las cadenas se
sustituyen con sedantes. El endemoniado gadareno no es un mito. Es una persona
de carne y huesos como nosotros que “rompiendo las cadenas era impelido por el
demonio a los desiertos”. Jesús en vez de alejarse de una persona tan violenta,
se le acerca para preguntarle: “¿Cómo te llamas? Y él le dijo: Legión, porque
muchos demonios habían entrado en él” (v. 30). Jesús con el poder que tenía por ser Dios expulsó
la legión de demonios que se habían apoderado de él que “entraron en los
cerdos, y el hato se precipitó por un despeñadero al lago y se ahogó” (v. 33).
El hecho fue tan notorio que se esparció
por la región a la velocidad del rayo. Como siempre ocurre con los
acontecimientos espectaculares, desatan el morbo de las personas. Sin saber
cómo, al instante, una multitud de personas se presentó en el escenario del acontecimiento “y
hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de
Jesús, vestido, y en su cabal juicio, y tuvieron miedo” (v. 35).
No nos
interés la reacción de las personas porque las habrá para todos los gustos. Lo
que nos importa es la relación que nació entre el exendemoniado y Jesús. El
texto nos lo describe: “Y el hombre de quien habían salido los demonios le
rogaba que le dejase estar con Él” (v. 38). Es la reacción natural de alguien
que ha sido libreado de una legión de demonios que desee permanecer cerca de su
Benefactor. En algunos casos de sanidad Jesús dijo a los beneficiados que guardasen
silencio o que cumpliesen con los requisitos
que exigen la Ley de Moisés. En Este caso no fue así. El Señor le dice
al exendemoniado: “. “Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho
el Señor contigo” (vv. 38, 39).
¡Asombroso!
La palabra religión no aparece por ninguna parte. Ni aún la cristiana. La
religión es un humanismo más entre los muchos que existen. Es muy
revelador el encargo que Jesús da a
aquel hombre al que acababa de liberar de la legión de demonios que le
esclavizaban. La orden que Jesús da a aquel hombre que acaba de liberar de la
posesión diabólica desautoriza principalmente a las grandes denominaciones
cristianas con siglos de antigüedad a que no proclamen sus éxitos, a menudo agrandados,
para complacer a su ego.
Las
palabras que Jesús dirige al exendemoniado al llegar al THE END del relato, son
un toque de atención para evitar que tanto judíos como cristianos persistan en
la endémica persistencia de la desobediencia: No queremos escuchar ni tampoco
queremos obedecer. Esta actitud tiene sus consecuencias. El juicio de Dios
llega a todos aquellos que persisten en no escuchar ni obedecer la Palabra de
Dios que Jesús nos hace llegar por medo de los profetas y de los apóstoles que
han quedado registradas para siempre en las páginas de la Biblia. El valor
trascendental de la Biblia nos lo transmite el apóstol Pablo cuando escribiendo
a su discípulo Timoteo, le dice. “Pero tú persiste en lo que has aprendido y te
persuadiste, sabiendo de quien has aprendido, y que desde la niñez has sabido
las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para salvación por la
fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2
Timoteo 3: 14-17).
Desde
Génesis hasta Apocalipsis recorre un hilo de sangre que nos recuerda la
omnipresencia de Jesús crucificado a lo largo de la historia a fin de que cada
hijo/a del Padre celestial “sea perfecto enteramente preparado para toda buena
obra”. La omnipresencia de Jesús a lo largo de la Historia muestra que lo más importante es Él, no la religión
cristiana. La religión aun cuando sea ortodoxa, no salva. Únicamente la fe en
Jesús crucificado y resucitado otorga vida eterna en quienes creen en Él. Este
es el mensaje que Jesús nos manda que anunciemos.
Octavi Pereña Cortina
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