LIBERTAD ESPIRITUAL O SENSUAL
<b>El
objetivo de la educación es formar personas que sepan gobernarse por sí mismas y que no sean
controladas por otras</b>
Pienso
que es una necesidad urgente que nos paremos a reflexionar sobre este texto que
forma parte de la entrevista que <b>Ima Sanchís</b> le hizo al
ensayista <b>Amador Fernández-Sabater</b>: “Sí, existe una disputa
para atraer nuestra atención. Hoy es para la economía y la política, nuestra
atención es el bien principal…La libertad es ir más allá de las opciones que
hay y ser capaces de conquistar alguna cosa que no es…En primer lugar es
rechazar lo que existe, no conformarnos con lo que nos viene dado, sino
trascender a la búsqueda de algo que todavía no existe. La libertad no es posesiva…No
es algo que ya existe y que yo deseo, es el esfuerzo de rechazar lo que existe
para alcanzar otra cosa. La libertad es trasformación…haría falta ver si la
libertad de escoger entre centenares de opciones de series e información es tan
cómoda como se la presenta, porque después los estudios nos revelan que el
ansiolítico es el fármaco más consumido”.
La
pregunta que tenemos que hacernos y que es necesario darle respuesta es: ¿Qué
es libertad? <b>Amador Fernández-Sabater</b> trata el tema desde la
premisa estrictamente consumista. Considera que la libertad es ir más allá delo
que ya se tiene para ir a buscar lo que no se posee. Estamos en manos del
consumismo compulsivo que nos hace creer que somos libres porque escogemos
cosas nuevas que se crean para que seamos felices. Sin darnos cuenta caemos en
las manos del consumismo apremiante que nos lleva al ansiolítico, el fármaco
más consumido. Tenemos la libertad de poder escoger entre cien y una mil
novedades deseables que nos llevan a la esclavitud del consumo apremiante de
pastillas de la felicidad que en vez de
hacernos felices nos destrozan emocionalmente. La verdadera felicidad no
consiste entre poder escoger un objeto u otro. Entre viajar a Canadá o México.
Esta libertad que disfrutamos únicamente nos permite escoger entre maneras de
complacer nuestra sensualidad. Como las elecciones no satisfacen nos vemos
obligados a buscar emociones más fuertes que nos colapsan emocionalmente. Es
como perseguir el viento. Tan pronto cierras el puño no queda ni rastro. Es un
esfuerzo insatisfactorio alimentar la sensualidad. Ello es vanidad y aflicción
de espíritu. En vez de ser personas que saben gobernarse por sí mismas caemos
en las manos de titiriteros que mueven los hilos a placer.
Dado
que somos descendientes de Adán y herederos de su pecado estamos programados
para escoger únicamente aquello que contribuye a ratificar la sensualidad. Pero
el alma que forma parte de nuestra persona al ser espiritual no la cuidamos
porque al ser invisible decimos que no existe. Error que no nos permite salir
del callejón sin salida en que nos encontramos.
Nicodemo,
que se consideraba estricto cumplidor de la Ley de Moisés que había convertido
la práctica religiosa en una manera de satisfacer su sensualidad no estaba
satisfecho con el resultado de su extremismo religioso. Atraído hacia Jesús
porque sus enseñanzas tenían más autoridad que las de los escribas (Mateo 7:
29) y porque sus señales nadie podía hacerlas de no ser que Dios estuviese en
Él (Juan 3: 2). De noche para o ser visto, fue a encontrarse con Jesús. Éste le
dijo: “Si no naces de nuevo no puedes ver el reino de Dios” (Juan 3: 8). Lo que
Jesús le viene a decir a Nicodemo es: Tú práctica extremista de la
religión no es nada más que gratificación
sensual disfrazada de piedad. En tanto
sigas estando obsesionado con la práctica extremista se la religión eres
incapaz de ver lo que no ves: la
espiritualidad genuina. Es por esto que Jesús intentando abrirle los ojos para
que viese lo que no veía le dice al fariseo extremista: “De cierto, de cierto
te digo, que el que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es” (Juan 3: 5, 6).
Durante
la conversación Jesús transporta a Nicodemo, al desierto cuando salidos de la
esclavitud egipcia con la ayuda de la mano poderosa de Dios los israelitas
peregrinaban con destino a la Tierra Prometida: “Y como Moisés levantó la
serpiente en el desierto” (v. 14a). A los israelitas, como era su costumbre, no
les gustaban las bendiciones que recibían de Dios. Se quejaban porque querían
que el Señor les bendijese a su gusto. Creían que eran más sabios que Dios. No
entendían que los caminos y los pensamientos de Dios son más altos que los suyos
(Isaías 55: 8, 9). En respuesta a su rabieta: “El Señor envió entre el pueblo
serpientes ardientes que mordían al pueblo, y murieron muchas personas de
Israel” (Números 21: 4-9). El castigo que les infligió Dios movió a los
israelitas al arrepentimiento y le pidieron a Moisés que intercediese por ellos
ante el Señor. Dicho y hecho. La respuesta que Moisés recibió fue: “Hazte una
serpiente de bronce, y ponla sobre una asta, y cualquiera que fuese mordido y
mirase a ella, vivirá”.
Jesús
interpreta a Nicodemo el significado de la serpiente de bronce: “Y como Moisés
levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda más tenga vida
eterna” (Juan 3: 14, 15). El nuevo nacimiento que abre los ojos a una
espiritualidad genuina es el resultado de la fe en Jesús que muere en la cruz
para salvación del pueblo de Dios de sus pecados (Mateo 1: 21). Que el mensaje
que Nicodemo recibió de Jesús en su visita nocturna caló en su corazón se pone
de manifiesto cuando en la hora de enterrar al Crucificado: “Nicodemo, el que
antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y
áloes, como cien libras. Y tomaron, pues el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en
lienzos con especies aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.”
(Juan 19: 39, 40). “Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí
vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la
envié” (Isaías 55: 11).
Octavi Pereña Cortina
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada