diumenge, 30 de març del 2025

 

SALMO 1:1

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos”

Con estas palabras el salmista nos abre  la puerta que da acceso al libro de Salmos, que contiene 150 poemas escritos por diversos autores humanos, inspirados todos ellos por el Espíritu Santo.  De no haber sido así no habrían tenido espacio en la Biblia.

El salmo que comentamos muestra un contraste entre justos, hijos de Dios e injustos, hijos del diablo. El salmista considera felices a aquellas personas que desde el momento de su conversión a Jesús  no han andado en consejo de malos. Ello no significa que se haya levantado un muro de separación como hacen las sectas perniciosas que obligan a sus seguidores a abandonar toda relación con quienes no pertenecen  a la organización aun cuando sean familiares en primer grado.

La persona que el salmista considera que no anda en consejo de malos no la tiene como ermitaño, que se ha retirado a un lugar solitario alejado del mundanal ruido. Para el salmista la persona que considera bienaventurada lo es aquella que a semejanza del árbol plantado  junto a aguas que frutos abundantes, es aquella persona que mantiene contacto permanente con Jesús que es el agua viva queda vida eterna a quienes creen en Él.

Para el salmista, ¿quiénes son los malos que son “como el tamo que arrebata el viento”? (v. 4).   Indiscutiblemente el archivo de los malos incluye: ladrones, asesinos, violadores, quienes usan la violencia para conseguir sus propósitos…También a las buenas personas (?),  que por no haber cometido fechorías horripilantes creen que son lo que no son. Según la Biblia, por ser todos descendientes de Adán hemos heredado de él la condición de pecadores. Por ello estamos destituidos de la gloria de Dios. Todos estos son  “como el tamo que arrebata el viento”. Estos son los que perecen “en la senda de los malos” (v. 6).

Dios desea que todos los hombres procedan al arrepentimiento. Es por ello que no retira de la tierra  a aquellos que se convierten a Cristo. Permite que permanezcan en este mundo comportándose como luces que resplandecen en la oscuridad. Así como la luz atrae a los mosquitos, la luz que irradian   los creyentes en Cristo sirve para que los incrédulos  que andan  en consejo de malos se sientan atraídos a Cristo por la luz que irradian los hijos de Dios.


 

SALMO 119: 18

“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu Ley”

De vez en cuando se publican ediciones de lujo de la Biblia. Adquirir una de ellas sirve para dar prestigio a nuestra colección privada de Clásicos de la literatura. El embellecimiento de la colección de libros no significa el mejoramiento del alma del coleccionista. Se cuida la colección de libros. Periódicamente se le quita el polvo ¡Ay! Las páginas de la lujosa Biblia siguen inmaculadas. Los dedos de su propietario no la han manoseado. Lo mismo le ocurre a la biblia comercial que nos hayan obsequiado. Tal vez no vaya a hacer compañía a los clásicos de la Literatura porque su humildad desmerecería el orgullo de los lujosos Clásicos. La humilde Biblia ha ido a parar a la oscuridad de un cajón donde se cubre de polvo.

¿Qué diríamos de una persona acomodada que ha ido a menos  debido a la crisis económica que golpea con fuerza, si rechaza un pedazo de pan porque hace dos o tres días que ha salido del  horno? ¿Qué pensaríamos de esta persona? ¿No diríamos que es un necio? Algo parecido  le ocurre a una persona que teniendo en su casa un ejemplar lujoso de la Biblia y, estando hambriento de Dios no la abre para no manosearla. ¿No diríamos que es un necio si hambriento de Dios no abre sus páginas que hablan de Jesús que es el Pan vivo que ofrece vida eterna a quienes creen en él?  

Habiendo nacido como hijos pródigos por el pecado de Adán y habiendo    malbaratado la herencia viviendo perdidamente en esta sociedad de consumo. Desgraciadamente no hacemos como el hijo prodigo de la parábola que habiendo pulido la herencia volvió en sí y recordó lo bien que vivía cuando estaba en casa de su padre. Poniéndose de pie y andrajoso regresó a la casa de su padre.

Jesús es el camino que nos lleva a la casa del Padre celestial. Quiera el Señor que si el lector es un pordiosero espiritual en esta sociedad de consumo que hastía, abra los ojos y vea a Jesús como lo que realmente es: EL CAMINO QUE CONDUCE AL PADRE CELSTIAL. 

 

 

MERITOCRACIA

La meritocracia no es el gobierno de los mejores sino de los aprovechados

La meritocracia elogia la cultura del mérito “porque nos impide valorar a quien de verdad  importa y aporta más a nuestras vidas…Está claro, padecemos una elite   que cree que es lo mejor para hacer llegar al poder en una carrera de esfuerzo y talento que intenta hacernos creer que ha sido justa. No lo es. Y esta elite con su menosprecio por la mayoría provoca un resentimiento que alimenta los populismos”. Los meritocratas  “se han beneficiado de un sistema injusto en donde no existe la igualdad de oportunidades. Además de tratar con menosprecio a la mayoría, estas elites nos han gestionado mal, por esto, la mayoría no se fía de los expertos, sabios, técnicos. Veamos: en Occidente, entre los años cuarenta y ochenta (del siglo XX) sí que generaron prosperidad y una gran clase media, pero desde entonces, la han degradado creando desigualdad: Mire la evaluación de los salarios. En América y en Europa se han desplomado. Por eso avanzan Le Pen, Vox, Salvini” (Michael Sambel, catedrático de Filosofía).

Jordi Gual, profesor del IESE, escribe en su artículo: “Es cuestión de talento”: “cuando la empresa quiere captar talento, es  un objetivo sensato y legítimo, pero tenemos que ser vigilantes. El gran talento condiciona el carácter de las personas, determina su personalidad y no siempre para bien. En las empresas necesitamos personas creativas, brillantes, con talento. Pero sobre todo han de ser personas que tengan bien claro que la empresa es una tarea colectiva, en que participa mucha gente. Colegas que se tienen que respetar,  a menudo ayudar, con el objetivo de obtener entre todos mejores resultaos. Nos hacen falta en definitiva personas con talento, pero también con espíritu de servicio, integridad y sentido del deber. Todo lo que ayude a formar una personalidad equilibrada”. Lo que nos viene a decir Jordi Gual es que los empleados de las empresas tengan las características intelectuales, morales y éticas, necesarias que les permitan formar parte del equipo empresarial sin poner arena en el engranaje que dificulte su buen funcionamiento. Es difícil encontrar personas de este perfil.

