EPIDEMIA DE SUICIDIOS
<b>La
lectura de libros que no dan sentido a la vida
más pronto o más tarde llevan a la conclusión que la vida no vale la
pena vivirla</b>
La
periodista <b>Ima Sanchís</b> le pregunta a la escritora
<b>Abigail Thomas</b>: “¿Cuál es la pregunta más terrible que se ha
hecho”. La escritora que perdió a su marido en un accidente, responde: “Si
pudiese volver atrás y hacer que el accidente de Rich no se hubiese producido,
¿lo haría?…Dudé y sentí que no merecía vivir”.
El 10
de septiembre se celebra el Día Internacional del Suicidio. En esta fecha los
medios de comunicación se encargan de hablar de este tema hasta el cansancio.
Después, el interés informativo decae hasta llegar al olvido. Silencio hasta el
próximo 10 de septiembre que es cuando
se vuelve a hablar hasta el hastío del suicidio.
Coincidiendo
con la celebración de este año 2023, “el Consejero de la Generalitat Manel
Balcells dijo que quieren intensificar la prevención del suicidio y ha
anunciado que ofrecerán atención sicológica a las familias de personas que se
hayan suicidado y también a los que sobreviven” (Redacción de La Mañana,
8/09/2023). En el año 2022 en Cataluña se suicidaron 607 personas, un 5% más
que en el año 2021. El Consejero Balcells dijo: “Nadie es capaz de decir qué
pasa exactamente, pero estamos convencidos que tenemos que actuar al máximo
para que no pase. Se dan manera de hacerlo, la prevención del suicidio es una
de estas herramientas. Tenemos que intensificarlo y tener esta visión
multifactorial”. “El hombre propone y Dios dispone”, dice el refrán.
La
Biblia nos relata dos casos d suicidio y otros dos de intento. Cada uno de
ellos aporta detalles que nos ayudan a entender por qué algunas personas se
suicidan y otras lo intentan. <b>Ahitofel</b> fue consejero del rey
David. Cuando <b>Absalón</b> hijo de David se rebeló para
apoderarse del trono de su padre, Ahitofel se puso al servicio del hijo
rebelde. “En aquellos días el consejo que daba Ahitofel era como cuando alguien
consulta la palabra de Dios” (2 Samuel 16: 23). Ahitofel aconsejaba al
usurpador del trono cómo poder derrotar a su padre fugitivo. El consejo que dio
Ahitofel era el adecuado pero fue desechado por el que dio Huxiai. Entonces
Ahitofel herido en su amor propio, “cuando vio que no se había seguido su
consejo, albardó el asno y se levantó y se fue a su casa, y se colgó y murió”
(2 Samuel 17: 23). El profeta <b>Elías</b> obtuvo una gran victoria
sobre los profetas de Baal. La reina Jezabel le amenazó de muerte y huyó. “Se sentó
debajo de un enebro, y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la
vida” (1 Reyes 19: 4). El nombre del profeta <b>Jonás</b> es bien
conocido. Dios le envía a Nínive a predicar el mensaje de arrepentimiento. Al
ver que la ciudad no iba a ser destruida, el profeta se enojó con Dios por
haber manifestado misericordia a la ciudad impía: “Ahora pues, te ruego que me
quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida” (Jonás 4: 3).
<b>Judas</b> que vendió a Jesús por treinta monedas de plata, “al
ver que había sido condenado tuvo remordimiento…lanzó las piezas de plata dentro del santuario, se retiró, y
se colgó” (Mateo 27: 3-5). El amor propio herido, el miedo, la rebeldía contra
Dios, el remordimiento que no va acompañado de arrepentimiento, son sentimientos
que inducen al suicidio o al intento.
E
Consejero Balcells promete la prevención de los suicidios como herramienta para
evitarlos. Tenemos que hacernos la pregunta: ¿Las herramientas sicológicas
llegan al corazón del problema? Digo que no. Afectan al cerebro, sí, pero no al
espíritu que es donde se forjan los pensamientos suicidas.
Si la
naturaleza humana fuese la misma que tenía Adán antes de la Desobediencia, hoy
no hablaríamos de suicidio. No existiría ninguna interferencia en nuestras
relaciones con Dios porque el pecado que causa la separación con Dios no
existiría. Tampoco Satanás que nos incita a hacer el mal no ejercería ningún
poder en nosotros. Hoy, el paraíso sólo existe en la imaginación de las
agencias de viajes que venden paraísos inexistentes. Tan pronto llegamos al
paraíso por el que hemos pagado el precio que se nos ha pedido, exclamamos:
¡Caray, qué bonito! Pasado el impacto que nos ha provocado la belleza del
paisaje por el cual hemos pagado el precio que se nos ha pedido, descubrimos
que no es nada más que un bello paisaje que forma parte de la Tierra que Dios
ha maldecido por el pecado de nuestro padre Adán.
Debido
a que Adán desobedeció a Dios comiendo el fruto del árbol prohibido, el Señor
dijo al insubordinado: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste
del árbol del que te mandé diciendo: No comerás de él, maldita será la Tierra
por tu causa, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y
cardos te producirá” (Génesis 3: 17, 18). El sufrimiento, la guerra, la
adversidad, el miedo…son inseparables como la propia sombra. Dios que es
setenta veces siete misericordioso le dice a Eva que incitó a su marido a
pecar: “Pondré enemistad entre ti (Satanás) y la mujer, y entre tu simiente (la
de la serpiente) y la simiente suya, éste (Jesús) te herirá en la cabeza, y tú
le herirás en el talón” (Génesis 3: 15). Es
el primer anuncio del Salvador que en la persona de Jesús que es el Hijo
de Dios moriría en la cruz para salvación del pueblo de Dios de sus pecados” (Mateo
1: 21):
Para
los incrédulos la pesada carga que tienen que acarrear es demasiado pesada. La
fe en Jesús como Salvador, no como mito folclórico, es el secreto para que el
afligido goce de un banquete permanente. Este es el mensaje que la Iglesia tiene
que proclamar en voz alta: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras
almas, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 28, 29). Quien
cree este mensaje la palabra suicidio ha sido borrada de su mente.
Octavi Pereña i Cortina
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