SECTARISMOS
DESPIADADOS
<b>Los
sectarismos políticos en parte proliferan por el vacío existente en las
personas que les impide encontrar solución a sus problemas</b>
La
lucha ideológica existente con respecto al concepto Patria puede acabar siendo
un drama si en la contienda no se instala el sentido común. El sectarismo es lo
que prevalece en la confrontación ideológica. Sectarismo proviene de secta,
conjunto de personas que profesan una doctrina religiosa que no se ajusta a la
practicada mayoritariamente. En política los partidos se comportan como sectas
religiosas. Cada uno de ellos tiene una idea distinta d lo que es nación. Cada
uno lo concibe a su manera. Ninguno de
los partidos políticos posee la verdad absoluta. Desgraciadamente, creen que su
parte de verdad tiene que defenderse a capa y espada. Santiago, el escritor
sagrado hace diana cuando escribe. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos
entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros
miembros? Codiciáis, y no tenéis, matáis y
ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y lucháis, pero no
tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal,
para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4: 1-3). El sectarismo político como el religioso son
de índole espiritual y es en este campo en donde debe irse a buscar la
solución.
El
sectarismo es tanto o más nocivo que el Covid-19. Infecta a las multitudes
anulando su sentido crítico. Las convierte en ovejas conducidas dócilmente al matadero.
Lo más grave del caso es que a estas ovejas que se les ha robado el sentido
crítico se convierten en transmisores del virus. Esto puede ser una de las
causas que un personaje tan oscuro como <b>Donald Trump</b> que a
pesar de haber perdido las elecciones
haya conseguido doce millones más de votos que en las elecciones del
2016. Se necesita mucho sentido común para evitar que el sectarismo político
extremista nos lleve a una situación de la que todos vamos a salir perdedores.
El
sectarismo político extremista idolatra el concepto Patria, Nación y lo
objetiva alrededor de un símbolo: la bandera, que no es nada más que un trapo
de diversos colores hasta el punto de divinizarlo. ¿Qué es besarla sino
convertirla en un dios? Este dios, que no es el Padre de nuestro Señor
Jesucristo que es Dios de amor, utiliza la bandera para sembrar odio en los
corazones de quienes la veneran. El salmista intenta abrirnos los ojos para que
nos demos cuenta de lo insensato que es divinizar el concepto Patria y a la bandera
que la representa: “Levántate, oh Señor, no se fortalezca el hombre, sean
juzgadas las naciones delante de ti. Pon, oh Señor, temor en ellos, conozcan
las naciones que no son sino hombres” (Salmo 9: 19,20). Según el salmista el
concepto Patria es una entelequia, una cosa imaginaria y perfecta que no tiene
realidad objetiva. Es decir, no hace falta la confrontación para defender algo
inexistente. “Hay un camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino
de muerte”
(Proverbios 16: 25).
El
orgullo que ciega los corazones de los extremismos políticos es un mal
consejero a la hora de la toma de decisiones de Estado que deberían tender al
bien común sin excluir a nadie. Debido a que el sectarismo extremista es de
origen espiritual, se tiene que ir la Padre de nuestro Señor Jesucristo que es
AMOR destruya el odio que caracteriza el sectarismo despiadado.
<b>Bernard
Shaw</b> hizo esta declaración:
“Jamás existirá un mundo tranquilo hasta que no se extermine el patriotismo de
la raza humana”. Pienso que esta declaración debería matizarse. El patriotismo
sensato, que no es excluyente, que respeta las opiniones del otro como desea
que las suyas también sean respetadas es enriquecedor y beneficioso para las
naciones que lo aceptan y lo practican, por la sencilla razón de que la verdad
absoluta no es patrimonio de ningún ser humano. Siendo todos cortos de vista,
la colaboración ayuda a ver con mayor claridad la problemática y facilita
encontrar soluciones que beneficien a
todas las partes. La precipitación a la hora de tomar decisiones con el
propósito de derrotar al opositor político puede enaltecer el amor propio, pero no es bueno
para solucionar los problemas que afectan a rodos los ciudadanos.
Indiscutiblemente
debe amarse el terruño en que uno ha nacido y ha forjado su identidad. El amor
a la patria chica en la que se ha nacido no debe excluir a nadie que desee
asentarse en él. La recepción de forasteros exige un requisito. Los recién
llegados deben aclimatarse a los usos y costumbres de los nativos. Con la
aportación del recién llegado se va formando, sin convulsiones peligrosas, una
identidad que se renueva permanentemente para beneficio d todos. El amor de
Dios es el antídoto contra el odio que envenena las relaciones sociales impidiendo
que la convivencia se convierta en un campo de batalla del cual todos salen
perdiendo. La que no edifica destruye. Más pronto o más tarde los sectarismos
despiadados arruinan a los pueblos a los que dicen amar.
Octavi Pereña i Cortina
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