Preguntado a un médico francés sobre cuando y como estaba seguro de poder emitir un certificado de defunción. El facultativo respondió: “Fácil, entro en la habitación y si no queda ningún resto de vanidad, la persona indudablemente está muerta”. Perfectamente se puede sustituir vanidad por meritocracia. Son  sinónimos. Lo opuesto a estos sinónimos   es: HUMILDAD. No la humildad que el diccionario define: “virtud cristiana que consiste en el conocimiento de la propia inferioridad”. Sino aquella que por la fe en Jesús y la colaboración del Espíritu Santo hace que el creyente sea partícipe de la naturaleza divina. (Gálatas 4: 19 y 2 Pedro 1: 4). Encontrándose una persona en esta condición es cuando adquieren sentido las palabras de Jesús. “Aprended de mí que soy dócil y humilde de corazón” (Mateo 11: 29). Habiéndose convertido los verdaderos cristianos en hijos de Dios por adopción (Gálatas 4: 5), se hace realidad el texto: “La sabiduría se encuentra en los humildes” (proverbios 11: 2). Los meritócratas han borrado del diccionario la palabra humildad  porque consideran que es la característica de los perdedores. La humildad encarnada en Jesús indica todo lo contrario.

Al Hijo de Dios que no le importó desprenderse de la gloria divina al hacerse hombre en la persona de Jesús. En  los hijos de Dios en quienes Cristo se va formando en ellos, guardando las distancias, abandonan la meritocracia, permiten que la mansedumbre y humildad de Jesús (Mateo 11: 29) se manifiesten en ellos. La sabiduría   y la ética de Jesús sorprendían a sacerdotes  y fariseos porque no había estudiado en la escuela rabínica. La sabiduría y la ética de los hijos de Dios sorprenden a los profesionales religiosos de nuestros días porque no han estudiado en un seminario teológico.

La meritocracia no es exclusiva de los poderosos de este mundo. También cargan con ella aquellos profesionales de la religión que han convertido la iglesia  del Señor en una cueva de ladrones. Fíjese el lector en algunos de los epítetos con los que Jesús describe a los profesionales de la religión de sus días. La descripción es atemporal:

·         “Porque el que se enaltece será humillado” (Mateo 23: 12)

·         “¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas” (v. 14)

·         “¡Ay de vosotros guías ciegos”! (v. 16)

·         “Insensatos y ciegos” (v. 17)

·         “¡Necios y ciegos!” (v. 19)

·         “¡Guías ciegos que coláis el mosquito y tragáis el  camello” (v. 24)

·         “¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas! que sois semejantes a sepulcros blanqueados que por fuera a la verdad se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos, y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera a la verdad os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad” (vv. 27, 28)

·         “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” (v. 32)

Jesús, modelo por excelencia de la humildad porque su Persona la encarna, tiene que sentirse muy airado al ver que quienes dicen son sus representantes aquí en la Tierra se comportan de manera tan inadecuada como lo hicieron sus antecesores en el tiempo que vivió aquí en la Tierra. Las personas y el escenario son distintos, pero el espíritu maligno es el mismo. Cristo es el Juez de siempre. Si no se arrepienten la sentencia será terrorífica.

Octavi Pereña Cortina

diumenge, 23 de març del 2025

 

RELIGIÓN O CRISTO

La religión sin Cristo es un humanismo más

“Jesús despidió” (al exendemoniado) “diciéndole: vuélvete a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Y se fue por toda la ciudad publicando todo lo que Jesús había hecho por él” (Lucas 8: 39). El texto bíblico que encabeza este escrito tendría que hacer reflexionar a todos aquellos que por encima de todo ponen la religión como piedra del ángulo sobre la que edifican su religiosidad. El contexto inmediato del texto mencionado  tiene que ver con endemoniado gadareno.

Jesús y sus discípulos desembarcan en la región de los gadarenos. Nada más poner los pies en la orilla  se les acerca un endemoniado desde hacía mucho tiempo. El hombre es muy violento, “le ataban con cadenas y grillos, era impelido por el demonio a los desiertos” (v. 29). A una persona de estas características, hoy se la recluiría en un manicomio y la inmovilizarían con una camisa de fuerza. Hoy  los grillos y  las cadenas se sustituyen con sedantes. El endemoniado gadareno no es un mito. Es una persona de carne y huesos como nosotros que “rompiendo las cadenas era impelido por el demonio a los desiertos”. Jesús en vez de alejarse de una persona tan violenta, se le acerca para preguntarle: “¿Cómo te llamas? Y él le dijo: Legión, porque muchos demonios habían entrado en él” (v. 30). Jesús  con el poder que tenía por ser Dios expulsó la legión de demonios que se habían apoderado de él que “entraron en los cerdos, y el hato se precipitó por un despeñadero al lago y se ahogó” (v. 33). El hecho fue tan notorio  que se esparció por la región a la velocidad del rayo. Como siempre ocurre con los acontecimientos espectaculares, desatan el morbo de las personas. Sin saber cómo, al instante, una multitud de personas se presentó  en el escenario del acontecimiento “y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio, y tuvieron miedo” (v. 35).

No nos interés la reacción de las personas porque las habrá para todos los gustos. Lo que nos importa es la relación que nació entre el exendemoniado y Jesús. El texto nos lo describe: “Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con Él” (v. 38). Es la reacción natural de alguien que ha sido libreado de una legión de demonios que desee permanecer cerca de su Benefactor. En algunos casos de sanidad   Jesús dijo a los beneficiados que guardasen silencio o que cumpliesen con los requisitos  que exigen la Ley de Moisés. En Este caso no fue así. El Señor le dice al exendemoniado: “. “Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho el Señor contigo” (vv. 38, 39).

¡Asombroso! La palabra religión no aparece por ninguna parte. Ni aún la cristiana. La religión es un humanismo más entre los muchos que existen. Es muy revelador   el encargo que Jesús da a aquel hombre al que acababa de liberar de la legión de demonios que le esclavizaban. La orden que Jesús da a aquel hombre que acaba de liberar de la posesión diabólica desautoriza principalmente a las grandes denominaciones cristianas con siglos de antigüedad a que no proclamen sus éxitos, a menudo agrandados, para complacer a su ego.

Las palabras que Jesús dirige al exendemoniado al llegar al THE END del relato, son un toque de atención para evitar que tanto judíos como cristianos persistan en la endémica persistencia de la desobediencia: No queremos escuchar ni tampoco queremos obedecer. Esta actitud tiene sus consecuencias. El juicio de Dios llega a todos aquellos que persisten en no escuchar ni obedecer la Palabra de Dios que Jesús nos hace llegar por medo de los profetas y de los apóstoles que han quedado registradas para siempre en las páginas de la Biblia. El valor trascendental de la Biblia nos lo transmite el apóstol Pablo cuando escribiendo a su discípulo Timoteo, le dice. “Pero tú persiste en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido, y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 14-17).

Desde Génesis  hasta Apocalipsis  recorre un hilo de sangre que nos recuerda la omnipresencia de Jesús crucificado a lo largo de la historia a fin de que cada hijo/a del Padre celestial “sea perfecto enteramente preparado para toda buena obra”. La omnipresencia de Jesús a lo largo de la Historia muestra  que lo más importante es Él, no la religión cristiana. La religión aun cuando sea ortodoxa, no salva. Únicamente la fe en Jesús crucificado y resucitado otorga vida eterna en quienes creen en Él. Este es el mensaje que Jesús nos manda que anunciemos.

Octavi Pereña Cortina

 

OSEAS 8: 5

“Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejarte, se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron encontrar purificación”

La Iglesia Católica afirma ser monoteísta en su dogma de fe. En realidad, en la práctica, es politeísta igual que el antiguo Israel. La unidad del pueblo de Israel se rompió  cuando reinando Roboam hijo de Salomón, el reino se dividió en dos: Judá el reino del sur e Israel el del norte. Jeroboam el primer rey del recién constituido el nuevo Israel se separó religiosamente del reino de Judá cuya religiosidad estaba centrada en el templo de Jerusalén. Roboam hizo esculpir dos becerros de oro, diciendo: “estos son tus dioses”. La idolatría no es inocua. A pesar que los idólatras pretenden defender su comportamiento diciendo que no adoran a la imagen sino a quien la escultura representa. De hecho, el idólatra se aparta del único Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. El texto que comentamos no puede ser más claro con respecto a las consecuencias de la idolatría. “Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejarte”, ¿de quién? No puede ser de nadie más sino del Dios que los había sacado con brazo fuerte de la esclavitud de Egipto.

Como no habían visto el rostro del Dios Todopoderoso no lo podían convertir en semejanza de leones de oro. Con toda claridad el texto culpa al becerro (el ídolo) de que el reino de Israel se apartase de Dios. La consecuencia de ello fue que “se incendió mi enojo contra ellos”. Dios no acepta las excusas de mal pagador. “Porque de Israel es también éste, y artesano lo hizo, pero no es Dios, por lo que será deshecho en pedazos el becerro de Samaria”  (v. 6). Sí, la cosa no hubiese terminado con la destrucción, del becerro de oro, sin ninguna consecuencia para el rey que ordenó su fabricación, ni para el artesano que lo esculpió, ni para el pueblo que lo adoraba, entonces sería manifestación de que Dios no existe. Entonces sigamos con nuestra adoración de los ídolos que nos hemos fabricado. No tienen ninguna consecuencia punitiva para nadie.

No se confunda el lector. La idolatría tiene  sus consecuencias,  tanto para el idólatra individualmente, como para la nación como colectividad. Hoy hemos convertido la idolatría en una práctica civilizada, ya no adoramos ni a becerros ni a ningún otro animal.  La hemos convertido en imágenes de personas de rostros dulces, revestidas de oro y plata, que no dejan de ser ídolos. El profeta Oseas expone las consecuencias de rendirse a los  falsos dioses: “Porque sembraron viento y torbellino recogerán, no tendrán mies, ni espiga hará harina, y si la hiciese, extraños la comerán” (v. 7).

En la misa católica cuando se lee un texto bíblico le acompaña la coletilla: “Palabra de Dios”. Si un texto bíblico se le considera “Palabra de Dios” es para ser obedecido no para suplantarlo con doctrinas que son enseñanzas de demonios, como lo es la idolatría.


 

PROVERBIOS 24: 10

“Si flaqueas en el día de la angustia significa que tu fuerza es poca”

Las reacciones que manifiestan muchas personas ante los imprevistos de las menudencias que nos asaltan y que no coinciden con los conceptos que nos hemos imaginado cómo tienen que ser las cosas, nos fastidian, nos irritan, son como granos de arena en nuestro corazón. Nos hacen infelices, desgraciados.

De entrada tengo que advertir al lector que el azar no existe. No cae una hoja de un árbol sin que lo permita. No movemos un dedo sin que Dios lo autorice. Las decisiones que toman los políticos, sean para bien o para mal de los ciudadanos, no las toman sin que Dios lo consienta. De momento no entendemos porque Dios permite que ocurran los desastres que menudean. Tenemos que entender que nuestro conocimiento es muy limitado. Que Dios es eterno y que conoce el futuro al dedillo. Todo lo que permite, a pesar que nos pueda parecer desagradable, es para hacernos un bien a pesar que parezca no serlo. Sea hecha la voluntad de Dios nos enseña el Padrenuestro.

La presciencia de Dios ataca directamente a nuestro orgullo que nos hace creer que somos algo y que podemos valernos por nosotros mismos. El texto que comentamos toca la parte más sensible de nuestro ser: flaqueamos en el día de la angustia. Podemos patalear todo lo que queramos. Podemos levantar el puño en alto y blasfemar el Nombre de Dios. Se le puede acusar de canalla, de injusto, de dictador, de intolerante. Podemos desfogarnos a gusto contra lo que  consideramos injusticias de Dios. Él, que es el Inmutable, nos observa  desde el cielo y piensa de nosotros lo desgraciados que somos.

Los días de angustia que el  Señor permite que nos bofeteen tienen una finalidad educadora. Persiguen que nos demos cuenta de lo frágiles que somos sin Él. Mientras persistamos en oponernos a su voluntad no adquiriremos la fortaleza necesaria para salir victoriosos en los días de angustia que tanto nos hastían.

¿Qué es lo que hace que le demos la espalda a Dios y no queramos saber nada d Él? El pecado es el causante de la hostilidad que sentimos hacia Él. A pesar  de que el odio que sentimos hacia Él sea tan intenso, de tal manera nos ama, que el Espíritu Santo inspiró al apóstol Juan a escribir: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16). Hecha la paz con Dios por la fe en su Hijo, el muro infranqueable que nos separaba del Padre celestial ha sido derribado. La incipiente relación amorosa con Dios hace que tengan sentido las palabras de Jesús. “Venid a mí todos los que estáis cargados y trabajados, y yo os haré des cansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí , que soy manso y humilde de corazón, y halaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil, y ligera la carga” (Mateo 11: 28-30). 

 

diumenge, 16 de març del 2025

 

HECHOS 16: 31

“Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”

Así de sencillo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. Ser salvo no implica perfección en el tiempo presente. Significa que todos los pecados, sin descartar ni uno solo, TODOS han sido borrados por la sangre de Jesús (1 Juan 1: 7). El muro de separación entre Dios y el hombre ha sido derribado. Quede claro que el perdón que Dios concede al creyente en Cristo por la fe en su Nombre, sigue siendo pecador. Con una diferencia: Antes de la conversión a Cristo amaga el pecado y se deleitaba en él. Ahora los aborrece y se arrepiente de ellos. El perdón de Dios no es una licencia para pecar impunemente. El apóstol Pablo nos dice: “¿Qué pues, diremos? Perseveraremos en el pecado para que la agracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aun en él? (Romanos 6: 1, 2).

A partir del instante que el pecador se arrepiente de sus pecados y confiesa que es un pecador merecedor del perdón de Dios. Automáticamente entra  en acción el Espíritu Santo, poniéndose   en marcha el proceso de santificación, con lo cual el pecador siente aborrecimiento al pecado y recibe fuerzas para resistírsele. Poco a poco la imagen espiritual de Cristo que reside en el creyente se va haciendo más nítidamente visible. Este proceso de santificación finalizará en el día de la resurrección en que desaparecerá totalmente el más pequeño indicio de pecado.

Durante el proceso de santificación, Jesús en Espíritu reside en el pecador. Jamás le dejará tirado en la cuneta. Puede estar tranquilo porque a pesar que sigue siendo pecador ha recibido VIDA ETERNA, que significa que mantendrá comunión con el Padre celestial por toda la eternidad.

La vida cristiana es muy sencilla. No se necesitan hacer peregrinaciones a lugares considerados santos. No se requieren ceremonias religiosas muy elaboradas que sirven para enaltecer el ego del asistente, haciéndole creer que su participación en tales celebraciones son obras meritorias que le sirven para comprar el favor de Dios. A Dios no se le puede sobornar. Lo único que Dios exige al pecador es: Cree en Jesús y vivirás eternamente.


 

LUCAS 24: 5

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive’ No está aquí, sino que ha resucitado”

El primer día de la semana, muy de mañana, siendo aún oscuro (Juan 20: 1), algunas mujeres se acercaron al sepulcro donde había sido depositado el cuerpo de Jesús. Traían con ellas las especies aromáticas para embalsamar el cuerpo de Jesús. Se encontraron con que la piedra que hacía de puerta del sepulcro había sido removida. “Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús” (v. 3). Estando ellas perplejas por encontrar la tumba vacía, se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes que les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (vv. 4, 5). Cierto es que Jesús murió en la cruz en lugar del pueblo de Dios que tenía que ser redimido de su pecado. Sin el derramamiento de la sangre de Jesús es imposible el perdón de los pecados. Jesús murió. Es un hecho contrastado. el mensaje que los dos ángeles transmitieron a la mujeres que fueron a la tumba donde esperaban encontrar para embalsamar  su cuerpo, lo confirma. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” tendría que quedar gravado en nuestros corazones  y en nuestras mentes para siempre.

Vivimos en un país mayoritariamente católico. Con una Iglesia  socialmente muy influyente. Da la impresión que el texto que sirve de base a esta reflexión no se encuentre en los  evangelios. Cierto es que la iglesia Católica enseña la resurrección de Jesús. Lo hace con poca convicción. A lo largo de siglos de Tradición, la muerte de Jesús ha ido adquiriendo más relevancia que su resurrección: La Semana Santa es una muestra de ello. Las procesiones que se celebran en estos días es una prueba de ello. Ello se nota en los católicos  que muestran una fe débil, apagada,  triste. Parecida a la de aquellos dos discípulos que en el día que Jesús hubo resucitado se dirigían hacia Emaús. Jesús se puso a su lado y les dijo: “¿Qué platicas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y porqué estáis tristes?” (v. 17). Lo estaban porque no habían comprendido que Jesús había resucitado y, a pesar del testimonio de las mujeres que fueron  al sepulcro (vv. 22, 23).

A los dos caminantes a los que se les había juntado Jesús llegan a su destino y obligan a Jesús a cenar con ellos. Estando sentados en la mesa dispuestos a nutrirse es cuando descubren que Jesús ha resucitado. Fíjese el lector en ello: “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron” (vv. 30,31).

Se levantan de la mesa y, a pesar que ya había anochecido,  salen disparados hacia Jerusalén para compartir con los otros discípulos la buena noticia de que Jesús había resucitado (vv. 33-35). Lector, si eres católico ¿sientes el gozo que tuvieron los dos discípulos cuando descubrieron que Jesús había resucitado?

 

 

DEMOCRACIA EN PELIGRO

La democracia se encuentra en la UCI

Quienes se autodenominan “influencers”, sean periodistas, filósofos o simples ciudadanos, hace mucho tiempo que nos advierten que la democracia está en peligro de extinción. Si la democracia no es social, ¿para qué sirve? Democracia significa gobierno del pueblo se ha estructurado de manera que en fechas determinadas los ciudadanos depositan el voto en las urnas. El partido que ha obtenido más votos es el escogido para gobernar. Los ciudadanos contentos y felices porque han cumplido con su deber. La confianza en la democracia está llegando a sus límites. Muchos ciudadanos empiezan a sentirse desilusionados ante el comportamiento de aquellas personas a las que se las autoriza a gobernar gracias a la papeleta depositada en la urna.

No hay efecto sin causa. ¿Cuál es la causa que personas democráticamente elegidas para gobernar lo hagan con tantos tics antidemocráticos? La razón es muy clara. La democracia es un mito. ¿No es una necedad creer que aquellas personas elegidas democráticamente vayan a actuar de manera distinta de los electores? Son muchos. Demasiados, que dicen que el hombre es bueno por naturaleza. Es muy fácil agrandar la mota que hay en el ojo del vecino, a la vez que se es incapaz de ver la biga que hay en el propio.  Los demócratas como el resto de las personas, espiritualmente son cortos de vista. Necesitan ir al oftalmólogo para que les haga una revisión ocular para curar la anomalía.

La alternativa para frenar el crecimiento exponencial de la extrema derecha, no es otra que la teocracia, es decir, el gobierno de Dios. No se alarme el lector. No me refiero a la filosofía política que lleva este nombre, que desgraciadamente durante largos siglos ha gobernado en este país para desgracia de los españoles. Me refiero a la teocracia personal en que los individuos se someten voluntariamente a la autoridad divina y que por la intervención del Espíritu Santo se convierten en nuevas personas que caminan en novedad de vida. Dejan atrás los frutos de la carne que son: “Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas”  (Gálatas 5: 19-21). ¿No son estas la cosas que se manifiestan en aquellos que con nuestro voto les hemos autorizado a que gobiernen? ¡Si a esto le llamamos democracia!

Las características de los demócratas son: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5: 24, 25). Si las características propias de los demócratas son tan caras de ver en la ciudadanía, ¿cómo podemos esperar verlo en las personas que gobiernan gracias a nuestro voto?

El rey en la ceremonia de entrega de credenciales a la nueva hornada de jueces les pidió “estrictas exigencias éticas”, desde “la más estricta independencia”, así como guardar las normas de conducta ejemplares que caracterizan “el poder judicial español”. Alabanzas muchas, sí. Nada de arrepentimiento. Como si la justicia española fuese perfecta. ¡Cuánta miopía!

Vayamos paso a paso. Salomón en una visión general que da del tema que nos ocupa, escribe: “La justicia enaltece a la nación, pero el pecado es el oprobio de los pueblos”. El apóstol Pablo concretando más el tema que nos incumbe, escribe: “Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13: 1). El apóstol que no lo ha dicho todo sigue escribiendo: “De modo que el que se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste, y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrá alabanza de ella. Porque es servidor de Dios para tu bien, pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios para castigar al que hace lo malo” (Romanos 13: 2-5).

No seamos lame culos. Comportémonos  honestamente. ¿El comportamiento general de las autoridades se ajusta al modelo que brevemente nos ha mostrado el apóstol? Incansablemente la clase política no se cansa de repetir hasta la saciedad que se precisa crear un cordón sanitario para frenar el auge que toma la extrema  derecha, ahora favorecido por la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. ¿Creen los políticos que si actuasen como Dios manda, existiría la extrema derecha? Evidentemente no porque no habría resquicio alguno por el que pudiera introducirse. La injusticia es la causa de su existencia.

Muchos textos de la Biblia tratan el tema de la administración de Justicia. Me limitaré a uno solo: “Jueces y oficiales pondrás en todas las ciudades que el Señor tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgaran al pueblo con juicio justo. No tuerzas el derecho, no hagas acepción de personas, no tomes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que el Señor tu Dios te da” (Deuteronomio 16: 18-20). Repito: ¿Cree el lector que si políticos y jueces procediesen conforme a la justicia divina, ¿tendría razón de existir la extrema derecha? ¿Verdad que no? La justicia de Dios, no la de los hombres es la que engrandece a las naciones. Cuando las barbas del vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar.

 

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 9 de març del 2025

 

MATEO 7: 21

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”

El Evangelio es para ser anunciado a todas las personas sin discriminación alguna. Algunos de los oyentes se convierten a una de las distintas denominaciones cristianas. El oyente puede convertirse a una d las iglesias cristianas existentes porque cansado de la religión oficial encuentra más razonables las enseñanzas de la nueva. Una cosa es convertirse a Cristo con todas las consecuencias que conlleva y otra muy distinta convertirse a una religión cristina, sea cual sea la escogida.

Pienso que las palabras de Jesús que tienen como base esta meditación tienen que ver con lo que he escrito. Jesús hace un inciso muy claro sobre esta cuestión: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos”. Son muchas las personas que comulgan con la filosofía del Evangelio porque la consideran muy superior a las otras ideologías que se encuentran en el mercado de la Religión. No lo hace como calienta bancos. Sino como creyente comprometido. Incluso puede llegar a ser predicador. Si tiene  labia, no es difícil. Los humanistas aceptan la  predicación de un humanismo cristiano porque gratifica el ego.

Transcribo íntegramente las palabras de Jesús para evitar que se sienta decepcionado en el día que tendrá que presentarse ante Jesús para dar cuenta de sus actos: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu Nombre, y en tu Nombre echamos fuera demonios, y en tu Nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé. No os conozco, apartaos de mí hacedores de maldad” (Mateo 7: 22, 23).

Duras son estas palabras salidas de los labios de Jesús. Se merecen que el lector les preste la debida atención. Reflexione como se merecen y se convierta, no a una religión cristiana, sino a Jesús. Así no tendrá que oír las terribles palabras: “Nunca te conocí, apártate de mí hacedor de maldad”.


 

SALMO 92: 12

“El justo florecerá como una palmera, crecerá como un cedro del Líbano”

Los árboles para crecer sanos y vigorosos, como todos los seres vivos, necesitan cuidados: Tengan el agua justa que necesitan, tratamientos contra las plagas que los enferman, podarlos para que no tengan ramas excesivas. Así llegado el momento de la cosecha se recojan frutos jugosos que sean las delicias de quienes los coman.

El salmista compara al hombre o a la mujer  cuyos pecados hayan sido lavados por la sangre de Jesús, con una palmera que ha crecido hasta convertirse en un árbol magnífico entre cuyas hojas se guarecen las aves del cielo.

Los justos, así como los árboles, para que den fruto y se mantengan sanos y vigorosos necesitan cuidarse. El salmista describe la manera de hacerlo: ”Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios, florecerán” (v. 13). El lenguaje es simbólico. Conocí a un hombre que me dijo que iba a la catedral a meditar. No le hacía falta hacerlo. Jesús dijo a la samaritana junto al pozo de Jacob: de ahora en adelante cualquier lugar es válido para encontrarse con el Padre para adorarle es espíritu y verdad porque a tales adoradores busca que le adoren  (Juan 4: 23).

Encontrándose el creyente en Cristo en el lugar que sea, sea la oficina, la fábrica, en el campo, en la barca de pesca, incluso en un lugar tan poco romántico como lo es la taza del wáter, en medio de las ocupaciones de la jornada, puede levantar los ojos al cielo y, con solo mover los labios puede pronunciar una oración inaudible que llegará a los oídos del Padre celestial. Dejando atrás la jornada laboral y regresar a su casa podrá recluirse en su habitación y, cerrada la puerta, orar a su Padre que está en secreto, y su Padre que le ve en lo secreto, le recompensará en público” (Mateo 6: 6). Encerrado/a en la habitación sin la presencia de ninguna otra persona se podrá explayar ante el Padre celestial. El Padre escuchará los susurros más inaudibles. La reclusión acompañada de la lectura de la Biblia y reflexionado sobre el texto leído, saldrá del aposento como el cedro del Líbano plantado junto a aguas que da fruto abundante que da gloria al Padre celestial.

Se dice que los hombres y mujeres que llegan a la vejez son pozos de sabiduría. Algunos pueden conseguir vastos conocimientos que lo serán de este mundo que se quedarán aquí en el día del deceso. El salmista anima al creyente a que prosiga su camino fortaleciéndose en el Señor con la esperanza de que “aun en la vejez fructificará, y estará vigoroso  y verde, para anunciar que el Señor que es su fortaleza es recto, y que en Él no hay injusticia” vv. 14, 15). Lo que el creyente en Cristo haya plantado durante su peregrinaje temporal no se perderá porque: “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”  (Apocalipsis 14: 13).

 

 

CORRUPCIÓN INCORREGIBLE

“Inclina mi corazón a tus testimonios, i no a la avaricia” (Salmo 119: 36)

Josep Ramon Correal en su escrito “Legalizar la corrupción” transcribe una cita castiza a la que el anonimato no le quita valor. El periodista escribe: “A veces pienso que no era una locura establecer una “democracia aristocrática”, por la que solamente podían acceder al Senado “titulares de gracias nobiliarias y sus parientes de primer grado” este sistema “garantizaría la imposibilidad del robo de dinero público, por cuanto los elegidos no precisan de la apropiación de fondos indebidos por poseerlos sobrados”.

La corrupción es una enfermedad endémica en la humanidad. El virus de la dolencia se inoculó en el momento en que Adán, el primer hombre de quien todos procedemos, comió el fruto del árbol que el Creador le había prohibido comer. Su desobediencia se conoce como PECADO. Como el pulpo, tiene muchos tentáculos. Uno de ellos es la CORRUPCIÓN que nos saca de quicio.

Los antivacunas no se vacunan porque consideran que las vacunas no sirven para prevenir enfermedades. En el campo del espíritu también se encuentran muchas, demasiadas, personas antivacunas. No quieren vacunarse contra el virus del pecado porque creen que es una artimaña que la sangre que Jesús derramó estando clavado en la cruz para perdón de los pecados del pueblo de Dios y, así arrancar de cuajo el virus del pecado del cual procede la corrupción que tanto daño ocasiona.

Creemos que los recién nacidos son unos angelitos. ¡Son tan hermosos! La idea que los recién nacidos son angelitos es un error. No se ajusta a la realidad que contemplan nuestros ojos. “Se apartan los impíos desde la matriz, se descarriaron hablando mentira desde que nacieron” (Salmo 58: 3). Eso significa que los padres tienen que vacunar al hijo desde el mismo instante que tienen conocimiento que la madre está embarazada.  Intercediendo por el hijo que está en camino ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Una vez nacido, tomándose seriamente la responsabilidad de instruirlo en los caminos del Señor. No es un inyectable lo que se introduce en el cuerpo del recién nacido, sino la Palabra de Dios con la esperanza de que el Espíritu Santo lo selle como hijo de Dios por adopción. Siendo así, la nueva criatura ha sido vacunada contra el virus de la corrupción. Ahora bien, si los padres no se han vacunado contra el virus del pecado porque consideran que Jesús es un mito incapaz de perdonar pecados, ¿quién lo va a hacer?

Una solución que no llega al meollo del problema que tratamos es la enseñanza religiosa en la escuela. Ello permite transmitir conocimientos sobre las religiones, pero no se vacuna a los alumnos contra el pecado por lo que el tentáculo de la corrupción sigue vivo y colendo.

En el mundo existen infinidad de dioses, pero un solo Dios creador del cielo y de la Tierra y de todo lo que en ella hay, sin descartar al hombre. Ese Dios único se ha dado a conocer por medio de los profetas. Llegado el cumplimiento del tiempo lo hace por medio de su Hijo único que se encarna en la persona de Jesús durante su ministerio público que duró unos tres años. Cumplido el tiempo se entregó voluntariamente para morir vicariamente para ocupar el lugar  que les correspondía  ocupar los pecadores que existieron, los que hoy hay y los que habrá mañana, para perdonar sus pecados y darles vida eterna. Una vez el alma de Jesús abandono su cuerpo fue enterrado para resucitar al tercer día. Jesús resucitado encargó a sus discípulos que a partir de Jerusalén llegasen hasta el último rincón de la Tierra enseñando todo lo que Él les había enseñado. Desgraciadamente son muy pocas las personas que creen que Jesús sea la vacuna contra el pecado y que corta el tentáculo de la corrupción. Debido a la escasa respuesta que se da al mensaje de la cruz, el problema de la corrupción que ha motivado a prestigiosos periodistas y filósofos a tratar sobre ella, sin  eliminarla, porque  tratan el fruto y dejan indemne el árbol que lo produce. Sin la conversión a Cristo que hace que el pecador se convierta en una nueva persona que canina en novedad de vida, tendremos que aceptar convivir con la corrupción hasta el final del tiempo. Patalearemos. Hablaremos mal de políticos y jueces. Tendremos  que proseguir la andadura  por el camino que nos lleva a la muerte cargando con la pesada losa de la corrupción.

Octavi Pereña Cortina

 

diumenge, 2 de març del 2025

 

MATEO 11: 29

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”

La periodista le pregunta al cirujano Pedro Barrios: “¿Ha recibido ayuda sicológica? La respuesta es muy significativa: “No, los médicos son poco propensos a buscar ayuda sicológica porque creemos que estamos por encima, esto se tendría que corregir, un baño de humildad nos haría bien”.

La mayoría de las enfermedades mentales se las considera dolencias que tienen que tratarse clínicamente. Muchas de estas enfermedades no son corporales, forman parte del grupo de dolencias sicosomáticas. Es decir, dolencias que se originan en el alma y que repercuten en el cuerpo.

El Dr. Barrios dice que al colectivo médico no necesita ayuda sicológica porque los “médicos son poco propensos a buscar ayuda sicológica porque creemos que estamos por encima, esto se tendría que corregir, un baño de humildad nos haría bien”. La receta que el Dr. Barrios escribe para sus compañeros médicos, no sólo tiene que aplicarse al colectivo sanitario. También tiene que recetarse a todas las personas porque todas sin excepción alguna necesitamos dicha ayuda.

Voy más allá del Dr. Barrios y afirmo que el ser humano por ser descendiente de Adán está espiritualmente muerto en sus delitos y pecados, lo cual le impide afrontar victoriosamente  los interrogantes futuros de la vida. No sabe, ni puede enfrentarse  a ellos victoriosamente porque prescinde de Dios.  Sin Él, edifica su vida sobre un cimiento de arena. Vienen lluvias torrenciales. Soplan vientos tempestuosos que arremeten contra nosotros. Reproducen la Dana valenciana que nos arrasa. Nos falta una buena dosis de humildad para reconocer que necesitamos a Jesús para sobrellevar las inclemencias de la vida. Preferimos ir de Herodes a Pilato. Recibir trompazos por todos los lados antes que reconocer nuestra debilidad y reconocer que Jesús el Hijo de Dios es la Roca que puede dar estabilidad a nuestra vida que nos dará la fuerza para resistir los vientos huracanados sin derribarnos.

“Señor, no retengas de mí tus misericordias, tu misericordia me guarde siempre. Porque me han rodeado males sin número, me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla” (Salmo 40: 11, 12). Jesús con la dulzura que le caracteriza nos dice que no nos preocupemos por lo que comeremos y qué vestiremos mañana. Nos recuerda que el Padre celestial  viste a las flores del campo y alimenta a las aves del cielo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6: 25-34).


 

MATEO 14: 21

“Jesús enseguida les habló diciendo: Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo”

Los discípulos se encuentran en la barca que es azotada por fuertes olas llegada “la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo” (vv.. 25, 26). Aislados en el mar. Embarcados en una barca azotada por fuertes olas. Envueltos de oscuridad. El cielo alumbrado por el resplandor de los rayos. Los oídos ensordecidos por los truenos. Si a todo ello se le añade que los discípulos ven que alguien “viene a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos viéndolo andar sobre el mar se turbaron diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo” (vv. 25, 26). Quien en una circunstancia parecida a esta ¿no se cagaría de medo? Es muy posible que nunca pasemos  por una experiencia parecida a esta. Pero en la vida pasamos por situaciones que nos hacen temblar de miedo.

El periodista le pregunta a la actriz Paz Vega: “  ¿De qué tiene miedo? La actriz le responde: “Decepcionar a mi familia, a mis hijos, del mundo que dejaremos a las generaciones que nos seguirán, a un mundo enfermo y herido. Miedo de hacer años y que de repente   se te presente una enfermedad: en mi vida y en quienes amo. Son miedos que todos tenemos. Cuando eres mayor eres más consciente de ello”. Paz Vega es un vivo retrato  de lo que todos tememos: Miedos que nos hacen temblar ante cualquier imprevisto.

