BUEN DESEO
La ley es igual para todos
Navidad es una época
ideal para los buenos deseos. El rey como el resto de los ciudadanos está lleno
de euforia. En el tradicional mensaje navideño, creo que pensando más en los
políticos que en los ciudadanos, pide que se evite que se instale el germen de la discordia. La falta de concordia está instalada en todas las
clases sociales. Por la relevancia pública se hace más visible entre los
políticos.
El buen deseo del rey me
ha hecho reflexionar sobre el tema. De entrada fracasará como fracasan la
mayoría de los buenos deseos. Por otro
lado, me temo que los buenos deseos del monarca los dice desde una posición de
superioridad. Es como si nos dijese: “Chicos, eso no se puede sostener. O
cambiáis, o todo se va a hacer puñetas. Es como si el rey no tuviese nada que
ver con la dramática situación en que se encuentra España. Vosotros estáis
saturados de discordia. Yo como estoy libre de ella os recomiendo que os
pongáis las pilas y la mandéis a la buhardilla para que allí descanse tranquila cubierta de polvo y envuelta de telarañas.
Esto no vale, majestad. Usted como descendiente de Adán es un pecador como el
resto de los mortales. Temporalmente, usted goza de unos privilegios que los
ciudadanos estamos muy lejos de poderlos disfrutar. Como usted y los ciudadanos
somos descendencia de Adán nadie está libre de pecado. Ante el Padre de nuestro
Señor Jesucristo todos nos encontramos en el mismo nivel. Ante el Creador, las
clases sociales que hoy nos diferencian y nos separan, desaparecerán. Solo
existe una clase social: pecadores.
Cuando usted, majestad se
dirige a los políticos que eviten se instale el germen de la discordia no puedo por menos que pensar que usted se
excluye. Que el germen en cuestión no le afecta. Por ser descendiente de Adán,
sí que le toca. Jesús que es el Médico del alma, su sangre derramada en la cruz
del Gólgota limpiará todos sus pecados y dejará su espíritu blanco como una
patena. Como corresponsable, en la parte que le corresponde, con la ciudadanía
y la clase política de la grave crisis política, social, moral, que padecemos por
haber dado la espalda a Dios. Sí, usted y todos los ciudadanos tenemos que
reconocer nuestra condición de pecadores. Jesús cuyo Nombre se pronuncia con
tanta vanidad durante la época navideña dejará de ser un personaje mitológico
al reconocer lo que el Nombre significa: “Salvará a su pueblo de sus pecados”. Entonces su majestad no volverá a pedir a los ciudadanos sin
distinción: ”TENEIS que evitar que se instale el germen de la discordia, sino: TENEMOS que evitar que se instale.
Entonces se dará un paso muy importante en la solución de algunos de los graves
problemas que España tiene y que se han enquistado.
Octavi Pereña Cortina
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