Al saber Pedro que el “fantasma” que andaba sobre las aguas turbulentas del lago era Jesús le dijo: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobe el agua” (v. 28). Jesús le dijo: ”Ven” (v. 29). Descendió  “Pedro de la barca, andaba sobre el agua para ir a Jesús” (v. 29). Pedro cometió un grave error. el mismo que cometemos nosotros. Aparta los ojos de Jesús y los pone en “el fuerte viento, tuvo miedo, y comenzando a hundirse, dio voces diciendo: ¡Señor, sálvame!” (v.30). “Al momento, Jesús extendiendo la mano, asió de él, le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”      (v. 31). Para prevenirnos del miedo ante las situaciones difíciles de la vida que se nos puedan presentar tenemos que fortalecer la fe cuando las aguas de la vida están tranquilas. Es mejor ser previsores. La gimnasia para fortalecer la fe es conservar el amor de Dios condimentado con la oración y lectura y meditación de la Biblia, a solas con el Padre, cerrada la puerta de la habitación. El resultado será un vivir santo y en paz con Dios por la fe en Jesús. No existe otra medicina que nos fortalezca para vencer el miedo.

 

 

LOSAS PESADAS

La fe en Jesús nos libera de las pesadas losas que nos afligen

A marchas forzadas nos estamos convirtiendo en una sociedad drogadicta como consecuencia de las soluciones médicas y farmacológicas a problemas sociales. Ante la más mínima dificultad que se nos presenta, a consecuencia de vivir en este mundo, automáticamente nos auto diagnosticamos: Estoy estresado. Normalmente los sicofármacos que actúan sobre el sistema nervioso central que debilitan la intranquilidad  y la excitación que produce una situación desagradable no pueden comprarse sin receta médica. Hoy, vía televisión,  que es la más rápida para llegar al consumidor potencial, se anuncia que pueden comprarse sin necesidad de receta médica sicofármacos para combatir casos leves. Se empieza por poco pero a no tardar la liberación se aplicará a otros fármacos.

¿Qué ha sucedido para que el consumo de sicofármacos haya crecido exponencialmente? Años atrás la gente era más o menos religiosa. En algunos casos cayendo en la superstición. A pesar que la religiosidad de tiempos pasados era muy superficial se creía en un dios desconocido. Hoy, del fervor religioso de antaño solo quedan residuos. Hoy las iglesias permanecen cerradas. Solamente se abren las puertas  en las horas de los oficios. Cuarenta o cincuenta años atrás uno podía recluirse a reflexionar en la solitud y quietud de una iglesia. Lo cierto es que el concepto Dios hoy ha desaparecido, excepto para blasfemar su Nombre. Pocos creyentes en el Padre de nuestro Señor Jesucristo quedan hoy. Por lo tanto, son muy pocos quienes pueden edificar sus vidas sobre la Roca que es Jesús. La incredulidad de la mayoría hace que edifiquen sus vidas sobre cimientos de arena. Quienes edifican sus vidas sobre cimientos tan instables no pueden resistir las embestidas de las lluvias torrenciales. Ante la más mínima brisa se desploman. La consecuencia de este derrumbe es que individualmente nos convertimos en adictos a los sicofármacos. Las autoridades sanitarias nos alertan del peligro de formar parte de una sociedad adicta a los sicofármacos.

Una sociedad sin Dios carece d la fuerza que únicamente le puede proporcionar el Creador que tan solo con abrir la boca de la nada apareció en un santiamén el imponente sistema estelar que los más potentes radiotelescopios no pueden alcanzar sus límites. Es así como los ateos edifican sus vidas sobre cimientos de arena que un vientecillo basta para que la construcción se derrumbe. Normalmente no son tempestuosas las inclemencias que nos zarandean. Generalmente son cosillas que no son como nosotros quisiéramos las que nos sacan de quicio robándonos la energía que necesitamos para proseguir el camino sin desfallecer. Como quiera que las cosillas nos asalten continuamente, la enervación, la falta de vigor es permanente. El peso de la losa que se va formando sobre nuestras  espaldas se  intensifica.

Una de las pequeñas incidencias que se convierten en pesadas losas que nos achatan  es la estética. Gracias a la publicidad que difunden cánones de belleza que son irreales, a pesar de que van acompañados  de la coletilla: “Porque tú lo vales”, crea el rechazo del propio cuerpo porque el modelo de belleza creado artificialmente mediante programas de retoques fotográficos despierta falsas ilusiones. Si se tiene presente el canon de belleza creado artificialmente se van añadiendo paletadas de mortero que hace que la losa se haga más y más pesada.

¿Cuál es la causa de que las pequeñas nimiedades se vayan convirtiendo en pesadas losas que nos agobian y que nos lanzan al consumo de sicofármacos que nos convierten en zombis? Jesús con palabras sencillas y claras nos da a conocer la causa. Si la receta no se aplica, el remedio no sirve de nada. Por eso le pido al lector que solicite al Señor que le dé ojos que vean y oídos que oigan. Jesús nos avisa de la imposibilidad de servir a dos señores a la vez: A Dios y a la riqueza (Mateo 6: 24). Cuando Jesús se refiere a la riqueza quiere decir todas las cosas materiales que se han convertido en imprescindibles y convertidas en dioses que nos roban el tiempo y la salud mental. Jesús y los dioses materiales no pueden convivir juntos en nuestros corazones. Tenemos que decidirnos por el uno o por el otro. Si preferimos a los dioses, entonces los trastornos mentales que son la consecuencia de adorarlos, no tienen solución. Que Jesús obre en el lector el milagro de darle unos ojos que vean y oídos que oigan. “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer  o que tenéis que beber, ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Los ojos sirven  para ver lo que tienen enfrente. ¿Qué ven nuestros ojos que no le prestamos atención? Que el Padre celestial alimenta a las aves del cielo y viste con gran belleza a los lirios del campo. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué  beberemos, o qué vestiremos? Porque los incrédulos buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas esas cosas”

Jesús termina su lección magistral sobre salud mental, diciendo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el mañana traerá su afán. Baste a cada día su propio mal”. ¡Tan ciegos somos   que no nos damos cuenta de que el Padre celestial provee diariamente el alimento a las aves del celo y viste de belleza extraordinaria a los lirios del campo! ¿No proveerá lo que verdaderamente necesitamos, a nosotros hombres de poca fe?

Octavi Pereña Cortina